Psicopedagoga de formación, Eugenia Martínez trabajó en el sistema hospitalario durante los primeros años de su carrera hasta que decidió orientarla hacia la educación primaria. Paralelamente, y casi una rara avis en el ambiente milonguero, despuntó su segunda vocación, el tango. Hace casi una década fundó Soho Tango una milonga que ha sorteado, como la mayoría de las que han perseverado en el rubro, todas las dificultades que supone administrar y sostener un espacio de encuentro donde el cliente siempre terminará apropiándose del lugar, porque de eso se tratan la milonga y los milongueros. Se hace entre todos, o nada. Hace menos de un mes el célebre Salón Canning de Palermo, donde funcionan milongas tradicionales como la de Omar viola, y la de Eugenia, fue clausurado hasta tanto los propietarios del inmueble completen los trámites de habilitación que a los organizadores les permita incluir shows.

Instalados hasta nuevo aviso, y de nuevo, en Villa Malcom, para Eugenia cada jueves es un desafío.

“Con Mario Bournissen empezamos con una clase los jueves en un lugar muy lindo que se llamaba Campotango (que ya no existe más, ahora creo que es una peluquería) cerca de La Viruta. Era una especie de bar con un salón coqueto que tenía hasta un escenario. Arriba había balcones a los que se accedía por una escalera. Estaba decorado con sillas y mesas en negro y rojo rodeando una pista de madera, parecía pensado para una pequeña milonga. Por ese entonces la clase ya tenía 50 personas, y obviamente daba para quedarse bailando, así que de a poco invitamos a la gente después de la clase, y sin querer ya teníamos una milonga. Así empezó todo. Ese año tocó La Tubatango en medio de la pista, sin sonido. Todavía encuentro milongueros que recuerdan esa noche maravillosa” cuenta en una charla mano a mano a propòsito del aniversario de SOHO y de la mudanza temporaria.  Hoy la milonga y las clases funcionan en los horarios habituales y vale contar que toca en vivo el Sexteto Milonguero.

 Eugenia y Gastón durante el 9º aniversario de SOHO Gza Eugenia Martinez/FB

¿Cómo nació SOHO?
“Al final de ese primer año, en el mes de enero, el dueño del local decidió vender el fondo de comercio. Nos teníamos que ir. ¡Un bajón! La milonga andaba re bien y el lugar era perfecto. Empezamos a buscar alternativas. Recorrimos todos los clubes sociales y deportivos de la zona, salones de fiestas, bares, en fin, y no dábamos con el lugar correcto hasta que el presidente del club Villa Malcolm nos mandó a llamar a través del organizador de una milonga. Pensamos que Malcolm era enorme para nosotros, y que la onda no tenía nada que ver con el saloncito aquel, pero lo cierto es que no había otra. Tengo grabada la imagen del Malcolm con las luces apagadas y yo parada ahí preguntándome cómo íbamos a hacer para apropiarnos de este lugar. Pero hicimos tripas corazón y cerramos trato. De ahí nos fuimos directamente al Easy a comprar faroles, tubos de plástico y unas macetas que llenamos con cemento porque teníamos la idea de recrear una especie de “patio” en la pista. Armamos los cuatro famosos faroles de pie que nos acompañaron tantos años en la pista de Soho. Agregamos velas, manteles, compramos luces de ambientación y todo el sonido. Hicimos una inversión alocada porque ¿quién nos garantizaba que la gente iba a querer venir al Malcolm? Y arrancamos!”

La primera aventura, en el salón de calle cabrera/FB Eugena Martínez

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