La cuerda contemporánea

El martes que viene, a las 21 hs, el violinista Irvine Arditti tocará, gratis, en la Sala Casacuberta del Teatro San Martín con un programa de obras para violín solo de varios compositores (Ferneyhough, Sciarrino, Lavista, Valverde, entre otros). Arditti ya estuvo en Argentina otras veces (la última en 2007) con el cuarteto que lleva su nombre.

El Cuarteto Arditti se dedica al repertorio más estrictamente contemporáneo: tocaron y grabaron obras de György Ligeti, Helmut Lachenman, John Cage, Elliott Carter, entre muchísimos otros, que escribieron asimismo para ellos. También el famoso y extravagante Helikopter-Quartett de Karlheinz Stockhausen, del que aquí pueden verse dos fragmentos tomados de distintos registros.

Al margen de las consideraciones específicamente musicales que puedan hacerse, lo fascinante del pensamiento de Stockhausen es la idea de que el arte exige una subordinación sin reticencias: si una pieza de música lo reclamara, habría que movilizar helicópteros, aviones o un trasbordador espacial, en el caso de que el compositor lo juzgara necesario.

 

Una cantante sin límites

La soprano alemana Christiane Oelze es de esas cantantes que se mueven por un arco muy amplio del repertorio (del barroco al siglo XX con escalas en el clasicismo), y lo hace además de una manera en la que cada uno de esos repertorios parece iluminar a los otros. Invitada por el Mozarteum Argentino, cantará este lunes y martes en el Teatro Colón. El programa será una buena muestra de su amplitud: de la Cantata Orfeo para soprano, cuerdas y continuo, de Pergolesi, al Cuarteto de cuerdas nº 2 en Fa sostenido menor, op. 10, en versión para soprano y orquesta de cuerdas, de Arnold Schönberg.

Para quienes no hayan escuchado nunca a Oelze, dos muestras: en el video, la Cantata del café de J. S. Bach; en el audio, la cuarta (“Mein Weg geht jetzt vorüber”) de los 5 Lieder espirituales op. 15 de Anton Webern, en una versión dirigida por Pierre Boulez.

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Literal: el regreso del futuro

La tapa es ascética: declara lo imprescindible (que se trata de una edición facsimilar de Literal) pero tiende también al anonimato, como algunos de los artículos de la revista. Publicada entre 1973 y 1977, Literal fue posiblemente la revista de cultura más relevante de la década de 1970 y una de las más influyentes de cualquier época. Desde entonces, una parte de lo contenido entre sus páginas pasó ya a los libros de algunos de sus autores, y otros textos fueron recogidos por Héctor Libertella (colaborador de la revista) en un volumen que compiló en 2002 para la editorial Santiago Arcos. Ahora la Biblioteca Nacional completó esta tarea con este libro de tapa ascética y más de 500 páginas.

Pero, más allá de haber nacido en una generación, Literal pertenecía también a una genealogía; el propio Libertella la hace explícita, de a poco, en el prólogo a la antología de Santiago Arcos: el Salón Literario de 1837, la revista Martín Fierro, la revista Sur… ¿Y quiénes, además de Libertella, escribieron en Literal? Nombremos solamente algunos: Osvaldo Lamborghini, Germán García, Luis Gusmán, Josefina Ludmer, María Moreno (que firmaba todavía como Cristina Forero), Luis Thonis, Ricardo Ortolás.

La primera frase, con gesto de manifiesto, que se leía en la primera página del número 1 es la siguiente: “La literatura es posible porque la realidad es imposible”. En su antología, Libertella anota en el prólogo: “Son páginas que pueden ser plegadas como si hubieran sido escritas hoy o, acaso, como los restos de un futuro que vuelve”. Leyéndola de nuevo, Literal sigue allí: entre la literatura posible, la realidad imposible y el regreso del futuro.

 

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La baterista de Wayne Shorter

El saxofonista Wayne Shorter tocará este jueves en el Gran Rex, y un motivo adicional para escucharlo es la presencia en la sección rítmica de la baterista Terri Lyne Carrington. Lo bueno de este video (en el que la presenta Bill Cosby) es que la cámara se concentra casi exclusivamente en ella.

“Darnoldi” y Susan Sontag

Leo Renacida. Diarios tempranos, 1947-1964 (Mondadori) de Susan Sontag. En una entrada del 28 de diciembre de 1949, Sontag cuenta algo que contaría luego más de una vez: su visita a Thomas Mann en Los Ángeles. Sin embargo, en esa anotación temprana la perspectiva es diferente. Así como en los artículos veíamos la visita desde los ojos de Sontag (su nerviosismo reverencial, la espera con un amigo mientras escuchaban en el auto la sonata Hammerklavier de Beethoven), aquí escuchamos solamente las palabras de Mann, textuales o glosadas. La conversación llega rápidamente a Doktor Faustus, la novela musical de Mann que se había publicado en alemán en 1947. “Es un libro nietzscheano”, observa el escritor. Sigue el relato, casi el apunte, la propia Sontag: “Colaboración en la parte musical con un alumno de Alban Berg, llamado Darnoldi –también vio y conversó mucho con Schönberg durante el período de escritura del libro– usó el Harmonielehre de Schönberg”.

