La adolescencia, coinciden los especialistas, es en esencia una época de cambios, de descubrimiento de la propia identidad, construida por el cruce de diversas identidades. La sexual es una de ellas. Este post es un intento por reflexionar acerca de las experiencias íntimas de los jóvenes con otras personas del mismo sexo. ¿Por qué se dan? ¿Puede haber un despertar homosexual que luego se sostenga de por vida? ¿Quizá son sólo experiencias dadas como una excepción que se permiten en ese momento de búsquedas personales?
La opinión de la psicóloga clínica Ingrid Feferbaum, miembro del Grupo Arcis, es un aporte en este sentido. “Es frecuente observar en la práctica clínica que en esta búsqueda los adolescentes realicen juegos sexuales con sus pares tanto del género opuesto como del mismo sexo, presentándose ciertas situaciones que pueden ser vistas como homosexuales, llevándolos a tener dudas y cuestionamientos”, señala en un momento. “Es importante destacar que la homosexualidad no aparece por hechos aislados sino como la “continua interacción o atracción sexual, afectiva, emocional y sentimental hacia individuos del mismo sexo”.
Esta será la primera de una serie de miradas que aporten otros psicólogos. En post sucesivos también conversaremos sobre los riesgos del hostigamiento escolar homofóbico a causa de la orientación sexual no normativa (homo o bisexual) de un adolescente, sobre las desilusiones tanto de padres hacia sus hijos, como de estos últimos a sus mayores cuando los jóvenes se asumen gays, o de cómo esos recuerdos de aquella etapa hoy siguen actuando como marcas dolorosamente imborrables en adultos gays y lesbianas, entre otras cosas.

Un grupo de jóvenes militantes LGBTIQ, en un acto homenaje a Carlos Jáuregui; Foto: Fuentes2Fernández
La adolescencia, el tiempo de las dudas
Por la Lic. Ingrid Feferbaum
La adolescencia se define, en esencia, como una época de cambios y transformaciones que abarcan aspectos biológicos, sociales, emocionales, cognitivos y sexuales y es en esta etapa del ciclo vital en donde el individuo irá descubriendo su propia identidad, su propia independencia en las distintas áreas de la vida que se irán presentando. Este momento situado, entre la infancia y la edad adulta, invitará al adolescente a formular diversas preguntas: quién soy, qué siento, qué elijo, qué me gusta, con quién quiero estar, ya que el pensamiento abstracto que se afianza en esta edad le permite pensarse y pensar a su entorno de manera diferente.
En este momento es cuando los jóvenes buscaran encontrarse a sí mismos, especialmente en lo que se refiere a su sexualidad. No es un proceso sencillo sino complejo y prolongado en el tiempo, ya que tardan años en definirse completamente. Es frecuente observar en la práctica clínica que en esta búsqueda los adolescentes realicen juegos sexuales con sus pares, tanto del género opuesto como del mismo sexo, presentándose ciertas situaciones que pueden ser vistas cómo “homosexuales”, llevándolos a tener dudas y cuestionamientos. Sin embargo es importante destacar que la homosexualidad no aparece por hechos aislados sino cómo la “continua interacción o atracción sexual, afectiva, emocional y sentimental hacia individuos del mismo sexo”.
En cuanto al concepto de bisexualidad podemos decir que se entiende como “la orientación sexual que se caracteriza por la capacidad de sentir deseo, afecto, atracción física y emocional por otra persona independientemente de su sexo”. La aparición de esta definición es relativamente reciente es decir, hoy en día sabemos que tanto hombres como mujeres pueden ser bisexuales y algunos sexólogos entienden que la bisexualidad tiene una entidad propia, tanto cómo la heterosexualidad y la homosexualidad. Pero hay pocos estudios científicos sobre bisexualidad, ya que se basan mucho en aproximaciones y generalizaciones.
El por qué de esta orientación sexual se desconoce tanto como el de la homosexualidad, y es atribuida a distintas razones: vínculos, genética, ambiental. A veces, algunos autores, hablan de un período transitorio hacia la homosexualidad. Otros hablan de poner en práctica fantasías eróticas o ampliar las propias experiencias sexuales. Fundamentalmente es importante aclarar que hay grados y matices de comportamiento y actitudes, y esto es un tema central a tener en cuenta.

