Lectura recomendada: El Clan Puccio, de Rodolfo Palacios

“Me gusta preguntarle a la gente si me tiene miedo. Por todas las boludeces que se dijeron de mí. Ando por la calle y los encaro. Muchos se cagan de risa. Señora, ¿sabe quién soy? Pibito ¿sabe quién soy? Carnicero ¿me tiene visto de algún lado? Amigo ¿nunca vio una foto mía en los diarios? Señorita ¿le han hablado de mí? Y cuando les digo quién soy, muchos se caen de culo. Otros ni me conocen. Pero todos ven algo: soy inofensivo. Un viejo choto de 82 años”

Las palabras pertenecen a Arquímedes Puccio y son parte de una entrevista que le realizó Rodolfo Palacios, autor de El Clan Puccio (Planeta). Este es el libro que recomendamos esta semana.

El libro de Palacios cuenta en detalle todo lo que se supo sobre los secuestros llevados a cabo por el Clan. Estas historias van intercalándose con fragmentos de los diferentes encuentros que el autor tuvo con Arquímedes, un personaje siniestro que murió en 2013 sin haber admitido culpa sobre ninguno de los delitos que se le imputaron.

Sobre el autor: Rodolfo Palacios nació el 22 octubre de 1977 en Mar del Plata. Es periodista desde 1995. Trabajó en el diario La Razón y en las secciones policiales de los diarios El Atlántico de Mar del Plata, Perfil y Crítica de la Argentina. Colaboró en La Maga, Playboy, Caras y Caretas, Brando, Ñ, Muy Interesante, 7 Días, Orsai y en la revista Society de París. Fue subeditor de Información General de la revista Noticias y secretario de Redacción de la revista El Guardián. En la beca Clarín se desempeñó en Policiales. Realizó la investigación periodística para la serie Historia de un clan y formó parte del equipo autoral. Además escribió los libros El Ángel Negro, vida de Robledo Puch, asesino serial; Pasiones que matan, 13 crímenes argentinos, Adorables criaturas, crónicas grotescas de ladrones y asesinos; Conchita, el hombre que no amaba a las mujeres y Sin armas ni rencores, el robo al banco Río contado por sus autores. También es autor de dos biografías de la colección 200 argentinos, vida, pasión y muerte (1810-2010), dirigida por Jorge Lanata para la revista Veintitrés. Trabajó como editor en los libros Paracaídas & Vueltas, de Andrés Calamaro, y Senderos extraviados, de Enrique Symns.

 Hoy también se estrena la película de Pablo Trapero sobre esta familia que en la década del 80 secuestró y asesinó a varias personas. No se la pierdan! 

 

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Sobre los “presos con sueldo”: Las certidumbres y el mundo carcelario. Por Mario Juliano

Por Mario Alberto Juliano[1]

FOTO: LA NACION/ Sebastián Rodeiro.
Un preso trabaja en la imprenta del penal de Ezeiza

Los seres humanos precisamos determinadas certidumbres que nos den seguridad y nos permitan transitar, con cierta dignidad, por los avatares que nos propone la fantástica aventura de vivir. Sin esas certezas el devenir se transformaría en un caos, en un inconmensurable mar de interrogantes y contradicciones que nos paralizaría y terminaría anulándonos como individuos y como sociedad.

Nuestra vida de relación funciona más o menos de ese modo. Sabemos que si nos aplicamos y esforzamos en el estudio al cabo de un tiempo obtendremos un reconocimiento traducido en un título y quizá, si tenemos suerte, ciertos créditos profesionales. También tenemos la confianza que cuando nos aqueja un mal podemos dirigirnos a un hospital, donde nos medicarán, cuidarán y curarán. Llegamos a nuestro domicilio, accionamos una perilla y la luz se enciende. Y así sucesivamente.

