Cuentos a la crema, Poemas al agua y Escritos granizados…Tres de un par imperfecto

Tres de un par imperfecto, el libro de Diego Tedeschi Loisa, gira en torno al número tres. Son tres libros. Son 33 cuentos. Son 15 alter egos. Son 9 secciones en los poemas. Su gesta es puramente independiente y sus libros, que aún aguardan fecha de presentación en sociedad, se publicaron en Editorial Bubok.

Promete ser una celebración ese día. Diego cuenta que espera que puedan estar lxs 15 modelos de las tres tapas –entre ellxs lx artistx Susy Shock, lx músicx Karen Bennet, el actor Marco Gianoli, la activista Lohana Berkins, varios jugadores de Los Dogos y un jugador de Gapef-, el ilustrador Rubén Gauna, los fotógrafos de las tapas Javier Fuentes y Nicolás Fernández, lxs fotógrafos que me retrataron en las tres contratapas: Luis Madril, Candela Krup y Dante Pell y Cristian Almirón que me vistió a través de Trapos Facciosos. Jésica Benel que supervisó el diseño final de las tapas en un momento crítico. Lxs autorxs de los personajes de los escritos: Vida Morant, Neyda Pitt, Julio Lago, Sergio Maulen, Carlos Mendes, Alejandra Cernadas, Enrique Tagliafico, Silvina Mestre y Carlos Vitelleschi, artista y hermano de Oscar Vitelleschi. Y las musas que lo inspiraron.

“Lo que importa es que esto ya no es más mío. Es de quien se anime a leerlos. Y esa es la celebración. Mi celebración”, dice Diego en esta entrevista con Boquitas pintadas.

– ¿Me podés contar cómo surgen este libro que son tres?

– Para mediados de 2009 estaba pasando poemas garabateados de mis pasadas vidas y tenía ganas de escribir un libro de esa poesía, casi sin retoques. Pero en noviembre de 2009 una musa inspiradora, más precisamente un estro, me obnubiló con su luz y comencé a vivenciar una historia que un amigo, el Dr. Daniel Antuni, me empujó a escribir. Esa inspiradora historia siguió su curso casi todo el verano de 2010 y me dio una energía plena para construir otros relatos. Así que me planteé escribir unos cuantos cuentos más y rescatar un cuento que siempre me había gustado, Isósceles, publicado en los años ’90 en la revista NX, periodismo gay para todos.

En ese instante se dieron dos cosas: por un lado, no podía dejar de construir historias. Todos los días aparecía algo, una inspiración, una idea de alguien, y así, ese libro de poemas con algunos cuentos se fue transformando en un libro de poemas y otro de cuentos; por el otro lado, al bucear en la colección de revistas Nexo y NX, de las que formé parte durante un largo período, me empujaron a mirar muchos de las ficciones publicadas allí por parte de mis queridxs compañerxs y amigxs.

Siempre con Gustavo Pecoraro -con quien construimos muchos momentos históricos- Deportistas Argentinos Gays (donde está el equipo de Los Dogos), el programa de radio El Vahído y las Jornadas Homenaje Carlos Jauregui, por citar tres instantes de construcción LGTBIQP…Z- decíamos que había que rescatar la Memoria. Y ante la magia que los textos ficcionales provocaban en mí es que quise rescatar esos alter ego de mis queridxs compas, sumando mis propios alter egos y nuevos alter egos de gente maravillosa que conocí en los últimos años y repensé la propuesta en tres libros, en una quijotada que solo era una posibilidad de sueño.

– ¿Cómo decidiste el nombre?

– Siempre hablaba de que estaba construyendo dos libros. Y, de repente, llegó el tercero. Entonces, ese par imperfecto de textos tenía que copular con ese monstruito que venía carreteando a partir del tipeo -el preciso pasaje del papel a la pc- para dar forma a un tres de un par imperfecto. Fue sencillo asociarlo al gran álbum de King Crimson, “Three of a perfect pair”, pues la música está presente en los tres libros como un aroma más, y eso lo facilitó todo. Claro que decidimos, con la editora general Neyda Pitt -que colabora con su alter ego en el tercer libro- que cada libro tenía que tener un título personalizado. Y como la fuente de luz inspiradora fue un heladero que dio el tono ideal al cuento que se titula vainilla y frutilla, pensé y  pensé y pensé que tenía que despertar todo desde ahí, desde el matiz de una heladería; de hecho las tapas iban a estar relacionadas con una heladería. Hay bocetos de ello. En resumen: Cuentos a la crema, Poemas al agua y Escritos granizados son los títulos que engalanan tres de un par imperfecto.

– ¿Qué te inspira la idea del par imperfecto?

– En mi vida, MG y yo somos un par imperfecto. Cuando estoy con un amigo o una amiga charlando, tenemos nuestro momento de par imperfecto. Soy muy perfeccionista, será por eso que estudio la carrera de corrector, y por eso me fascina la imperfección. El par imperfecto es un momento soñado con alguien que amo –familiar cercano, amigx, compa o pareja-. Mi par imperfecto sos vos ahora preguntando. El par imperfecto fuimos Vida Morant y yo conduciendo El Vahído, fuimos Neyda y yo deconstruyendo todos los textos para darles el toque esencial, fuimos el heladero y yo inspirando la historia y lo es cada instante que despierta un color secundario entre dos primarios transformando la tela en algo distinto. La diferencia. Eso es mi par imperfecto, la diferencia. Ser ambxs diferentes.

– ¿Qué sentís al publicar? 

– Escribo desde siempre. Antes de dedicarme al periodismo y de estudiar cine y de emprender la carrera de corrector, siempre escribí. En la primaria participé en algunos diarios escolares como entrevistador de un reportero y de un automovilista. Tendría alrededor de 8 o 9 años. Siempre me gustó. Fue un camino de exteriorización. Y Cuando vi esos reportajes publicados me sentí muy feliz. Así que seguí escribiendo para mí, en cuadernos, primero, y en papeles sueltos o servilletas o lo que fuera en donde pudiera, después. Hasta que tuve la oportunidad de ingresar en La Nación para colaborar en deportes. Ello me llevó, sin que hubiera una conexión aparente, al Grupo Nexo, y comencé a publicar en la revista. Sentía que podía construir desde mi construcción, desde lo vivencial, y si llegaba una carta que decía algo, sea negativo o positivo, ya valía todo. Parafraseando a Charly García, el tiempo pasó entre experiencias periodísticas con NX y políticas con Carlos Jáuregui en Gays DC, y ello me empujó, de a poquito, cada día más, a lo social, que es donde me siento más cómodo en cuanto a lo periodístico. Y con las ficciones empecé a darme cuenta, mucho más con la poesía o una novela que estoy construyendo, que podía construirme más y construir. Por eso me interesa hacerlo, porque no puedo escribir solo para mí, más allá de que sea bueno, aceptado o no lo que escriba.

– ¿Las relaciones LGBT te inspiran? ¿Te parece importante hablar de esta temática? ¿Por qué?

– No pienso jamás en eso. Escribo. La historia me lleva. Hay un cuento que había empezado una noche de cervezas por un desamor, y me colgué a escribir. Y tres o cuatro años después lo veo. La historia era de un flaco que dejaría su pueblo porque el tren ya no pasaría más por allí. Y era solo el principio. De repente, lo di vuelta, ya era una joven a quien llamé Lohana, por mi amiga Lohana Berkins. Y la subí al tren y la hice toparse con otra joven, Doris, por la querida Doris Night. Y se dio una historia muy particular en el momento que la luna le da un beso a una montaña. En cambio hay cuentos como vainilla y frutilla, Isósceles, Té con leche y Nerina que son directamente de temática LGTBIPQ…Z. Pero hay otros que no anuncian una orientación sexual; queda todo servido a la imaginación/construcción de quien se anime a leer. Y hay historia que no son LGTBIPQ…Z, porque no lo ameritaban. Considero que visibilizar la orientación sexual es una actitud política. Lo sentí desde que comencé a dar mis primeros pasos de visibilidad y claro que con Jauregui, el Grupo Nexo, las Berkins, Echazú, Correa y Braudacco, Fuskova, Ferreyra, Cigliutti, Rachid, Morant, Pecoraro, Talavera, Shock, Bennett, Los Dogos, Sardá, Lorenzano, Chela, Freda y lxs múltiples de referentes que han edificado mi camino era imposible no asumir una visibilidad absoluta.

