“Anita y sus dos mamás”, un cuento infantil para pensar las familias diversas

“Anita y sus dos mamás” cuenta la vida cotidiana de una nena de unos 6 años llamada Anita, su mamá Eva y su mamá Mimi, que está embarazada esperando el segundo hijo de esta familia. La editorial Molinos de Viento lanzó este libro –que no sólo es para chicos sino también para sus padres, familiares y amigos. Cuenta mediante un relato simple la dinámica diaria en las familias homoparentales, que para sorpresa de muchos no difieren del resto de las familias, cualquiera sea su conformación.

En diálogo con Boquitas pintadas, el editor de Molinos de Viento, Darío Fernández, cuenta que ya tienen tres títulos disponibles para pensar temas vinculados a diversidad sexual desde la infancia. El interés surgió a partir de su experiencia personal: hace tres años con su marido tomaron la decisión de ser padres y cuando empezaron a andar en ese camino repararon en la falta de material bibliográfico infantil que tratara la temática.

Fernández cuenta todo el recorrido de esta editorial cuyos libros ya pueden encontrarse en el sitio web de la editorial.

– ¿Cómo surge la editorial?

– Editorial Molinos de Viento surge a partir de la necesidad de tener material con temática de familias homoparentales en español. Hace unos 3 años, mi marido y yo tomamos la decisión de ser padres y agrandar nuestra familia. Comenzamos a averiguar las distintas alternativas y nos encontramos con un grupo fantástico en la Fundación Foro, conformado por varias parejas y algunas personas solteras LGTB con un mismo objetivo: “ser padres”. Luego de varios años analizando las diferentes posibilidades algunos lograron su objetivo de ser padres y otros están en el proceso.

En este grupo se discutieron muchísimas cosas a cerca de la posibilidad de ser padres y madres LGTB, desde cómo se nombran los intervinientes en los procesos de subrogación de vientre, a como nos llamarían nuestros hijos. En medio de todo ese análisis acerca de nuestra realidad y la de nuestros futuros hijos nos dimos cuenta de que no había material bibliográfico infantil en la Argentina que tratara la temática. Sólo se conseguían algunas cosas traídas de España y el resto era todo material en inglés.

Este proceso de ser padres trae consigo algunos momentos muy angustiantes y estresantes, por lo que uno busca descomprimir la situación de diferentes maneras. Al ser yo diseñador gráfico, la mas práctica para mi fue comenzar a escribir e ilustrar.

– ¿Cuáles son los primeros títulos que editaron?

– Un tema que se había tratado en el grupo todo el tiempo fue, ¿qué cosas estarían bien en nuestras familias y cuáles no?. Esto me llevó a pensar en cómo les enseñaría a nuestros hijos qué cosas están bien o mal en general. Habíamos visto que en inglés había algunos autores que trataban el tema, pero no podíamos encontrar nada en español. De estas preguntas y de esta necesidad nació “Hay muchas cosas que están bien”, un libro no sólo para niños de familias homoparentales sino contra el bullying. Es un libro de integración, que permite contarles a los niños que todos somos individuos con diferentes características y capacidades y es eso lo que nos hace únicos y valiosos. Es un libro muy colorido que nos muestra distintos tipos de familia, chicos de distintas razas, con anteojos, entre otras muchas situaciones más.

Luego surgió “Anita y sus dos mamás”, que cuenta la vida cotidiana de una nena de unos 6 años llamada Anita, su mamá Eva y su mamá Mimi, que está embarazada esperando el segundo hijo de esta familia. Este libro no sólo es para niños sino también para sus padres, familiares y amigos. Nos cuenta mediante un relato simple la dinámica diaria en las familias homoparentales, que para sorpresa de muchos no difieren del resto de las familias, cualquiera sea su conformación.

Después llegó: “¿Cómo llegué a este mundo? Libro para chicos que llegaron a este mundo por subrogación”. Surgió de manera muy rápida y sorpresiva. Con mi marido estamos llevando a cabo un proceso de subrogación de vientre, que inclusive a nosotros nos costó comprender en que consistía. Luego de estar un año explicándoles a familiares y amigos de qué se trataba, sentí la necesidad de escribir de manera sintética cuál es el proceso que atraviesan las familias homoparentales que pasan por esta experiencia.

Un día en casa estábamos con el grupo de futuros padres, ya a esta altura amigos y compañeros en este fantástico viaje a la paternidad, hablando del tema de que no se encontraban libros infantiles con temática LGTB en español. En ese momento comenté con mucho pudor que había escrito e ilustrado algunos libros e insistieron en que se los mostrara. Cuando los vieron todos coincidieron en que era lo que ellos estaban buscando.

Luego de varios meses de insistencia por su parte, decidimos publicarlos, tarea que en un principio nos pareció algo sencillo, pero claro no lo era: debíamos primero chequear el material con profesionales de la salud reproductiva y psicológica para no incurrir en errores que pudiera confundir a los niños. Había que crear una editorial, consultar con un abogado para hacer las inscripciones correspondientes en el Instituto de la Propiedad Intelectual, en la Cámara Argentina del Libro, registrar la marca, elegir la imprenta, entre otra cantidad de cosas. Era un poco volver a repetir lo vivido hasta ahora en nuestro proceso a la paternidad pero reflejado en este caso en libros que finalmente el pasado 6 de noviembre salieron a la luz.

– ¿Qué otros títulos tienen en agenda?

– En este momento hay en preparación dos títulos más, que cuenten las realidades de los distintos tipos de familias y no sólo homosexuales, con la participación de otros autores. La idea es que Molinos de Viento crezca y podamos editar a más autores e invitar a ilustradores a sumarse a este proyecto que nos entusiasma tanto.

– ¿Por que el nombre de la editorial?

– El nombre Molinos de Viento surgió naturalmente; el camino a la paternidad en las personas homosexuales es un recorrido con muchos escollos no sólo biológicos sino sociales, al igual que para El Quijote, nos parecerían gigantes contra los que tendríamos que luchar, hasta que comprendimos que sólo son obstáculos, pruebas a superar. Por otra parte el molino de viento es un elemento cinético, generador de energía, la energía que generan los hijos, la energía que mueve al mundo.

– ¿Cuándo hicieron el lanzamiento?

– El 9 de noviembre pasado hicimos la presentación en la XXII Marcha del Orgullo LGBTIQ 2013 de Buenos Aires, donde justamente este año la consigna era “Educación sexual igualitaria, libre y laica”. Realmente nos sorprendimos con la buena repercusión y el interés que despertaron los libros en el stand que generosamente nos ofrecieron y compartieron con nosotros Arturo Lodetti, del programa Latitud Gay de Radio Sentidos y Ariel Nuñez, de la Guía Turística “Gay Travel Map”.

Por el stand pasaron muchas maestras y personas relacionadas con la educación que nos contaron que hoy en día se están presentando casos de familias homoparentales en las escuelas y que estos libros les serían muy útiles para trabajar con los chicos.

– ¿Por qué es importante hablar de estos temas desde la literatura?

– Nos parece importante desmitificar la connotación de oscuridad y perversión que se le ha dado a la homosexualidad durante siglos. La gente tiene muchas fantasías negativas acerca de dos hombres o dos mujeres con hijos, fantasías que carecen de sustento. Hoy día hay muchos estudios acerca de familias homoparentales y afortunadamente ninguna responde a estos estereotipos negativos que aún persisten en algunos sectores de la sociedad.

Los dueños de Molinos de Viento rodeados de amigos en el stan de la última marcha de Orgullo en Buenos Aires

Cuando terminamos los libros nos encontramos con una gran sorpresa: no eran libros sólo para niños sino también para adultos. “Hay muchas cosas que están bien” es un libro que nos muestra que está bien ser uno mismo, que aceptarse tal cual uno es nos acerca a aceptar a los otros con sus diferencias. “¿Cómo llegué a este mundo?” le cuenta a los adultos de manera simple como es el complejo proceso de la subrogación de vientres, y despeja la idea de “comercio” como eje central de esta práctica cada día mas común no sólo en parejas homosexuales sino también en parejas heterosexuales con problemas de fertilidad, muestra que tanto los padres como la donante y la subrogante transitan un camino de amor para concretar esa familia tan deseada. Finalmente “Anita y sus dos mamás” despejan fantasías y nos muestra que toda familia tiene una rutina diaria como cualquier otra.