Sin embargo esas certidumbres, que en cierta medida nos permiten conservar niveles aceptables de cordura, desaparecen cuando ingresamos en el mundo penitenciario. Las lógicas de este universo se encuentran atravesadas por discursos esquizofrénicos, que por un lado proclaman y prometen que las personas que atraviesen sus umbrales serán mejores cuando los abandonen, y por el otro se empecina en negar, de modo sistemático, los más elementales derechos que, se supone, deberían contribuir a hacerlos mejores personas. Contradicciones difíciles de explicar.

No ingresaremos en la cansadora redundancia de enumerar las carencias que se verifican tras los muros, ya que se trata de un dato vastamente conocido y corroborado. Lo que nos interesa es repasar, de modo sumario, la información que circuló en los últimos días respecto de trabajo carcelario que, en sustancia, no difiere en demasía de la que cíclicamente se echa a rodar sobre esta misma cuestión, alimentando ciertos fantasmas, que suelen coincidir con los fantasmas de la ignorancia.

La consigna reciente fue: “¿Cómo puede ser que un preso gane más que un jubilado? Once palabras que dichas de otro modo podrían ser inofensivas, pero que, ordenadas de esta manera, tienen el deliberado propósito de enardecer los ánimos de los espíritus más propensos a las protestas airadas y superficiales. Por cierto, la afirmación encerrada entre signos de preguntas hace ver que los presos, por el solo hecho de encontrarse privados de la libertad, se harían acreedores a un sueldo (como una suerte de estímulo al delito cometido) y que, para mal de peores, sería superior a las jubilaciones más bajas.

Por supuesto que esa afirmación es un reduccionismo malintencionado, que para nada se compadece con la realidad. La verdad es que los únicos presos que perciben una remuneración son los que trabajan y que, para mal de peores, sólo abarca al 20/30% de la población penitenciaria, superando con creces la tasa de desempleo del medio libre. Pero, a este dato debemos agregar otra aclaración: el 20/30/% de los presos que van a percibir el incremento en sus haberes y que originó este mini escándalo mediático, son los presos que se encuentran alojados en establecimientos federales. Sobre una población penitenciaria de unas 65.000 personas, los presos federales son unos 15.000 (redondeando), de donde el “beneficio” alcanzará a unas 3.000 ó 4.000 personas. Universo bastante reducido e insignificante, por cierto. Otra precisión: tampoco se trata que los pocos afortunados que tienen la suerte de percibir una modesta remuneración se la echan al bolsillo y hacen con ella lo que quieren (comprar drogas o mandar a matar a sus enemigos con sicarios contratados). No. De acuerdo a la ley, el 10% de ese importe se destinará a indemnizar los daños y perjuicios causados por el delito, el 35% para la prestación de alimentos (a sus familiares), el 25% para costear los gastos que causare en el establecimiento y el 30% restante formará un fondo propio, que se le entregará al egreso, como para que no salga con una mano atrás y otra adelante, si se me permite el lugar común.

El resto de los 10.000 presos federales no tienen acceso al trabajo, mientras que la realidad de las otras 50.000 personas privadas de la libertad en establecimientos provinciales (cárceles y comisarías) se trata de una “tierra de nadie”. Cada provincia tiene su particularidad, pero como regla general los presos que realizan tareas para el Estado (cocina, mantenimiento) y que si no los realizaran ellos el Estado debería contratarlo a terceras personas, percibe un “peculio”, que es una suma mensual simbólica, cuyo importe desconozco en la actualidad, pero que debe oscilar entre las dos y las tres cifras. El trabajo para terceros (empresas y comerciantes que se establecen intramuros) no tiene regulación de ningún tipo y el común denominador es el abuso (salarios muy por debajo de los que se abonan en el medio libre por igual tarea, no se tributa a la seguridad ni a la previsión social y, como si todos estos “beneficios” fueran pocos, los empresarios y comerciantes suelen usufructuar de modo gratuito la energía que provee el Estado, esto, luz y gas). En este punto queremos hacer una nueva disquisición: el Estado debe promover el trabajo en las cárceles y los privados que deseen establecerse tras los muros deben obtener beneficios que los estimulen a hacerlo, pero esos beneficios deben traducirse en desgravaciones y promociones y, de ninguna manera, a costa de la parte más débil de la relación, que es el salario del trabajador, que en este particular caso se trata de un trabajador en singulares condiciones de desventaja y vulnerabilidad.

