El alba

La edición del Cd Canto del alba con la obra para flauta de Mario Lavista en una bellísima interpretación de la flautista argentina Beatriz Plana es un acontecimiento y una sorpresa para los interesados en la música contemporánea. Lavista es uno de los compositores más originales de México, y estas miniaturas solitarias (a veces con la única compañía de un piano o un clarinete) son ideales para descubrirlo.

De esas siete piezas, vale la pena escuchar justamente Canto del alba (1979), para flauta amplificada, que había tocado ya hace un par de años Patricia Da Dalt (siguiendo el link se puede escuchar su versión) en el ciclo Instrumentos solos del CCEBA, y que ahora recoge también Plana. Con un uso moderado, aunque extremadamente expresivo, de las técnicas extendidas (sonidos silbados, cantados, multifónicos), la pieza alude a un género lírico (el “alba”) de los trovadores de los siglos XII y XIII y paga tributo también su nombre: todo transcurre lento, en voz baja, casi reverencial, como si no se quisiera despertar al día que todavía duerme, pero cuya inminencia, en el tradición trovadoresca, marcaba la separación de los amantes. Son ocho minutos de delicadeza tan pasajera como el reflejo de la luz en determinados momentos de día.

 

02 Canto del alba 

Una frase de Lavista, extraída de una entrevista publicada en 2009 en la revista Letras libres: “Vendrá, sin duda, una mirada crítica al siglo pasado. No sé quién llegará a definir las síntesis o tesis de la música por venir, pero me queda claro que las décadas de 1950 y 1960, donde imperaban las formas abiertas y la improvisación, fueron un momento necesario y autocrítico, irrepetible.” Además de lo que pueda conseguirse en la web, otra obra de Lavista, Clepsidra, está incluida en el disco Mi alma mexicana (Sony), de la directora Alondra de la Parra.

Tres monodramas y Jim Jarmusch

La inclusión de tres monodramas en una misma programación siempre resulta eficaz. En una función semejante, en marzo del año pasado, el argentino radicado en Francia Oscar Strasnoy estrenó su ópera Le bal, junto con Erwartung de Arnold Schönberg y Das Gehege, de Wolfgang Rihm. Ahora (el estreno fue ayer), la New York City Opera armó un programa de ese tipo justamente con la pieza de Schönberg, el estreno de La Machine de l’être, de John Zorn y Neither, la ópera en un acto de Morton Feldman con texto de Samuel Beckett Los lenguajes no podrían ser más diferentes, pero como se ve en el trailer terminan encontrando, por simple contigüidad, su propia articulación.

 

Y un detalle no menor aportado por la New York City Opera: el testimonios del cineasta Jim Jarmusch que lee partes de Neither:

Otras reducciones: The Bad Plus y Stravinsky

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Después de haber grabado canciones de Nirvana y de David Bowie, el trío de jazz The Bad Plus –grupo algo sobrevalorado pero con un pianista excepcional: Ethan Iverson–, se largó a una empresa de caza mayor: La consagración de la primavera de Igor Stravinsky.

El origen fue un encargo de la Duke University y el Lincoln Center. Después de un trabajo de ocho meses, The Bad Plus presentará su versión el sábado que viene, en Duke. Explica Ethan Iverson, el pianista del trío: “Esencialmente, tratamos de apropiarnos de la obra. Lo diferente de otras veces es la dimension […] La idea es aprender 28 pequeñas piezas que son completamente diferentes y no se repiten”.

Ignoramos si se hará o no un disco con esta versión. Mientras tanto, algunos minutos del experimento pueden escucharse acá.

Mensaje de Berlín a Japón

Mientras la canciller Angela Merkel, anuncia el cierre de 7 de las 17 centrales nucleares que hay en Alemania, la Filarmónica de Berlín (una orquesta que, con Karajan, actuó varias veces en Tokio) manifiesta su solidad con Japón por medio de un mesaje de Simon Rattle, su director, y del violinista Sebastian Heesch.

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Aullido (y vanidad)

Este es el trailer de la película Howl (Aullido), dirigida por Rob Epstein y Jeffrey Friedman, con James Franco. Howl refiere las peripecias del poema más célebre de Allen Ginsberg (su escritura, su prohibición) y parte de la vida del poeta, figura central de la Beat Generation. Por lo que se llega a ver, no parece muy buena; tampoco, a esta altura, me interesa ya Ginsberg (sí en cambio, todavía, Jack Kerouac). Una frase, sin embargo justifica todo. Es la que dice Ginsberg (por la boca de Franco) en el final: “La Generación Beat no existe. Sólo son uno tipos que intentan que los publiquen.”

Cello, cuerdas y film

Hace tiempo ya que el compositor holandés Michel van der Aa informa en su cuenta de twitter sobre los progresos de la obra que viene escribiendo para la cellista argentina Sol Gabetta. Pidió incluso recomendaciones acerca de las versiones discográficas de la Sinfonía para cello de Benjamin Britten, y se decidió, sensatamente, por la de Mstislav Rostropovich. Pero no parece haber mucho epigonal en Up-close, la obra de treinta minutos para cello, ensamble de cuerdas y film que finalmente escribió y que, a partir del 11 de marzo, se tocará en varias ciudades de Europa. Aquí el trailer (¿hay trailers de piezas musicales?) de Up-close.

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5 imperdibles del Colón y del Argentino

El viernes pasado, el Teatro Colón difundió su temporada de este año. No sabemos (nadie sabe) si esa programación, en un clima dominado hasta ahora por las incertezas, se realizará íntegramente. En el caso de que sí, van aquí cinco funciones que no habría que perderse. La programación completa, con sus fechas, está disponible en la página del Colón.