Imposible saber ahora si esas charlas con Schönberg fueron invención de Mann o de Sontag, pero en cualquier caso, está probado que no tuvieron la intimidad amistosa que aquí se insinúa. Pero además: ¿quién es “Darnoldi”? No es otro que el filósofo Theodor W. Adorno, cuyo nombre seguramente Sontag escuchó mal. Sontag tenía dieciséis años y ninguna obligación de reconocer ese nombre (y una aclaración editorial habría arruinado la gracia de la entrada), pero la anécdota revela la escasa circulación que Adorno tenía en Estados Unidos durante esos años. Habrá que esperar hasta 1960 para que se mencione con todas las letras un libro de él: Aspekte der Hegelschen Philosophie.

Como sea, lo fascinante de estos diarios temprano de Sontag (más fragmentarios que los de otros escritores como André Gide o el propio Mann) es el modo que desnudan algo aun cuando no se lo propongan. Claro que a veces se lo proponen, como cuando Sontag anota: “Una de las principales funciones (sociales) de un dietario o diario consiste justamente en la lectura furtiva de otras personas, la gente (como los padres + los amantes) sobre las que se ha sido cruelmente sincera solo en el diario”. O esta entrada, también fechada en 1957: “Nada me impide, salvo la pereza, convertirme en una escritora. En una buena escritora”.

 

Sublime Americano

Ahora mismo, a partir del 4 de junio, hay en Filadelfia un ciclo, American Sublime, dedicado a las obras de madurez de Morton Feldman, seguramente las más radicales del compositor y aquellas por las que muchos de nosotros lo identificamos para siempre. Es posible que Feldman sea además el más porteño de los compositores del siglo XX –aunque no lo haya pasado del todo bien en Buenos Aires– y también el más arcaico y, a la vez, el más estrictamente contemporáneo.

Entre los intérpretes invitados a participar de American Sublime (nombre ya muy significativo de por sí) está la pianista Marilyn Nonken, que tocará Triadic Memories, quizás su obra más lograda del período tardío (o en todo caso mi preferida). Aunque dedicada inicialmente a Aki Takahashi, Triadic Memories quedó identificada con Nonken a partir de su extraordinaria grabación para el sello Mode Records.

Dice sobre la obra la pianista: “Me parece que estas piezas son sumanente virtuosas, a pesar de que no demandan velocidad. Feldman requiere un control permanente en terminus de dinámica, timbre y ataque, que exige una tremenda preparación física y mental.”

Aquí el principio, en la interpretación de Nonken para Mode Records:

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Una revista de jazz

En una época en la que pesa sobre el papel una quizás inevitable sentencia de muerte, y en una época además (la misma) en que casi no hay revistas de música, acaba de publicarse el número 1 de LivingJazz, que dirigen Héctor Sánchez y Gabriel Cygielnik. Tienen también un sitio web.

Una de las notas más interesante es la entrevista a Gato Barbieri, sobre todo ese momento en el que le preguntan al saxofonista por los músicos argentinos que tocan actualmente en Nueva York. Contesta Barbieri: “No me gusta hablar de los músicos argentinos porque la música es universal, no es argentina. Hay música de muchos países. Y no se puede hablar de la ‘música argentina’. Vivo en otra estratósfera. Y no me siento argentino; me siento internacional. Porque he pasado por muchas cosas, toqué en muchos lugares del mundo. Creo que no me entienden en Buenos Aires. El jazz ha cambiado muchísimo. Los músicos de jazz de Buenos Aires se han quedado, desde hace mucho tiempo, en el mismo lado. No podés tocar siempre con los mismos músicos. ¿Entendés? Uno tiene que cambiar. Hay hombres a los que les gusta cambiar mujeres. ¡Tony Curtis se casó seis veces! Quería siempre cosasnuevas. Los músicos también en cuanto a la música. Van cambiando. Ahora más que nunca. Cambiar para un músico es importante, te trae una sensación nueva.”

Palabra de compositor

En diciembre de 2010, la editorial Universal Edition le realizó esta entrevista a Pierre Boulez. Podrían decirse muchas cosas (favorables y desfavorables) de Boulez, pero el compositor siempre tuvo ideas (ideas sumamente variables y discutibles, incluso). Aquí habla sobre todo de sus propias obras. La salvedad es que está en inglés.

La clase

Finalmente, ayer y el lunes tocó en el Teatro Colón el Cuarteto Emerson. La presentación será difícilmente olvidable (todavía se recuerda la de 2009). En la crítica del concierto, se habla también de la simpatía del chelista David Finckel. Quien dude de la afirmación, que vea estos videos, parte de una extensa serie dedicada a dar clases de chelo por You Tube. En el primero, intenta tocar en el aeropuerto de Atlanta. Hay que ver además, en el segundo, el hábil manejo de la cámara.

 

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Dylan 70

Bob Dylan cumple hoy 70 años. La verdad es que lo que tenía para decir sobre Dylan está escrito ya en un artículo de hace algunos años. Para conmemorar el día, Alex Ross elige en su blog 15 temas. Desoyendo la recomendación de un amigo, yo elegiré 7, uno por cada década (aunque simbólicamente, no en relación de 1 en 1), que por supuesto no suelen coincidir, como es habitual en este blog, con las elegidas por Ross. Es en el fondo una elección imposible si se tiene en cuenta que ya sería muy difícil quedarse con siete discos enteros. De modo que esta es una elección completamente personal; me atrevería a decir autobiográfica.

“Girl From the North Country”

“My Back Pages”

“Subterranean Homesick Blues”

“Visions of Johanna”

“Isis”

“Blind Willie McTell”

“Not Dark Yet”