Otro Liszt

2011 es el año de Franz Liszt: el 22 de octubre se cumplirá el doscientos aniversario de su nacimiento. Los lanzamientos discográficos planeados para celebrar la fecha simbólica son numerosísimos, con cajas y compilaciones de todos los tamaños. Será difícil, sin embargo, que alguna de las novedades supere a Harmonies du soir, el disco de Nelson Freire publicado en Decca que acaba de distribuirse en Buenos Aires. La selección, hecha por él mismo, no resulta necesariamente imprevisible (las Consolations, el Vals oubliée n° 1) pero en todo caso las sorpresas se esconden en las interpretaciones. La prueba está en el Sonetto 104 del Petrarca, tomado del segundo libro de los Años de peregrinaje. La pieza es conocida, pero Freire la ilumina con una sensibilidad única.

02 Années de pèlerinage- 2ème année- Italie, S.161 – 5. Sonetto 104 del Petrarca

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El arte intimista

Ese es el título de la nota que se publicó hoy en ADN. Como muchos, conocí el Vienna Piano Trío hace poco más de dos años, cuando tocaron en el Coliseo, invitados por el Mozarteum Argentino. Ya habían estado antes, en el ciclo de Conciertos del Mediodía, pero entonces me lo perdí, y ahora tocarán otra vez, en el Colón, el lunes y el martes próximos (el martes harán el Segundo trío de Mauricio Kagel).

En el 2009, en cambio, me asombró no sólo el enfoque general de las versiones y el encore (fue inolvidable el “Andante” del Trio en mi bemol mayor de Schubert) sino cierta repentización. “Lo que nosotros intentamos en los ensayos es ir a fondo con las posibilidades de interpretación o de fraseo, pero nunca decimos cómo vamos a tocar. Como todos conocemos la partitura de memoria, podemos reaccionar con mayor facilidad. Uno busca esta especie de improvisación; si no, después de tantos años, todo sería muy aburrido”, decía Wolfgang Redik, el violinista, en una entrevista de esa época.

Realmente, en muchos tríos, empezando por el Beaux Arts, hay una interacción (tal vez mayor que en los cuartetos de cuerdas) que recuerda la de los tríos en el jazz. Algo de eso se advierte en su interpretación del primero movimiento del Trío n° 29 en mi bemol de Haydn.

 

Más jazz en el sofá

Los discos de jazz hechos en Argentina se llaman de manera diferente y tienen distintos líderes, pero algunos músicos suelen aparecer en uno u otro grupo; no solamente, como es más previsible, los contrabajistas y bateristas. El guitarrista Marcelo Gutfraind toca en el último disco de Paula Shocron (Gran Ensamble) y es incluso autor de uno de los temas incluidos allí, pero además acaba de publicar en el hermoso sello Sofá 2do. plano, un disco propio en el que intervienen también Rodrigo Domínguez (saxo tenor), y Jerónimo Carmona (contrabajo) y Carto Brandán (batería). Todos los temas, muy inspirados, de 2do plano son de Gutfraind. Entre ellos, no es fácil elegir, “Concientemente (a Lee Konitz)”, un homenaje a Konitz y, más en general, la escuela de Lennie Tristano que alcanza también un poco a todo el CD.

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El regreso del cisne

Si se exceptúan Tristán e Isolda y Parsifal (que pertenecen por distintas razones a esa especie de obra ante la cual el juicio queda casi en suspenso), siempre tuve debilidad por otras dos obras de Richard Wagner: Los maestros cantores y, singularmente, Lohengrin, que, a partir del martes que viene, volverá a representarse en el Teatro Colón después de veinte años.

Con su cisne y su paloma, Lohengrin es un drama en cierto modo de transición, partido (Wagner oscilaba todavía entre el hegelianismo de izquierda de Ludwig Feuerbach y la iluminación de Arthur Schopenhauer), y por eso mismo apasionante. En el libro La música de Eros, publicado recientemente, el filósofo Slavoj Žižek hace notar que quien quiera hablar de Europa debe hablar de Bayreuth; del mismo modo, quien quiera hablar de Wagner, debe hablar de Lohengrin. Todo esto ya desde el inmaterial Preludio, al que Thomas Mann, convencidísimo wagneriano, definió como “la cumbre del romanticismo”. Aquí se lo puede escuchar dirigido por Claudio Abbado, que grabó además a mediados de los años noventa una muy buena versión con Cheryl Studer como Elsa y Siegfried Jerusalem en el papel de Lohengrin.

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Hilary y Valentina

Una de las mejores noticias discográficas de este año es el anuncio de la edición de las sonatas para violín y piano de Charles Ives (en el sello Deutsche Grammophon) por la violinista Hilary Hahn y la pianista Valentina Lisitsa. Hace dos años, ellas mismas tocaron dos de esas sonatas en Buenos Aires, y Lisitsa volverá también este año. En el video promocional (está en inglés) hablan y tocan un poco. El disco se editará en octubre, aunque seguramente pasará un tiempo más hasta que llegue a la Argentina.

