Muy fáciles de hacer y riquísímas, van bárbaro con dulce de leche o miel, y también para hacer un appetizer agridulce, con una feta de jamón crudo encima. Aquí, la receta de las vainillas gluten free. Espero que les gusten y me manden sus comentarios.
Ingredientes
Huevos, 4 huevos
Azúcar, 200 grs
Maizena, 200 gramos
Harina de mandioca, 50 grs
Esencia de vainilla, 1 cda de te
Azúcar para espolvorear
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Preparación
Batir las yemas con 100 grs de azúcar y agregarle las claras batidas a nieve con el resto del azúcar. Perfumar con la esencia e incorporar a la Maizena y la harina, previamente tamizadas.
Humedecer con rocío vegetal la plancha para hacer vainillas. Llenar una manga con la mezcla y llenar los huevos no hasta el borde. Espolvorear con azúcar y rociar apenas con agua.
Llevar a horno fuerte (180) por 8 minutos. Atención porque se queman rápido.
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LA FRASE DE HOY
“Cada vez que me preparo para un viaje me preparao como para la muerte. Si no volviera nunca, todo está en orden”
EN EL CAFÉ DE FLORE: cada vez que voy, más allá de que luego la visite en su casa, me encuentro con mi amiga Danielle en este bar, que está al lado de la Iglesia de St Germain des Pres, sobre el boulevard y Rue Bonaparte, para charlar a solas. Junto al Deux Magots, que está a una cuadra, son los dos legendarios cafés donde, allá por los ’50, “paraba” la flor y nata del existencialismo francés, con Sartre y Simone de Beauvoir a la cabeza.
Bueno, como les decía, me encontré allí con Danielle a las 9 de la mañana, mientras mis muchachos dormían, y nos despachamos con nuestra charla. Hacía mucho que no nos veíamos y teníamos montón de cosas para para contarnos. Nos conocemos desde hace 30 años y vivimos muy lejos una de la otra, pero cuando nos encontramos es como si viviéramos casa por medio.
Mientras ella, coquetamente, se maquillaba porque de ahí se iba a una compromiso que tenía, nos pedimos el desayuno. Ella tomó un pain au chocolat y un té; yo, agua mineral y un té de naranjas, ya que me reservaba un poquito para comer algo con Aldo y Franco cuando volviera al departamento y ellos desayunaran. Precio, en “el Flore”: 23 euros.
PARA AGENDAR: a aquellos y aquellas que amen los perfumes les pido que agenden el 18 de la Place des Vosges, en Le Marais. Allí Aldo me regaló un perfume que se llama Magdalena, del maestro perfumero Christian Louis, que es maravilloso en aroma y presentación. El lugar se llama Parfums et Senteurs du Pays Basque . Los perfumes están en el orden de los 59 euros. De paso, conocen una no de los lugares más lindos de París, como es esta plaza frente a la cual vivió Victor Hugo (ver galería fotográfica debajo) y también Julio Cortázas.
No voy a decir que París es barato, más si pensamos que todo hay que multiplicarlo por 6, pero debo ser honesta y decir, sí, que hubo precios que me sorprendieron mucho por la poca diferencia que veía con los de la Argentina.- Hay cosas que están más caras y otras, más baratas incluso que acá. En general, la mayoría de los restaurantes (Le Procope incluído), tiene un menú a precio rebajado y encontramos desde 10 hasta 25 euros.
La segunda noche que pasamos en París, y luego de visitar la tour Eiffel y Notre Dame y alrededores, paramos a comer en el L’Auberge St. Severin, sobre la calle del mismo nombre, cercana a la conocida Rue Mouffetard. Un lugarcito chico pero encantador, con manteles a cuadro y buen vino de la casa. Franco comió hamburguesa con papas fritas y nosotros, Aldo y yo, dos menús de 10 euros cada uno, más ½ jarra de vino: 43 euros con propina incluída.
Una Tarte Tatin en Le Buci, en uno de los puntos neurálgicos del Barrio Latino (la intersección de Rue de Buci , Rue de la Ancienne Comedie, rue Mazarine y Rue St André des Arts), está 6,80; un croque Monsieur (un sándwich de queso y…) a 8,50; una Coca Cola a 5.50
Como sabrán, pasamos una semanita en París con mi esposo y mi hijo, y puedo asegurarles que fue una semana soñada. Descanso, cero. Disfrute, diez. Armamos la agenda como para no perder ni un solo minuto, guía parisina de De Dios en la mano, y cumplimos el plan a rajatabla. Claro que no tuvimos más remedio que hacer lo superbásico: el tiempo no daba para más. No sobró ni un minuto, pero cada uno de los vividos fue encantador.