Sin embargo, aunque creo que hay que hablar de esto, también siento que en muchos textos no debo hacerlo. Cada cual tendrá su propia aventura y cada cual podrá construir su propia historia, ya sea con un poema, un cuento o un relato. Sí siento que es necesario escribir sobre lo que soy, lo que siento, lo que me rodea, lo que padecen muchas personas por ser diferentes, especialmente las lesbianas y las trans, que me han arropado siempre con su sabiduría, su fortaleza y su desbordante presencia. Por eso siento que es necesario escribir sobre la sexualidad, sobre la orientación sexual, aunque por cuestiones de respeto me aventuré con muy pocos relatos en cuanto a lesbianas y trans, por lo menos de manera directa.

– ¿Qué te interesa leer? ¿Qué géneros, autores?

– Especialmente leo ficción, política y mucho, pero mucho de rock. Biografías de música es lo que más me fascina, porque soy un fana de la música y desde que abro los ojos hasta que los cierro hay música en mi vida.

De mis clásicos rescato a Umberto Eco con El nombre de la rosa o Ray Bradbury con Crónicas marcianas. Me gusta mucho Jorge Luis Borges, Alma  Maritano y Julio Cortázar. Cuentos sobre plumas de Woody Allen y El día que Nietzche lloró, de Irvin Yalom. Los textos de Oscar Vitelleschi en NX, que rescato en uno de los libros, con tres de sus alter egos. Leo mucho lo que me atrapa, más allá del nombre. Marco Denevi es un gran narrador. De lo más actual, me ha fascinado Rosa Prepuceo, de Alejandro Modarelli, Historia y pasión de Horacio González y José Pablo Feinmann y dos textos del querido Ernesto Meccia: La cuestión gay y Los últimos homosexuales, y Pollera pantalón de Paula Jiménez España. De lo musical: el libro del sonido de Los Beatles de su ingeniero Geoff Emerick, las autobiografías de Keith Richards, Andrew Loog-Oldham, Paul McCartney y Ron Wood.

 

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La primera experiencia sexual entre adolescentes

Tomás Vio escribió a Boquitas pintadas y contó que tiene 25 años, que es licenciado en Comunicación Social y que actualmente trabaja en el área de Relaciones Externas de una empresa importante en la ciudad de Buenos Aires. También se definió como actor y escritor. Según dijo, sus textos ficcionales por lo general tienen como protagonistas a personajes gays.

Tomás contó que es lector del blog y que quiere compartir con la comunidad de Boquitas algunos de sus textos. El primero que propone se llama Lucas y narra la primera experiencia sexual entre adolescentes. Para la segunda entrega, Maqueda, un relato que habla sobre el enamoramiento platónico en la época del colegio. ¿A ver qué les parece la primera historia?

Lucas

Por Tomás Vio

Una postal durante el desfile del Orgullo Gay del orgullo de Praga en el centro de la ciudad checa. Foto: EFE

Estaba caminando mareado y confundido por una de las tantas calles con nombres poéticos que hay en Pinamar. Acababa de mezclar por primera vez porro y alcohol.  Hacía horas que estaba en esa casa que parecía un Cotolengo donde todos balbuceaban y nadie hablaba. Ya habían pasado 6 días desde que habíamos llegado y todavía nos faltaban 7 noches más. Siete noches dónde iba a tener que seguir mezclando drogas y alcohol para evitar ser el ortiba de la casa.

Me fui de la casa sin avisarle a nadie. Pensaba llegar caminando hasta el centro y meterme a bailar en uno de esos antros  a los que a ninguno de mis amigos les gusta ir. Pero estaba perdido, había seguido de largo o no había doblado donde tenía que doblar. Llegué hasta la esquina de lo que pensé que era un descampado y casi de la nada apareció un chico que no debía tener más de 17 años, no mucho más chico que yo. Tenía puesta una remera de Pearl Jam y en la mano uno de esos vinos de colores raros. Estaba solo y me vio solo.

¿Querés?, me preguntó.

Bueno, le contesté. Y con asco tomé la décima bebida de la noche.

¿Qué es?

Vino con melón, ¿querés más?

Bueno.

¿Cómo te llamás?

Gastón y ¿vos?

Lucas. ¿Estás sólo?

Sí.

¿No querés que vayamos ahí abajo a sentarnos y seguir tomando?

Dale.

Nunca me había percatado, pero atrás nuestro había un gran pozo tapado por árboles, yuyos y pasto. Bajé intentando no tropezarme con nada. Nos sentamos en el medio del terreno, uno en frente del otro, con las piernas cruzadas, como dos chicos en el colegio.

Sentí como que entre los dos habíamos creado un mundo adentro del mundo habitado solo por nosotros, que no eramos más que dos desconocidos que teníamos en común el querer estar solos.

¿Querés más?, me dijo.

No, gracias.

Y los dos nos quedamos en silencio mirándonos.

¿Qué hacemos? Me preguntó Lucas.

Y yo que no quería entender lo que estaba pasando y que siempre tengo miedo le dije:

No sé, ¿querés que subamos?

Una postal durante el desfile del Orgullo Gay del orgullo de Praga en el centro de la ciudad checa. Foto: EFE

Y Lucas sin levantarse se acercó hasta estar bien pegado a mí y creo que sin pensarlo me dio un beso. Saqué la cabeza, lo miré fijo a los ojos y esta vez le di un beso yo. Nos tiramos en el piso, yo arriba de él. Le metí la mano adentro del pantalón y él me la sacó.

Pará, vení, acá nos van a ver, vamos para allá.

Me llevó de la mano hasta una casa de madera que había en el medio del descampado y que por suerte yo nunca había visto, porque si no, nunca me hubiera animado a estar sentado ahí. La casa estaba suspendida sobre unos pilotes de madera que dejaban un espacio de medio metro entre la casa y el pasto. Los dos nos metimos ahí abajo.

Seguimos besándonos como si fuera la primera y la última vez en que cada uno iba a besar a alguien. Apenas podíamos movernos. Con movimientos toscos y chocándome contra el piso de la casa le bajé los pantalones, le levanté la remera y empecé a chuparle la pija. Ni él ni yo podíamos creer lo que a cada uno le estaba pasando.

De repente, Lucas me corrió, se levantó el calzoncillo y me dijo:

Me tengo que ir.

¿A dónde?

Ya es tarde y mi mamá me va a empezar a llamar en cualquier momento.

¿Nos vamos a volver a ver? Dame tu teléfono.

No tengo, este es el celular de mi vieja.

 No importa, dámelo.

No me lo sé de memoria.

Llamame y me queda grabado.

Bueno, pero yo recién lo voy a usar a la noche para salir, no me mandes mensajes a cualquier hora.

Listo.

Y Lucas se levantó y se fue y yo me quedé tirado en el pasto durante 20 minutos intentando pensar que mierda había pasado.

Salí de debajo de la casa, subí hasta la calle, caminé dos cuadras y me encontré con uno de mis amigos.

¿Dónde estabas?

Me sentí mal y salí a vomitar.

Estamos yendo a bailar. ¿Venís?

Si, pero antes quiero entrar a un baño, me estoy meando.

Andá a ese bar, te esperamos acá.

Entré al baño del bar, me encerré en uno de los cuartitos que sólo tiene inodoros. Apoyé la mano contra la pared y empecé a masturbarme. Sabía que cuándo saliera de ahí Lucas, el vino y el descampado sólo iban a quedar en mi memoria.

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“Me comí unos cuántos calabozos sólo por estar caminando por Avenida Santa Fe”

Walter Duche tiene 56 años y vivió su homosexualidad en Buenos Aires durante la última dictadura. “Ví todo tipo de personajes”, dice. “Me comí unos cuántos calabozos sólo por estar caminando por Avenida Santa Fe, por ir a una fiesta, por estar sentado en la calle tomando un café, por subir a colectivos, a taxis que paraban los policías y derecho a la 17”. Walter lo narra y es una forma de demostrar que ha vivido, que sabe de lo que habla cuando propone los temas que tendrá la revista Gaytips, que fundó y edita desde junio. El primero de septiembre próximo estará online el cuarto número.