– ¿Cómo creés que evoluciona el tema de la conciencia social respecto de las familias diversas acá en la Argentina?

– Creo que la Ley de Matrimonio Igualitario abrió una puerta para que mucha gente salga del clóset, con sus amigos, compañeros de trabajo y familiares. Esto le mostró a una parte de la sociedad que los homosexuales somos personas comunes y corrientes, que estudiamos, trabajamos, hacemos deportes, tenemos familias y amigos, y que hoy el marco legal reconoce nuestras propias familias.

La experiencia con respecto a la paternidad en nuestro entorno ha sido muy positiva. Por supuesto que aún queda mucha gente que no se permite pensar a la familia de una manera no binaria. Es un proceso, nos han criado con la idea de que una familia siempre fue papá, mamá e hijos, pero históricamente se sabe que la familia con ese formato tiene sólo unos siglos, de hecho estadísticamente sólo el 30% de las familias en la Argentina responde a esa estructura.

Pienso que se ha evolucionado mucho en muy poco tiempo, pero aún falta para que las familias homoparentales sean aceptadas en su totalidad. Ese tiempo estará dado por lo que le lleve a la gente entender que somos familias como cualquier otra.

 

Dónde conseguir los libros: Hay varios puntos de venta: para conocerlos pueden ingresar al sitio web de la editorial. También, mediante la página de Facebook: Editorial Molinos de viento.

 

Te invito desde este espacio a que compartas tus historias, tus experiencias. Escribime a boquitaspintadas@lanacion.com.ar. ¡Te espero! ¡Gracias!

* RECUERDEN QUE SI QUIEREN SEGUIR LAS NOVEDADES POR FACEBOOK, ENTREN AQUÍ Y CLICKEEN EN EL BOTÓN DE “ME GUSTA” ¡GRACIAS!

Ser gay y ocultarse bajo un pseudónimo

“Usar pseudónimos para ocultarse”. Así define su situación Luciano, alias Caco, en una carta que comparte con Boquitas pintadas luego del relato de Facundo García, en el que él narraba los momentos en los que usaba su segundo nombre para poder ser anónimo, invisible, “farsante”.

Luciano cuenta que es de Concordia, Entre Ríos, donde vivió hasta apenas cumplidos los 18, cuando se vino a la Ciudad de Buenos Aires a estudiar Arquitectura. Cuando leyó la historia de Facundo se sintió identificado: “Creo que muchos de los que vivimos o viven en el interior del país, todavía hoy padecen este tipo de experiencias de tener una “doble vida” (una familiar y de afectos, y otra gay) ya que a pesar de que se ha avanzado muchísimo en la apertura de mentes socialmente hablando, no siempre ello llega en tiempo y forma a toda la gente de pueblos o ciudades chicas del interior en donde ser normalmente hétero y conservadoramente “normal” (vaya a saber qué es eso) es norma del día. Y ser diferente o llamar la atención es algo que todavía no está del todo permitido”.

Una foto de Alejandro Viedma; Salta, Argentina

Comparto con ustedes la carta de Luciano:

Leí la nota de Facundo en Boquitas Pintadas. Quería decirte que lo admiro porque aunque pasé algo parecido me llevó muchísimo tiempo (debuté a los 22 años, casi 23) y acá en Capital Federal, habiendo nacido y vivido casi toda mi vida en el interior, con todo lo que ello conlleva. Vos entendés.

Tener padres educados e instruidos en grandes colegios conservadores no lo hacía más fácil. Tener una enorme familia en pueblos muy chicos del interior, menos.

Así que, aunque mi despertar “gay” fue algo tardío, según mis más frescos recuerdos fue dentro de lo que se puede decir, “feliz”.

Hasta los 16 años pensaba sexualmente en mujeres y “admiraba” a hombres… pero sin connotación sexual hacia estos últimos. No, al menos, hasta los 17 en que cada vez más esa “admiración” pasó a ser “adoración” y terminó siendo “atracción”.

De todos modos, mi vida personal y círculos de amigos estaba muy mezclado (eran pocos, pero MUY buenos: mitad mujeres y mitad hombres) y con la cabeza abierta (aún hoy en día).

Y yo, como buen “tapado” y con una confusión mental y sexual que pocos saben entender, me encerré y me dediqué a estudiar y entrenar en natación que era lo que mejor hacía entonces.

Pasó algún tiempo ya en Capital Federal y concurriendo a la Facultad de Arquitectura que la realidad y algunos compañeros/as me fueron abriendo la cabeza (sin ellos saberlo) en todo sentido.

¿Por qué digo eso? Porque aún siendo “gay tapado” del interior me di cuenta tiempo después que, incluso yo, discriminaba a los putos abiertos y salidos del clóset. No los insultaba, pero les “huía” si pasaba cerca, no me sentía parte de “ese grupo” de gente que sabía lo que quería en la vida (y yo no), pero sobre todo porque tenían amigos y afectos cerca MUY a pesar de ser abiertamente gays (algo que me daba terror perder si yo me abría y salía del clóset).

Arte callejero en Salta; foto de Alejandro Viedma

Pero poco a poco desde que empecé a frecuentar alguna Disco en Capital Federal (con un miedo terrorífico, ¡lo admito!), empecé a conocer gente. Gente de todo tipo. Macanuda, abierta, simpática y divertida…pero también de los otros: las locas malas que sacan provecho del naif e inocente que de pedo sabe cómo se llama.

Todavía conservo muy buenos amigos y recuerdos después de 22 años de haber tomado la iniciativa de ir a un bar gay por primera vez gracias a un “novio” que terminó siendo mi primer amor y que aún hoy recuerdo como un hombre con todas las letras.

Honesto, gentil, divertido, muy hombre y con una capacidad para entenderme como pocos. Y aunque hoy ya no está entre los vivos, yo lo siento muy cerca.

Porque fue gracias a él que aprendí que debía disfrutar la vida sin miedo, sin tapujos, pero sin lastimar a nadie, sin mentir por deporte y, sobre todo, sin tratar de sacar ventaja de nada ni de nadie. No abundan de ese tipo de hombres. Ni gays, ni héteros. Lo sé. Y agradezco a Dios y a la vida que me haya puesto en mi camino a ese hombre (aunque aclaro, soy medio camicace, así que el que lo siguió por medio Caballito mientras paseaba perros, era yo…) porque me enseñó mucho.

Claro que la vida da muchas vueltas. Demasiadas. Y terminé tiempo después enganchándome con un gil del que me enamoré (o al menos eso creí) y con el que estuve un muy, muy largo tiempo.

Volviendo al tema de tu nota de hoy, todo viene a rememorar que incluso HOY un par de amigos de entonces y que aún conservo muy cerca, me siguen llamando por mi “sobrenombre” de entonces.

Creo que muchos de los que vivimos o viven en el interior del país, todavía HOY viven este tipo de experiencias de tener una “doble vida” (una familiar y de afectos, y otra gay) ya que a pesar de que se ha avanzado muchísimo en la apertura de mentes socialmente hablando, no siempre ello llega en tiempo y forma a toda la gente de pueblos o ciudades chicas del interior en dónde ser normalmente hétero y conservadoramente “normal” (vaya a saber que es eso¿?) es norma del día… y ser diferente, gay, o llamar la atención es algo que todavía NO está del todo permitido.

En honor a ellos, y por todo lo que hemos sufrido ese terrible sentimiento de aislamiento afectivo, creo que hay que expandir culturalmente la apertura de mentes y aprovechar Internet para ello.

Acuérdense que a fines de los años ’80, de casualidad había teléfonos de línea (fijos). Nada de celulares, ni bipers, ni Internet. Si no aprovechamos esta fabulosa herramienta que es la conectividad que la web, los celulares y las redes sociales nos dan HOY en día para mejorar esto, entonces hemos desaprovechado una enorme oportunidad de salvar literalmente a más de un chico del suicidio social y personal.

Todos debemos ponernos a pensar en esto. Porque nos guste o no, todos somos parte de una misma sociedad. Y la convivencia afectiva dentro de esa sociedad, depende de absolutamente TODOS nosotros.

