Nuevamente tengo el lujo de recomendarles otra lectura policial de un muy buen escritor y periodista argentino. Se trata del libro Pendejos, de Reynaldo Sietecase. Si bien es una novela, Pendejos aborda uno de los temas más polémicos de nuestra realidad: la vida de los menores en conflicto con la ley penal.
Partiendo de hechos que ocurrieron en la realidad, Sietecase intenta mostrarnos el “detrás de escena” de una serie de asesinatos cometidos por menores de diferentes contextos socio económicos.
Pero para qué contarlo yo, si se los puede contar él mismo. A continuación, una breve entrevista con el autor del libro recomendado.
¿Por qué elegiste el tema del vínculo entre los menores y el crimen para escribir un libro?
Sietecase: Por mi trabajo periodístico me enteré que había una decena de menores condenados a cadena perpetua en Argentina. Esa situación viola tratados internacionales. Conocí una de las historias, la de un chico de mendoza que se había cosido la boca para protestar y empecé a interesarme por el tema de los menores delincuentes. Esos pibes que son víctimas y, a la vez, victimarios. Después me pareció que lo mejor que podía hacer era narrarlo desde la literatura.
Los casos, como bien comentás al final del libro, tienen similitudes con hechos reales. ¿Cómo elegiste qué casos querías contar en ficción?
Sietecase: Desde hace más de diez años guardo recortes de diarios con los casos policiales que me interesan. Es un ejercicio profesional. Y cuando decidí escribir los cuentos de Pendejos tomé diez hechos que involucraran a menores -en todos los casos matando- y sólo con esa información básica los llevé al plano de la ficción.La literatura tiene una fuerza y una riqueza que no posee el documento periodístico. La literatura no es contradictoria con la realidad, a veces la completa o la complementa. Esto ya lo decía Borges.
¿Qué caso policial vinculado con un menor –en la vida real- te impactó más?
Sietecase: Es uno de los que ficcioné. Un chico de doce años que mató a su padre que violaba a su hermana mayor. El padre era policía. Es el asesino más chico de los que se narran en el libro. El cuento se llama Pelusa duerme en el sillón. Hace unos meses el grupo de rock Hijos de Babel, hizo un tema basado en ese cuento.
¿Hay algún caso real que te gustaría narrar sin ficcionarlo?
Sietecase: No. Prefiero ir siempre hacia la literatura. La ficción me permite inventar escenas, agregar personajes y diálogos. La narración real tiene un compromiso con la verdad que no se puede violar. Y yo prefiero dejar el periodismo para mi laburo de todos los días.
El tema del libro es una cuestión de permanente debate en los medios y en la sociedad. ¿Qué opinás de los proyectos que piden bajar la edad de imputabilidad?
Sietecase: En esto tengo la misma opinión que los expertos de Unicef. Debería existir un régimen penal para menores, es decir que sean imputables, que no dejen de “pagar” por un crimen, pero que esa pena esté en relación a su edad y que tengan todas las garantías del debido proceso: abogado defensor, un fiscal que los acusa y un juez que dictamina sentencia, pero en relación a la edad y con centro carcelarios que les permitan volver a la sociedad. El sistema actual es perverso, todo queda en manos de un juez de menores. Y cuál es el resultado: los menores pobres que delinquen van presos y los menores con plata que matan, terminan siendo declarados inimputables o en un centro de salud. Además el hecho de que exista una pena también le permite a los familiares de las víctimas algún tipo de reparación.
¿Qué medidas pensás que se podrían tomar para prevenir y para trabajar sobre la delincuencia juvenil?
Sietecase: Cuando un chico toma un arma, ya todo está perdido. Quiere decir que fracasó el Estado, la escuela, la familia…Hay que actuar antes. No es sencillo porque muchos de los chicos que delinquen son hijos de padres que están presos o en la droga. Hay que tratar de rescatar a esos pibes. Te doy un dato: según reconoció hace un par de años el gobernador Daniel Scioli, sólo en Bs Aires hay 400 mil chicos que no estudian ni trabajan. Es un ejército de desamparados. Con esa cifra es un milagro que la violencia no sea mayor.