LA PRIMERA NOCHE: llegamos a la Rue de Seine y Boulevard St Germain des Pres, donde parábamos, a las 8.30 de la noche, lloviznaba (París sin lluvia no es París) pero no hacía demasiado frio. Ya el viaje desde el aeropuerto hasta el Barrio Latino fue encantador. La entrada a la ciudad revelaba que estábamos en sábado por la noche. Gente por todos lados; jóvenes aquí y allá; los bares a pleno y las mesitas de calle sin lugar para un alfiler. De modo que casi tiramos las valijas, nos lavamos la cara, nos peinamos y ganamos la calle.
Allí partimos a recorrer la Rue de Seine, la Rue de Buci, la Rue St André des Arts, la Rue de la Ancienne Comedie, lo que se llama el Carrousel de Buci (ver video), una especie de corazón palpítante del Quartier Latin, cercano al Odeon y a St Michel, donde siempre hay un vibrante movimiento de gente: turistas, estudiantes, parisinos, en fin, todo el mundo siempre anda dando vueltas por allí, ya sea para ir a la feria de la Rue de Seine como para ir algunos de los restó o tomar un cafecito en la vereda.
En los de la Rue de Buci había mostradores en la calle llenos de ostras y langostinos, como pueden ver en la foto de abajo. Pero nosotros nos decidimos por un pequeño traitteur japonés porque Franco quería comer sushi y, además, no teníamos ni idea de los precios. La elección fue excelente, y la repetimos otro día. Comimos regio los tres, con gaseosa y una pequeña botella de vino por menos de 30 euros.
A la salida, helados en Amorino, sobre De Buci, al lado de la famosa librería Taschen, cafecito en una esquina cercana y trufas en George Larnicol, una tentadora tienda de chocolates y macarons sobre el boulevard (no eran días para hacer dieta).
Amorino esuna nueva cadena de helados italianos que está por todas partes (hay alrededor de 20 sucursales en todo París) y tiene gustos maravillosos, además de cafés y otras delikatesen, como dulces, bombones y acetos. El helado más pequeño, 3,50 euros , en versión cornete o pequeño vaso de plástico que admite dos gustos.
Me impactó la cantidad de jack russell que vimos en París. A cualquier lugar que íbamos nos encontrábamos con alguien que llevaba uno de una cuerda. Los encontramos de diverso tipo. Con pelo largo, con pelo corto, con pocas manchas, con muchas manchas. Sobre el Boulevard St Germain o en Montmartre, en el Marais o cerca del Arco de Triunfo, la mascota preferida era este perrito que se hizo famoso en la película The Mask. Franco, enloquecido, ya que los adora porque como ustedes sabrán, nuestro amigo Francisco, es criador de esta raza.
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Estos arrolladitos los hice con una verdura que encontré en la verdulería donde siempre compro y que se llama grilo o grelo (elmuchacho que me lo vendí me había dicho que era peruana, pero recien una lectora me dijo que es una verdura italiana que se llama grelo. El que tenga mas datos sobre esta especie, POR FAVOR COMPARTANLO. Gracias).
Parece una crucífera, una pariente lejana del brócoli. Yo la hice al vapor y luego la piqué bien para preparar estos arrolladitos que salieron maravillosos. Aproveché, claro, una masa de hojaldre que tenía en el freezer y los serví con una rica ensalada de tomates, pero puede ser con cualquier otra verdura que tenga un color fuerte (repollo colorado, ajíes rojos y amarillos, etc). También podemos salsearlos con una bechamel liviana.Veamos de qué estoy hablando.
Ingredientes
Grilo, un atado
Ajos, 3
Cebolla picadita, 1 mediana
Queso rallado, 1 taza
Ricota, 200 gramos
Nuez moscada
Sal y pimienta
Nueces picadas
Manteca derretida, 1/2 taza
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Lugar mágico si los hay. Qué maravilla Montmartre!!!. Allá fuimos a almorzar un día, luego de pasar varias horas en el Louvre, recorriendo salas y respirando todo el arte que nuestros ojos alcanzaban (ver video a continuación y tambien la filmación navegable de Google Maps que adjunto). Por supuesto, nos quedaron cientos de cosas por ver. Recorrer este museo detalladamente demanda días enteros. Pero nosotros habíamos armado una agenda apretada porque teníamos poco tiempo.
