Todo empezó el 28 de septiembre de 1994.
Después de una gira por Canadá Cecilia Troncoso y Luis Solanas – que por entonces eran pareja de baile y daban clases de tango- decidieron abrir una milonga propia en el Club Aragonés de la calle Oro. Ya entonces Horacio Godoy organizaba los martes jóvenes en el mítico Club Almagro y por esas cosas de la vida, en 1996, los tres se juntaron para inaugurar un baile de verano en la chancha del Club Estrella de Maldonado. Tan linda resultó la experiencia que decidieron continuar ese invierno. Así fue como en mayo de 1997 mudaron la propuesta a la Asociación Cultural Armenia, donde funciona hasta hoy.
Abrazos en el Estrella Gza Cecilia Troncoso/La Viruta
Lo increíble es que han pasado veinte años desde aquel 28 de septiembre. La Viru, como la conocemos todos, cumple dos décadas de vigencia, nada más, nada menos. Podemos decir con justicia que este proyecto que nació por amor al arte, sin ánimo de hacer negocio, porque entonces no lo era, es parte responsable de que el tango danza esté vivo.
El gran Félix Picherna y Horacio Godoy, de pibe Gza Cecilia Troncoso/La Viruta
“Al principio los tres hacíamos todo, pero todo – recuerda Cecilia. “Íbamos temprano a limpiar, armábamos las mesas, comprábamos la mercadería para el buffet, dábamos las clases, recibíamos a la gente, hacíamos de maître y hasta de mozos si era necesario. Horacio pasaba la música, yo estaba en la caja y llevaba las cuentas. Luis estaba con la gente también. A medida que fuimos creciendo delegamos, contratamos empleados, profes, etc. Hoy me ocupo de la logística del lugar, del personal no docente, de la administración, la parte legal y contable, produzco shows y eventos. Horacio y Luis están en la noche, dan clases, hacen las presentaciones, Horacio pasa la música, arman shows, reciben a la gente y a los alumnos. Los tres trabajamos continuamente para seguir vivos y aggiornados.”
¿quién se reconoce? Fotos Gza Cecilia Troncoso/La Viruta
Hoy La Viruta es en sí misma un fenómeno, más allá del fenómeno del tango danza de los últimos 30 años. El espacio se convirtió en un semillero de bailarines profesionales, un espacio de encuentro, un lugar para aprender a bailar y fundamentalmente un pilar capaz de sostener a esta la danza popular en los peores momentos del país.
“El primer día virutero fue el miércoles. Después agregamos sábado, viernes, jueves y el luego el domingo. Actualmente la gente más joven y del ambiente se reúne los miércoles y domingos después de las clases; los viernes y sábados viene público más heterogéneo, los que recién empiezan a bailar, los que quieren conocer una milonga, los que vienen a festejar alguna fecha y solo vienen un día” agrega Cecilia.
Además de convocar gente joven, La Viruta es punto de encuentro para los veteranos del círculo milonguero. “Creo que incluir a la gente e invitarla a aprender a bailar tango sin vergüenza ni pudores. Hay todos los días una pareja de profesores para principiantes, y 4 niveles más para que se perfeccionen, además de clases de milonga, rock and roll, salsa y bachata. Pero fundamentalmente buscamos conservar las tradiciones de la milonga incluyendo a todos, y aggiornándola. Cuando empezamos a bailar íbamos de elegante sport, La Viruta descontracturó eso y permitió que la juventud se sintiera identificada pudiendo encontrar un lugar de pertenencia donde divertirse sin que nadie los “retara” o los hiciera sentir de afuera. Siempre tuvimos el apoyo de los viejos milongueros, que son la esencia de todo esto. Sin ellos no hay milonga.”
Clases multitudinarias Gza Cecilia Troncoso/La Viruta
Mucha agua corrió bajo el puente a lo largo de estos años. Desde la crisis de 2001 hasta el efecto post Cromagnon, cuando el gobierno porteño prohibió bailar y los organizadores debieron a trabajar a codo con los legisladores para conseguir una habilitación específica. “Lo mejor es ver como gente que empezó acá hoy son grandes profesionales del tango, los amigos, alumnos y habitúes que nos siguen, es el habernos transformado en un lugar de diversión, el orgullo de sentimos parte de la historia del tango argentino. La Viruta es sinónimo de muchas alegrías, felicidades y trabajo.”
Luis, Cecilia y Horacio hoy Foto Gza Revista La Milonga Argentina/Silvia Rojas
Ya lo creo. Yo particularmente estoy muy agradecida. Ahí encontré el tango una noche de verano cuando apenas despuntaba el siglo XXI, ese tango que me hizo mejor persona y me trajo grandes amigos. Brindo por eso!