Hola. Bienvenidos al primer post de Movilandia.
Este es un blog que nació, en rigor, hace mucho tiempo. Algo más de una década. Viene de un asombro que surgió entonces, cuando me encontré frente a una de las primeras computadoras de bolsillo (una Palm Pilot 5000) y que, por suerte, no cesó: el impacto maravilloso de poder tener, en la mano, una computadora que entra en cualquier lado (dato nerd: la diseñaron para que entrara en el bolsillo de una camisa).
Esa mini computadora, y sus descendientes, son absolutamente personales y hacen cosas cada vez más impresionantes. Permiten llevar una discoteca entera, ver películas, hablar con gente del otro lado del mundo, intercambiar mensajes a lo pavote con apenas un par de clicks y listo. Sin esfuerzo aparente, sin costar una fortuna. Hacen que uno, de algún modo, viva en una atmósfera de ciencia ficción todos los días.
Pero hay más: hay 4600 millones de líneas de telefonía móvil. Dos tercios del planeta tienen teléfono. No como un objeto de lujo, ni un pasatiempo. Es una herramienta de comunicación, de trabajo y, para muchos, su más íntimo aliado. Estén en Buenos Aires, Nueva York o en un pueblo de Africa donde es la única tecnología digital.
De hecho, no hay otro dispositivo que esté tan difundido; ni la televisión, ni el auto, ni la PC. Y hay más: hoy hay más conexiones a Internet hechas desde los móviles que desde las PC.
El celular cambió todo y todos: el lenguaje; la manera de comunicarnos; de organizarnos; de compartir historias; de entretenernos; y hasta relegó el reloj pulsera a una función meramente estética.
Aun así, se trata de una computadora, y como tal tiene sus bemoles y vericuetos, por mucho que los fabricantes se esfuercen en simplificar su uso.
Mi contacto con esta tecnología arrancó con una palmtop, sin ser un celular, pero el smartphone es su evolución lógica. Miren si me habrá impresionado la Palm, que la primera nota que publiqué en el diario fue sobre estos equipos. A lo largo de estos años cambiaron las marcas y las prestaciones, pero esa primera fascinación me sigue durando, y es lo que voy a intentar reflejar en el blog. Los espero.