No pudimos dejar de maravillarnos una vez más por la impresionante red de metro que tiene París. No tomamos un solo taxi en la ciudad: sacamos la tarjeta Paris Visite, como me había recomendado mi amigo Julián de Dios, autor con su papá de las maravillosas guías de las principales ciudades del mundo, y recorrimos todo en metro. Espectacular. Así fue que partimos hacia la Place de Tertre, la plaza donde se congregan los artistas a pintar a la vista de los turistas, pero unos metros antes nos sentamos a comer en Le Relais de la Butte, donde pedimos el menú del día, algo ya muy generalizado en casi todos los restaurantes y que consiste en dos platos (primero y segundo, o cualquiera de estos dos más postre) por una cantidad fija de euros que, por lo que pudimos ver, va desde los 10 euros hasta los 25.
En este caso el menú estaba a 15 euros por persona. Les cuento lo que comimos: Aldo comió una entrada de crepes de harina integral rellenos de paté con ensalada más las supremas con una crema de mostaza de Dijon; Franco, una hamburguesa casera con puré y un helado; y yo, las supremas más una crema de café. Franco tomó gaseosa; Aldo, cerveza, y yo una copa de vino rosado, más dos cafés. Todo, con propina incluida, 56 euros, como pueden ver ustedes en el ticket.
Quiero compartir con ustedes anécdotas, fotos y experiencias que hace unos días, cuando estuvimos una semanita en París. A decir verdad, nos tocó un tiempo no todo lo soleado que nos hubiera gustado pero agradable, sin lluvias y con una temperatura similar a la que estamos viviendo acá. Ya les iré contando todo lo visto en diferentes posts, pero vamos a empezar por la moda que capté por las calles del Barrio Latino.
No digo que esta sea la moda de las pasarelas ni la de Place Vendome, sino la que vi en la calle en mujeres y hombres comunes, algunas más grandes, otras jóvenes, adolescentes, pero moda común y corriente. Llevada como la llevan las francesas, de una forma original, segura y canchera.
Al final del post incluyo un videíto que filmamos a la entrada del metro Odeon, donde una chica ciega canta canciones francesas con un perro a sus pies. Es cierto que desafina un poco, pero basta escucharla para sentirse transportado a esa ciudad tan mágica y maravillosa. Vamos ahora al tema de hoy, que no es una receta, sino algunas tendencias de la moda otoño-invierno que nosotros usaremos el año que viene.
SILUETAS: sin duda las formas del otoño que empieza en el hemisferio norte dibujan un contorno muy femenino, con la cintura marcada, la chaqueta entallada, los pantalones ajustados, los hot-pants, la mini, las calzas y los tacones altos, tanto en stilettos como en abotinados con algo de plataforma plataforma.
Las más jóvenes gastan el superpuesto: la camisa larga bajo un chaleco y encima una chaquetita corta y entallada. Abajo, un jean chupín o una mini, cuando no un shorts con medias negras opacas.
Mucho, muchísimo trench en toda la gama del beige; camperas cortas con piel adentro (como nuestros gamulanes); chalecos de piel para usar con jeans, borcegos y debajo del tapado.
IMPRESCINDIBLES: ruedos irregulares; el poncho, en diferentes versiones, principalmente tejido, y la capa; el echarpe o pañuelo enrollado al cuello como impuso Sarah Jessica Parker en Sex and the City; esmaltes de colores intensos para uñas cortas pero con forma; aros argolla grandes y muy finitos.
COLORES: como siempre, el negro es el color que uno más ve por las calles de París. Las francesas lo aman y lo llevan de maravillas, mejor que nadie. A este clásico le suman el gris y el camel, en mil combinaciones diferentes que van desde lo muy cool a lo más chic, y agregan los colores vedettes de la temporada: naranja y azul Francia. Los llevan en chaquetas, accesorios, boinas, echarpes o tapados, siempre sin exagerar, en la cuota justa para estar a la moda pero jamás overdressed.
IMPRIMÉS: sigue el animal print, principalmente en accesorios; reaparece el cebra; sigue el jacquard en echarpes, sueters, chalecos y cardigans, y brilla el pied de poule grande, muy Chanel, que va de maravillas con un toque de colorado. Una rentrée? El patchwork, que se usa hasta en tapados.
