Eso parece.
No hay señales del avión uruguayo, así que le preguntamos al consultor aeronáutico, que nos ahorra hipótesis improbables con un detallado informe que reproducimos textual:
“Desde el día miércoles 6 de junio la Fuerza Aérea Uruguaya viene realizando tareas de búsqueda de un avión Fairchild “Metro III” matrícula CX- LAS perteneciente a la empresa de bandera uruguaya “Air Class”, la cual se encuentra desaparecida desde las 20:00 horas de dicho día, pocos minutos después de despegar del Aeropuerto Internacional de Carrasco tras perder todo contacto con el Control de Tránsito Aéreo. Esta aeronave estaba realizando un vuelo de transporte de carga que tenía como destino el aeropuerto de Ezeiza en la República Argentina.
Hasta la fecha, no se han hallado restos ni señales de la aeronave como tampoco de los dos tripulantes. De acuerdo a las informaciones recogidas de distintos medios que se han ocupado de este asunto, existen indicios que permiten reconstruir los últimos minutos de vuelo.
Los indicios disponibles hasta el momento, son los siguientes:
De acuerdo a los registros del radar utilizado por el Centro de Control de Área Montevideo, luego del despegue, el CX – LAS inició un viraje hacia la izquierda, saliéndose de la trayectoria de la salida normalizada prevista, para luego comunicar al Control de Transito Aéreo de Carrasco que iniciaba un giro a la derecha para retornar a la misma y seguir la ruta proyectada en el plan de vuelo. Inmediatamente después de transmitir este mensaje, realiza un giro brusco a la derecha con pérdida de altitud y desaparece del radar.
En la grabación del video del radar, se puede apreciar distintas actitudes del avión que resultan críticas, con maniobras bruscas en sus últimos segundos de vuelo.
En el mismo y de acuerdo a la lectura de la respuesta del transponder de la aeronave, se puede apreciar que la aeronave tenía en su último registro en pantalla una altitud de 2400 pies.
Considerando que el intervalo en el barrido del radar del cual se ha extraído la información, es de 12 segundos, la aeronave debió haber caído en un tiempo no mayor a 10 segundos, cuando solamente había completado siete minutos de vuelo.
El día sábado 8, una aeronave C- 120 “Brasilia” de la FAU hizo un vuelo siguiendo las mismas trazas que la aeronave desaparecida dejó registradas en el radar, con la finalidad de comprobar el buen funcionamiento del sensor radar terrestre y de su software.
Una vez finalizado el vuelo, se concluyo que el sistema radar funcionaba técnicamente normal.
De acuerdo a lo informado por los pilotos de la FAU, en la reconstrucción del vuelo debieron realizar maniobras muy ajustadas para seguir dichas trazas, al punto de no poder completar los últimos segundos de trayectoria, ya que esto hubiese requerido adoptar actitudes de vuelo peligrosas que podrían llevar a la pérdida de control del avión de la FAU.
Con base a estos elementos, surge la hipótesis (manejada como más probable por la FAU), que indica que el CX- LAS se precipitó a las aguas del Río de la Plata en un área próxima a la Isla de Flores, frente a Montevideo.
Para descartar la hipótesis de que la aeronave hubiera sido secuestrada por terceras personas, fueron revisadas las cámaras de seguridad del Aeropuerto Internacional de Carrasco, pudiendo comprobarse que en las horas previas al vuelo no subieron a la aeronave otras personas más que las afectadas a la preparación del vuelo y que solamente abordaron a la misma los pilotos a cargo de la operación.
Del análisis de los manifiestos de la carga transportada, se comprobó que se trataba de paquetes embarcados por la empresa DHL los que se presume se encontraban embalados de acuerdo a las normas de la empresa, no registrándose en esta documentación la existencia de mercancía peligrosa.
Hasta la fecha, las brigadas de búsqueda han rescatado de las aguas numerosos elementos que, una vez identificados, no resultaron vinculados al caso. Asimismo, mediante un helicóptero, se extrajo una muestra de agua al sur de la Isla de Flores, donde se avistó una posible mancha de combustible ó lubricante, con la finalidad de realizar un análisis que revelara si se trataba de un fluido de uso aeronáutico, lo cual no arrojo resultados que sirvieran para la investigación.
En el curso de los esfuerzos de búsqueda, se ha tomado declaración a numerosos testigos que afirman haber visto un destello en el área de la Isla de Flores, en el momento de la desaparición de la aeronave.
La Fuerza Aérea y la Armada Nacional del Uruguay tienen previsto continuar en forma conjunta con los operativos de búsqueda, haciendo su máximo esfuerzo con el objetivo de poder hallar la aeronave y sus ocupantes, no existiendo hasta la fecha, ningún plazo para la cancelación de la tarea.