“Anduve de noche por muchos años con amigos y para mí casi no hay diversidad. No me asusta nada y entiendo todo”, lanza en esta entrevista con Boquitas pintadas el ex jefe de redacción de la emblemática revista Imperio G, que dejó de salir hace unos dos años. Por esto, por su andar, por su experiencia es que en esta nueva revista virtual “hay notas sobre todo y todos”.

– ¿Cómo surge Gaytips?

– Gaytips es, en principio, ganas de volver al periodismo. Después son ganas de continuar un camino que inicié hace muchos años escribiendo en otras publicaciones de la comunidad. Son ganas de mostrar cosas que veo y que pienso o siento que no se ven. Son ganas de hacer una publicación mensual en donde quepan historias, personajes, datos, imágenes, locuras que circulan por la web o informaciones que a veces pasan de largo. Así que hace más de un año le propuse a Mathías Carnaghi, que aparte de actor es diseñador gráfico, si me acompañaba en el proyecto; aunque nos llevó un tiempito concretarlo, desde el 1º de junio estamos publicando rigurosamente número a número.

 – ¿Cómo es la inserción en el mercado? ¿Creés que llega, se viraliza entre público no gay también?

– Esto es lo que nos está sorprendiendo. Más allá del mínimo esfuerzo que hacemos por difundirla enviándola a amigos y conocidos, nos vimos sorprendidos cuando sólo durante junio habían entrado a ver la revista 6500 personas. La gente comenzó a compartir las notas, a “tuitearlas” como digo yo, a mandarnos mail, a querer colaborar con la revista, a querer que sus clases, obras de teatro, etc. estuvieran presentes en cada número. Y así es que los “mirones” de Gaytips van creciendo. Y esto está haciendo también que algunos anunciantes comiencen a querer participar. Y además está la intención de que sea una revista que todos puedan leer. Está no “apuntada” a un público sólo gay-lésbico, sino que tiene notas sobre ese segmento, pero también otro tipo de notas e informaciones que hacen que cualquiera pueda interesarse por leerla.

– ¿Por qué una propuesta digital y no impresa?

– Sería maravilloso poder hacer una revista en papel desde un lugar como el nuestro con alguien que quiera invertir, pero los costos y el tiempo que nos demandaría sería mucho mayor también. Estamos contentos con este formato que encontramos para la revista. Lo pensamos. Tratamos de darle una imagen y una forma al contenido para que, además de ponerla online todos los primeros de cada mes, luzca como una revista. Si hasta tiene una sombra en el lomo simulando la que deja la hendidura de una hoja. También tiene una tapa y una contratapa, un editorial y secciones.

– ¿Con qué criterio elijen a los entrevistados?

– Ahí hacemos un poco de ghetto si se quiere. Ya que somos una revista gay, intentamos darle visibilidad a gente del colectivo gay. Pero son gente que hace lo que todos: trabaja, actúa, filma, etc. Son personajes públicos conocidos por muchos, pero, sin embargo, tampoco nos regodeamos con su elección sexual. Podés leer los reportajes y no se les pregunta qué hacen en la cama. No nos interesa realmente, no es el espíritu de esta revista.

Walter Duche, creador de la revista Gaytips

– ¿Qué mirada manejás de la diversidad sexual?

– Toda la mirada. Tengo 56 años. Viví todos los años de la dictadura y vi todo tipo de personajes. Me comí unos cuantos calabozos sólo por estar caminando por Avenida Santa Fe, por ir a una fiesta, por estar sentado en la calle tomando un café, por subir a colectivos, a taxis que parad la policía y derecho a la 17. Ví a muchos que se rebelaban en una comisaría y los cagaban a cachetazos. Anduve de noche por muchos años con amigos y para mi casi no hay diversidad. No me asusta nada y entiendo todo. En esta revista hay notas sobre todo y todos. Todavía no hubo tiempo para que salgan “todos y todas”, pero recién nacemos.

– ¿Qué temas considerás centrales en una revista así?

– Por mi propia formación esta revista tiene un corte bastante intelectual. Mucho cine, teatro, tv, libros, cursos, arte y, obvio, gastronomía…Pero bueno, mecho también otros temas y van apareciendo cosas. Siempre de lo que me proponen analizo primero si me interesa y después si puede interesar a la gente que entra a verla. No son elecciones fáciles, no sé si tengo capacidad para saber qué pueden querer todos, pero sí sé lo que me gusta divulgar y en eso centro cada edición.

– ¿Qué temas creés que llegan más a los jóvenes? ¿Por qué?

– Esto es algo que también me sorprende de Gaytips. Por mi generación, por mi concepción temática de la revista, pensé que se iba a volcar a leerla un público más de mi generación o cercana. Y, sin embargo, las estadísticas mensuales, que miden al público que mira la revista, nos dicen que el promedio mayor -te hablo de un 60 a 70% de la gente- tiene entre 25 y 35 años. O sea, que cuando pensaba que las notas eran para un público mayor, resulta que entran a verlas un público mucho más joven que yo. Esto nos alegra, porque habla de una avidez interesante. Cuando se habla de que la juventud no lee, de que no le interesa nada…que entren a leer un artículo de Gaytips está bueno.

– ¿Creés que ésta es una revista “diferente” de las que se publicaban antes de la ley de matrimonio igualitario?

– Yo fui durante un tiempo jefe de redacción de la revista Imperio G, que lamentablemente dejó de salir hace ya como dos años. En ese momento que estuve fue casi justo para la ley e intenté llevar a muchos actores héteros a ser tapa de la revista. Y ya casi no había prurito en ellos en hacerlo.  Por ahí porque me conocían y sabían que no iba a incendiarlos, jaja. Pero ellos se prestaron a estar en la tapa de una revista gay. No es fácil elección para un galán de la tele. En cambio con Gaytips decidí que los que estuvieran en tapa tuvieran una empatía directa con el público gay, porque creo que está buena esa visibilidad que le dan. En cuanto al contenido creo que hace diez años atrás prácticamente en una revista se podían decir las mismas cosas que ahora. Creo que el matrimonio igualitario permitió más cosas para el día a día, para la visibilidad de todxs y para que la sociedad argentina entienda que existe el amor entre las personas. Y punto.

 

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“Cuando dije que era homosexual me mandaron al psiquiatra”

Flores sobre el orín, una obra de Alejandro Modarelli, a quien entrevistamos en Boquitas pintadas, es una pieza que condensa lo que ocurre en una sociedad en una época que es pasado y que al mismo tiempo retorna para no olvidarla.

Como la definió Modarelli, el autor de la obra, Flores sobre el orín son capullos que nacen sobre la roña de un baño público de estación ferroviaria”. En esa conversación este escritor habló de cómo surgió esta obra que es “el Eros porteño de las minorías sexuales y los disidentes sexuales, bajo las botas militares, que confunde en su peregrinar entre urinarios y carnavales secretos, lágrimas y placer”.

Ahora, Alejandro Viedma comparte con los lectores de este blog su comentario crítico sobre la obra.

“Nosotros no podemos enamorarnos (mucho)”

Por Alejandro Viedma 

Sábado de un julio porteño que finaliza con mucho frío. Son las 23.15 hs y el hall del teatro Payró se va llenando. Quince minutos después ese público bajará las escaleras para cubrir cada una de las sillas de la sala.

Arriba del escenario los actores personifican a (lo que hoy se denomina) chicas trans que interactúan con la platea, dando la bienvenida a lo que será casi una hora y media de función.

En el aire empiezan a deambular polos opuestos sin –en apariencia y al comienzo- acuerdos, esas posiciones marcadamente extremistas que hacen que los binomios socioculturalmente compartidos existan para subrayar y ampliar las distancias entre esas dos caras de la misma moneda: moralidad/inmoralidad; homosexual/heterosexual; lo bueno/lo malo; limpieza/mugre; edictos/ilegalidad; flor/excremento; goce/prohibición; despacho/tetera; etc., etc. También se deslizan muchos prejuicios a través de frases hechas y se contextúa todo en un momento histórico y político en el cual no existía el concepto de gay y sí el de homosexual, desde la patología, en los manuales de psiquiatría (“Cuando dije que era homosexual me mandaron al psiquiatra”, declara uno de los protagonistas) y desde lo que era sancionado por los edictos policiales.

