Veinte años no es nada, pero en este caso es un valioso montón de tiempo! Si recordamos que se trata de un proyecto gratuito abierto a la comunidad y que depende del Estado, seguramente nos asombrará observar como creció y se afianzó a lo largo de dos décadas de existencia. Por eso mismo, el miércoles pasado alumnos y docentes del Taller de Tango de la Facultad de Ciencias Exactas se reunieron para celebrar la vigencia de este espacio tan querido, un clásico dentro de las actividades de extensión universitaria de la UBA.
El Taller nació en 1994, y con buena estrella. Diego Fraindenraich junto con Diana y Paula Rodríguez Moreno estudiaban biología y tomaban clases de tango con Graciela González cuando decidieron proponer a las autoridades de la facultad que incluyeran al tango en la grilla de actividades culturales. El siguiente paso fue dar con los docentes adecuados. Graciela recomendó a su ex alumna Patricia Lamberti, entonces pareja de baile de Claudio Castello, hijo del recordado Pupi.
Juntos tuvieron a cargo las clases hasta 1997. Al año siguiente partió Claudio y se sumó José Garófalo, hasta hoy. “Es un taller gratuito, a veces no se lo valora por eso mismo, pero la población de la facultad es muy especial y acabó por darle valor al proyecto. La mayoría son los alumnos de ciencias duras que conocen del esfuerzo, del trabajo hormiga. Son pacientes, por eso han permanecido muchos años investigando, perseverando. Algunos han hecho cambios importantes después de años, gente que tenía dificultades para el baile y sin embargo continuó” cuenta Patricia.
Según sus cálculos, desde el primer día hasta la fecha pasaron cerca de mil alumnos, la mayoría docentes, no docentes y estudiantes de física biología, química, meteorología y demás disciplinas. El criterio pedagógico es el mismo del comienzo: difundir el tango social, un tango posible. Para eso se estructuraron las clases en dos nivelesen los que, además de la técnica del baile, se revisan los códigos y sus fundamentos, el lenguaje, la marca etc.
“El primero es una iniciación al tango con intención de que al cabo de un año puedan ir a la milonga. El segundo está conformado por gente que tiene entre 2 y 12 años de baile, por ejemplo. En ese nivel fuimos ensayando muchas cosas. Algunos años pasó más por el aspecto musical, hicimos trabajos teóricos de orquestas; luego fuimos más rigurosos con los distintos estilos del baile, estudiamos el tango en los diferentes barrios y fuimos informando y mostrando los cambios que se sucedían en la danza. Pero mantenemos la idea del tango cada uno en su eje, el tango de salón con figuras, sin meternos con esta corriente nueva, teniendo siempre presente que no deja de ser un taller de extensión. Si bien apuntamos a una cuestión de calidad y aprendizaje, es un espacio para distender, socializar. En estos años hemos visto de todo, incluso el despertar de vocaciones, porque muchos estudiantes terminaron la carrera pero se dedicaron al tango profesionalmente. Hay bailarines premiados y reconocidos que salieron de este taller” agrega, con orgullo.
Fotos Gentileza Taller de Tango de Exactas/Patricia Lamberti
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Para dejar testimonio de estos años está en marcha la confección de un álbum virtual de fotos y anécdotas de los alumnos. Quienes hayan leído este texto y hayan pasado por las clases pueden contactarse vía mail a tangubataller@gmail.com y enviar una breve reseña con foto retrato, más las imágenes que deseen compartir.
Y si les da la nostalgia y quieren volver a bailar, el taller (o el tango), sigue ahí. Los miércoles de 17 a 21 en el Pabellón 2 de Ciudad Universitaria, en la planta baja, en la sala vecina al bar.
Va un abrazo grande para Patricia y José!