Gracias por el espacio en dónde podemos compartir nuestros presos pensamientos.

Un abrazote

Luciano (alias Caco)

 

Te invito desde este espacio a que compartas tus historias, tus experiencias. Escribime a boquitaspintadas@lanacion.com.ar. ¡Te espero! ¡Gracias!

* RECUERDEN QUE SI QUIEREN SEGUIR LAS NOVEDADES POR FACEBOOK, ENTREN AQUÍ Y CLICKEEN EN EL BOTÓN DE “ME GUSTA” ¡GRACIAS!

“Todos y todas” llegó al Maipo Kabaret

Fue noche de estreno, un colaborador de Boquitas Pintadas estuvo ahí y quiso compartirlo con nosotros. Se puso en escena la obra “Todos y Todas 30 Años” en el Maipo Kabaret, una creación de Eduardo Solá y Guillermo Gil, dos leyendas del humor y del transformismo que se encuentran festejando treinta años de carrera juntos.

Eduardo Solá y Guillermo Gil, 30 años juntos

“Todos y todas” se trata de la vorágine que implica hacer varios cuadros independientes en un lapso de tiempo breve, pero que sí se conectan en el humor, la ironía, el transformismo, el talento destacable y visible en las interpretaciones e imitaciones, el magnífico vestuario, la interacción con el público y especialmente en el arte.

Sábado por la noche, la platea empieza a llenarse mientras desde el escenario Eduardo Solá interpreta en vivo piezas musicales al piano. Un rato después, Guillermo Gil da la bienvenida (este actor es conocido popularmente por su caracterización de Mirtha Legrand). Gil comenta cómo fueron gestando este show, basado en el concepto de su compañero, que le propuso hacer algo “como un archipiélago, que es un conjunto de islas sin conexión entre ellas”.

Gil y Solá son dos maestros del music hall y, en la hora y media que dura el espectáculo, vuelven a sorprender con sus más reconocidos personajes, recorriendo estas tres décadas de creaciones artísticas que han viajado “desde Ushuaia hasta Asunción” (como mencionan ellos en uno de los temas de apertura).

Los actores, grandes profesionales, demuestran tener una memoria impecable para textos complejos y una fonomímica elogiable. Nos refrescan la vigencia del género, el cual fue actualizado en las temáticas, por ejemplo, en la alusión que hacen del matrimonio igualitario argentino. Para los que somos cuarentones o más, ver la obra fue como hacer un flash back a los reductos gay de Buenos Aires de los ’90.

Mirtha Legrand, uno de los personajes emblemáticos de Guillermo Gil

En una entrevista en la publicación SentidoG, se les consulta a los actores sobre su opinión acerca de los avances de la comunidad gay en la Argentina. Solá respondió: “Vengo de una generación en la que no podías caminar por la calle porque te metían preso; la tercera vez que te agarraban ibas a Devoto. A mí me habían llevado dos veces. Empecé a dar clases de música antes de recibirme del conservatorio, pero no podía salir a la calle tranquilo por caminar por la calle y que se te note lo gay. Yo me iba a San Pablo y mi madre cobraba el cheque del colegio y me giraba la plata. De la única manera que yo podía salir a la calle y divertirme era allá. Esa fue mi infancia en este país. Así que cómo no voy a estar contento por esto, que veo a los chicos caminando por la calle de la mano, dándose un beso, me parece maravilloso.

Un personaje en un tema de Ramona Galarza; Fuente: Fuentes2Fernandez Fotografías

¿Cómo se reflejan estos cambios desde el transformismo?, se les consultó. Tomó la palabra Guillermo Gil: “Los gay gustamos, por eso nos dicen gays, alegres. La gente se divierte con nosotros, tenemos ese humor nuestro que hasta en los peores momentos hacemos un chiste y nos reímos. Para el heterosexual, el transformismo está justificado porque estás en un escenario, sos un personaje. Entonces inconscientemente te perdonan que seas gay”.

Dónde ver la obra: Maipo Kabaret – Esmeralda 443; funciones: viernes a las 22:30, sábados a las 23, domingos a las 21:30; Filippi-Blanes Producciones

Te invito desde este espacio a que compartas tus historias, tus experiencias. Escribime a boquitaspintadas@lanacion.com.ar. ¡Te espero! ¡Gracias!

* RECUERDEN QUE SI QUIEREN SEGUIR LAS NOVEDADES POR FACEBOOK, ENTREN AQUÍ Y CLICKEEN EN EL BOTÓN DE “ME GUSTA” ¡GRACIAS!

“De chico prefería más jugar al elástico que a la pelota”, dice Facundo

Hace unos días hablábamos de “La doble vida de Mariano”, que compartió su experiencia de mantener una identidad para su vida social “permitida” y otra para los sitios en los que no quiere visibilizarse por completo. En la noche de inauguración del teatro de Puerta Abierta uno de los oradores, Facundo García, rozó el tema cuando habló de sus épocas de salida del clóset.

Se presentó así frente al teatro colmado. “Para quienes no me conocen, me presento: mi nombre es Facundo. Lamentablemente, hubo momentos y espacios en los que no supe llamarme Facundo. En esos momentos, que fueron más largos de lo que hubiese querido, y en esos espacios, demasiado estrechos para caminar a buen paso, solía usar mi segundo nombre, Nicolás”.

Y agregó: “Ser Nicolás era ser anónimo, invisible, “farsante” (tan en auge hoy). Un denominador común, creo yo de varias generaciones de quienes no adherimos a la heteronormatividad. Porque mi Nicolás era tu Pablo o tu Diego o tu Carlos. En otras palabras, no eras vos ni era yo. Eso es sólo la clave del candado del clóset”.

Facundo García, en una marcha de orgullo en Buenos Aires

Escuchar estas palabras, despertaron preguntas. ¿Cómo incorporó eso de tener un nombre para un ámbito y otro para otros? ¿Qué fantasmas tenía? ¿De quién pretendía resguardarse?

Facundo habló de esto con Boquitas pintadas e intentó hacer memoria de aquellos tiempos duales. No le fue fácil retroceder a momentos que recuerda como de mucha soledad. “Ya ni me acuerdo como apareció eso de los dos nombres”, se sincera.

– ¿Qué fantasmas tenías? ¿Pretendías resguardarte de alguien?

– Recuerdo que el de la salida del clóset fue un proceso de profunda soledad. Me preguntaba todo el tiempo por qué me pasaba esto a mí, por qué me sentía atraído por personas de mi mismo sexo. Y buscaba formas de remediarlo o incluso en la adolescencia me planteaba vivir una doble vida, aparentar. Mi fantasma era el rechazo. Ya en la escuela primaria había sentido el rigor de las reglas heteronormativas, nada amigables para un varón que prefería jugar al elástico que a la pelota. Y también estaba ese temor a la decepción que pensaba podía llegar a sentir mi familia.

– ¿Querías autoprotegerte?

– Sí, cuesta enfrentarse a un mundo, parafraseando a Carlos Jáuregui, que te educa para la vergüenza, que deslegitima tu deseo en múltiples formas. Hay un esfuerzo por encasillar en esas expectativas sociales cuando uno es joven y quizás no tiene herramientas para decir “no, no hay un único camino ni una única forma de vivir la sexualidad, los afectos, etc.”. Entonces intenté encontrar formas de autoprotegerme. Era sumamente ermitaño, no me gustaba salir, era un estudiante aplicado y… cuando el deseo se hizo más fuerte mantuve, en una primera etapa, esos mundos separados: para unos Facu y para otros Nico.

– ¿Qué pensabas que pasaría si te visibilizabas con tu primer nombre en todos lados?

– Cuesta pensar a la distancia en esos fantasmas. Estaba tomando una decisión sobre cómo quería vivir mi vida. Hoy es más sencillo pensar en un gay o una lesbiana formando familias con sus parejas e hijos. Pero hasta hace muy poco en nuestro país no teníamos derecho a la adopción conjunta o al acceso a las técnicas de inseminación. Eso era algo que siempre tuve claro que no quería relegar.