El cartel de promoción de la obra

En la escenografía se erige bien visible y con eficaz efecto un baño público, o lo que muchas veces es nombrado como tetera. La obra gira en torno a ese espacio en donde se tienen necesidades básicas: físicas, sexuales, monetarias, de comunicación en general y en particular se multiplican las corporales y simbólicas, ya que allí se tiene sexo y se habla, se socializa, se muestra y se esconde. Como complemento, una pantalla difunde algunos videos para viajar hasta aquel período de nuestra Nación.

Un policía convive con su mujer embarazada con la cual hace mucho no tiene relaciones sexuales. Dicha señora marca muy bien una postura típica de gran parte de la Argentina de fines de los 70s, ese país del mundial y de Videla, el “no te metás”, en donde convenía hacerse el tonto, mirar hacia otro lado, sabiendo no sabiéndolo para no reconocer y sí negar ciertas cuestiones y situaciones, convirtiéndose en un chivo expiatorio de lo que se gelificó en cierta complicidad.

El hombre que encarna la ley es quien más se sale de ella casi todo el tiempo, incluso sus instintos desbordan lo que luego ya no puede controlar, ese deseo que tanto le costaba aceptar en los otros y en él. Así, lo que incipientemente se pintaba como un mundo de blanco o negro rápidamente quien trabaja para “moralidad” termina siendo el más “inmoral” para los códigos que definían la moralina de antaño.

Además, se muestra cómo ayudaba la “chapa”, de hecho, ser parte de la fuerza policial significaba más de un privilegio/”derecho” o le daba una mano también al que caía detenido al ser “hijo de” o “sobrino de” ya que un apellido (de un militar, por ej.) podía salvar o le brindaba un sostén para la supervivencia del que se quedaba aquí, muchos siendo artistas o peluqueros, del que no se exiliaba o lo exiliaban.

Este personaje y otros que también hacen de policías se manejan dentro de la doble vida, con violencia, con mentiras, con hipocresía y con pasión, con esa calentura velada por un billete o por prendas femeninas, a modo de desmentir la pulsión homosexual, ¿o para que algo actúe como dique de contención de un inminente e incontenible gran amor?

La muerte ronda en las horas posteriores al único beso, ese acercamiento amoroso dado entre el poli pasado a disponibilidad y Lissette, la reina de las teteras y ahora ya una persona travestida para prostituirse. Acto amoroso sentenciado con la frase sobre la cual ambos concuerdan: “Nosotros NO nos podemos enamorar”.

Es para destacar las referencias importantes que circulan sobre las tablas, como por ejemplo, los nombres de Héctor Anabitarte, Michel Foucault, Néstor Perlongher, Raffaella Carrá. Esta última traía alegría, en la vida y en la obra, entre tanto sufrimiento y también códigos compartidos, algo que estaba en el aire, pues sin ser muy explícito lo que ella cantaba, se entendía como guiño gregario.

Considero que uno de los mensajes de la obra es rememorar el lugar al que estaban destinados los homosexuales varones del siglo pasado y era -en el mejor de los casos y aguantando todo tipo de abusos tales como golpes, insultos, robos, detenciones, violaciones- que sólo podían tener sexo en la clandestinidad, en los márgenes, en la ilegalidad lejos de la posibilidad del amor. Tal vez por eso sobresale la genitalidad y lo fálico que se conjugan con la adrenalina y el morbo carnal justamente en el espacio prohibido y más exponencialmente riesgoso, más fértil para las vejaciones. Y subrayo varones homo porque de ese grupo determinado habla la obra, la cual no hace referencia alguna a las lesbianas de antaño, lo cual se relaciona con el tema redundante dentro del mundo lésbico, su histórica invisibilización.

Otro punto es la deconstrucción de los mitos y la estandarización de roles fijos, porque por ejemplo el que se presenta como “loca”, “marica” o “pasiva” (términos utilizados para menospreciar) termina penetrando al macho. Entonces, me resultó interesante que lo que en un inicio se encuentra enmarcado dentro de polaridades bien marcadas, valga la redundancia, después, literalmente, se da vuelta.

Para finalizar, me parece bueno que se muestre y no se olvide lo que transcurrieron los homosexuales de esas décadas como un ejercicio de reflexión y memoria para valorar cómo se llegó hasta hoy, rescatando de aquel pasado vidas y discursos de resistencia, en un ámbito en donde eran parte de lo que había que limpiar, excusándose en procedimientos autoritarios.

Tal vez me hubiese gustado que ahondaran un poco más en temas tan serios, problemáticos (el exilio, la muerte de un padre, entre otros) y por momentos un tanto banalizados, sin iluminar los efectos traumáticos, o tal vez, por justamente ser tan dolorosos, fueron tamizados por humoradas con risas medidas de los espectadores como respuesta.

Por otro lado, es remarcable que los que llevan adelante este emprendimiento artístico hayan armado una cooperativa y que los actores personifiquen más de un rol, algo que tiene más que ver con nuestra actualidad: la diversidad, la versatilidad y el formar parte de algo comunitario.

Flores sobre el orín, de Alejandro Modarelli, puede verse todos los sábados a las 23,30 en el teatro Payró 

 

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Festival de cine por la diversidad y la inclusión: arranca Chau Tabú

Se viene un festival de cine por la diversidad y la inclusión en Buenos Aires. Chau tabú, lo bautizaron.

Chau Tabú es un programa de la dirección de Políticas de Juventud de la Secretaría de Desarrollo Ciudadano de vicejefatura de gobierno porteño que difunde información sobre salud sexual y reproductiva a adolescentes y jóvenes. El dirigente Pedro Robledo, en coordinación con la asesora de la Natalia Herbst y todo un equipo de jóvenes, diseñaron un festival de cine por la diversidad, no sólo sexual, sino cultural que se desarrollará desde el próximo jueves 7 y hasta el domingo 10 en el Centro Cultural San Martín (Sarmiento 1551), con entrada libre y gratuita.

Festival de cine por la diversidad en Buenos Aires

Festival de cine por la diversidad en Buenos Aires

 

En diálogo con Boquitas pintadas, los organizadores contaron:

– ¿Cómo surgió la idea de organizar este festival de cine por la diversidad?

– Nuestro trabajo diario se basa en fomentar políticas sobre diversidad e inclusión y creemos que la construcción de imágenes que se generan a nivel social a partir de los espacios culturales es fundamental respecto de la percepción del otro. Con esto en mente nos planteamos generar un espacio cultural que abriera la posibilidad de discutir sobre temas que suelen estar relacionados a muchos preconceptos y estigmas que se reproducen a nivel social desde otro lado. Así nació la idea del festival en el que nos proponemos que las proyecciones funcionen como catalizadoras de debates y en el que esperamos los asistentes se sientan estimulados a generar un intercambio para que cada uno nos podamos llevar algo nuevo de la visión del otro. Si bien las temáticas que se abordan son distintas, la idea es abrir el debate sobre temas serios así como naturalizar otros que por falta de espacios de discusión diarios suelen tener connotaciones negativas únicamente. La idea  que nos inspira es trabajar la diversidad como algo que en sus diferentes expresiones enriquece a la sociedad y, a partir de ahí, fomentar la inclusión en aquellos planos en los que sea necesaria.

– ¿Por qué el título Chau tabú?

– El título está asociado a la iniciativa lanzada en 2013 por esta dirección #ChauTabú. El programa se lanzó con la página web sobre salud sexual y reproductiva que lleva el mismo nombre. La base del programa es generar espacios para trabajar aquellos temas sobre los que falta información o se discute poco. Una de las características del proyecto es apartarse de lo heteronormativo para incluir a toda la sociedad.

– ¿Por qué les pareció importante incluir la diversidad sexual entre los temas a abordar?

– La sexual es otra de las diversidades existentes y debe ser trabajada desde la visibilización, concientización y acercamiento a la ciudadanía para lograr cambiar creencias falsas arraigadas. El festival permite promocionar derechos y visibilizar la existencia de cierta población que durante décadas ha sido negada y ha tenido que permanecer oculta. Esto permite ir logrando el cambio cultural necesario para una convivencia sana y rica, eliminando así actos discriminatorios que lamentablemente seguimos viendo y viviendo.