Regresando a las certidumbres, una de las notables adquisiciones del mundo civilizado ha sido que el trabajo humano debe ser remunerado, principio que consagra la Constitución, las leyes que se han dictado en su consecuencia y el derecho internacional de los derechos humanos. En las antípodas, el trabajo humano que no se remunera se llama esclavitud, mientras que el trabajo humano remunerado por debajo de las escalas convencionales se llama explotación. Y no creo que ninguna sociedad civilizada pueda jactarse de tener parte de sus integrantes en alguna de las dos últimas situaciones, aunque esos integrantes sean la parte más indeseable de la sociedad.

El debate que en realidad subyace en esta discusión es el modelo penitenciario al que aspiramos. Si continuaremos apostando a un modelo que cosifique a los individuos, que persista en negarle sus derechos y en hacer de la violencia el común denominador de la vida, o a un modelo que contribuya a resignificar a las personas, dispuesto a tenderles la mano para brindarles una nueva oportunidad. En resumidas cuentas, un modelo de sociedad caracterizado por las espirales infinitas de la violencia o una sociedad dispuesta a construir la convivencia y la pacificación.

 

[1] Director Ejecutivo de la Asociación Pensamiento Penal y juez del Tribunal en lo Criminal 1 de Necochea

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Drogas: la búsqueda de un cambio de paradigma

FOTO: CELS

Este lunes y martes se llevó a cabo el seminario “Drogas: de la prohibición a la regulación”, organizado por el Centro de Estudios Legales y Sociales y la Universidad Torcuato Di Tella.

Estos son algunos fragmentos de la apertura del seminario, en donde se planteó la necesidad de un cambio de paradigma en la lucha contra el narcotráfico y se debatió sobre el fracaso de la llamada “guerra contra las drogas” :

 

Horacio Verbitsky, presidente del CELS:

  • “Hablamos de un paradigma fracasado a lo largo de 50 años pero ese fracaso no ha implicado ningún cambio profundo en el discurso estigmatizador, discriminador, primitivista que acompaña a ese paradigma fracasado”.
  • “Cuando se percibe el escaso resultado de las políticas no se pone en revisión el paradigma que las justifica sino que se atribuye a insuficiencias de rigor, de perseverancia o de fuerza insuficiente en su aplicación. Y el fracaso lejos de conducir a la revisión del paradigma, lo fortalece”.
  • En los 80, durante el gobierno de Alfonsín comenzaron las presiones del Comando Sur para que la Argentina se sumara a la denominada guerra contra las drogas: “Nosotros planteamos una inversión de los términos: frente al flagelo de las drogas, el flagelo de la represión, que se realiza con el pretexto del combate a las drogas. Y esto sigue siendo real en este momento en la Argentina. Estamos en un momento electoral y este tema es un arma arrojadiza que cada candidato arroja contra el otro”.
  • “Desde el CELS como organismo de derechos humanos queremos reflexionar y queremos debatir sobre este tema ya que no tenemos dudas de que las consecuencias  de la guerra a las drogas son mucho más nocivas que las drogas. Y planteamos, como es la invitación de este seminario, pasar de la represión a formas de regulación, de control, que es un fenómeno que se está dando en todo el mundo. Porque la militarización y la violencia asociada al narcotráfico no pueden separarse de la prohibición y de la satanización que se hace alrededor del tema”
  • “Estas políticas son responsables del encarcelamiento masivo de personas cuyo nivel de responsabilidad en las cadenas de tráfico es nulo. Ha afectado el desarrollo e impactado violentando las comunidades más vulnerables de nuestras ciudades. Ha propiciado la reaparición de la tortura sistemática o de la desaparición forzada en muchos de nuestros países. Aquí en la Argentina el tema del narcotráfico es uno de los argumentos con los cuales las distintas policías manejan la relación con los jóvenes varones de los barrios pobres. Cuando algún adolescente o algún joven es detenido con un cigarrillo inmediatamente se le plantea la alternativa: o cárcel o trabajás para nosotros”.