Aquí comparto con ustedes el discurso completo de Facundo García, militante del Partido Socialista y miembro de la ONG Capicüa

Ser Nicolás era ser “farsante”

Por Facundo

Para quienes no me conocen, me presento, mi nombre es Facundo. Lamentablemente, hubo momentos y espacios en los que no supe llamarme Facundo. En esos momentos, que fueron más largos de lo que hubiese querido, y en esos espacios, demasiado estrechos para caminar a buen paso, solía usar mi segundo nombre, Nicolás.

Ser Nicolás era ser anónimo, invisible, “farsante” (tan en auge hoy). Un denominador común, creo yo de varias generaciones de quienes no adherimos a la heteronormatividad. Porque mi Nicolás era tu Pablo o tu Diego o tu Carlos. En otras palabras, no eras vos ni era yo. Eso es sólo la clave del candado del clóset.

Alejandro Viedma y Facundo García, “hermanitos de la vida”, como se definen ellos

Volviendo. Aún tenía 17 años cuando por medio de un amigo en común conocí a quien sería un hermano mayor de la vida, a Alejandro Viedma. Fue en una charla organizada por la Federación Argentina LGBT en donde Beatriz Gimeno (en aquellos tiempos presidenta de la Federación Española LGBT) había venido a hablar sobre cómo había sido el camino para que se aprobara el matrimonio igualitario en España.

Por supuesto que, para ese amigo en común –para ese amigo gay en común-, mi nombre en ese entonces era Nicolás.

Y se dio así como en una de esas tardecitas de Buenos Aires que tienen ese que se yo… “Alito” me citó a una entrevista.

Estábamos por Almagro cuando ÉL, hijo ilegítimo de Elizabeth Roudinesco, Sigmund Freud, Lacan y Silvia Bleichmar, tras agudizar sus sentidos psicoanalíticos -escucha atenta y mirada inquisidora- me hizo la gran pregunta.

– Pero decime, ¿cómo te llaman tu familia y tus amigos del colegio?

¡Chan!. Y ahí estaba apuntándole la llave al candado.

– Bueno, en realidad, ellos me llaman Facundo. Uso Nicolás porque es mi segundo nombre y como aún mis viejos no lo saben… y mis amigos tampoco… bueno, vos me entendés.

– Aha, bueno, en ese caso, yo también te voy a llamar Facundo.

Por primera vez, el mundo de mis raíces y de mis afectos -el que ocupaba mi casa, mi escuela, mi laburo- se entrecruzaba con ese otro mundo, el de mis deseos –el de mi putez, mi pluma, mi jean ajustado-. Y, por otro lado, Ale al unísono también me mandaba un mensaje bien directo: me abrió la posibilidad de que sea uno de mis afectos más cercanos. ¿Cómo no inaugurar allí mismo una fraternidad perdurable y fuerte?

Así, al tiempo (porque Ale me hizo esperar a que cumpliera 18 años), ingresé al grupo de reflexión de varones gays de Puerta, el de los míticos jueves, en la sede de Hipólito Yrigoyen y Boedo. Etapa feliz, de encuentros en la mirada de los otros, aprendizajes entre pares y amistades que perduran. Crecimiento personal y colectivo.

No sólo eso: Puerta Abierta también me permitió, con la confianza gigante de su directora Graciela Balestra, dar los primeros pasos en la militancia por el arco iris. Tuve el honor de representar esta institución en la Comisión Organizadora de la Marcha del Orgullo en el año 2007. Un camino de compromiso que me enseñó este lugar maravilloso, integrado por personas tan bellas, y del que nunca me pude despegar.

Por eso estoy feliz de esta nueva iniciativa –la del teatro, la del arte- que va a colaborar en la ya titánica tarea que realiza Puerta en pos de una sociedad más igualitaria, con más libertades, más dignas y sobre todo ¡más feliz!

 

Te invito desde este espacio a que compartas tus historias, tus experiencias. Escribime a boquitaspintadas@lanacion.com.ar. ¡Te espero! ¡Gracias!

* RECUERDEN QUE SI QUIEREN SEGUIR LAS NOVEDADES POR FACEBOOK, ENTREN AQUÍ Y CLICKEEN EN EL BOTÓN DE “ME GUSTA” ¡GRACIAS!

Se viene “La Loreta”, un folletín trava escrito por Susy Shock

“Se le venía la canción esa a la cabeza, la que de niñita cantaba cuando nadie la miraba, esa de una propaganda de shampoo que pasaban en la tele protagonizada por las trillizas de oro, que en esa época del blanco y negro, cualquier niña también en Tucumán cantaba, soñándose rubia como ellas, “¡con los shampúes Roby vos podés tener siempre, siempre el pelo ok!” y entonces giraba la cabeza como lo hacían ellas, tan dichosas en su rubiez, tan dichosas en su femenina manera, de ahí, cree que sacó el deseo por ese color con el que después eligió transitar su propia femineidad, y de ahí, también, esa manía de bailarlo todo…” (La Loreta, fragmento)

“La Loreta” es una historia que se publicará mes a mes en la revista Maten al mensajero, de Ediciones La parte maldita, y que estará escrita por la poeta trans Susy Shock. Cuenta las desventuras de ese entrañable personaje que ya había aparecido en dos relatos anteriores en uno de los libros de Susy. Esta es una serie inédita, que saldrá número a número, por capítulos, con ilustraciones de Florencia Pastorella.

La idea fue de Santiago Kahn, director de la revista. El se propuso editar una revista en la que se publicará una novela por entregas, mes a mes. Kahn dice: “Con poco rigor científico decimos que es el primer folletín trava”. Quizá exista algún otro, pero en la Argentina no se conoce. Este es único, se llama “La Loreta”.

Kahn conversa con Boquitas pintadas y da un adelanto exclusivo del arranque de la historia y de la primera de las ilustraciones que la acompañará. Según está previsto, la revista estará centrada en diferentes narrativas: tendrá novelas de folletín, historieta, fotografía, aguafuertes, literatura juvenil, literatura breve y otros relatos. Lanzaron una campaña para difundir este proyecto, que promete ser muy bueno.

La ilustración que anticipa, en exclusiva, el editor de la revista; aparecerá en el primer capítulo de La Loreta

– ¿Cuál es la propuesta que tienen con esta novela por entregas?

– “La Loreta” es uno de los cuatro folletines que comienzan a publicarse con la revista y se prolongarán por sucesivos meses. Está centrada en el personaje que da título a la novela, desde su llegada a Buenos Aires. Y contará su devenir, su búsqueda, su transitar por distintos escenarios y experiencias.

– ¿Cuándo se va a lanzar?

– La revista verá la luz en marzo de 2014, pero en estos días estamos iniciando una campaña de financiación colectiva donde quienes quieran apoyar al proyecto (a partir de suscripciones, compra anticipada de números y otras opciones) puedan hacerlo y nos den una mano fundamental para concretar la salida la revista.

– ¿Cómo surgió la idea?

– Venimos trabajando en el proyecto hace casi un año. Como lector me resultaba muy significativa la ausencia de revistas que apostaran por la narrativa. Por ejemplo: leo historietas y en el puesto de diarios hoy por hoy mensualmente solo está FIERRO (de Página12) y muchas producciones extranjeras, no hay mucha alternativa y generalmente lo que aparece lo hace desde los libros o pequeñas publicaciones que cuesta conseguirlas o hay que ir a lugares muy específicos. En materia de producción literaria es aún más difícil. En general, las revistas “literarias” se dedican a la crítica y no a publicar producciones inéditas -salvo honrosas excepciones-. Y después estaba también el dar lugar a otros géneros y estilos (aguafuertes, literatura breve, fotografía, literatura juvenil). Por eso muchas veces decimos que es una publicación de otra de época: “una revista para Lectores”, no eruditos, para gente a la que le guste leer.

– ¿Por qué empezar con Susy?

– Porque Susy es una de las artistas más potentes de nuestro tiempo. Es una narradora total. Y me gustaba la idea de que pudiera desarrollar una historia mes a mes en nuestras páginas. Cuando nos reunimos -fue una de las primeras convocadas- quedamos en ver un par de opciones, en base a cosas que venía escribiendo. Entre las variantes que nos acercó estaba “La Loreta” que ya había aparecido en dos relatos de uno de sus libros. Dos textos que te conmueven, que te llevan a leerle a otra persona en voz alta, a compartirlos, a llevarlos a clase con tus alumnos (me pasó a mí como docente) y entonces cuando estuvo la opción de que sea el eje del folletín fue ideal.

