Esta es Tamara Casasola, la chica de Gran Hermano que lloraba y lloraba. Ahora ya no llora más, pero protesta. ¿Por qué? Les cuento.
Resulta que hace unas semanas conoció a Luciano Abecasis, hijo del humorista Chiqui Abecasis, futbolista de la reserva de River. Según ella, lo vio por primera vez en una fiesta privada, en el departamento de otro futbolista, amigo de Luciano. Hubo onda y se encontraron dos veces más. Incluso fueron juntos a una fiesta que organizaron unos jugadores, el martes pasado. Pero todo se terminó el viernes por una pelea y un malentendido. Ella, enojada, hasta lo borró de su Blackberry Messenger. Quedaron en no seguir viéndose y, en caso de que algún periodista preguntara, ambos iban a negar la corta relación que habían tenido.
El cumplió al pie de la letra el pacto. Lo sé porque lo llamé ayer y desmintió fuertemente el affaire. Incluso me dijo que tenía una novia en Rosario, llamada Laila.
Ella, en cambio, no cumplió. Y acá viene la parte de las protestas.
“Me agarró un ataque de nervios cuando ví en televisión al papá de Lucho (así llamó ella a Luciano) diciendo que yo me quería colgar de su fama, que lo había ido a ver al teatro para conocer a su hijo… Nada que ver, son todas mentiras.”
Tanta bronca tenía Tamara que me contó toda la historia.
Y yo, a una mujer despechada, le creo.