Lo importante es destacar que los derechos LGBTIQ son derechos humanos, la libertad de expresar y vivir una identidad de género y una orientación sexual y la igualdad de trato ante la ley o, mejor dicho, la igualad ante la diferencia, son los principios rectores con los que se trabaja desde el gobierno de la Ciudad.

– ¿Qué se podrá ver?

– Las películas elegidas permiten poner sobre la mesa el duro camino recorrido por las personas que integran el colectivo LGBTIQ y cómo las leyes modificaron sustancialmente sus vidas, cómo ha sido su vida antes de la legislación progresista que hoy tenemos y de la que la ciudad definitivamente ha sido pionera, y cómo lo es hoy.

Los cortometrajes pondrán en evidencia cuánto daño ha hecho y aún hace la sociedad ante el desconocimiento, cuáles son los logros obtenidos y cuáles son los desafíos que tenemos como sociedad.

 

 Películas recomendadas

El festival se inicia este jueves 7 de agosto.  El sábado, en el Bloque Diversidad Sexual, de 17 a 18.50 pueden verse:

Buenos Aires de Diversidad (2013) / Género: Documental. / Duración: 36 minutos / Dirección: Subsecretaría de DDHH y Pluralismo Cultural GCBA / Sinopsis: Un documental sobre la lucha y el reconocimiento de los derechos LGBTIQ (lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, trasvesti, transgénero, intersexual y queer) en la Ciudad de Buenos Aires a través de sus protagonistas.

Animados a la Diversidad (2014) / Duración: 5 minutos / Dirección: Subsecretaría de DDHH y Pluralismo Cultural del GCBA / Sinopsis: Cortometraje que propone hablar de diversidad sexual desde un lenguaje adolescente y pensar los derechos del colectivo LGBTIQ desde la perspectiva de los derechos humanos.

Contenidos Diversos (2014) / Género: Documental / Duración: 20 minutos / Dirección: Subsecretaría de DDHH y Pluralismo Cultural GCBA / Sinopsis: Documental que recoge testimonios de familias del colectivo LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transexuales). El mensaje es el de la lucha en la adversidad por ser familia y la felicidad de ser familia. / Duración del debate: 49 minutos.

Las películas serán presentadas por la Subsecretaría de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural del GCBA y la Federación Argentina LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y trans), una fundación que desde el año 2005 impulsa en todo el país una agenda de trabajo para promover la igualdad y no discriminación hacia lesbianas, gays, bisexuales y trans. Desde su conformación, asumió un compromiso de trabajo para lograr “los mismos derechos con los mismos nombres”, sin ningún tipo de restricción. Ha impulsado y logrado leyes como la de matrimonio igualitario y la de identidad de género.

El domingo en el Bloque VIH-Sida,  de 17 a 19, podrá verse:

Una Vida Posible (2013) / Género: Serie televisiva / Duración: 46 minutos / Dirección: Jorge Bechara / Sinopsis: Carla y Pablo están juntos desde hace 4 años. Su vida pasa sin mayores sobresaltos hasta que, por un análisis de rutina, Carla descubre que tiene VIH / Duración del debate: 84 minutos

 

Más información: En Facebook y Twitter

 

 

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“A mi novio lo mataron a golpes por puto”, cuenta Adrián

Inspirado en la historia de Luca, que no podía entrar al baño del colegio por miedo, Adrián quiso compartir su historia. Es una historia de bullying que termina en muerte. Corría, por entonces, el año 2006. Adrián creció viviendo momentos de agresiones verbales y físicas en el colegio; cuando egresó y logró enamorarse pensó que lo dejarían en paz con su vida. Pero no. La calle fue para él un aula infinita de miradas, insultos, golpiza por puto.

No fue fácil para él narrar esta historia trágica. Desde Boquitas pintadas, donde intentamos trabajar para que nunca más se vivan estas situaciones, lo abrazamos y agradecemos su experiencia compartida.

 

El bullying ahora está de moda: ¿pero antes?

Por Adrián

 

Jóvenes hondureños marcharon hoy para exigir justicia por el asesinato de 168 compañeros; Foto EFE

Gracias a Dios nunca sufrí abuso físico, pero los insultos me acompañaron durante toda la primaria, en la secundaria, ya con muchos amigos, había algún que otro pibe que me insultaba pero era distinto. Siempre que me preguntan desde cuando “sé” que me gustan los hombres, cuento la misma historia: en el jardín de infantes yo jugaba a la casita y hacía de la mamá, y recuerdo mi boletín de sala de 5 en el que la maestra (aún lo tengo) ponía en rojo “le gusta interpretar roles femeninos”. No la juzgo, creo que tendría que ver con las tendencias educativas del momento (1995).

Pero en cuanto esta etapa, sólo pasó eso. Mis compañeros del jardín me querían mucho por suerte. Cuando llegué a 2° grado mi mamá me cambió a la escuela que iban todos mis hermanos (somos 7, soy el quinto), y recuerdo que ya en la primera semana de clases viví una situación inolvidable: con un compañero del que éramos amigos, cuando se dio cuenta de mis “tendencias” comenzamos a “competir” para ver a quién “querían más en el grado” y yo le iba ganando, hasta que él dijo a todos que yo era homosexual. Y me quedé sin amigos.

Recuerdo haberme puesto a llorar con mucha angustia por ello y que la señorita preguntase qué sucedía y no querer decirle para que ella no se alejara horrorizada de mí. Así comencé a transitar un camino sin retorno, con mucho de insultos y “pequeños golpes”.

A los 12 años, en 7° grado entró un chico nuevo, que me gustaba mucho. Al ser nuevo no conocía la historia que se contaba de mi, ¡podía hacerlo mi amigo! Mi único amigo. Cuando entró la maestra lo mandó a sentarse conmigo, porque era el mejor alumno. Yo muy contento comencé a hablarle y creí haberme hecho un amigo nuevo. Pero no. Al día siguiente ya se había sumado a las filas de “insultadores” y un día como broma lo obligaron a darme un beso en la boca. Yo le dí una cachetada que casi le saco la cara de lugar; para mis compañeros eso fue una reacción afeminada que no me iban a perdonar y las agresiones verbales comenzaron a incrementarse. Y llegaron los golpes, el famoso “cachetazo” detrás de la nuca.

Así me lo banqué hasta 9° grado. Cada vez que entraban del recreo me golpearan mis compañeros. Pero un día no pude más y le rompí la nariz de un puñetazo al “líder” del movimiento, así termine 9° “en paz”.

Jóvenes hondureños marcharon hoy para exigir justicia por el asesinato de 168 compañeros; Foto EFE

En medio de esta historia tuve amigos que dejaron de ser mis amigos. Intenté tener novia para pasar por heterosexual a ver si así se calmaban las cosas. Pero siempre recuerdo con mucho cariño a muchos de mis profesores que me decían que no hiciera caso de los comentarios y me defendían. Lamentablemente el bullying hoy está “de moda”, es decir, hablar de él está de moda y se confunden muchas cosas que no lo son, y hasta, a veces, me da rabia y diría: ¿Por qué no hicieron esto antes?

Cuando uno reaccionaba (la trompada en la nariz) era un mal alumno que había golpeado a otro, pero cuando ellos te insultaban nadie decía anda. Sí, algunos profesores me defendían, pero otros hacían caso omiso, y a la directora no le importaba nada.

Así llegue a la escuela secundaria donde hice muchos amigos que me defendían de los comentarios agresivos.

Pero este abuso no termina ahí. A los 16 yo estaba de novio con un chico, noviazgo adolescente, pero muy lindo. Ya hacía tiempo que estábamos juntos, 2 años, y decidimos ir a una plaza a tomar mate. Íbamos por la calle (año 2006) y la gente nos importaba poco y nada. Pero a la hora del regreso, que era de noche, sucedió algo que me marcó la vida para siempre. Algunos jóvenes que estaban en la calle comenzaron a insultarnos sin parar, así durante tres cuadras. Y entonces Damián (mi novio) se dio vuelta para insultarlos y comenzó la desgracia. A mí me dijeron “vos vas a mirar por PUTO a ver si aprendés” y a él comenzaron a golpearlo, entre todos, menos el que me tenía a mí.