 

Cuándo se podrá conocer a “La Loreta”: La revista va a salir en papel en puestos de diarios (en Capital y GBA) y en librerías (de todo el país), a partir de marzo de 2014. Por suscripción llegará a todo el país.

 

Te invito desde este espacio a que compartas tus historias, tus experiencias. Escribime a boquitaspintadas@lanacion.com.ar. ¡Te espero! ¡Gracias!

* RECUERDEN QUE SI QUIEREN SEGUIR LAS NOVEDADES POR FACEBOOK, ENTREN AQUÍ Y CLICKEEN EN EL BOTÓN DE “ME GUSTA” ¡GRACIAS!

La doble vida de Mariano

Mariano no se llama Mariano. Prefiere usar ese “nom de guerre”, aclara. No es el único que pretende mantener una identidad para su vida social “permitida” y otra para los sitios en los que no quiere visibilizarse por completo. El dice que, con esa doble vida, se siente completo.

“Admito que esta doble vida me gusta…que haya algo secreto y prohibido detrás de esa cortina de macho, minas y fútbol. De algún modo, así me siento yo, soy yo completamente. No soy una cáscara vacía”, dice en un momento del relato que comparte con Boquitas pintadas.

A Mariano le ocurre algo interesante para pensar. “Tengo un deseo gigante por tener sexo con un tipo que me gusta, pero solamente soy capaz de dar amor a una mujer, por lo menos durante estos primeros 40 años”, dice. ¿Por qué será? ¿Por represión? ¿Por qué no se permite amar a otro hombre? ¿Qué prejuicios sociales y familiares incorporó como para tener esa idea cerrada, contundente?

Esta es su historia.

 

“Sexo con hombres, el amor para mi mujer”

Por Mariano

Tengo 40 años, llevo adelante un emprendimiento personal exitoso, estoy en pareja con una mujer y mi vida social es rica en amigos y afectos. Si bien mi conducta, mi aspecto y mis gustos básicamente masculinos, mi pasión por las mujeres, etcétera, pueden estereotiparse como absolutamente heterosexuales, dentro mío siempre hubo un lugar, un valle interno donde existía una atracción hacia personas de mi mismo sexo, pero muy reprimida.

Mural callejero en Tel Aviv, Israel; Foto de Alejandro Viedma

Por mucho tiempo esa atracción se conformaba con suscribirme a páginas gay de Internet,  contemplar a alguien por la calle, disfrutar de las formas de algún cuerpo divino en el gimnasio de ocasión o masturbarme muchas veces pensando en algún chico…incluso teniendo novias y estando con ellas en pleno acto sexual.

Una vez, en 2006, estaba solo y, tras reiteradas sesiones de cibersex con chicos, (me gustan más chicos, no menores de edad pero sí que tengan una diferencia apreciable respecto de mí) encontré uno al que se me ocurrió darle la dirección de donde yo vivía…en ese instante me olvidé y seguí chateando. Al cabo de media hora sonó el timbre y primero me asusté porque era muy tarde. Cuando abrí la puerta del departamento, un chico hermoso, alto, delgado y moreno me miró fijo.

Yo le huía la mirada hasta que se la devolví y entonces lo besé interminablemente. Supongo que esa furia fue la sed de todos los besos que reprimí en mi vida. Me temblaba el cuerpo, el corazón estaba por reventar…fue un momento hermoso, turbulento y maravilloso.

A partir de ahí, llevo esta doble vida. Conocí a muchos chicos, incluso travestis, y llegué a ser más osado en mi aspecto, en mi vestimenta para la intimidad. Es tan lindo todo lo previo a esos momentos…

Algunos chicos quisieron ir más allá, en una relación que trascendiera lo meramente sexual y yo, abroquelado en mi torre masculina, no los dejé. No quise vencer mi secreto. Más aún, muchísimas veces quise dar regalos o dinero a cambio de sexo aunque muchos se rehusaron a aceptarlos…era mi forma de protegerme y de no involucrarme más allá, posiblemente.

Admito que esta doble vida me gusta…que haya algo secreto y prohibido detrás de esa cortina de macho, minas y fútbol haya algo más; de algún modo, así me siento yo, soy yo completamente. No soy una cáscara vacía.

Mural callejero en Tel Aviv, Israel; Foto de Alejandro Viedma

Me consta que se han enamorado de mí; pero no me arrepiento. Hasta aquí puedo llegar. Tengo un deseo gigante por tener sexo con un tipo que me gusta, pero solamente soy capaz de dar amor a una mujer, por lo menos durante estos primeros 40 años.

Soy afeminado en mi vestir masculino…y, a veces, disfruto secretamente sabiendo que alguien, que es como yo, se da cuenta que emito señales desde este interior mío a través de eso, o de algún otro detalle personal, algún gesto.

He leído que existe una subcultura que se llama “Hombres que tienen sexo con hombres”, que es una forma de definirse de la comunidad afroamericana en los EE.UU; quizá yo tenga algo en común con ellos.

Gracias por permitirme, una vez en la vida, decirlo.

Saludos, Mariano

Te invito desde este espacio a que compartas tus historias, tus experiencias. Escribime a boquitaspintadas@lanacion.com.ar. ¡Te espero! ¡Gracias!

* RECUERDEN QUE SI QUIEREN SEGUIR LAS NOVEDADES POR FACEBOOK, ENTREN AQUÍ Y CLICKEEN EN EL BOTÓN DE “ME GUSTA” ¡GRACIAS!

 

Vida Morant: “A veces las personas trans causamos una risa burlona”

El Cuerpo, el género, el transgénero, el deseo: ¿Quién es capaz de agregar un punto final a la palabra feminidad?, se pregunta Vida Morant, la autora de Vacías, el misterio de lo femenino. En la segunda temporada de esta obra que reflexiona sobre la irrevocable soberanía de la identidad, la directora de Vacías le dice a Boquitas pintadas: “Este año incorporamos un recurso muy fuerte que es el del espejo, ese es el corazón de la obra. Tomamos espejos, miramos a la cara al público, que está iluminado. La obra viene a contar esto: que la duda existencial acerca de qué ser, cómo apropiarse del deseo propio, cómo vivirlo sin vergüenza ni culpa, sentimientos que persiguen tanto a las femineidades, le ocurre a cualquiera”.

Eso siente uno: apropiarse de verdad del deseo propio es un desafío para todos y todas.

Vida Morant (Ana María, en la obra) comparte escenario con Checha Kadener (como Virginia) y Paula Díaz Martina (como Lucía, que tiene el desafío de ponerse en la piel de una identidad trans). Actrices que se entienden con sólo mirarse.

– Lucía es un personaje ahora más central este año, y se la ve más seria, ¿puede ser?

– Su personaje tiene esta coraza que es muy propia de las identidades trans, que han tenido que sostenerse por fuera firmes, fuertes, austeras en lo afectivo para defenderse. La otra opción, también muy presente en las identidades trans, podría ser todo lo contrario: un personaje absolutamente extrovertido, con el humor a flor de piel que a todo le pone humor y entonces parece que no termina comprometiéndose emocionalmente con nada. Ambas cosas son esto: una reticencia al compromiso emocional, porque son tan frágiles…Desde ahí intentamos construirlo con María Paula, sobre todo en esta versión de la obra.

– ¿Por qué transformaron la puesta?

– Sentí esa necesidad…En realidad la obra sigue hablando de la femineidad, del género y cuando digo género estoy pensando en lo transgénero. Lo que siempre quise evitar el año pasado es hacer una obra pedagógica, que viniera a enseñar, a desplegar conceptos, algo educativo tipo Paka-Paka (se ríe). Con esa intención me abstuve de desplegar un poco más.

