Porque gracias a este volcán islandés y el despiole que sus cenizas ocasionaron en Europa en mayo de este año es que uno hoy puede llamar desde este remoto punto de América del Sur y modificar reservas en el Primer Mundo sin que del otro lado le corten el teléfono o, peor aún, no le reconozcan ni un peso en el momento de cancelar, aplazar, alterar el programa de viaje. No una vez, varias.
Después de hacer esas llamadas, no puedo alejar la sospecha de que mis interlocutores siempre pensaron que hablaba de aquel acontecimiento europeo. O que realmente no les importaba en absoluto los detalles, pero que la posibilidad que la gente no se presente a tiempo por la erupción de un volcán ya integra el menú de argumentos frecuentes.
¿Cuánta gente ha sido afectada por la alteración del tráfico aéreo por las cenizas del Puyehue? Cada vez que trato de hacer un corte y calcular, hay nuevos incidentes y empieza de nuevo a correr el contador…
PD: las primeras cifras sobre las pérdidas