Luis Negrón estuvo en Buenos Aires presentando la flamante edición de Mundo cruel (Páprika Editorial) con un caluroso recibimiento y reconocimiento al autor, ganador del Lambda Literary Award 2014 for Gay Fiction. El libro de cuentos recorre el mundo gay desde una mirada no gay y a la vez bien intransigente, cruda y marginal, que deja una sensación seca, angustiante, produciendo placer por el entramado de las historias y la prosa al mejor estilo Carver o Dani Umpi.
En esta entrevista con Facundo R. Soto, para Boquitas pintadas, Negrón habla de su libro, que ya está recorriendo el mundo. Dice: “Yo creo que el libro negocia con la homofobia. Ha tenido éxito amplio, no de gueto, porque no lo leen necesariamente los gay. Juego un poquito con esa idea”. Y agrega: “Mucha gente me dice que no sabía nada de ese mundo. Pero cómo se ríen, cómo lo gozan… Buscamos la igualdad y celebramos las diferencias”.
-¿Te sentís parte del movimiento gay-queer, después de haber ganado este premio?
-Lo que me molesta es la forma en que la mercadean, tapas de libros con chicos lindos, musculosos, desnudos. En Guadalajara, una editorial gay, acaba de publicar una novela brasilera del siglo XVIII y ponen un chico en calzoncillo.
-¿Y por qué pensás que pasa eso? Yo tengo una hipótesis…
-Dicen que si no hay un hombre desnudo en la tapa, la gente gay no lo compra… Es lo mismo que los que piensan que, para vender una motocicleta hay que poner a una chica en traje de baño. Identificar un libro para que se vea que es de temática gay no me molesta, incluso estoy muy pendiente de buscar esa familia extensa que uno tiene. Es buscar, un poquito, reafirmar, que somos similares y que vivimos las mismas situaciones. No hablo por un grupo pero obviamente pertenezco. No soy la voz de una comunidad…
-Marco Berger decía que ahora no quería hacer una película gay para no quedar pegado a ser un director de cine gay: ¿Cómo es en tu caso?
-Pues, que te etiqueten está bien. ¿Cómo no te van a poner una etiqueta de portorriqueño o caribeño? Que te etiqueten está bien. Que digan que sos lumpen, o lo que sea; una más está bien… Y si me invitan a un Congreso gay y me pagan, mejor. Mira esta tapa, bien creativo. El que está buscando algo gay, ahí lo encuentra… (Hace referencia a la edición de Páprika con ilustración de María Luque).
-Es más abarcativa…
-Claro, lo pone en un universo más grande, que pertenece a un todo. Esa dualidad que logran acá me gusta…
-¿Cómo trabajaste los cuentos que tienen, a mi criterio, una estructura firme?
-Cada historia la pienso mucho. Algunos son más espontáneos como el de Por Guayama, que tenía una idea poco clara pero… Tú te sientas a la mesa con pocas cosas pero a la hora de escribir se van multiplicando… Es como sentarte a tomar un café pero terminas cenando. Uno también es el primer lector y editor. Cada cuento manda, exige una trayectoria, cuan vicioso puede ser o cuan ambicioso puede ser. No diría que tengo una técnica, pero sí que sean honestos y evitar la trampa. Lo que sobra lo saco.
-¿Qué es lo que pensás? ¿La historia u otra cosa, la forma por ejemplo?
-Oye, pienso mucho lo que escribo. La atmósfera y el sonido, que es lo más importante para mí. Cómo suena un cuento. Cuando tengo el tono me siento con toda la confianza para escribir, porque es lo que necesito. El tono para mí es todo, ya estoy a salvo. Lo demás es disciplina y oficio. Muchas veces me senté a escribir y fracasé, porque todavía no sabía cómo sonaba esa voz. Cuando tenés una idea de una canción, tú tienes algo, pero es la música la que te ayuda a formar la letra. Después le pones la coreografía, la ropa, la música, pero para hacer la letra necesitas la música; para mí. Yo soy un escritor muy de sonido, me gustan las palabras por cómo suenan.
-¿Escribís poesía?