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El yang y el yang

En este blog solemos ocuparnos del jazz hecho en Argentina; últimamente, sin embargo, la cantidad de discos que se publican empieza a volverse inabarcable. Sin ir más lejos, de diez días a esta parte aparecieron por lo menos cuatro nuevos registros: el de la pianista Paula Shocron y su “Gran Ensamble”; el trío de Manuel Fraga (piano), Emilio Psquini (contrabajo) y Germán Siman (batería) con un homenaje a Duke Ellington y George Gershwin; 2do. Plano, del cuarteto del guitarrista Marcelo Gutfraind; y Rompecabezas, del saxofonista Santiago Kurchan. Poco a poco iré ocupándome de todos ellos.

Hoy quisiera detenerme brevemente en el yang y el yang, del Eduardo Elía Trío, publicado por el sello Blue/Art. Eduardo Elía es un pianista cordobés que convocó para este disco a dos instrumentistas muy activos en la escena de Buenos Aires: el contrabajista Jerónimo Carmona y el baterista Carto Brandán. De los once temas, diez son del pianista, uno es un standard (“How Deep is the Ocean”) y los otros dos son de Ornette Coleman. Verdaderamente, hay algo ornettiano en en ltrabajo y el interés por las líneas. Como se sabe, el yang es símbolo de actividad y no hay nada más activo que invenciones melódicas de Elía. Debajo, se puede escuchar el primer tema del CD, que se llama justamente “el yang y el yang”. Hasta ahora, el de Elía es posiblemente uno de los más logrados discos argentinos de jazz de este año.

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11 de septiembre: Dylan

Faltan menos de dos días para el décimo aniversario del 11-S. Personalmente, ese día estuvo unido, antes que al atentado del World Trade Center, a la publicación del disco Love And Theft, de Bob Dylan, que se publicó ese mismísimo día, el 11 de septimebre de 2001.

A la mañana, a eso de las diez, fui a la sucursal de Tower Records que estaba entonces en la esquina de Cabildo y Juramento; tenía la esperanza y la ansiedad de encontrar el flamante CD. No estaba, por supuesto; llegó recién unas semanas después. Pero desde ese momento esa música y la tragedia fueron juntas, como “Tweedle Dee & Tweedle Dum”, la primera canción.

Luego, por supuesto, hubo exégesis apocalípticas de muchas de las letras que Dylan escribió para Love and Theft. Nada supera sin embargo la casual intimidad que la evocación creó entre los dos acontecimientos. Ya no puedo escuchar “Honest With Me” sin pensar en eso.

09 Honest with Me

 

Un recuerdo de Salvatore Licitra

Ayer a la mañana murió en un hospital de italiano el tenor Salvatore Licitra. Ocho días antes, había tenido en Sicilia un accidente en su moto Vespa, supuestamente ocasionado, según informa el Corriere della Sera, por un derrame cerebral mientras conducía. Tenía 43 años. Por su color de voz, su presencia escénica, su repertorio y su nacionalidad era considerado por muchos el heredero de Luciano Pavarotti; de hecho, lo reemplazó en el Met hacia 2002 en Tosca. Como simple recuerdo, acá se lo puede ver en “Recondita Armonia”, en puesta de 2000 en La Scala.

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Sin paz: protestas contra Israel en un concierto

Mientras progresan las iniciativas para que Daniel Barenboim gane el premio Nobel de la Paz –tema que merecería otro post–, los conflictos entre partidarios y opositores de Israel está lejos de agotarse, y esto no solamente en la zona propiamente dicha de los conflictos violentos. Ayer, en el Royal Albert Hall de Londres, un grupo de manifestantes pro-Palestina obligó a detener una actuación de la Orquesta Filarmónica de Israel dirigida por Zubin Mehta. Incluso la BBC interrumpió la transmisión de los Proms. En el video de arriba pueden verse parte de los disturbios, mientras Mehta trata de seguir adelante con el concierto, y aquí un informe (en inglés) más completo.

Schönberg, Federer y el tenis

Según una anécdota muy famosa, John Cage estudió con Arnold Schönberg, pero pasado cierto tiempo, Schönberg recordaba a Cage apenas como “un inventor de genio”. Sin embargo, el propio Schönberg era ya un inventor de primer orden; además de la técnica dodecafónica, inventó un ajedrez, naipes y un sistema de notación para partidos de tenis, lo que, por lo menos en teoría, permitiría reproducir por símbolos un partido entero.  Eso es justamente lo que puede verse en la imagen de al lado.

Por estos días, se juega el US Open, y el diario alemán que reproduce la tabla de Schönberg la aplica también a la inolvidable gran Willy que Roger Federer hizo hace dos años contra Novak Djokovic justamente en el Abierto de Estados Unidos.

 

 

 

 

 

 

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