Este año no hacemos una obra explicativa, pero sí clarificamos más algunas cosas. Y lo trans para mi este año es el eje de la obra. El personaje creció muchísimo. El año pasado al eje lo sostenía más el personaje de Ana María, que estaba más presente en la trama. Que se iba, no se iba, la excusa por la que estaban ahí y la excusa por la cual se iba. Y me pareció que eso no nos podía pasar a nosotras que somos una compañía de trabajo particular, que nos proponemos ser responsables como comunicadoras sociales y estamos abordando una temática que es muy compleja y muy sensible…en algo que para nosotras tampoco tiene respuestas: nosotros no venimos a contar cómo se hace para ser mujer o qué es la femineidad.

– El año pasado usaban más la palabra mujer, ahora está más lo femenino…

– Sí, porque empezamos a despegar la femineidad de la palabra, del concepto de mujer y, al mismo tiempo, necesitamos ampliar la palabra mujer. Si abordamos lo trans y pensamos en lo trans esa palabrita es un gran paraguas que nos incluye a muchas expresiones de género. Pero hay cierta reticencia todavía por la connotación histórica que tiene la palabra mujer, que está empezando a cambiar.

La mujer está empezando a ocupar otros espacios su voz empieza a tener otro poder. Pero por otro lado existe la ley de cupo para la mujer. Si estuviera tan instaurado no habría necesidad de una ley que habilite cierto número de mujeres en un parlamento político. No es lo mismo que años atrás pero aún falta.

La decisión de ampliar la temática trans al reflexionar en la obra sobre la femineidad para mi es inherente a la temática misma. Es un desafío también porque desde el feminismo muchas veces lo trans fue excluido. Tengo una frase fortísima que está presente en la idiosincrasia de la obra y es que no todo feminismo es feminista. ¿Con eso qué quiero decir? Que todavía, para una concepción del feminismo, está ligado a la apoteótica vagina, al ser mujer desde lo biológico.

La obra viene a contar que el sentirse mujer o expresarse mujer es un patrimonio de la femineidad y que la femineidad es un recorrido único irrepetible de cada persona. Es un recorrido en la construcción identitaria.

– ¿Qué devolución te hizo la actriz que encarna a Lucía?

– Ella me quiere matar desde el primer momento, desde que le enchufé el personaje el año pasado [se ríe]. Me quiere matar porque para ella fue un gran desafío: tuvimos que hacer un trabajo de mesa en cuanto a contarle cuestiones de lo trans, de la femineidad en sí misma, desde lo psicológico -porque hacemos un recorrido que tiene mucha influencia desde lo psicológico. Pero ella está agradecida porque pudo comprender cuestiones de la vida que no alcanzaba a ver porque no formaban parte de su interactuar cotidiano, inclusive siendo muy amiga mía. Porque yo tampoco soy representativa de todas las identidades de género. Empezar a desplegar esto, a compartir información fue un enriquecimiento de todas.

– ¿En qué está presente lo psicoanalítico?

– El psicoanálisis es uno de los primeros que vino a dar cuenta de que la sexualidad y la construcción identitaria del género no está ligada a la genitalidad. Es decir, no necesariamente. Y que también la construcción identitaria es algo que se hace desde el lenguaje y el lenguaje, las burlas, las vueltas que le hacemos al lenguaje en la obra, también está impregnada de esta cuestión del psicoanálisis.

– Freud habla del misterio de lo femenino…

– Claro, el psicoanálisis es el primero que intenta responder ante la pregunta de qué es una mujer y dice que no hay respuesta en relación a eso, que es un interrogante que se sostiene y nosotras venimos a completar eso en la obra diciendo que el interrogante se sostiene pero que la única respuesta es que no hay una única respuesta al modo que espera la ciencia. Sí tiene una respuesta en la apropiación irrevocable del deseo de cada persona.

– ¿Por qué pusieron a jugar el humor de modo tan fuerte?

– No todas las funciones resultan iguales. Hay momentos en los que la gente se ríe y nosotras no nos proponemos ahí hacer reír, no estamos proponiendo construir un hecho cómico ahí sino que la gente tiene esa reacción porque a veces le resulta intolerable o demasiado fuerte.

El momento en que más se aprecia eso es el de ronda rondita. Hay funciones donde no se mueve una mosca y otros en que es muy intenso pero la gente responde con risa. A veces, para el actor difícil eso. Nosotras nos sostenemos con lo que nos está pasando en ese momento, que no es gracioso. A lo mejor puede causar gracia al otro, como le puedo causar gracia yo a una persona en el subte. Nosotras causamos risa. A veces es una risa de burla.

– ¿Qué significan los espejos que aparecen en la obra?

– Este año incorporamos ese recurso del espejo, que es muy fuerte. Eso este año sentimos que es el corazón de la obra. Tomamos unos espejos, miramos a la cara al público, lo iluminamos, la gente es parte de eso. La obra viene a contar esto: que la duda existencial acerca de qué ser, cómo apropiarse del deseo propio, cómo vivirlo sin vergüenza ni culpa, sentimientos que persiguen tanto a las femineidades, le ocurre a cualquiera”.

Podés ver Vacías los sábados a las 22,45 en el teatro La Ranchería (México 1152)

 

Te invito desde este espacio a que compartas tus historias, tus experiencias. Escribime a boquitaspintadas@lanacion.com.ar. ¡Te espero! ¡Gracias!

* RECUERDEN QUE SI QUIEREN SEGUIR LAS NOVEDADES POR FACEBOOK, ENTREN AQUÍ Y CLICKEEN EN EL BOTÓN DE “ME GUSTA” ¡GRACIAS!

“De chica en chica” busca ser una película con la ayuda de sus fans

En un proyecto similar al que contábamos acá hace un tiempo con Plan V, De Chica en Chica quiere convertirse en película con ayuda de sus fans. La iniciativa de esta producción española surgió después de seis años de éxito de la serie online Chica busca chica. Ahora, después de siete años de entonces, se reencontró el equipo creativo para encarar el sueño de la película.

La película, que se llamará De Chica en Chica, busca el apoyo de aquel público que la siguió para sacar adelante el proyecto. Como muchas producciones independientes eligen el sistema del crowdfunding. Así, todos quienes quieran, de cualquier país del mundo, pueden convertirse en co-productores.

Los actores de esta comedia son Celia Freijeiro, Sandra Collantes, Cristina Pons, María Ballesteros, María Botto, Alexandra Jimenez, Diego Martín, Miguel Angel Muñoz, Gorka Otxoa, Eulalia Ramón, Estefanía de los Santos, Adriana Torrebejano y dirigida por Sonia Sebastián.

(Aquí un adelanto de la película)

Desde España, vía e-mail, la directora creativa de Pocapena Producciones, a cargo de la realización de la película, Sonia Sebastián, cuenta detalles de esta iniciativa.

– ¿De qué trata la película que proyectan?

– Estamos intentando recaudar financiación para poder rodar la película y poder hacerla de forma independiente. De Chica en Chica trata sobre  la vuelta de Nines a Madrid después de nueve años fuera en busca de Carmen, una heterosexual de la que siempre estuvo enamorada. Pero Nines elige el peor momento para hacerlo. Al presentarse de improviso en casa de Carmen Nines interrumpe la “I Fiesta de la Regla” en honor de Candela, la hija de Mónica y mujer a la que abandonó embarazada el día que iban a casarse.

Y no sólo eso…también está Sofía porfavor, la editora de comics a la que dejó con una estafa laboral importante. Y Javier, el ex de Carmen, con el que Nines siempre compitió, y su mujer embarazadísima de treinta y siete semanas. Y Fran, el amigo gay con mentalidad de hétero y su novia Linda, una travesti espectacular. Y Marta, que por fin ha conseguido a Rai, la neopunk de sus sueños justo el día en el que recibe la inesperada visita de su madre.

– ¿Cómo surge la intención de pasar del formato web al cine?

– Teníamos una historia estupenda que necesitábamos contarla y además veíamos que rodar una película sería mucho más factible ya que no se depende tanto de cadenas de televisión. De esta forma la podríamos estrenar tanto en cines como por Internet. Pero claro, para esto necesitamos al público y las aportaciones que hagan en Internet a través de la página de crowdfunding. Necesitamos la ayuda de la gente para poder hacerla. En España no se ha hecho aún ninguna película de temática LGTB donde casi todas las protagonistas sean chicas. Creo que es necesario hacerlo.