Gastón Chillier, director ejecutivo del CELS.

  • “Las consecuencias negativas de la “guerra contra las drogas” se verifican a lo largo del continente americano: vemos la consolidación de mercados ilegales de tráfico de drogas caracterizados por la violencia y la corrupción y las dificultades de los sistemas de justicia de la región para desarrollar una estrategia efectiva contra el crimen organizado. Al mismo tiempo, estás políticas agravan las condiciones de exclusión de cientos de miles de personas.”
  • “Para reflexionar sobre las nuevas respuestas estatales hay que repensar las prioridades y los objetivos de las políticas de drogas, y es imprescindible contar con información y diagnósticos de calidad sobre los aspectos económicos, sociales y de salud asociados a las drogas y también del impacto de las medidas aplicadas en las últimas décadas”.
  • “Desde nuestro punto de vista como organización que trabaja para la vigencia de los derechos humanos, hay medidas concretas y posibles que los Estados deben abordar para cuestionar el modelo prohibicionista y reducir su impacto (muchas de ellas se están llevando adelante en nuestros países vecinos)

FOTO: CELS

 

o   Explorar respuestas no punitivas, entre ellas la regulación de los mercados.

o   Orientar la persecución estatal a las organizaciones criminales y a los grupos que utilizan la violencia.

o   Descriminalizar el consumo y el autocultivo de drogas.

o   Establecer penas y condenas proporcionales y coherentes con los otros delitos

o   Desarrollar alternativas al encarcelamiento para las personas que cometen delitos no violentos asociados al tráfico de drogas.

o   Desarrollar políticas de salud con una perspectiva de derechos humanos destinadas a los usuarios de drogas que las necesitan.

Juan Gabriel Tokatlian,  director del Departamento de Ciencia Política y Estudios Internacionales de la UTDT

  • “Es evidente una disonancia entre las prescripciones existentes y el sentido punitivo del régimen internacional sobre drogas y las prácticas sociales y los intentos de ensayos sobre políticas alternativas por parte de los Estados. Acá hay una gran y profunda disonancia; la brecha ha  crecido de manera ostensible en las últimas tres décadas y por lo tanto hay en este campo una sensación de que estamos a puertas de un viraje paradigmático”.
  • “Hemos avanzado muchísimo en términos de la evidencia del fracaso de la guerra contra las drogas. El informe de Naciones Unidas nos dice que hay en el mundo 246 millones de consumidores de sustancias psicoactivas, pero nos dice por otro lado que en realidad el número de consumidores problemáticos es de 27 millones. Esas personas representan al día de hoy el 0,36% de la población del mundo. No es posible concebir una guerra contra las drogas por un problema real, genuino de salud que aqueja a 27 millones de personas. No podemos entrar en una guerra con base de que hay un núcleo, sí problemático que debiera resolverse con otro tipo de políticas, pero no podemos hacer la guerra en nombre de defender el bienestar y buscar la abstinencia de toda esta gente. Los datos sobre producción de UN, en 2013 Afganistán ocupada tuvo una producción de 5500 toneladas métricas de heroína. En el año 2014 Afganistán ocupada batió su propio récord: 6400 toneladas métricas de heroína. En el informe de lavados de activos la tasa de interceptación de lavado es de apenas el 0,2%. Una guerra por el 0.36% de la población, la cantidad de interceptación de lavado que se hace en el mundo es de 0,2% de todo lo que se lava. Me interesa remarcar que hay que seguir insistiendo el fracaso de la prohibición con los mismos datos que lo prueban”.
  • “La prohibición es un error, un problema, una tragedia que debe ser superada por un paradigma alternativo, humano, sensato, gradual; debemos introducir muy intensamente que la regulación también tiene fundamentos éticos: la autonomía personal, la justicia, el bienestar, la protección del ciudadano”

