Este blog es un intento por comprender y, fundamentalmente, acompañar, un fenómeno al que asistimos no sólo los fotoperiodistas sino todos los que (profesionales y no) observamos la imagen, más allá de los dispositivos, como material de interés en los vertiginosos tiempos de los medios digitales.
Los videos realizados con cámaras réflex (HDDSLR) constituyen una disciplina todavía experimental, que va cobrando creciente importancia en todo el mundo, y cuyos alcances parecen ilimitados. Su característica estética es inigualable, más cercana al cine que a la televisión, y su búsqueda, así como las tomas, el relato, la espontaneidad, hacen que aun en el movimiento no deje de ser fotografía.
Como acontecimiento novedoso y contemporáneo, esta forma de producción audiovisual, con aparatos que permiten capturar imágenes fijas y en movimiento, surge por la combinación de una serie de sucesos.
El avance de nuevas tecnologías de la comunicación revolucionó la manera de producir y consumir fotografía y video. Y los cambios fueron notables, sobre todo en estos últimos años. Por un lado, desde el punto de vista de la generación de contenidos, aparecieron modernos y pequeños dispositivos portátiles capaces de captar imágenes fijas o en movimiento de manera cada vez más sencilla. Estos aparatos, además, brindan la posibilidad de compartir esas piezas audiovisuales de manera casi instantánea a través de Internet. Así, la producción y publicación ya no es asunto exclusivo de los profesionales, sino que el consumidor genera y muestra sus propios contenidos.
Por otro lado, también varió la forma en que se consumen las imágenes: en la televisión o en la computadora del hogar, en el trabajo o en lugares públicos, a través de notebooks, reproductores de MP4, teléfonos y dispositivos portátiles de diferente complejidad. Cualquier persona, con cierta destreza, tiene la capacidad de conectarse y observar una gran cantidad de fotos y videos sin importar el momento ni el lugar.
Por eso, las nuevas tecnologías proponen un doble desafío a los profesionales de la imagen. El primero es adaptarse a la convergencia de la imagen fija y en movimiento en un mismo aparato. El segundo, hacer una apuesta superadora: realizar, cada vez en menos tiempo, contenidos de alta calidad –y, en nuestro caso, con rigurosidad periodística–cuya propuesta estética sea absolutamente diferenciadora de aquellos producidos por los consumidores/usuarios.