-No, no, pero leo mucho. Acá conseguí un libro de Jaime Gil de Biedma, que andaba buscando desde hace tiempo… Es un poeta esencial, que cuando lo leas vas a saber porque. Es alguien que te habla muy de cerca…
-El libro tiene más o menos la misma atmósfera, que en parte tiene que ver con el tono, o van por la misma línea, de lo crudo, descarnado… ¿Lo pensas así?
– Bueno, hay coincidencias como el escenario, el barrio donde se da que no importa donde es pero es reconocible. Es algo que yo tengo muy presente cuando escribo, es muy orgánico. No lo describo con detalles porque pienso que no hace falta. La esperanza es que eso se traduzca de otra forma, no directamente como lo haces. Sí, si es un barrio grande o pequeño. En el cuento Botella todo transcurre muy rápido, porque pasa en el barrio de San Juan, donde todo es muy veloz. San Juan es una ciudad que tu recorres bien rápido, porque en tres horas cruzas la isla completa, sábelo, de este a oeste; no nos podemos perder. La frontera del barrio es una imagen importante que yo quería que se permeara en el cuento; yo no sé si esto se transluce… Escribir es pensar mucho, ¿no? No es una cosa así, azarosa…
-A pesar de haber ganado el premio tenés que seguir trabajando, ¿no? Y trabajas de librero en Puerto Rico, ¿no? Bueno, cuando elegís un libro para leer, ¿en qué te fijas? ¿Qué buscas, qué esperas de un libro, como lector?
-Bueno, estoy muy pendiente de los títulos. El primer párrafo. A la gente que tiene dudas, para llevarse un libro, le digo que se siente por ahí y que empiece a leerlo; y si lo agarra que se lo lleve. El primer párrafo tiene que convencerte, la oferta. La entrada a una novela o a un libro de relato es como el lobby, tú sabes que ahí está la información que te lleva, a veces directamente a la habitación.
– Que te lleve a algún lugar…
-Un libro es un compromiso. A veces a largo plazo. Y tenemos cada vez menos tiempo… Hoy, con Maxi [Papandrea], hemos hablado mucho de libros y me mencionó uno, de César Aira, Un episodio en la vida del pintor viajero, y me fascinó…
-Además veníamos para acá y por Salguero vemos caminando a Aira con una bolsita del MALBA. Volvamos a lo que te atrapa de un libro: los títulos
-Los títulos y el primer párrafo son los que me atrapan. Es una buena pregunta que no se contesta de una sola forma. Es como que te digan, qué te gusta de un hombre. Si dices alto, rubio, es mentira, porque siempre hay algo más. Es algo instintivo cuando lo agarro y me lo llevo. Yo soy librero, pero también tengo mi librero. Es como los médicos, ellos no se atienden a sí mismos, tienen su médico… Como librero uno sueña con leer algo primero…
-Como un editor…
-Claro… Es chévere descubrir un libro que va a dejar marcado a la gente, que no lo va a olvidar fácil, eso es lo lindo. Me gusta Luis Chávez, un poeta que ahora acaban de publicar la novela Salvapantalla. Me fascina, él como poeta.
-¿Si tuvieras que recomendarme un libro, a mí y a la gente que lee Boquitas pintadas, qué nos recomendarías?
-¿Leíste a la chilena Nona Fernández? Tiene un libro que te lleva, que te hace… Vas siguiendo, feliz, a un carnaval, y te está llevando a un lugar que… vas a salir igual.
-Ya me lo vendiste…
-Eso se agradece. O Federico Falco, que estoy fascinado… Cómo escribe con esas abundancias… El cagón es cagón, la lluvia es un diluvio… Con pocos elementos te transforma todo. Su forma de escribir es exótica. Que me lleven a otros lugares, que no sabes y la honestidad.
-¿Cómo se desarrolla en tu país la movida de las marchas LGBITQ?
