¿Truco? Hoy el Gobierno mostró una nueva carta: tiene a APA (el gremio de tráfico distribuyó un comunicando apoyando la posición oficial), es decir, un mensaje de “acá no hay una pulseada antiobrera”.
Cirielli cantó retruco y mostró un comunicado de la CGT, la CGT Azul y Blanca y la CTA, que le dan su respaldo. Tres centrales obreras valen más que un gremio, aunque éste sea del palo.
Claro que el Gobierno tenía varias manos ganadas. Había tirado primero a Recalde (que resultó medio cuatro de copas), Schiavi, De Vido y Tomada. Sólo quedaba el ancho de espadas, es decir, la Presidenta. Pero ella hizo una referencia indirecta y se guardó para la próxima.
El partido empezó después de las elecciones (y todos los jugadores sabían que ocurriría) con “por el río Paraná iba navengando un piojo…” y otros floriloquios. Es decir, pilotos y técnicos decían que la conducción de Aerolíneas era incompetente y ésta les respondía que ellos eran unos caprichosos. Pero como así no iban a llegar a nada, empezaron a jugar más fuerte.
La ANAC descubrió un “paro encubierto” de los controladores (que sólo sufrió Aerolíneas, aunque las torres de control regulan TODAS las operaciones) y APTA dijo que no hubo ninguna medida de fuerza (es raro que algo así no se pueda saber con certeza…yo diría que le pregunten al bloguero flap152, que tiene monitoreada toda la actividad de Ezeiza; parece que es el único que sabe lo que pasa ahí).
El Gobierno cantó que sacará la personería gremial a APTA y Cirielli, su titular, las quiere ver en mesa; “La Bullrich en Trabajo ya trató de sacármela y no pudo”, topeó.
En una movida insólita (¿no se habrán confundido de juego?). el sábado a la noche, el Gobierno militariza los controladores (¿Quería neutralizar la injerencia de Cirielli ahí? A la ANAC le debe doler más que al técnico: a él le quedan miles de afiliados, mientras el organismo que “recuperó la aviación civil para los civiles”, como se jactaba el mismo Gobierno hace cuatro años, quedó para irse al mazo).
Todavía están en las malas.El partido se definirá en las buenas, que será cuando se ponga sobre la mesa el futuro de una compañía aérea de una empresa española (Marsans) administrada por el Estado argentino, con pérdidas operativas millonarias, deudas por doquier (Air Comet, los aviones), problemas serios con su personal y la importante merma de clientes que genera la incertidumbre en su programación (¿Quién compra hoy un pasaje en Aerolíneas?).
Ese es el nombre del juego.
En estas jugadas los pasajeros van ciegos. Miren sus cartas: “Se casa mi hijo en Salta”, “Estoy de Luna de Miel”, “Tengo un negocio allá”, “Viajo por trabajo”, “Voy a hacer un trámite”, “Tengo que ir al médico”. Ni una figura para el envido. Es igual que jugar tapado.
Y adivinen quién pagará los porotos…