En el libro, a mi entender, se logra un equilibrio interesante en la presentación de víctimas y victimarios, al narrar detalles de las vejaciones y miserias que vivieron los menores antes de cometer sus crímenes. ¿Pensás que en el periodismo policial debería haber más información de los dos lados de la historia?
Sietecase: Sin duda. Pero en general que le pasa a un pibe que mata o que le pasó, no le interesa a nadie. Esta es otra razón por la que elegí trabajar este tema desde la ficción.
¿Qué opinás de cómo se cubren, en general, los casos policiales que vinculan a menores en televisión? ¿Y en prensa gráfica?
Sietecase: Es un verdadero desastre. Son los casos que mejor se prestan para el sensacionalismo. Te voy a contar algo que nunca conté. Cuando salió el libro una importante productora me compró los derechos para la tele. La idea era hacer una serie con cada uno de los cuentos y cerrar con un pequeño debate sobre el tema de los menores y la violencia. Me pagaron muy bien. A los seis o siete meses, cuando pregunté cómo iba el proyecto me dijeron que no se animaban a hacerlo.Una pena, creo que hubiese ayudado a crear conciencia. Y sobre la prensa gráfica lo mismo. El tratamiento no es tan sensacionalista pero podría tener más data sobre la historia de los chicos.
¿Cómo llegaste al género policial?
Sietecase: Llegué primero como lector. Desde muy pibito leo libros de aventuras y novelas policiales, desde Salgari a Sherlock Holmes. Y como autor, es un género en el que me siento muy cómodo. Es cercano al periodismo, por lo menos en cuanto a los métodos de investigación previa y además, el policial te obliga a contar una buena historia -el lector de policiales no tiene piedad con los bodrios- y a la vez te permite narrar una sociedad: las relaciones con el poder, la justicia, la policía. A través de una buena novela policial se pueden entender qué ocurre en una ciudad o un país.
¿Quiénes son tus autores favoritos en la literatura negra?
Sietecase: Del policial tradicional: los cuentos de enigma de Poe y las novelas de Chandler. Del nuevo policial europeo: Manuel Vazquez Montalban, Andrea Camilieri y Mankel están entre mis preferidos. En Argentina hay muchos autores buenos, sólo por citar algunos de muchos: Olguín, Abós, Sasturain, Batista, Oyola, Aguirre y podría seguir.
Además de los casos en los que te basaste para este libro ¿solés inspirarte siempre en hechos reales para tus relatos literarios?
Sietecase: No siempre, pero de hecho son un gran disparador. Como se dice hasta el cansancio, la realidad supera a la mejor ficción.
Tres libros que ningún periodista/escritor de policiales debería dejar de leer
Sietecase: A sangre fría de Capote, Operación Masacre de Walsh (el prólogo de ese libro además, contiene todo lo que un periodista debe saber para ejercer este oficio) y El sueño eterno de Chandler (en realidad casi todo de él). Agregaría dos más. Crimen y castigo de Dostoievski y El asesinato considerado como una de las bellas artes de Thomas de Quincey. Ambos fueron muy inspiradores para mí. Estos de una lista interminable de grandes libros.
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Sobre el autor
Reynaldo Sietecase es poeta, narrador y periodista. Ejerce el periodismo en medios gráficos, radiales y televisivos de la Argentina. Por su trabajo en radio fue distinguido con el premio Martín Fierro en 2006 y con el premio Éter a la mejor labor periodística en 2008 y 2009. Su programa Lado Salvaje fue galardonado con el premio Martín Fierro al mejor programa periodístico de televisión por cable en 2006 y 2008.
Es autor de los libros de poesía Y las cárceles vuelan (1987), Cierta curiosidad por las tetas (1989), Instrucciones para la noche de bodas(1992), Fiesta rara (1996), Pintura negra (2000), Hay que besarse más(2005) y Mapas para perderse (2010). La antología Los poemas (2011) recopila parte de su producción poética.
Publicó las novelas Un crimen argentino (Alfaguara, 2002) y A cuántos hay que matar (Alfaguara, 2010), el volumen de relatos Pendejos (Alfaguara, 2007) y dos libros de crónicas: El viajero que huye (1993) y Bares (1997). En 2012 publicó el libro Kamikazes, los mejores peores años de la Argentina.