AL HOMBRO: carteras y bolsos grandes en colores clásicos y también vivos para revitalizar un atuendo negro; mucha bandolera; mochilas y, una gran estrella, el modelo Birkin, copiado al dedillo o recreado, en beige o de colores (lo más es tener uno en azul Francia).
A LOS PIES: chatitas, muchas chatitas; borcegos; botas de todo tipo, desde las largas y finas hasta las de punta ancha y piel adentro, como pantuflas, que ya se vieron acá este invierno, y stilettos, para todas aquellas que decidieron explotar el coté más sexy y femenino.
DE CABEZA: pelos multicolores, sí, pelo teñido de colores vibrantes como fucsia, verde, azúl intenso, naranja. Y no una o dos mechas, toda la cabeza. Si es largo, lacio, bien años ’70, o una melena corta vintage. Se ve también la colita y el chignon un poco decontracté.
El sábado 15 llegamos a Madrid a mediodía y teníamos que esperar hasta las 10 de la noche para tomar el vuelo de regreso a Buenos Aires. Era mucho tiempo de espera, y por eso decidimos dejar el equipaje en consigna, e ir a almorzar y pasear un rato por Madrid. Elegimos Plaza Mayor y alrededores ya que el casco histórico tiene siempre un gran encanto. Sol radiante y 28 grados de temperatura.
Lo primero que hicimos fue buscar un lugar en la plaza para almorzar, y ahí mismo atacamos unos bocados de tortilla a la española con cerveza helada. Luego, gambas al ajillo y pollo al ajillo también, con papas a la española. De postre, helado y una porción de Tarta de Santiago, que estaba muy bien hecha. Todo rico, pero normal. No demasiado barato: algo más de 80 euros. Casi diría que un pelín más caro que en París.
Después empezamos a caminar por la Plaza y sus alrededores; la Puerta del Sol, que se preparaba para la marcha de los Indignados; la Plaza de Oriente (los invito a navegar al pié la filmación de Google que la muestra) … Hacía como cuatro o cinco años que no iba a Madrid y me llevé varias sorpresas.
La crisis se nota y bastante. ( Razones no faltan: hay un 21 % de la población desocupada.). Por empezar nunca había visto la ciudad, o al menos esa parte de la ciudad, sucia como la vi ahora. Papeles tirados por todos los lados, desorden y, lo que más me impactó: mucha gente pidiendo y muchos artistas callejeros, a razón de dos por cuadra, que desplegaban algún tipo de arte para luego pasar la gorra. Debo admitir que había muchos muy ingeniosos, más que los que solemos ver en Sal Telmo los domingos (ver la foto que abre y adivinar sobre qué está sentado ese muchacho) , pero así y todo me apenó encontrarme con esas imágenes cuando tenía en la memoria las de la Madrid brillante, pulcra y elegante de hace unos años.
Esta receta la encontré en epicurious, un blog que siempre tiene la última palabra en gastronomía. Ellos reprodujeron una receta de los macarons Ladurée, la famosa maison parisina que los hace de manera soberbia. Yo los probé hace poco cuando me los trajo desde París la encantadora Luisa Corradini (aprovecho para agradecerle desde este lugar a ella, y a su esposo Carlos, sus gentilezas y atenciones), y quedé impactada, impactada por el sabor y por la presentación. Más que macarons parecían joyas!. Daba pena morderlos… Pero los mordí finalmente y caí desmayada. Un éxtasis.
Necesitaba conseguir una receta con urgencia y la encontré en ese blog que mencionaba más arriba. Según dicen las indicaciones, con las medidas siguientes salen 10 macarons de chocolate grandes o 50 pequeños. Aquí va. Yo aún no hice aún la receta, pero espero que cuando ustedes lo hagan me comenten cómo les salieron. Aclaración fundamental: es una receta delicada, no fácil, porque se trata de una confitura de alta sofisticación.
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ACLARACION: acá les paso el link de la receta que mandó Guillermina Dirizar, y que publiqué en este blog hace un tiempo:
Lo hago habida cuenta de las discusiones y polémicas que despertó el post de los macarons de Ladurée, pese a que aclaré que no los había hecho yo misma sino que me los habían regalado.
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Ingredientes
Azúcar, 275 grs
Almendras muy molidas, 140 grs
Claras, 4
Cacao, 25 grs
Chocolate amargo, 325 grs
Crema de leche, 300 grs
Manteca, 75 grs
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