La historia de las tres mujeres que estuvieron secuestradas durante una década en Ohio va saliendo de poco a la luz, revelando detalles de lo que parece un policial de ficción, pero fue una verdadera historia de terror.
Pruebas de ADN confirmaron que Ariel Castro, dueño de la vivienda en la que fueron halladas las mujeres, y acusado de ser el secuestrador y abusador, es el padre de la nena de seis años que también estaba en la casa cuando Amanda Berry, Gina de Jesus y Michelle Knight fueron rescatadas.
La menor, nacida en cautiverio, es hija de Amanda. Los primeros detalles de esta terrible historia revelan que Berry fue obligada a dar a luz en una pileta inflable en la navidad del 2006.
Por su parte, Knight le contó a la policía que debió ayudar a amanda a dar a luz al bebé bajo las órdenes de Castro, quien la amenazaba con matarla si el bebé moría. Tuvo que hacerle respiración boca a boca, ya que durante el parto, el recién nacido dejó de respirar.
Los reportes policiales dicen también que Castro embarazó al menos cinco veces a una de las mujeres secuestradas, provocándole abortos haciéndola pasar hambre y pegándole en el estómago. Por estos casos, además de los cargos de secuestro y violación de los que ya está acusado, Castro podría enfrentar cargos por homicidio.
Castro estuvo casado con una mujer antes de los secuestros. Su nombre era Grimilda Figueroa.
. La mujer lo dejó luego de denunciarlo por reiterados y brutales maltratos hacia ella y sus hijas. Figueroa falleció en 2012.
En la casa de Castro, la policía encontró anotaciones en las que él se describía a sí mismo como un predador sexual. También decía que no sabía porque buscaba a otra mujer –para cuando escribió esa nota ya habría capturado a las dos primeras víctimas- y manifestaba deseos de suicidarse y dejarle todos sus ahorros a las mujeres secuestradas.
Las mujeres eran mantenidas encadenadas en habitaciones subterráneas la mayor parte del tiempo. Sólo se les permitió subir al garage un par de veces, y siempre disfrazadas. Estaban en cuartos separados, pero se conocían y sabían de la existencia de las otras, sabían que eran tres las que sufrían el mismo destino.
Según los primeros análisis de los investigadores, al haber sido sometidas a un permanente abuso sexual y psicológico, las jóvenes no tuvieron oportunidad de escapar, hasta ahora.
Uno de los hijos de Castro contó a la prensa que su padre no lo dejaba entrar a la casa y que muchas partes de la vivienda estaban cerradas con candado.
Lilian Rodríguez, madre de Castro, habló con la prensa y pidió perdón por las atrocidades cometidas por su hijo. “Soy una madre con mucho dolor”, dijo la mujer.