El próximo 11 de julio este chiquito de flequillo y raya al medio cumpliría cien años. Tenía apenas unos años más de los luce en esta foto cuando alguien, de casualidad, le puso entre las manos un bandoneón. Entonces se produjo el milagro (o el privilegio) de la vocación temprana: el niño supo para siempre que eran el uno para el otro. Y así creció Aníbal Carmelo Troilo, casi al ritmo de su propio mito, que aun en su ausencia sigue agigantándose.
Hoy es un día importarte para el calendario tanguero argentino: a las 19 quedará oficialmente inaugurado el año del Centenario del gran músico y compositor. Por lo pronto en la ciudad de Mar del Plata se presentará el programa de festejos que abarca al menos 250 homenajes programados a lo largo del año en más de 100 países, y que arrancan hoy mismo con una conferencia abierta y gratuita en la confitería Tío Curzio (Av. Colón 846, esq. Boulevard Marítimo). El encuentro contará con la presencia de Horacio Ferrer y Gabriel Soria, presidente y vice de la Academia Nacional del Tango, y entre otras actividades se le dará la “bienvenida” al fueye que usó Pichuco y que fue donado por Raúl Garello a la colección permanente del museo.
Durante todo el 2014 habrá milongas, proyección de documentales, concursos literarios, muestras fotográficas, conciertos y otras tantas actividades inspiradas en la inmensa figura de este hombre de dedos gordos y precisos que le puso música a los años 40. Para empezar a recordarlo como Dios manda, les dejo esta delicia, de las piezas más bellas de su repertorio, Romance de Barrio (música de Troilo, letra de Homero Manzi y la voz de Floreal Ruiz… qué hombres! cuánto tango!