Damián murió camino al hospital. Lo mataron por puto. Obligadamente y porque también había recibido golpes, además de insultos, tuve que contarles a mis padres no sólo que era gay sino esta desgracia. Gracias a Dios, su apoyo fue y sigue siendo, incondicional hasta hoy, de toda mi familia.

Mi papá me llevó a hacer la denuncia correspondiente. Cuando me tomaron declaración no podía creer lo que veía: el policía, que se supone debería defenderme, se me reía en la cara y cuando me preguntaron por qué nos habían agredido y le contesté, él agregó: “¿Por putos?”. Y yo con una mezcla de vergüenza y miedo y sin poder contener las lagrimas dije que sí y salí de ahí. Todo siguió su curso y esas personas aún hoy caminan con nosotros por la calle.

Aún hoy no comprendo muy bien este mundo en el que la gente que agrede camina por las calles, al lado tuyo y tenés que ir viendo con quién hablás a ver si te mata o te insulta.

La verdad esto no es algo que hable con mucha gente, pero sentí la necesidad de compartirlo después de ver estas cosas en este blog.

Adrián

 

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“Mis amigas mujeres contribuyeron mucho a mi liberación homosexual”, dice Juan Pablo

En vísperas del Día del Amigo, comparto con ustedes el relato de Juan Pablo, un joven que escribe desde Salto, Uruguay. El aclara que su historia no tiene ninguna particularidad. “Desde pequeño supe que era gay, buena parte de mi vida traté de ‘administrar’ esa condición, suponía que con el tiempo me iba a ‘transformar’ en heterosexual”. Cuando terminó su secundario y pasó a la universidad comenzó a cambiar su actitud, esto también como consecuencia de que empezó a vivir solo. “De apoco me fui liberando, con los temores, obvio”, dice. En ese momento de liberación rescata la presencia de sus amigas. “En todo este período hice amistad con muchas amigas y comprobé que las mujeres son mucho menos prejuiciosas que los hombres en lo que respecta a la homosexualidad masculina, por eso contribuyeron mucho a mi liberación”

– ¿Cómo es que siempre supiste que eras gay?

– Soy de los que cree no es una condición adquirida, más precisamente creo que viene desde el nacimiento mismo. Desde que era chico ya tenía fantasías sexuales con hombres y siempre los observaba, me gustaban sus físicos, obviamente no me animaba a formular estas cosas. Recuerdo muy claramente cuando tenía doce años haberme sentado en la falda de un compañero de clase; además, me gustaba cuando estaba solo usar cosas de niñas. A los doce años me perforé la oreja para usar aritos. Es decir se desarrolló en mi conciencia una fuerte admiración por el género femenino.

– ¿Cómo fue ese tratar de “administrar” esa condición?

– Mucho más tarde una psicóloga mía describió mi homosexualidad vinculándola a mi admiración a la cosa de “mujer”. Ahí es cuando digo que siempre “administré” mi homosexualidad para que el ambiente no me agrediera. Trataba de ocultar toda “actitud” homosexual, procuraba consolidar una imagen heterosexual. Luego fui tomando conciencia de que mi condición de gay era irreversible. En el secundario me reprimí mucho. Me enamoraba de la belleza masculina pero no lo manifestaba.

Rostros de un Triunfo; fotografías de Javier Fuentes & Nicolás Fernández

– ¿Qué te pasó en la universidad?

– Cuando llegué a la universidad desarrollé otro tipo de vínculos. Al vivir solo me acerqué mucho a las mujeres, compañeras de clase y con ellas explicité mi condición gay. Las chicas siempre fueron muy comprensivas y me ayudaron. Tenía conversaciones sobre hombres con ellas. Las mujeres son muy comprensivas y están libradas de esas estúpidas ideas machistas. De hecho mis amistades íntimas son todas mujeres; las amo como amigas.

– ¿Qué sentís que ocurrió en Uruguay desde la aprobación del matrimonio igualitario?

– Respecto al matrimonio igualitario en Uruguay lo que ha cambiado es el status jurídico, pero seguimos siendo una sociedad machista y conservadora. No todo el mundo sabe que soy gay, es decir no lo digo abiertamente pese a que la ley me avale.

¡Feliz día a todos los amigos de Boquitas pintadas!

 

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“El transexualismo de hoy debe ser considerado síntoma de la época”

Yo, pobre mortal/equidistante de todo/yo DNI 20.598.061/yo primer hijo de la madre que después fui/yo vieja alumna/de esta escuela de los suplicios/ Amazona de mi deseo/Yo, perra en celo de mi sueño rojo. (Monstruo mío, Susy Shock).

La artista trans Susy Shock; foto: plebellacontemporanea.blogspot.com

TRANSformaciones, ley, diversidad, sexuación (Editorial Grama) es un libro de años de trabajo de investigación que “pone en acto la singularidad del entramado político y social que la ley de matrimonio igualitario y la ley de identidad de género ponen sobre la mesa”. En el libro se plasman múltiples voces. En esta entrevista, dos de los compiladores de esta obra coral, Graciela Schnitzer y Santiago Peidro, desglosan el contenido, las intenciones que los guiaron.

“Entendemos que el transexualismo de hoy debe ser considerado síntoma de la época. Cuando decimos síntoma lejos estamos de patologizarlo sino de entender que ese fenómeno con que nos encontramos, habla y dice mucho de las coordenadas que lo determinan”, señalan estos intelectuales, que invitan a un recorrido por esta obra.

– ¿Por qué decidieron emprender este proyecto?

– El proyecto de este libro nace en el marco de un módulo de investigación llamado “cultura y sexuación” que pertenece al departamento de estudios sobre la familia-enlaces del IcdeBA(1). Somos psicoanalistas ligados a la Escuela de la Orientación Lacaniana. Nuestro módulo (2) viene trabajando hace más de diez años en temas relativos a esos puntos de intersección entre la subjetividad y las transformaciones que en el campo social van apareciendo como producto de complejos mecanismos sociales. Las leyes en general nos parecen puntos privilegiados para este análisis.

Al momento de modificarse la Ley de Matrimonio en nuestro país, en lo que se conoció como “Matrimonio Igualitario”, compilamos un libro que se tituló “Uniones del mismo sexo. Diferencia, Invención y sexuación”. Fue un libro que nos hizo avanzar mucho y ahondar sobre los cambios que nuestra época propone en los modos de vivir de los sujetos.

Cuando se sanciona la Ley de Identidad de género nos encuentra ya trabajando en estos temas. Así es como decidimos construir un proyecto original, distinto para esta publicación y convocamos a los autores de variadas pertenencias a escribir para nuestro libro. Transformaciones intenta abordar las resonancias que se desplegaron a partir de la sanción de la Ley de Identidad de género en nuestro país, así como los debates que comenzaron a darse en otras latitudes respecto de las modificaciones en las leyes de matrimonio, lo que ya ha sucedido en Argentina pero que por ejemplo, ha estado en el centro del debate público en Francia en lo que se llamó “matrimonio para todos”. Estas transformaciones implican para nosotros repensar ideas en el plano político, social, de la salud pública así como volver sobre muchas de las ideas del psicoanálisis en relación a la época que transitamos.

La portada del libro TRANSformaciones

– ¿De qué dirían que trata el libro?

– El libro, como decimos en la presentación, toma estas leyes como “analizantes” de nuestra actualidad. Entrecruza diversos discursos en torno a un mismo tema, el del amplio y múltiple campo que hoy se conoce como de la “diversidad sexual” y las transformaciones en la civilización que implican su pedido de reconocimiento por parte del Otro social. Intentamos darle al libro una impronta distinta que pudiera tener la estructura de una banda de Moebius, es decir, hacer circular los conceptos psicoanalíticos entre las palabras del resto de los “actores sociales”, poniendo dichos conceptos a prueba, para enriquecerlos y replantearlos desde los cambios de hoy. En el mismo movimiento propiciamos que las palabras de dichos actores sociales entren en nuestro campo para poder escucharlas y debatir al respecto. Nos parecía importante incluir otras voces. No era nuestra intención cerrarnos en el campo del psicoanálisis para tomar estas transformaciones como objeto de estudio. Teníamos mucho interés por proponer un espacio diverso en el mismo armado del libro, invitando a que se expresaran sobre estos temas filósofos, sociólogos, médicos, representantes de los programas de salud sexual del Estado, abogados y especialmente activistas LGBTIQ que lucharon para conseguir estas leyes. Contar con la genialidad de Marlene Wayar nos ha parecido muy importante y, si bien no recibimos todas respuestas afirmativas a muchas de las invitaciones que hicimos a distintos representantes de los colectivos LGBTIQ, eso también nos sirvió para repensar el rechazo que suele haber hacia el psicoanálisis lacaniano, al que se lo pone generalmente en la misma serie que a la psiquiatría o la biomedicina, cuando en realidad lejos estamos de esas posiciones, puesto que de lo que nos ocupamos es de la singularidad absoluta, fuera de cualquier clase de norma.

