Dos nenas conversan. No juzgan. Por el contrario, ponen énfasis en el alimentarse bien, en el cuidado y el amor. Si hay dos mamás, esto llega por partida doble. “Qué suerte que tenés dos mamás, te hacen mucho de comer”, le dice una amiga a otra, cuya familia está compuesta por dos mamás.
Retomamos en Boquitas pintadas a las familias homoparentales a partir de la mirada del licenciado en Psicología Gabriel Marcomini, un estudioso del tema. El explica que hasta hace pocas décadas se pensaba que la homosexualidad no podía ir de la mano de la parentalidad. “Existía un modo hegemónico de entender y un modelo de parentalidad que implicaba ciertas características. Ser homosexual era no poder constituir una familia, ya que para esto se necesitaba de un hombre y una mujer”, expone Marcomini.
Esta concepción de familia clásica es la que todavía muchos sostienen, entendiéndose como modelo a seguir. “Si hablar de homosexualidad ya era en algunos aspectos mal visto, el querer pensar el concepto de homoparentalidad hasta hace muy poco era directamente inimaginable”, acota. Y agrega: “Las familias homoparentales hace rato ya empezaron a inventar su lugar en las configuraciones familiares, y lo hacen a partir de lo que existe, al igual que las familias adoptivas, las mixtas, las parejas de hecho sin casamiento legal o las que recurren a la procreación asistida, hacen y construyen un distanciamiento del modelo familiar clásico, para dar paso a un modelo multiparental. Las familias homoparentales dan cuenta de un nuevo distanciamiento relevante y profundo, poniendo de manifiesto nuevas respuestas para nuevas preguntas”.
El especialista reflexiona: “Es por eso que tal vez sea necesario designarlas de esa forma, denominarlas, para que quede plasmada su existencia dentro del orden social, aunque quizá también sea necesario denominarlas “familias parentales”, omitiendo referencia a la cuestión de la orientación sexual. Al acceder a una ley que las incluye y las nombra toman la fuerza y el valor para no seguir siendo acalladas y silenciadas”.
“Qué suerte que tenés dos mamás, te hacen mucho de comer”
Por Gabriel Marcomini (*)
Foto: Familias LGBT Uruguay
A partir de estas nuevas formas o modelos de familias reconocidas socialmente con la sanción de la Ley de Matrimonio Igualitario, cabe preguntarnos acerca de los roles y funciones en las familias homoparentales. Roudinesco (La familia en desorden, 2002) señala: “Cualquiera sea la edad, sexo, orientación sexual o condición social, todos desean una familia”.
Y si esta es la premisa, no debería importar la orientación sexual o la identidad de género de los integrantes de una familia, y sí la salud, el bienestar, la educación de los mismos.
La problemática de definir un rol o un lugar en el caso de familias homoparentales se torna algo complejo, pero ¿no es complejo también tratar de definir roles en una familia de las llamadas tipo? ¿Cuántas veces la madre toma las riendas en su casa y es la que lleva la familia?, o ¿cuántas veces la que cría a los hijos es la abuela, mientras que el padre sólo –y en el mejor de los casos- participa desde lo económico?, o ¿cuántas veces son hermanos o tías los encargados de la crianza de los niños?
El rol parental no va de la mano con el sexo, ni con el género. Muchas madres se deben hacer cargo de su casa y al mismo tiempo trabajan fuera del hogar siendo la única fuente económica. Los padres tienen que trabajar y sus hijos son criados por abuelas, tías o personal de crianza. Es por esto que rol, género, sexo y función no tienen una correspondencia fija y rígida, sino que son variables y se han visto modificadas.
¿Quién hace de quién?
En estas nuevas formas familiares se pone en tela de juicio el interrogante ¿quién es el papá?, en el caso de un matrimonio de dos hombres, o ¿quién es la mamá?, en el caso de un matrimonio de lesbianas (prejuicio tal vez proveniente del cliché: “¿Quién hace de hombre y quién de mujer?”).
Ante este cuestionamiento he escuchado la respuesta de una niña de cinco años que le contesta a una compañerita que tiene dos mamás; ella respondió: “Qué suerte, te deben hacer mucho de comer”.
En definitiva lo que intento exponer es que las preguntas de quién es el papá o la mamá tienen el carácter sexista y puramente biológico. Mostrando un grado de rigidez en relación a estos tiempos, cuestión que se fue modificando a través de la historia, pero que todavía sigue vigente y pregona un alto grado de discriminación y maltrato hacia la comunidad LGBT, la cual viene demostrando con creces ser una entidad organizada, en acción, y tomando forma de militancia social.
Entonces, volviendo a ¿cuál sería el rol parental en las familias homoparentales?, agrego: ¿Por qué nos preguntamos esto en este tipo de familia y no en otros tipos?
El rol parental no varía según el tipo de familia, es el mismo que en cualquier estructura; el deseo de un hijo no está ligado intrínsecamente a la orientación sexual o identidad de género (del padre o de la madre), sino que éste responde a la búsqueda de la constitución de una familia para ser reconocido socialmente, y a la búsqueda de la trascendencia.
El deseo de un hijo
El deseo de un hijo pertenece al deseo de los seres humanos, es su parte instintiva, como necesidad y también como demanda de amor. Los homosexuales, en tanto seres humanos, experimentan y quieren llevar a cabo ese deseo. Si bien tiene una parte de instintiva, también ese deseo se construye y modifica en relación a los aspectos sociales y culturales.