FOTO: CELS

 

Estos son algunos de los temas que se estuvieron debatiendo en este seminario:

Esto es un informe editado  por el CELS en conjunto con otras 16 organizaciones. (Para verlo online hacé click acá)

 

Y aquí les comparto un artículo que escribí hace un tiempo sobre las llamadas “mulas”, el eslabón más débil -y más perseguido- de la cadena del narcotráfico:

Mujeres, pobres y extranjeras: el perfil de las “mulas” presas en la Argentina

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Cuatro prioridades para una América Latina más segura

El siguiente es un texto publicado en el Blog Sin Miedos, del Banco Interamericano de Desarrollo (BID)

“¿Por América Latina es tan violenta? ¿La región está en un callejón sin salida? El crimen y la violencia son “las nuevas venas abiertas de América Latina”, parafraseando a Eduardo Galeano (1940-2015). En un artículo en Le Monde Diplomatique analizamos las múltiples causas de la violencia en América Latina, pero la cuestión clave es: ¿qué se puede hacer?

La noticia alentadora es que hay políticas y programas que están comenzando a mostrar resultados. Basándose en la evidencia que existe en la región sobre lo que funciona – todavía relativamente escasa, por cierto –, nuestro Documento Marco Sectorial de Seguridad Ciudadana y Justicia propone cuatro áreas prioritarias.

  1. Primero, invertir en prevención, con un enfoque en los factores de riesgo que afecta poblaciones vulnerables como los jóvenes, las mujeres y la poblaciones indígenas y afro-descendientes. Un ejemplo prometedor se observa en el área de la violencia de género y la violencia contra las mujeres. La iniciativa “ciudad mujer” de El Salvador es un ejemplo de calidad y servicios integrados oportunamente para mujeres que son víctimas de la violencia entre los que se incluyen la capacitación y la intermediación laborales, los servicios de salud y nutrición para los niños.
  1. Segundo, reformar la policía, abogando por una policía mas cercana a la comunidad y más efectiva gracias al uso intensivo de las tecnologías de gestión de la información. En Ecuador, por ejemplo, se ha introducido una nueva doctrina de vigilancia policial con resultados prometedores. Se han implementado reformas estructurales importantes en el gobierno y en la administración de su policía, y se fortalecieron los vínculos con las comunidades locales mediante la policía comunitaria, se mejoraron la calidad y la actualidad de los datos delictivos, y se intensificó el uso de la información para guiar el despliegue operacional de sus recursos. También se ha duplicado el presupuesto para la seguridad que pasó del 1% a más del 2% del presupuesto total y se aumentaron los sueldos de los agentes de policía para contar con la policía nacional mejor paga de la región. Estas reformas contribuyeron para obtener resultados importantes; el índice de homicidios cayó un 64% en tres años y llegó aproximadamente al 8 en el 2014.
  1. Tercero, reducir la impunidad, fortaleciendo la investigación criminal, agilizando la justicia penal, e invertir en la re-socialización y la re-habilitación con el propósito de reducir la alta tasa de reincidencia. Panamá está implementando un modelo de rehabilitación innovador para los delincuentes juveniles que buscan reducir la reincidencia en uno de los servicios más modernos e innovadores de la región. Este proyecto beneficia a casi un tercio de la población penal juvenil del país, donde reciben servicios de salud, programas de deportes, educación técnica, y capacitación vocacional. Los resultados preliminares indican que hubo cambios de comportamiento y una reducción de la reincidencia.
  1. Cuarto, fortalecer las instituciones, mejorando la coordinación entre las agencias del estado y los niveles de gobierno vertical y profesionalizando la gestión del sector, mejor información sobre el fenómeno delictivo y mas evaluaciones de los programas. Por ejemplo, el gobierno de Pernambuco en el noreste de Brasil ha renovado la forma en la que administra su política de seguridad con la introducción de prácticas de administración modernas y el control de los objetivos de rendimiento llevados a cabo por el gobernador del estado mismo. El Pacto por la Vida, introducido en el 2007, produjo resultados notables. Según la Secretaría de Defensa Social de Pernambuco, los índices de homicidio se redujeron de un 40% entre 2006 y 2013 y de 60% en la capital, Recife, a pesar de que los niveles de homicidios permanecieron altos en el Nordeste con aproximadamente 35 homicidios cada 100.000 habitantes.