Hasta aquí, hemos mencionado los datos disponibles, pero también existe la posibilidad de que la tripulación haya logrado amerizar de forma tal que la estructura de la aeronave no haya sufrido daños mayores con desprendimiento de trozos de la misma. En esta eventual perspectiva, y asumiendo que la tripulación haya evacuado a la aeronave sin chalecos salvavidas antes de su hundimiento, se debe tener en consideración que una persona en el agua, representa para la detección de las brigadas de búsqueda, un blanco muy pequeño dado que solamente queda expuesta fuera del agua la cabeza de la persona, lo que dificulta enormemente su localización visual desde el aire. A esto se suma la deriva producida por las corrientes, la cual luego de las seis horas, normalmente arrastra a una persona lejos del punto de impacto.
Volviendo al tema de la simulación del vuelo informado por la FAU, debo decir que es posible, dado que el sistema radar tiene un complemento que permite la grabación en video (en algunos modelos también el audio), por lo tanto, solo hay que ir a la sala técnica del radar, extraer la trayectoria seguida por la aeronave y sumar a ello los datos conocidos. Esto permite reconstruir en forma casi idéntica el vuelo de la aeronave desaparecida.
En cuanto a los parámetros que indica la tripulación FAU que no se pudieron cumplir, seguramente ha sido porque afectaban los parámetros de la aeronave utilizada para la reconstrucción del vuelo y lo llevaba a puntos críticos que ponían en riesgo su propio vuelo.
Por medios radiales se ha hecho referencia que a la hora de partida, la temperatura en superficie era de 6 ºC, los vientos algo así como 15 nudos (1 nudo = 1.852 km=1 milla náutica) con ráfagas de 30 nudos. Además toman en cuenta que la temperatura del agua en ese momento era de 16 ºC y que al ingresar a la costa los vientos eran de 30 nudos con ráfagas de 50 nudos.
En lo que respecta a efectos del viento, les comento que por lo que he tenido oportunidad de conversar con tripulaciones de aeronaves Metro (en especial MII), su comportamiento de vuelo con vientos fuertes tal como hay en la Patagonia Argentina es muy bueno. Por lo que me animo a pensar que si ha tenido algún factor sumatorio a la situación vivida por ellos en el momento de hacer esas maniobras criticas seria de muy bajo porcentaje.
Todos los detalles (pocos por cierto) que se manejan, permite abrir un abanico muy grande para especular lo que ha sucedido, pero hay algo que realmente por las experiencias vividas en mi labor en el área de búsqueda y salvamento, me llama la atención, y es la falta de restos en el área donde probablemente se encuentra la aeronave. Esto me lleva a pensar que la aeronave llego entera a la superficie del agua y, de ser así, el piloto podría haber realizado en amerizaje de tal forma que no se afecto sustancialmente la estructura con el impacto.
Siguiendo esta hipótesis, podemos plantear la posibilidad que la carga no estuviera bien amarrada motivo que impidió que la tripulación no haya podido salir de la aeronave , o bien que por el impacto se hayan desmayado, con las consecuencias lamentables que podemos imaginar.
En el caso que hubieran podido salir, seguramente que por la rápido de la emergencia, no han podido utilizar salvavidas (si estaban a bordo), y ante esta eventualidad, les aseguro que una persona en el agua, sin chaleco o algo que permita un buen contraste con el agua, es muy difícil de localizar dado que solo se podría ver la cabeza y en el mejor de los casos, hasta la altura de los hombros. También hay que tener en cuenta que en el área de la línea que va de Montevideo a la Bahía de San Borombom hay muchas corrientes encontradas sumadas a las características propias del encuentro entre agua salada y dulce
La única técnica de búsqueda más efectiva en estos casos, es utilizando el radar de la aeronave de búsqueda siempre y cuando su tecnología permita llevar el rastreo a baja altura y seleccionar el ángulo de barrido para estas circunstancias.
De acuerdo a las normas uruguayas, esta aeronave debería tener instalada una radiobaliza de localización de emergencia (ELT). Si es así, el tema es preguntar el motivo por la que no se activo. Esto puede suceder por muchas causas, entre ellas: que el impacto no haya sido brusco y por lo tanto no alcanzo para activar el sistema automático de encendido (trabaja con la fuerza G). Otro motivo: porque no estaba conectada; o bien, porque no tuvo un buen mantenimiento técnico; o porque la antena incorporada a la estructura de la aeronave (normalmente cerca del timón de cola) o el cable interno de la antena (que va desde el lugar de instalación de la ELT hasta el timón de cola) se haya desprendido o fracturado; etc.
Otra posibilidad es que se haya activado y simultáneamente comenzó a hundirse, de ser así, la transmisión de la ELT por debajo del medio metro de agua ya no tiene la suficiente potencia de irradiación como para llegar al satélite con la señal de emergencia.
La búsqueda no ha concluido, por lo tanto, es necesario esperar los acontecimientos y dejar que los organismos a cargo de las operaciones desplieguen todo su material humano y técnicos con la confianza que brinda los antecedentes de su buen desempeño en otros incidentes que han involucrado aeronaves y embarcaciones de superficie de gran y pequeño porte tal como son las dedicadas a deportes náuticos”.