– ¿Cómo se expresa la diversidad sexual?

– Al término “diversidad sexual” lo hemos tomado del campo social, históricamente reemplaza a la denominación de “minorías sexuales”. Fue acuñado en los últimos años y se ha ido enlazando a los movimientos por la reivindicación de igualdad de derechos. No es un concepto que pertenezca al psicoanálisis, como sí lo es el de sexuación, pero lo hemos tomado porque expresa ese punto que mencionábamos de intersección entre lo social y lo subjetivo. Los cambios de los que somos testigos son variados, ya que por ejemplo no son las mismas las implicancias de la Ley de Matrimonio igualitario que de la Ley de Identidad de Género, son temas en los que seguimos trabajando de modo permanente. Nosotros, como dice Mónica Torres, autora del prólogo del libro, estamos entre el instante de ver y el tiempo de comprender. Es un tiempo de apertura y de preguntas, necesarias para nuestra práctica cotidiana.

La ley de identidad de género rige desde hace más de dos años en la Argentina

– ¿Qué implican las “transformaciones”?

– Utilizamos la palabra TRANSformaciones  para nuestro título, que como verás se divide por el tipo de letra en dos, ya que nos ocupamos de la temática trans, pero no solamente. Por otra parte y fundamentalmente entendemos que el transexualismo de hoy debe ser considerado síntoma de la época. Cuando decimos síntoma lejos estamos de patologizarlo sino de entender que ese fenómeno que nos encontramos, habla y dice mucho de las coordenadas que lo determinan. Podríamos hacer lo que se llama un gran catálogo. Pero nosotros orientados por Lacan no trabajamos con el método del catálogo, como lo dice al principio de su seminario sobre la Angustia, sino con el método de la llave. Eso es lo que buscamos con nuestra investigación, llaves que nos permitan abrir ideas para poder leer a los sujetos de hoy.

– ¿Qué secciones componen este libro?

– Decidimos dividir el libro en tres secciones bien distintas desde donde se abordan las mismas temáticas.

En la primera de ellas incluimos a los “actores sociales”, donde desde el lugar de cada uno de ellos se intenta dar cuenta del entramado político, social e histórico de estas transformaciones que tanto nos interesan. Las posiciones son diversas, se reúne en esta sección la mirada filosófica de Darío Sztajnszrajber respecto del concepto de identidad, la interesante posición militante de Marlene Wayar que plantea no querer invisibilizarse detrás de una mujer en relación a la Ley de Identidad de Género que sólo admite la posibilidad de género masculino o femenino, la mirada médica del cirujano responsable del equipo integral en reasignación de sexo del hospital Gutiérrez de La Plata, además de otros autores y autoras muy disímiles unos de otros.

La segunda sección está dedicada exclusivamente al psicoanálisis lacaniano en relación con la sexuación y la diversidad sexual. Aquí se reúnen veinte textos de destacados psicoanalistas de nuestro país, España, México, Francia, Brasil y Bolivia. Cada quién desde su posición y recortando problemas en particular  como  ser el cuestionamiento a las clasificaciones, los modos de pensar la diferencia de los sexos, las relaciones del psicoanálisis con los estudios de género y la teoría queer, los nuevos modos de hacer familia, y más. En esta sección se incluyen, entre otros, textos de Ana Ruth Najles, Graciela Musachi, Eric Laurent, así como la intervención que Jacques Alain Miller efectuó en el Senado francés en el marco del debate del “matrimonio para todos”.

La última sección está dedicada exclusivamente al cine. En ella se encuentran textos de académicos que se ocupan de recortar determinados films de diversas épocas y orígenes para abordar estas transformaciones en el plano artístico.

– ¿Por qué se incorporaron análisis de ficciones cinematográficas? ¿Qué le aporta a la mirada sobre la diversidad?

– Si bien no es novedoso plantear que un mundo histórico determinado reconoce los rasgos constitutivos de su propia existencia a través de producciones culturales y artísticas, pensamos que el cine, al ser un arte de masas, permite acceder fácilmente a rasgos, pensamientos y creencias instituidas de una comunidad determinada para comprender el modo en que se producen y reproducen sus significaciones.

El cine no sólo es reflector y transmisor de problemáticas sociales, creencias culturales y rasgos de la comunidad, sino que es además, y por sobre todas las cosas, creador y productor de imaginarios culturales e ideologías a partir de las cuales se edifican imágenes y significaciones específicas. El modo en que es leída la disidencia sexual, el deseo, el amor, las prácticas sexuales, la feminidad y la virilidad, tiene enorme relación con la manera a través de la cual el cine ha producido, presentado y creado narraciones. En nuestro libro, Emilio Bernini y Adrián Melo analizan films argentinos de la década del 30 y del 40, pero también se incluyen trabajos de otros académicos y psicoanalistas que toman  películas argentinas contemporáneas, así como cine portugués, norteamericano, español, hongkonés…

Además, abonamos la idea que tenía Lacan cuando sostenía que al psicoanalista, el artista siempre le lleva la delantera, y que no tiene por qué hacer de psicólogo donde el artista le desbroza el camino… es por eso que decidimos no solo incluir una sección dedicada al cine, sino también agregar separadores a cada una de las secciones, recreos literarios donde el lector se encontrará con el cautivador relato “Mis dos casamientos” de Patricia Kolesnicov, así como poderosos poemas de la artista trans Susy Shock.

1-Centro de Investigaciones del Instituto Clínico de Buenos Aires.

2- Compuesto por: Alejandra Antuña, Jacinta Duer, Jorge Faraoni, Gerardo Ortega, Santiago Peidro, Andrea Pineda, Graciela Schnitzer, Mónica Torres y Gabriela Triveño.

 

La presentación de TRANSformaciones será el miércoles 6 de agosto a las 11 en la Facultad de Psicología Sede Independencia en el Aula 201. Estará a cargo de Osvaldo Delgado y Patricia Kolesnicov, con coordinación de Mónica Torres.

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El día trajo la oscuridad

Un brote de rabia azota al pequeño pueblo donde viven Virginia y su padre, Emilio, quien parte del lugar para ayudar a su cuñado Ostrosky ya que su hija mayor, Julia, se encuentra al borde de la muerte debido a una extraña enfermedad. Virginia queda sola en la casa y Anabel, la hija menor de Ostrosky, llega sorpresivamente. Está afiebrada y debilitada y parece tener los mismos síntomas que su hermana: duerme durante el día y a la noche se desvela. Virginia intenta comunicarse con su padre pero los teléfonos no funcionan. El frío, las sospechas, sueños extraños y el agobio enrarecen la convivencia. Aún así, Virginia comienza asentirse atraída por Anabel.

Esta es la historia de El día trajo la oscuridad, una película de Martín Desalvo que recomendamos. Está en los cines porteños desde abril y puede verse en el Centro Cultural San Martín los jueves y sábados a las 20,30.

En una charla con Boquitas pintadas, Desalvo habla de las motivaciones que lo guiaron.

Me acuerdo como si fuese hoy la primera vez que ví Drácula de Bela Lugosi. Yo tenía unos diez u once años por ese entonces y estábamos en una reunión de amigos de mis viejos. Éramos seis o siete chicos y chicas de más o menos la misma edad. Estábamos solos, a oscuras, frente a un viejo televisor blanco y negro. La mezcla de fascinación y miedo, atracción y repulsión que me causaron las primeras escenas son imborrables.