Lo que hemos aprendido es que necesitamos comprender las causas que se encuentran en la raíz del problema de forma integral. Sobre esta base, necesitamos desplegar intervenciones adaptadas al contexto y enfocadas en eslabones críticos del ciclo de la violencia, basándonos en mejores datos y en más evidencia”.

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Drogas: de la prohibición a la regulación, un seminario organizado por el CELS y la UTDT

Las políticas de prohibición de la producción, el tráfico y el consumo de drogas han impactado en los sistemas de seguridad, de justicia y en las cárceles de América Latina. En las últimas cinco décadas, la insistencia en la “guerra contra las drogas”, y su abordaje militarizado, genera altos niveles de violencia y funciona como justificación de políticas de mano dura. Al mismo tiempo, las organizaciones criminales que dominan el tráfico de sustancias prohibidas no han sido debilitadas y muestran una gran capacidad de penetración en ámbitos clave de las instituciones estatales.

Pese a este panorama, durante años no se analizaron las consecuencias de estas políticas desde el punto de vista de los derechos humanos. Hoy casi un tercio de la población encarcelada lo está por delitos no violentos relacionados con las drogas, la legislación penal produce una asociación directa entre droga y delito que justifica la criminalización de los consumidores, la violencia de este tipo de política se localiza en los barrios pobres y deteriora aún más las condiciones de vida de sus habitantes y no se han implementado estrategias efectivas para el combate de las redes criminales más complejas. En consecuencia, la “guerra contra las drogas” produce impactos mucho más dañinos que el peligro que dice querer prevenir.

Este seminario busca hacer aportes a los debates actuales sobre las políticas de drogas en la región y en la escena global. También, examinar con detalle el impacto en la vigencia de los derechos humanos que tienen las políticas de prohibición vigentes y el rol cuestionador que tienen hoy algunos países de América Latina a partir de las consecuencias en estos territorios de la “guerra contra las drogas”. En el seminario también se analizarán las experiencias alternativas que están desarrollándose en la región: las reformas de las leyes de drogas y sus efectos en los sistemas criminales, la descriminalización del consumo, la regulación de mercados y los novedosos abordajes en el campo de la salud pública.
Lugar: Universidad Torcuato Di Tella, Campus Alcorta, Av. Figueroa Alcorta 7350, CABA.
Confirmar asistencia aseminariopoliticasdedrogas@gmail.com

Programa del seminario:

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“Reclusión no es lo mismo que exclusión”, dijo el Papa sobre las cárceles

El papa Francisco, en su reciente viaje a Bolivia, visitó la cárcel de Palmasola. Estos son algunos fragmentos de su discurso ante los detenidos y el personal que trabaja en esa prisión:

“Reclusión no es lo mismo que exclusión, porque la reclusión forma parte de un proceso de reinserción en la sociedad. Son muchos los elementos que juegan en su contra en este lugar – lo sé bien –: el hacinamiento, la lentitud de la justicia, la falta de terapias ocupacionales y de políticas de rehabilitación, la violencia, lo cual hace necesaria una rápida y eficaz alianza interinstitucional para encontrar respuestas”.