Jóvenes militantes LGBTIQ en una jornada de visibilidad en Plaza Francia
Mucho más allá de lo genital
La sexualidad de los seres humanos difiere respecto de la sexualidad de los animales, ya que está conformada por varios elementos que van mucho más allá de lo genital, es decir más cerca de los sentimientos, el erotismo y lo social. La elección de objeto sexual no se puede proponer o modificar y las diferentes actitudes no tienen que ver con ser “malos” o “buenos” dado que las personas homosexuales o bisexuales no eligen sino que se sienten atraídos sin poder modificarlo o proponérselo.
Los adolescentes se preguntarán una y otra vez cómo son, sus gustos, preferencias y elecciones y esto incluye por supuesto sus elecciones en lo sexual. Adoptar experiencias y comportamientos no acordes con lo esperado es parte de esta etapa. A veces el querer pertenecer a un determinado grupo lleva a adoptar determinadas maneras de ser, en la búsqueda constante que tiene el adolescente de encontrarse a sí mismo. Otra vez, la adolescencia se caracteriza por los cambios de humor, las conductas de riesgo, la euforia y la vulnerabilidad debido a aspectos tanto psicológicos como neurobiológicos y es ahí donde también entra el concepto de sexualidad, como cualquier otro aspecto importante de la vida.
La pregunta sobre la orientación sexual del adolescente incluye diferentes variables como el amor, los vínculos, sus gustos, su identificación con grupos de pertenencia, su cultura y su entorno familiar.
Es común que a esa edad los adolescentes tengan fantasías sexuales sobre su propio sexo y el otro, tratando de definirse en el tiempo. Pero lo más importante es destacar la necesidad de que como padres y educadores estemos abiertos al diálogo, el compromiso con nuestros hijos y la información seria respecto de estos temas. Por de pronto saber que la homosexualidad o la bisexualidad de nuestros hijos no tiene que ver ni con su salud mental, bienestar o capacidad de ser buenas personas.
Es frecuente que aparezcan dudas y temores frente a estos planteos y que estos miedos se muestren en forma de prejuicio. El descubrimiento de que un adolescente es diferente puede ser difícil y esto implica valor y comprensión por parte de sus padres. La falta de apoyo y comprensión pueden tener implicancias negativas, ya que muchos jóvenes en esta situación de rechazo por parte de amigos y familiares tienen una mayor tendencia a la depresión y abuso de sustancias.
El motivo por el cual una persona es homosexual puede deberse a causas genéticas, factores sociales o individuales, como a un conjunto de estos factores. Muchos sostiene que la homosexualidad proviene de hogares conflictivos o disfuncionales, sin embargo afirmar esto tiene que ver más con mitos que con realidades.
Según el manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM) de la Asociación Americana de Psiquiatría, la comunidad científica internacional considera que la homosexualidad no es una enfermedad, no obstante esta cosmovisión varía mucho de un país al otro y es fuente de polémicas y discusiones que se presentan regularmente. En otras épocas se la ha catalogado de enfermedad, patología o trastorno que había que curar, pero actualmente se entiende que no es así. La pregunta de por qué algunas personas son gay o lesbianas no tiene una respuesta fácil ya que innumerables estudios demuestran que no existen pruebas contundentes de causas genéticas o ambientales, si es innata o aprendida, sino multideterminada por factores ambientales, genéticos, psicológicos, socioculturales y situacionales, o sea no por un factor aislado sino por un conjunto de ellos.

Foto: 100 World Kisses; Mexico City, Mexico
Un proceso que requiere ayuda profesional
El tema radica en que la discriminación, el estigma y el prejuicio continúan aún hoy a pesar de los distintos avances sociales y de aceptación y decir que no es un momento difícil tanto para padres e hijos sería negarlo. Saber que nuestro hijo no está enfermo y que no hay que “curarlo” de nada sería un buen primer paso. Este proceso es largo y puede resultar doloroso, por lo cual sugerimos ayuda terapéutica para abordar esta situación, ya que con ayuda profesional el proceso puede resultar menos difícil.
Las distintas etapas por las que pasa un adolescente hasta definir completamente su identidad sexual llevan en un principio a negar esos sentimientos, debido a su incomodidad y para no sentirse diferente y evitar así el miedo al rechazo y a la discriminación tanto de sus pares cómo de su propia familia.
Posteriormente aumenta la consciencia de deseos e impulsos, llevando al individuo a evitar lugares o personas que puedan desencadenar estas sensaciones incómodas y que no son aceptadas del todo. Lugares, cómo clubes, playas o gimnasios pueden resultar incómodos.
Al final, al asumir la nueva identidad, se reduce el aislamiento, llevando al joven a contactarse con personas homosexuales en dónde es común enfrentar el estigma social que implica el ser diferente y la confusión en el grupo familiar. Para muchos padres saber que su hijo tiene una orientación sexual que no es la heterosexualidad resulta una situación desconocida y de difícil manejo, llevando a ese sistema familiar a una situación de crisis, propia de esta situación no esperada.
Que nuestros hijos compartan estos sentimientos sobre algo tan importante en sus vidas es un dato de honestidad, apertura y afecto, y esto habla de una cierta flexibilidad en ese vínculo en particular. No obstante es normal y esperable que los padres se preocupen y quieran ayudar, por lo que sugerimos estar abiertos al diálogo y hacerles saber a nuestros hijos nuestro amor incondicional
Al final la homosexualidad se integrará al final de la adolescencia, identificándose con grupos que presentan gustos y características similares.
Es importante destacar la actitud de los padres frente a la homosexualidad de un hijo, ya que el sufrimiento de un joven al verse no aceptado por su familia pueden llevar a desarrollar altos montos de ansiedad, depresión o estrés debido a que la noticia puede llevar a conflictos.
En síntesis, la adolescencia trae aparejada movimientos biológicos, psicológicos y sociales que habrá que transitar y experiencias y grupos que invitarán al cuestionamiento e identidad del joven. La idea es informarse, acompañarlos, estar atentos y contestar dudas y preguntas cuando surjan en el seno familiar. El diálogo, el amor y la escucha abierta permiten sortear mejor cualquier crisis que pueda presentarse durante cualquier momento del ciclo vital.
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