-Pasa de todo. El Festival de Cine Queer de San Juan es el más exitoso de todo el mundo, es donde hacen más plata. Es que lo ve todo el mundo. Y dan películas buenas. Para mucha gente son porno. Judicialmente hay matrimonio igualitario. Adopción de niños. Está a punto de resolverse los estudiantes de escuela pública para que usen el uniforme con el que se sientan más cómodo, con el género con el cual se identifiquen. Un niño que nació varón puede ir con falda; eso ya no lo pueden prohibir porque la ley lo protege. Pero eso no quiere decir que pase. Una cosa es la ley y otra es San Juan, que es la Capital y otra cosa es el resto del país. Todavía está el Medio Evo y la Capital, como pasa también en Estados Unidos. Mirá Francia que todo el mundo pensaba que era pro gay y cuando estaban con el asunto del matrimonio igualitario salieron millones de personas en contra…
-Es que todavía hay mucha gente cristiana, o sea dogmática, que no se cuestiona nada…
-Sí, sí. Siempre hay que convivir porque, por más que estén los espacios hay que conquistarlos permanentemente, porque están las dos cosas; siempre. Hay cierta comodidad. Tú ves una parejita de la mano, en algunas áreas, pero eso no asegura nada. Están estudiando los crímenes de sodomía, en Puerto Rico, en el siglo XVIII, y encontró una historia de una loquita, negro él, que una vecina lo acusa de sodomía con un soldado español. Le preguntan si es verdad y él dice, después de Dios a quién más amo es a él. Tú empiezas a mirar y dices, lo que faltaba es escribir sobre eso, pero eso siempre ha estado ahí. La fuerza de eso se siente, aunque haya sido tres siglos atrás. Yo no sé si con tanta legislación nos atrevemos a decir eso, si tiene esa importancia o no hacía falta… Ser puto es subversivo… ¿Tu eres gay? Yo no, porque no tengo ropa para serlo. Soy puto de barrio. Ser puto es subversivo…
-¿Aportó algo Mundo cruel a tu país, en tu comunidad?
-Yo creo que el libro negocia con la homofobia. Ha tenido éxito amplio, no de gueto, porque no lo leen necesariamente los gay. Juego un poquito con esa idea. Mucha gente me dice que no sabía nada de ese mundo. Pero como se ríen, como lo gozan… Buscamos la igualdad y celebramos las diferencias…
-Es una puerta de entrada…
No presento al gay que todo el mundo quiere ver, el de los escaparates, o al viejo bondadoso, buey. Esto resulta incómodo porque es honesto. Por eso estoy contento.
-Bueno, acá hay muchos consumidores de Osos y otras prácticas que rompen con heternormativo impregnado en la cultura gay…
-Bien. Hace poco que estoy aquí y ya me enamoré de esta ciudad que es preciosa.
-¿A qué publico te dirigís o cuál es tu ideal de lectores? Dani Umpi me decía que son las mujeres solteras, viejas y gordas…
-La esperanza es que encuentres un lector que quiera participar, porque Mundo cruel no te lo da todo. Tiene que ser un lector que pueda llenar los espacios en blanco, que no se detenga en las palabras que tendría que tener y no tiene. Que me acompañe.
-¿Qué sea gay?
-No, no, no necesariamente… ¿Tú como escritor piensas en eso?
-Bueno, a veces, algunos libros, sí. Porque me di cuenta que faltaba contar algunos temas o situaciones que vivimos y que está bueno leerlo o verlo en una peli, para identificarse
-Hace poco un muchacho de Perú me dijo que lo describí a él. Y otro de San Juan que él ha sido todos los personajes del libro a lo largo de su vida. Una maestra de un pueblito que tiene un muchacho autista en su salón les asignó el libro, y uno que casi no puede comunicarse conectó con Mundo cruel. Son cositas con las que uno dice Woow. Me gustan las historias, me gusta contar historias… Me encanta sentarme en una barra y hablar con gente desconocida. En la guagua, el colectivo, me entero de un montón de cosas; mi mamá me regañaba porque decía que para mí todo el mundo es bueno y que era amigo de todo el mundo. Yo soy así, le abro mi casa para todo el mundo.
-Aunque el mundo sea cruel…
-Aunque el mundo sea cruel…
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