“Se trata de humanizar el poder”, dijeron ante estas declaraciones los miembros del Sistema Interinstitucional de Control de Cárceles, una organización creada en la Argentina en 2013, dirigida por el juez Gustavo Hornos y conformada por Magistrados del Poder Judicial, Ministerio Público Fiscal, Defensoría Pública; la Procuración Penitenciaria e integrada por representantes de la sociedad civil como el Colegio Público de Abogados y el Centro de Estudios Legales y Sociales.

Este Sistema tiene como objetivo principal garantizar los derechos humanos de las personas privadas de su libertad en la Argentina.

Por otra parte, en su discurso, el Papa resaltó la importancia del trabajo del personal penitenciario :

“Tienen una importante tarea en este proceso de reinserción. Tarea de levantar y no rebajar; de dignificar y no humillar; de animar y no afligir. Proceso que pide dejar una lógica de buenos y malos para pasar a una lógica centrada en ayudar a la persona. Generará mejores condiciones para todos”

El discurso completo:

 

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Gatillo Fácil: una novela gráfica sobre el caso de Fernando Carrera

En nuestra sección de lectura recomendada, les sugerimos hoy Gatillo Fácil, una novela gráfica que cuenta como relato non fiction el caso de Fernando Carrera, un hombre que fue condenado a 30 años de prisión por una causa que luego se denunció que fue armada por la policía.

El libro Gatillo Fácil , que ya puede conseguirse en librerías, combina dibujos, texto y material de la causa judicial y de la investigación periodística. Sus autores son Pablo Galfré, Karin Lisnovetzki y Sergio Ibáñez.

Los hechos por los cuales Carrera fue acusado ocurrieron el 25 de enero de 2005 en lo que se conoció como la Masacre de Pompeya. A las 13.50, tres peatones que cruzaban la avenida Sáenz, en el semáforo de Esquiú, en Pompeya, murieron al ser atropellados por el automóvil que manejaba Fernando Carrera cuando huía de la policía .

Según lo que contó Carrera, la policía lo confundió con un ladrón al que estaban buscando. Un grupo de efectivos policiales vestidos de civil que manejaba un Peugeot 504 negro sin ningún tipo de identificación policial intentó detenerlo realizando disparos, ocho de los cuales lo hirieron.

Con esas heridas, Carrera realizó tres cuadras en contramando en una avenida del barrio de Pompeya, atropellando a tres personas que fallecieron. Carrera asegura que el disparo le hizo perder el control de su auto, por lo que luego chocó contra otro vehículo y fue nuevamente baleado por la policía.

La versión de los hechos que mantuvo la policía fue otra: se habló de un tiroteo entre ambos autos y no hubo acuerdo sobre si Carrera estaba “inconsciente, consciente, semiconsciente” luego de los primeros disparos de la policía.

El caso de Carrera fue utilizado para la realización del documental “El Rati Horror Show”, de Enrique Piñeyro. Allí se presentaron las denuncias de irregularidades en la investigación que terminó condenando a Carrera por un hecho del que él siempre aseguró ser inocente.

 

 

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Estudió en la cárcel y se recibió de sociólogo: la historia de Martín Maduri

Martín Maduri tiene 39 años y está preso desde los 18. Gran parte de su tiempo en el encierro lo dedicó a estudiar. Y ese esfuerzo dio sus frutos: se convirtió en el primer hombre privado de su libertad que se recibe de sociólogo.

La carrera se dicta en el ámbito carcelario bonaerense gracias a un convenio firmado entre el Ministerio de Justicia de la provincia de Buenos Aires y la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM). Martín, que hoy está alojado en el programa Casa por Cárceles de la Unidad 47 de San Isidro, cursó las materias en la Unidad 48, que es donde funciona la extensión de la UNSAM.

Su tesis, titulada “Sin berretines. Sociabilidad y movilidad intramuros. Una mirada etnográfica al interior de la prisión”, fue calificada con un 10. De esta última evaluación fue testigo la jueza de Ejecución Nº 1 de San Martín, María del Carmen Rodríguez Melluso, que tiene a cargo la causa.

