Todas las personas guardan memoria de sus vidas. Algunos acontecimientos, vivencias, recuerdos, son más significativos que otros y algunos permanecen ocultos hasta que algún suceso los hace aflorar. Casi todos conservan un denominador común: el más primario, universal y propio de todos los seres humanos. El sentimiento del amor.
Hace unas semanas recibí un mail de la actriz Rita Terranova, cuyo contenido disparó la idea de esta sección. La historia de amor de su nona Rita, que aquí transcribo.
Mi nona Rita, madre de mi padre, era una mujer áspera, siempre enojada, incapaz de derramar una lágrima ante el dolor o, por lo menos, eso parecía. Había llegado a Entre Ríos junto a su padre Don Vicenzo Belleza. Creció en el pueblo donde después nacería papá, y rápidamente aprendió, de mi bisabuelo, el oficio de panadera y repostera.
Eran dueños de la confitería del pueblo, “La Nueva Italia”, donde amasaban y horneaban para delicia de esos entrerrianos que recibían a los inmigrantes con hospitalidad. Al mediodía servían un almuerzo que Rita preparaba.
Entre los muchos comensales había un criollo, entusiasmado con los tallarines al filetto que cocinaba mi abuela. Morocho, guitarrista y poético, no tardaría en conquistarla. Por las noches, bajo su ventana, hablaban y se confesaban. Al día siguiente, ella le preparaba su plato preferido.
El padre de ella se negó al noviazgo. Había que seguir la tradición, no mezclar las razas. Así es que acordó el matrimonio para mi abuela con un siciliano, muy alto y muy parco. Cayetano Terranova, mi abuelo.
Rita, sumisa a la decisión paternal accedió a casarse, para no desobedecer el mandato paterno. Su corazón se quebró al contarle esto a su enamorado. El del criollo también.
A la salida de la Iglesia, el día de su boda, mientras ella caminaba hacia la puerta junto a su flamante marido, una figura se instaló en la entrada. Era el criollo, que apuntando con un revólver en su sien, se disparó un tiro que lo dejó sin vida.
Esta historia, con algún que otro detalle más, fue lo que me contó mi nona, una tarde, mientras me enseñaba la receta familiar de la salsa al filetto. Ese día de Ritas, y cumpliendo con el rito de cocinar, mi nona, mi tocaya, mi abuela, me contó el secreto de su infinita tristeza. En algún momento, en algún instante, cada vez que preparo esa salsa, recuerdo a mi nona y su frustrada historia de amor.
Alguna vez mis ojos se llenaron de lágrimas. Cuando se lo conté me dijo que también le pasaba. Pero que no era por el recuerdo, sino, seguramente por la cebolla, que siempre la hacía llorar.
Rita Terranova
Fideos al Filetto de la Nona Rita
Una historia que nos lleva a tantas otras de amores frustrados y una receta transmitida de una abuela a su nieta, entre lágrimas de cebolla y recuerdos enamorados.
Ingredientes
2 latas de tomates
1 cebolla
2 dientes de ajo
Sal, orégano, ají molido, pimentón, pimienta a gusto
1 cucharada de aceite de oliva
Agua, cantidad necesaria
Preparación
En una sartén grande calentamos la cucharada de aceite, a fuego mediano. Agregamos los dos dientes de ajo, bien picados y la cebolla, picada en cuadrados muy pequeños.
Rehogamos, hasta agregar los tomates, sin semillas, cortados y picados y el agua de los tomates. Bajamos el fuego a mínimo, agregando la sal y los condimentos. Revolvemos cada tanto, hasta que la salsa espese.
Agregamos agua en pequeñas cantidades para continuar la cocción y evitar que se queme.
El tiempo de preparación es de 1 hora, más o menos. Aconsejo ir probando la salsa a medida que se cocina, hasta obtener el sabor deseado.
Desde hace un tiempo, proceso la preparación una vez fría, para lograr mayor delicadeza en la textura (pero este detalle no me lo recomendó mi nona). El secreto de esta salsa es el tiempo de cocción, la intuición del que la prepara, para reconocer el sabor justo.
Rita Terranova palpita el estreno de la obra teatral Sol de Noche, de Cristina Escofet, dirigida por Francisco Javier junto a Pablo Arias, Emma Ledo e Ingrid Pelicori, en el Teatro Cervantes, a partir del viernes 8 de febrero.
Rita Terranova en una escena de Sol de Noche
OTRAS HISTORIAS DE AMOR PARA EL 14 DE FEBRERO, DIA DE LOS ENAMORADOS.
Para celebrar San Valentín, muchos restos y bares agasajan especialmente a sus comensales.
LA LOCANDA ofrece, en su restaurante de cocina cien por cien italiana, platos especiales. Entre ellos, dos sugerencias imperdibles de su chef Daniele: los Ñoqueti Sardi con verduras crujientes, calamares y ricota, y la Pesca del Día en crosta de papa con ensaladita fresca al aceto. El toque final, con las delicias de la casa, entre el clásico Tiramisú, Amaretti sarde, Cannoli siciliani y Tarta de Chocolate.
Para la fecha más romántica del año, los sabores, la decoración y la música cobran protagonismo con una delicada rosa que se obsequiará a las damas.
LA LOCANDA
José León Pagano 2697
Tel. 4806-6343