*) El Gran Macabro, la ópera de György Ligeti, en la puesta de La Fura dels Baus. (Marzo/abril)

*) Keith Jarrett, y sus improvisaciones en piano solo. (Abril)

*) La flauta mágica, la obra maestra de Mozart (y mi preferida entre todas sus óperas) en una puesta de Sergio Renán, que vuelve a trabajar en el teatro. (Mayo)

*) Sainte Nitouche, la ópera para mezzo y ensamble del argentino radicado en Francia Luis Naón. (Agosto)

*) Pabellón Philips: con la curaduría de Martín Bauer se va realizar ese proyecto compartido por Le Corbusier, Iannis Xenakis y Edgar Varèse. (Noviembre)

El Teatro Argentino de la Plata, en cambio, anunció su temporada en fechas más normales, ya hacia fines del año pasado. De esa programación se destacan:

*) Tristán e Isolda, de Wagner, con dirección musical de Alejo Pérez y régie de Marcelo Lombardero. (Agosto)

*) La ciudad ausente, de Gerardo Gandini, en una nueva puesta de Pablo Maritano, con dirección musical de Erik Oña. (Septiembre)

*) Studi per L’intonazione del Mare, la obra de Salvatore Sciarrino para cien saxofones y cien flautas. (Abril)

*) La pianista Ingrid Fliter y su versión del Concierto en la menor de Schumann, con dirección de Alejo Pérez. (Septiembre)

*) La historia del llanto, ópera de Carlos Mastropietro sobre la novela de Alan Pauls. (Septiembre)

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Un piano, ocho manos

¿Cuántas manos caben en un piano? Para el compositor argentino Marcos Franciosi, ocho, aunque, desde luego, no es necesario que estén todas sobre las teclas. Así lo prueba su obra Yambo, de 2007, de la que aquí puede verse un ensayo. (Aclaración: hay otras piezas para piano a ocho manos. Sin ir más lejos, otro argentino, Juan María Solare, es autor de una de ellas, muy diferente de la de Franciosi). 

¿Quién es el responsable del e-book?

ebook_pda_libro_peqEn el último número de Texturas, revista española dedicada al mercado editorial, hay una nota del editor Richard H. Adin que se titula “Los editores no leen e-books”. A propósito de una deficiente edición de Macmillan, Adin pone en el foco en ciertos problemas que viene arrastrando el estatuto del e-book si se lo compara con el papel. Vale la pena citar algunas líneas de su artículo:

“Este es el problema de los libros en formato digital. Quien los publica, quien los edita y quien los escribe los trata como si fueran los hijastros de Cenicienta: son un instrumento para hacer esa tarea sucia de aumentar las cifras de venta, pero no se les da la oportunidad de brillar por sí mismos […] La consecuencia es que lo que podría ser una excelente experiencia lectora se convierte en una pesadilla.”

“Hacer un e-book no es limitarse a tomar la versión impresa, convertir a ePub los archivos electrónicos utilizados para crearlo, y anunciar a todos que tenemos un libro en versión digital. Antes de anunciar el éxito, alguien tiene que leer el libro con atención en e-book y asegurarse no sólo de que no está plagado de errores que manifiestan un claro descuido o sugieren que es tarea de un aficionado sino que se tratan adecuadamente aspectos como las ilustraciones, que se recrean para que encajen bien en los parámetros de cualquier dispositivo de lectura para libros electrónicos. A mi entender, si una ilustración no puede verse en la pantalla de cualquier teléfono móvil, es que hay un problema con las pantallas pequeñas, lo que no debe ser una excusa para evitar poner ilustraciones que se vean bien en una pantalla estándar de seis pulgadas y con tinta electrónica. Las únicas excusas son siempre la pereza y el desinterés en convertir en positiva la experiencia del usuario”.

Probablemente, la mayor amenaza que trae el e-book no esté dirigida al libro en papel (una amenaza irrelevante) sino a las instancias de mediación que éste implicaba.

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Anna Nicole Smith hecha ópera

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Anteayer, se estrenó, en el Covent Garden de Londres, Anna Nicole, la ópera en dos actos del compositor inglés Mark-Anthony Turnage basada en la vida (malograda, trágica) de la bellísima modelo Anna Nicole Smith, estrella de Playboy, casada con un hombre 63 años mayor que ella y muerta por causas oscuras en 2007. Con el horizonte de la biopic, parece nacer la bioópera, género que podría encontrar ya un antecedente en Nixon in China (1987), de John Adams.

El papel de Anna Nicole fue interpretado por Eva-Maria Westbroek, y la dirección musical estuvo a cargo de Antonio Pappano. No hay todavía videos disponibles, pero Anne Midgette, del Washington Post, nos resume en su blog las primeras impresiones críticas, que, aunque no fueron unánimes, mostraron cierto consenso favorable. El más fervoroso fue Anthony Tommasini, del New York Times, que observó que Anna Nicole era ahora una “inesperada reina de la lírica”. En cambio, más intransigente, para Andrew Clements, de The Guardian, la “partitura fue esclava del libreto” y, en realidad, no habría aquí “ópera alguna”.

La obra, inesperado encargo de la Royal Opera House, incluye en escena un trío de jazz con Peter Erskine, John Parricelli y John Paul Jones. Más interesante que la recepción crítica me parece, en este caso, el hecho de que Turnage vuelva a retomar el problema de la mutua articulación entre lenguaje y asunto, entre música y trama.

Anna-Nicole-Andrew-Clemen (correg.2)

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