“Es un orgullo que sea la primera persona privada de la libertad que logra este título. Quería estar presente para acompañarlo en este logro personal y de esta manera podemos ver la importancia de que haya universidades en el ámbito penitenciario porque acá con Maduri podemos ver los resultados. Esto hace que se motiven otros detenidos y es una posibilidad de apostar al efecto contagio porque la educación sin dudas les brindará herramientas para cuando queden en libertad y para mejorar sus proyecto de vida”, dijo la jueza.

Por su parte Martín, luego de defender su tesis, sostuvo: “Me siento muy contento por la posibilidad que tuve en la cárcel de transformarme en un sociólogo. Es muy rico en lo personal, más sabiendo que puedo ser un ejemplo para los demás y demostrar que de los penales no solo salen cosas malas y negativas”.

Martín espera recuperar su libertad este año. Lo hará con una nueva herramienta: la que le dio la educación. Saldrá con el título de Licenciado en Sociología.

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Un asesinato de hace 430.000 años, ¿el primero de la historia?

Un grupo de investigadores habría descubierto los restos de lo que podría ser el primer hombre asesinado en la historia.

Se trata de un hombre adulto, preneandertal, del norte de la península Ibérica. Según pudieron determinar los expertos, este hombre recibió dos golpes fatales en la frente, sobre el ojo izquierdo.

Los restos fueron encontrados en una cueva denominada Sima de los Huesos, un yacimiento emblemático en el sistema de cuevas de la Sierra de Atapuerca (Burgos, España).

Según informó la BBC, el cráneo fue analizado con técnicas de imágenes médicas modernas. “La reconstrucción virtual mostró que las dos fracturas claramente visibles en la zona frontal eran casi idénticas, lo cual indica que “ambas fueron causadas por el mismo objeto””, indicaron.

“Sospecho que cuando más retrocedamos en el tiempo y encontremos evidencia forense clara como la de estos autores, veremos que la violencia (…) ha estado con nosotros desde el mismo tiempo que la cultura“, dijo Debra Martin, antropóloga de la Universidad de Nevada, EE.UU, según cita la BBC.

En la misma cueva fueron hallados los restos de al menos otras 28 personas. El sitio viene siendo estudiado por científicos desde más de tres décadas.

Un artículo publicado en El País analiza la cuestión de la violencia y los humanos. Aquí un extracto de esa publicación:

"Violencia y muerte… ¿Exclusividad humana?
La agresión y la muerte intencionada de un semejante, ¿es una característica exclusiva de los homínidos? “En absoluto. Hay agresión y muerte intraespecífica a montones en el reino animal, dentro y fuera del grupo de las especies sociales, incluidos los chimpancés”, señala el paleontólogo Juan Luis Arsuaga. “Se mata por el territorio a los miembros de otros grupos y por el estatus, la jerarquía, a los del propio grupo, especialmente entre machos”. Por supuesto ha habido violencia y muerte en los pueblos cazadores y recolectores modernos que se han estudiado científicamente, añade este catedrático de la Universidad Complutense."

Para leer el artículo completo en El País, hacé click acá

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Presentan alternativas para un modelo penitenciario diferente

Hoy a las 14 en el Salón de los Pasos Perdidos de la Cámara de Diputados de la Nación, la Asociación Pensamiento Penal, una ONG argentina dirigida por el juez Mario Juliano e integrada por otros magistrados, fiscales, defensores oficiales, letrados particulares, funcionarios judiciales, profesores universitarios y estudiantes de derecho, presenta una propuesta de ideas fuerza para generar un cambio en el sistema penitenciario del país.

Las bases de la propuesta, aquí:

 

Punta de Rieles, el modelo de cárcel uruguayo que inspiró la propuesta: hacé click acá para leer sobre esta cárcel

FOTO: Maximiliano Amena/LA NACION.
La cárcel uruguaya Punta de Rieles intenta aplicar un modelo penitenciario que replique lo mejor posible la vida en libertad, en la búsqueda de una verdadera resocialización de los detenidos

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