Ya de más grande, dos películas que me marcaron fuertemente fueron El resplandor, de Kubrick y el Drácula, de Coppola.

Yo no soy un cultor del género, ni un apasionado del cine de terror, pero hace poco una película vino a recordarme todos esos sentimientos que tenía guardados. Déjame entrar le pusieron en su estreno comercial en la Argentina. El sueco Alfredson se mandaba una de las más bellas películas de vampiros que yo recuerde en los últimos diez años. Bella, estetizada pero directa, de alto riesgo artístico. Esa fue la verdadera inyección de motivación que necesité para decidirme por el guion que me dio a leer tímidamente Josefina Trota. En ese entonces estábamos trabajando sobre una comedia.

Yo le pregunté: “¿Por qué no me lo diste antes a leer?” Ella contestó: “No sé, pensé que no te iba a interesar…como es de vampiras”. Dos semanas después comenzábamos a reescribir el guión y fue la vez que tuve la absoluta certeza que ese guión se iba a filmar e iba a ser mi próxima película. La segunda de mi vida, la primera en solitario.

Hoy pasaron ya casi tres años desde ese entonces y El día trajo la Oscuridad ha hecho un hermoso recorrido por festivales nacionales e internacionales y ahora le llega la hora del estreno local. El 17 de abril estuvo en los cines y desde entonces está en la pantalla para ser disfrutada y con un poco de suerte, y salvando las distancias, quizá también conmocione, movilice o motive a alguna persona como lo hicieron esos queridos filmes conmigo.

Una escena de la película El día trajo la oscuridad

 

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Sergio Olguín: “Hay un desprecio de sectores sociales dominantes con respecto al cuerpo femenino”

La novela Las extranjeras (Ed. Suma de Letras), de Sergio Olguín, está inspirada en las turistas francesas asesinadas en el norte argentino. El policial, que Olguín convierte en una crónica de viaje con pinceladas homoeróticas, es también la excusa para hablar sobre “el desprecio de ciertos sectores sociales dominantes con respecto al cuerpo femenino, en primer lugar, y con respecto a cualquiera que esté por debajo de su condición social”.
 
Olguín, en diálogo con Boquitas pintadas, se refiere a la historia de abusos de las familias tradicionales argentinas que, considera, va a acompañada con una actitud despreciativa sobre el cuerpo femenino. “Hay un vínculo -no siempre visible en un primer momento- entre los femicidios, los casos de trata, el maltrato a las mujeres y los abusos de la clase dominante sobre los trabajadores”, sostiene este autor, jefe de redacción de la revista cultural Lamujerdemivida.

Esta novela es el regreso de Verónica Rosenthal, una periodista seductora y arriesgada que el autor ya había presentado en su novela La fragilidad de los cuerpos (2012). Su trayectoria como escritor se inició en 1998 con el libro de cuentos Las griegas; en 2002 apareció su primera novela, Lanús. Luego vinieron otras como Filo (2003), El equipo de los sueños (2004) y Springfield (2007). Escribió un libro infantil Cómo cocinar un plato volador (2011) y ahora, según adelanta, está escribiendo una novela para chicos de diez años. “Al menos por unas semanas, nada de escenas de sexo”, bromea.

– ¿De qué dirías que trata Las extranjeras?
– Es la historia de una investigación alrededor de dos femicidios cometidos en el norte argentino. Es también la historia de un duelo, el que hace Verónica Rosenthal por la muerte de sus dos amigas.

– Justo salió el fallo de las turistas francesas asesinadas en 2011: a uno le remite inmediatamente a tu novela: ¿Cómo se nutre la ficción con la realidad?
-El caso de las turistas francesas fue el disparador de mi historia. No quise hacer una crónica sino una novela, por lo que cambié nombres, nacionalidades, lugares y circunstancias. Y así y todo queda una historia que es muy similar a la de las chicas francesas, porque muchos femicidios cometidos en el noroeste argentino se parecen. Uno puede cambiar lo superficial pero en el fondo siempre está la misma historia y los mismos responsables. Y la misma impunidad.
-Sobre la relación entre Verónica, Frida y Petra: ¿Cómo la definirías? ¿Qué mirada le das desde la orientación sexual?
-Son personas que tuvieron la suerte de conocerse y coincidir, no sólo en un viaje sino en una forma de entender la vida. A veces sucede que los vínculos forjados en un encuentro casual se convierten en una relación más fuerte que la que podemos construir con otra gente que conocemos desde hace años. A eso hay que sumarle la atracción física de Frida y Verónica. 

-¿Qué podrías contarme de la breve relación amorosa entre ambas?
-Es intensa, física y afectiva. Para Verónica, que jamás había tenido una historia homosexual, resulta movilizador por el cambio de su objeto de deseo. Pero no hay en ella una tensión alrededor de eso. Se deja llevar por su calentura y disfruta con Frida como lo había hecho con varones. Lo paradójico (o no) es que los problemas empiezan después, cuando se da cuenta de que no se trata sólo de satisfacer su deseo sino de algo más. Verónica descubre que hay algo más con Frida, algo que no puede manejar. No le importa que sea una mujer. No pasan por ahí sus dudas o miedos. Lo que a ella le preocupa es entrar en una relación que no puede controlar (justo ella que intenta controlar todo). Y hace lo que hace la mayoría en estos casos: huye. Mejo dicho, intenta huir.

-¿Qué le suma al libro la presencia de vínculos amorosos homosexuales?
-Mis novelas suelen tener una cuota bastante alta de escenas de sexo (también hay una cuota alta de otras cuestiones, pero en general me preguntan por estas escenas). Como autor era un desafío describir con la misma precisión que utilizo en encuentros heteros la relación física de dos chicas. Pero, bueno… también escribí Springfield, una novela que transcurre en Estados Unidos y jamás estuve ahí. Usé mi imaginación y el asesoramiento de una amiga que conoce bien la materia.

-¿Te sentís más libre de incluir amores lésbicos u homosexuales desde que está en vigencia la ley de matrimonio igualitario y desde que la sociedad ha discutido estos temas?
-Para nada. Una ley no cambia nada a la hora de escribir una ficción. Pero sí es cierto que Verónica es una persona de estos tiempos y puede sentirse libre para encarar una relación lésbica sin plantearse muchas cuestiones. Un personaje así hace veinte años hubiera sido más difícil de concebir.

Sergio Olguín; Foto de Alejandra López


-¿Hay intención de mostrar que cuando a un periodista lo mueve la pasión cumple con una gran labor profesional?
-Temo que una respuesta positiva lleve a que los editores acosen sexualmente a sus redactores con la escusa de que dejarse llevar por la pasión te permite hacer una nota mejor.  Pero obviamente la pasión siempre es un gran motor en cualquier oficio o profesión.

-¿El libro trata de dar cuenta de lo poco que vale el cuerpo de la mujer en sitios machistas del interior gobernada por el autoritarismo estatal/empresarial?
-Más bien habla del desprecio de ciertos sectores sociales dominantes con respecto al cuerpo femenino, en primer lugar, y con respecto a cualquiera que esté por debajo de su condición social. Hay una historia de abusos de las familias tradicionales argentinas (de indígenas, de obreros, de poblaciones enteras) que va a acompañada con una actitud despreciativa sobre el cuerpo femenino. Hay un vínculo -no siempre visible en un primer momento- entre los femicidios, los casos de trata, el maltrato a las mujeres y los abusos de la clase dominante sobre los trabajadores. 

-¿Cómo se vincula este libro con La fragilidad de los cuerpos?
-Es el segundo libro protagonizado por Verónica Rosenthal, una periodista que investiga hasta las últimas consecuencias, incluso poniendo en riesgo su vida. Su entorno afectivo y profesional en las dos novelas es el mismo. Las historias son independientes. Creo que muchos que leen Las extranjeras después van a leer La fragilidad de los cuerpos para conocer más de la familia de Verónica, de sus amigas y de su histérica relación con Federico.

-¿En qué proyecto estás trabajando?
-Estoy escribiendo una novela para chicos de diez años. Al menos por unas semanas, nada de escenas de sexo. Compenso con muertos vivos, mascotas mutantes (cuerpos de rata, alas de paloma, cabeza de chihuahua) y una china que rechina cada vez que habla. Es decir, me estoy divirtiendo.