– ¿Por qué te parece importante contar historias de ficción con fuerte presencia de diversidad sexual?

– Creo que es necesario contar estas historias para conseguir una normalización en el pensamiento de la gente. En nuestra historia se presenta a una familia que tiene los mismos problemas que cualquier familia y lo único que los diferencia es su orientación sexual, pero esto no cambia un ápice de la historia. Necesitamos visibilidad y creo que a través de una comedia tan loca como esta se puede conseguir. Tenemos un elenco increíble de actores e incluso ahora se nos ha unido Jane Badler, la famosa Diana de la serie V.

– ¿Cuánto necesitan recaudar?

– Necesitamos 184.000 euros para hacerla realidad. Hemos abierto el proyecto en una plataforma de crowdfunding que consiste en que la gente pueda donar a través de Internet desde 5 euros para llegar a la cantidad pedida. Si no se consigue el dinero no se quitará de la cuenta, es decir, que la gente sólo aporta si el proyecto sale adelante.

– ¿Qué puntos encontrás en común entre España y la Argentina en materia de diversidad?

– En la Argentina al igual que en España se está luchando mucho por los derechos de la comunidad LGTB. Son países con una mentalidad mucho más avanzada que los demás y deben establecer lazos de unión para un apoyo y un camino común en esto.

 

Te invito desde este espacio a que compartas tus historias, tus experiencias. Escribime a boquitaspintadas@lanacion.com.ar. ¡Te espero! ¡Gracias!

* RECUERDEN QUE SI QUIEREN SEGUIR LAS NOVEDADES POR FACEBOOK, ENTREN AQUÍ Y CLICKEEN EN EL BOTÓN DE “ME GUSTA” ¡GRACIAS!

El despertar homosexual, asfixiado en un pueblo

Nicolás tiene 17 años. Escribió a Boquitas pintadas con cierto tono de desesperanza. Vive en un pueblo del interior de Córdoba y confiesa que su vida lo “asfixia”. Salió del clóset con algunos amigos, pero no se siente libre de asumir públicamente su homosexualidad. Teme ser señalado, estar en boca de todos, no quiere exponerse. Cuenta que Internet es su vía de escape: chatea, lee este blog para conocer otras historias y sentirse menos desdichado. Pero dice que no es feliz, que no sabe cómo, que no puede.

Los dejo con su historia. Luego, espero comentarios. Nico cree que esto lo ayudará a sentirse más acompañado.

“No sé cómo llenar este vacío”

Por Nicolás

Tengo 17 años, soy gay, vivo en un pueblo en el interior de Córdoba. Vivir esta vida me asfixia. Saber que hay mucha gente que pasa por lo mismo o peor que yo no me llena el vacío. No puedo imaginar mi vida acá, tan monótona, tan aburrida. A través del monitor veo esa vida que quiero tener y no tengo. Sí, una vida llena de promiscuidad, de desencuentros, de cosas buenas y malas, pero aunque sea el formar parte ya te libera. Me gustaría conocer lo que es vivir la vida.

A través de esa misma pantalla veo gente de cuarenta y tantos, con cuerpos marcados, tratando de seguir llenando su vacío y, de alguna manera, desafiando la juventud, esa adolescencia sin Facebook, Twitter, Boquitas Pintadas, sin eso que a mi me mantiene vivo, con esperanza, con ganas. Pero son felices, entonces… ¿Cómo hicieron?

Con tanta tecnología no puedo hacerme la idea de “ser feliz”, “vivir una vida plena” porque acá no lo veo, acá de “nosotros” no se habla, acá si lo decís comenta todo el mundo. Si no lo decís, vivís esta vida a medias. Pero ellos pudieron y mi miedo es no poder, es no encontrar pareja, tener que callar esto toda la vida.

¿Cómo hicieron? Esa es la cuestión. Todo esto hace que me sienta inseguro, con miedo, perseguido. Mis amigos lo saben, mi familia no. Bah, “familia”: ni padres tengo: vivo con mi abuela.

Debería estar terminando el secundario, pero repetí y lo termino el año que viene. Tengo amigos y todos saben que soy gay, pero no me gustar salir porque los lugares que frecuentan ellos son “de pendejos” y siento que no hay lugar para mi. Tengo más afinidad con gente un poco más grande que yo. Además, como si fuera poco, me genera mucha incomodidad que, en vez de chicos, me encaren chicas. Entonces decidí juntarme con la gente que me hace bien y en lugares donde me sienta más cómodo.

El gran problema que tengo es que no me pasa nada, nada de nada. Mis días son rutinarios, de la escuela a mi casa. De más está decir que nunca tuve novio o algo con alguien, pero todos los hombres que me gustan son “mayores”. No me da culpa. Cuando mi mamá murió (era muy muy chico), mi papá rehízo su vida, tuvo otros hijos. Entonces siempre me faltó esa figura paterna, ese afecto. Pero no busco en hombres mayores lo que no tuve, me gustan y listo.

Marcha por el respeto a la diversidad sexual; Facebook Padres Madres Gay

Entonces, se me juntan muchas cosas. Obvio que lo que más quiero es irme a la gran ciudad y empezar desde cero, pero no tengo ningún tipo de certeza en que eso pase. Si a mi abuela le pasa algo, literalmente, me quedo en la calle. Ella sí que no sabe nada, lo supone, quiere saber la verdad pero no quiere escucharla. Le preocupa mucho el qué dirán y, como siempre viví con ella, las amigas me conocen…¡Mirá si se enteran de que soy gay!. Creo que me echa.

Últimamente discutimos mucho. Tengo una mente muy abierta, soy muy libre y ella no me entiende. Cree que mi vida tiene que ser como la de sus hijos (esposa-hijos-trabajo-no cuestionar nada) y eso me aterra; no quiero eso de ninguna manera. No sé como explicarle que no soy así, que no espere eso, que no puedo mentirme a mi mismo.

Me acuerdo de que a los 10 años más o menos, vi una peli que se llamaba “Los 120 días de sodoma”. Una película rarísima y en una de las primeras escenas, secuestran a dos chicos y para ver si son judios, les hacen bajarse los pantalones y ahí, en ese momento algo me paso. A partir de ahí supe no era como los otros, igual ya lo sabía desde antes, por eso nunca me costo asumirlo, sí decirlo. Chateo mucho buscando “novio” porque siento que en vez de 17 tengo 50 y me voy a quedar solo para siempre. Suena estúpido lo sé, pero ese es mi gran miedo; la soledad.

¿Qué hacer? ¿Cómo hacer que el miedo se vaya? ¿Cómo hacer para conocer a alguien que me traiga el desayuno a la cama y no caer en lo que caen esos hombres que veo, con más de 40, solos? ¿Y si me pasa lo mismo? ¿Y si nunca me pasa nada? ¿Y si tengo que vivir toda mi vida en un pueblo siendo gay?‏

Hace mucho que queria escribir pero no me animaba, no me salia, no sabia qué contar. Es tanto el miedo al miedo que ni escribir podia. Hoy pude, me siento mejor.

Nico

Te invito desde este espacio a que compartas tus historias, tus experiencias. Escribime a boquitaspintadas@lanacion.com.ar. ¡Te espero! ¡Gracias!

* RECUERDEN QUE SI QUIEREN SEGUIR LAS NOVEDADES POR FACEBOOK, ENTREN AQUÍ Y CLICKEEN EN EL BOTÓN DE “ME GUSTA” ¡GRACIAS!

Un ex sacerdote gay pide a la Iglesia católica menos hipocresía

El papa Francisco hace unos días habló de ser misericordiosos con los homosexuales.  “En esta vida Dios acompaña a las personas y es nuestro deber acompañarlas con misericordia a partir de su condición”, dijo. Ante éstas y otras declaraciones anteriores en las que Francisco se había manifestado comprensivo respecto de los homosexuales, el teólogo y ex sacerdote gay Hernán Fitte escribió a Boquitas pintadas para contar su historia de vida.