En un tiempo no muy lejano, aquellas personas con una “elección” diferente a la sexualidad hétero eran marginadas y juzgadas, el ser gay o lesbiana implicaba no poder ser padres y, por ende el deseo de tener un hijo quedaba cercenado, truncado, resignando, esa orientación homosexual traía aparejado el que esa persona no pudiera implementar ese rol, esa función, esa posición.
Familias diversas; Foto Facebook Familias Lgbt
Por otra parte, estaba lo que implicaba esa sexualidad en el núcleo familiar. ¿Cuál era el costo que sufría una persona que tenía una orientación sexual homo dentro de su núcleo familiar? En la mayoría de los casos era alto, muy alto, ya que sus familiares, y en especial los padres, vivían esto como algo totalmente anti natural, y con esta “elección” -y desde su fantasma- les sacaban la posibilidad de ser abuelos, de ser parte de una continuidad, de la familia, de la sangre, del apellido.
Es uno de los motivos del orden familiar por lo que los homosexuales tenían que vivir en las sombras su sexualidad, hasta el punto que muchos se casaban con alguien del sexo opuesto, formaban una familia, en pos de mantener la apariencia y la continuidad del mandato, a costa de relegar la sexualidad, cuestión que afectaba a todas las esferas de su vida.
La existencia de las familias homoparentales reafirma derechos, deberes y obligaciones de los padres hacia sus hijos, incitando a una posición y una forma de parentalidad que deja de lado el complemento de la unión desde la diferencia sexual, y confluye en la unidad de deseos de conformar una familia.
Es importante destacar que el deseo contiene un grado de responsabilidad, la responsabilidad de ser padres, y esto implica diversas cuestiones: criar, educar, contener, brindar seguridad, afecto y amor. En ese sentido, la orientación sexual o identidad de género, no define la integridad de las personas.
Padres homo o heterosexuales: ¿qué cambia en los chicos?
Estudios que comparan grupos de niños criados por padres homosexuales y heterosexuales descubren que no hay diferencias en el desarrollo entre los niños en cuatro áreas críticas: su inteligencia, su adaptación psicológica, adaptación social y popularidad con sus amigos.
Estos aspectos ya fueron evaluados en diferentes países, donde llevaron y buscaron en la experiencia empírica la confirmación de los diferentes aspectos, y pudieron realizar muestreos en los cuales arrojaron datos satisfactorios con relación a las familias homoparentales.
La combinación de la neurología y fisiología en los estudios experimentales de los procesos del pensamiento toman un carácter central. Las habilidades se forman en el mismo proceso de la actividad en la que el niño hace suya la información y adquiere conocimientos. Es en este punto donde asistimos al cómo se van construyendo las funciones superiores y la importancia que esto toma en relación al aprendizaje dentro de una cultura específica.
Es en este punto en donde pensamos a la homoparentalidad como una construcción que no quedaría fija, que podría tomar características diferentes, donde se ampliarían formas de entendimientos de la familia en pos de comprender nuevos abordajes, ya que la adquisición del aprendizaje se da en diferentes actividades.
La realidad excede cualquier análisis teórico, y es a partir de estas nuevas realidades que se deben ajustar las teorías para poder dar respuestas a las diferentes necesidades. Teniendo en cuenta, como profesional de la salud mental, que privilegio ante todo el encuentro con el sujeto en su singularidad, y anteponiendo la escucha sin prejuicios, permitiéndome la capacidad de asombro y oyendo las necesidades del otro, sin encasillamientos, he tomado el ejemplo de las niñas donde todas las preguntas que nos hacemos de ¿cómo va a ser visto ese niño?, ¿qué pasa en la relación con otros niños?, ¿cómo va a poder adaptarse teniendo una realidad diferente?, quedan invalidadas. Esto nos permite, a los terapeutas, apropiarnos de diferentes herramientas desde las distintas corrientes psicológicas y abre la puerta a cambiar el esquema de las preguntas que nos veníamos formulando.
¿Podemos, como sociedad, terminar de entender que puedan conformar una familia o adoptar personas del mismo sexo que no pueden reproducirse de la manera biológica tradicional?
Es a través de los avances científicos que podemos dar forma a estas nuevas realidades. La parentalidad ya no está estrictamente ligada a la reproducción a través del coito entre una hembra y un macho.
Considerando que todos tenemos deseos de formar una familia, de generar un espacio de pertenencia que nos brinde seguridad y amor, las diversas formas familiares surgen como modos de responder a este deseo de los seres humanos. Es a partir de este fundamento básico, que es motor, donde el psicólogo se inserta para colaborar en mantener la integridad del sujeto apuntando siempre a su bienestar.
(*)Lic. en Psicología (Terapia Sistémica, Universidad J.F. Kennedy); elmarcote@yahoo.com.ar
Te invito desde este espacio a que compartas tus historias, tus experiencias. Escribi a boquitaspintadas@lanacion.com.ar. ¡Te espero! ¡Gracias!
* RECUERDEN QUE SI QUIEREN SEGUIR LAS NOVEDADES POR FACEBOOK, ENTREN AQUÍ Y CLICKEEN EN EL BOTÓN DE “ME GUSTA” ¡GRACIAS!