Estuvo en la iglesia católica durante 35 años y cuando decidió dejar el sacerdocio le envió una carta al entonces papa Benedicto XVI. “Había llegado a la certeza de que tenía que abandonar todo porque ya no estaba de acuerdo con la moral católica, y no quería engañar a la gente, a mí mismo o a Dios haciendo algo que no sentía más”, escribió. Cuenta que el Papa comprendió sus razones.

Uno de sus temas, que incluso planteaba a sus superiores, era que él sentía atracción por los varones desde los 12 o 13 años. Sus superiores le decían que no se preocupara, que lo superaría con la oración. Eso no fue tan así. “Cuando dejé el sacerdocio manifesté mi homosexualidad públicamente a todo el mundo”, cuenta hoy, feliz de su salida del clóset .

Hernán Fitte; foto: Facebook

“Tenemos que leer la Biblia de un modo correcto”

Por Hernán Fitte

Pertenecí a una de las instituciones más conservadoras de la iglesia católica treinta y cinco años, fui sacerdote más de veinte y profesor de teología en Roma durante tres lustros. Cuando decidí dejar el sacerdocio escribí una carta al papa de ese momento, Benedicto XVI, en la que le contaba que después de años de reflexión y oración había llegado a la certeza de que tenía que abandonar todo porque ya no estaba de acuerdo con la moral católica, y no quería engañar a la gente, a mí mismo o a Dios haciendo algo que no sentía más. Que predicar y enseñar lo que no creía había mellado seriamente mi serenidad interior y me parecía que había llegado el momento de tomar esa decisión radical. Benedicto comprendió mis razones y accedió a la petición.

Mis discrepancias con la iglesia se centran en el modo como pretende guiar a la gente en la vida diaria, porque veo que es legalista, fuera de la realidad y poco atenta a lo que viven las personas comunes. Me refiero a la  aceptación de los divorciados, al uso de contraceptivos, a la homosexualidad, a las nuevas formas de familia, por poner algunos ejemplos.

Así como la iglesia católica con el paso de los siglos ha cambiado su posición moral sobre la libertad de profesar la religión que cada uno cree verdadera y ha dejado de perseguir a “los herejes”, sobre la guerra justa y la pena de muerte, sobre el rol de la mujer en la iglesia, sobre los fines del matrimonio, sobre la mentira, y muchos otros temas morales, creo que también lo hará respecto de la homosexualidad. Es cuestión de lucha y paciencia. Nadie le pide que deje de creer en Jesús y los Evangelios, pero sí que no se fosilice en cuestiones absurdas. Que abandone su postura disciplinaria y se centre nuevamente en la predicación de la alegría de conocer a Dios.

Yo sentí atracción por los chicos desde los doce o trece años, pero cuando Jesús se cruzó en mi camino y ví mi vocación a servirlo, prácticamente me olvidé del tema. Cada vez que manifestaba esa inclinación a mis superiores en el seminario ellos decían que no me preocupara; que con la vida de trabajo intenso y la oración mi sexualidad era un tema de cuarta importancia. Eso fue así por mucho tiempo pero cuando profundicé mis estudios me dí cuenta que lo que había aceptado obedientemente en mi juventud no tenía fundamento verdadero.

Cuando dejé el sacerdocio manifesté mi homosexualidad públicamente a todo el mundo. Lo publiqué en las redes sociales para que todos supieran con quien hablaban y nunca renegué de mi pasado o de mi presente, a pesar de mis muchísimos errores. Hace tiempo que vivo en pareja y soy muy feliz. Como se imaginarán, algunos piensan que mi discrepancia con la moral de la iglesia es sólo un ropaje elegante para hacer lo que se me da la gana. Así me pasa con parientes, amigos, conocidos o gente que encuentro por casualidad.

Lo más doloroso para una persona que tiene una historia similar a la mía es ver que la religión no ayuda a que la gente que tiene una posición más cerrada y poco comprensiva, abra su mente y su corazón a la diversidad, acepte lo que tal vez por tradición cultural rechaza de manera grosera con chistes y actitudes homofóbicas.

Hernán Fitte, en la playa, el año pasado; Foto Facebook

Hace pocas semanas el papa Francisco hizo unas declaraciones durante el viaje de regreso del encuentro con los jóvenes en Río de Janeiro que dieron la vuelta al mundo. Afirmó que él no era nadie para juzgar a las personas homosexuales. En estos días volvió sobre el tema cuando contó: “Una vez una persona para provocarme me preguntó si yo aprobaba la homosexualidad. Yo entonces le respondí con otra pregunta: ¿Dime, Dios, cuando mira una persona homosexual, aprueba su existencia con afecto, o la rechaza y la condena? Hay que tener siempre en cuenta a la persona.

En esta vida Dios acompaña a las personas y es nuestro deber acompañarlas a partir de su condición”. Acompañar a cada uno a partir de “su condición”, dice Francisco, o sea de cómo es porque dios lo creó así. Hasta aquí genial, pero desgraciadamente continúa: “Pero ya conocemos la opinión de la Iglesia y yo soy hijo de la Iglesia”. O sea, la Iglesia no acepta esa condición, y entonces yo tampoco. Me parece que hubiera sido auspicioso que agregara que él como Papa podría hacer algo en este sentido. No sabemos si lo hará.

Hay muchísima gente a la que no le importa nada lo que la religión dice sobre los homosexuales. Pero en nuestro país es difícil que las personas no se vean influidas por prejuicios familiares, culturales o religiosos. Yo me he encontrado envuelto en discusiones que podría resumir fácilmente: ¿Pero vos que sos teólogo, no leíste lo que dice la Biblia sobre los homosexuales?

Hernán con su pareja Roy

Sería fenomenal si Francisco abriera una discusión sobre la pregunta: ¿Qué es lo que la Biblia dice realmente sobre la homosexualidad? Los textos más usados por el catolicismo para condenarla son muy conocidos: los sodomitas, la prostitución homosexual en los templos pre cristianos y las condenas de San Pablo.

En esa discusión serena y profunda podríamos empezar por reconocer que el pecado de Sodoma era el abuso de los habitantes de esa ciudad sobre los extranjeros, y que hoy en día hay pocos estudiosos de la Biblia que admitan que el texto de Sodoma sea aplicable a la vida gay contemporánea.

En esa discusión abierta y serena, conoceríamos que Yavé se enoja con los sacerdotes del templo que practicaban la prostitución homosexual como forma de adorar a Dios, y que esas “relaciones entre varones” no tienen nada que ver con la homosexualidad tal como la entendemos hoy en día. San Pablo es el autor de la lapidaria afirmación de que la homosexualidad es contraria a la naturaleza de las personas, digamos, “normales”. Por eso muchos creen que los gays estamos enfermos. Pero San Pablo tiene en mente una cosa totalmente distinta: el peligro al que se veían expuestos los primeros cristianos de caer en la idolatría porque vivían en ciudades romanas paganas.

Evidentemente, no es este el lugar para enzarzarse en discusiones teológicas. Lo que quiero decir es que lo que condena la Biblia es algo muy distinto a la vida de un homosexual que busca tener una relación libre, consentida, estable y un proyecto de amor con la persona del mismo sexo por la que se siente física, emocional, y psicológicamente atraído. Me parece que todas las condenas de la Biblia se refieren a casos de abuso, de mala voluntad o directamente de maldad, de sometimiento. Son relaciones carnales y pasajeras, no un proyecto de vida comprometido.

Los tiempos han cambiado mucho y ninguna pareja heterosexual vive hoy su relación como la vivían sus abuelos, cuando la mujer estaba sometida porque no trabajaba, no tenía jubilación ni estudios. Hoy las relaciones de amor son de tú a tú, de dos que viven en comunión porque son dos iguales. Tampoco lo que vive un gay en el siglo XXI tiene nada que ver con lo que pasaba en Sodoma, en los templos de la antigüedad, en las calles de Roma o en las aulas de los filósofos griegos.

 

Te invito desde este espacio a que compartas tus historias, tus experiencias. Escribime a boquitaspintadas@lanacion.com.ar. ¡Te espero! ¡Gracias!

* RECUERDEN QUE SI QUIEREN SEGUIR LAS NOVEDADES POR FACEBOOK, ENTREN AQUÍ Y CLICKEEN EN EL BOTÓN DE “ME GUSTA” ¡GRACIAS!