Los Ravenna y los cuadros no se llevan bien

Ayer, en La Nación, explicaba el doctor Máximo Ravenna, famoso por sus dietas y por haber  adelgazado a gordos imposibles, que un pariente en apuros se llevo unos cuadros de la familia sin preguntar.  El robo intramuros trajo a cuento de inmedianto, una historia extramuros que nunca podré olvidar, ligada también al apellido Ravenna .

Ocurrió en 2000, cuando los Ravenna , Guido y Ana María, se enteraron de  que una pintura que habían vendido en Buenos Aires por 38.000 dólares a un marchand corso, se había rematado poco  después,  en Christies de Nueva York, por 5,3 millones de dólares.  Lo que ellos habían vendido como un cuadro menor de un pintor italiano ignoto, resulto ser el capolavoro del maestro Ludovico Carracci pintado en 1585.

Doble dolor de cabeza porque no solo habían malvendido el cuadro y perdido por lo menos 5 millones de dólares, sino que, para colmo, la rematadora los habría aconsejado mal,  al decirles que  se trataba de una pintura de un tal Nuvolone. Es decir nadie. La he visto desde entonces muchas la señora  Ravenna , y la verdad es que la historia del Carracci es lamentable.

Seguir leyendo

Felipe y Letizia, los príncipes del arte

Con los problemas que tiene la casa real en España, los príncipes de Asturias salvan la plata. Primero fue la infanta Elena y el dolor de cabeza que resultó Jaime de Marichalar, despues la infanta Cristina y el deportista Undargarin con sus negocios “en paralelo”.  A esta altura, ambos  consortes han sido eliminados de las fotos de la realeza borbona. Por suerte, quedan los príncipes de Asturias, los príncipes del arte, Felipe -heredero de la corona_ y Letizia, otrora periodista, delgada in extremis.  Las fotos fueron tomadas en ARCO (Canon pocket y  Nokia 71) en las últimas ediciones de la feria de Madrid. En una tradición iniciada por la Reina Sofía -que da nombre al primer museo de arte moderno de España ubicado en Atocha, Madrid- los príncipes de Asturias son los anfitriones. Ella, con nuevo perfil y físico de papel;  él, siempre tan afable y gentil.

 

 

 

 

 

Sin comentarios

Merci París, diseño y solidaridad

 

 

Ir a Merci fue una idea de mi amigo Roger que es el mejor cicerone que uno puede tener en París. Estábamos en Colette del Faubourg Saint Honoré y me dijo “tenés que conocer Merci”. Dicho y hecho . Tomamos un café en el hotel Costes (en la terrrace) y de regreso en mi barrio, el Marais, fui tranqui caminando por el Bv. Beaumarchais hasta Merci. Una tienda de arte y diseño conmtemporáneo. Todo mezclado: multidisplinaria, intervenida, divertida y solidaria. La idea de  Merci Merci fue de los creadores de Bonpoint, una marca de underwear para niños y bebes muy top. Marie-France y Bernard Cohen, que de ellos se trata, vendieron Bonpoint y consagraron experiencia y dinero a un proyecto solidario. Pidieron a  distintos diseñadores de moda que crearan prototipos para ellos y los pusieron a la venta. El local tiene un bar, un petit bistró con delicatessen, un show room enorme y un sótano con cosas divinas para la casa. Queda claro que la mezcla es la clave. La segunda clave es nada se tira todo se transorma. Un viejo banco, un arado en desuso, un perchero de hotel. Todo vale.  Las ganancias van a destinos del Tercer Mundo,  especialmente al proyecto de Madagascar. Una manera de igualar tantos en un mundo tan desparejo: usar los recursos de consumidores occidentales para invertir en la educación de chicos sin recursos. Merci 111 boulevard Beaumarchais 75003, Paris tel: 01 42 77 00 33 Métro Saint Sébastien-Froissart (ligne 8)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Lo queda de 2011: Cristina en Venecia

Junio 2011 y la postal de una buena noticia.  Instantáneas de la ultima edición de la Bienal de Venecia, Cristina Fernández de Kirchner llega a los Arsenales para visitar el envío argentino con la obra de Adrián Villar Rojas. Fue la noticia del arte; después de 30 años tener un lugar por 30 años en la bienal más antigua del mundo para mostrar el talento de nuestros artistas. De negro llegó en un carrito de golf con Paolo Baratta presidente de la Bienal y despúes se fue en una góndola al palazzo donde firmó el acuerdo con presencia de canciller Timerman y el síndico de Venecia (abajo). En la plaza de San Marcos, los artistas de la comitiva en la clásica placa veneciana.

 

 

Sin comentarios

Los cuadros de Amalita

El cuadro se llama Mary Cassat en el Louvre y es un pastel impresionista de Edgar Degas. Fue vendido en 15 millones de dólares en mayo de 2002, cuando Amalia Lacroze de Fortabat se vio obligada a desprenderse de un conjunto de 12 pinturas  para hacer frente a los reveses de Loma Negra, la empresa que manejaba hábilmente desde 1976, cuando murió su marido Alfredo Fortabat. La vendio a la familia paulista Camargo en 2005.  La subasta fue en Sotheby’s, de York Avenue y la calle 72.  Allí, en esa esquina clave para el arte en Manhattan, Amalita había comprado en los ’80 el Turner de 7 millones de dólares que marcó su ingreso en la lista de los coleccionistas top (ver Martes Visuales en LN de hoy).  Menos suerte corrió Mujeres cerca de palmeras (abajo), un Gauguin por tema y tamaño similar a Mata Mua comprado por el barón Thyssen. Hoy está colgado en el museo madrileño que lleva su nombre. El Gauguin de Amalita no se vendió, alguien dijo que por la marca que tiene el cuadro en la  mitad de la tela.  Pero, consuelo al fin,  por la misma plata vendió su dúplex del Pierre, en  la Quinta Avenida, NY.

 

La mejor muestra de 2011

Blogeros, amigos cercanos y lejanos, la mejor muestra que ví este año fue La aventura de los Stein en el Grand Palais. Recuerdo de una visita inolvidable, comparto con ustedes la nota que escribí para La Nación.  París, oh la la!!!

Histórica exposición / El legado de la acaudalada familia norteamericana

La colección Stein

deslumbra en el Grand Palais de París

Gertrude Stein, junto a su retrato, pintado por Picasso en 1906. Foto: AFP

París.- El otoño ha llegado, y con la llovizna persistente, la imperdible selección de pinturas que perteneció a los hermanos Gertrude, Leo y Michael Stein, mecenas y coleccionistas visionarios, amigos de Picasso y de Matisse, artífices por derecho propio de la legitimación de las vanguardias, en el nacimiento del arte moderno a comienzos del siglo XX.

Desde ayer, la muestra “Matisse, Cezanne, Picasso… la aventura de los Stein” deslumbra al público en las salas del Grand Palais, gracias a la suma de esfuerzos de los museos de San Francisco, del Met neoyorquino y del Pompidou. Será difícil repetir esta hazaña, a la que se tiene acceso por 12 euros, valor de la entrada.

Los Stein, ricos norteamericanos de la costa oeste, se instalaron en París en 1902, cuando estaba a punto de producirse un cambio trascendental en la historia del arte. Un punto de inflexión que daría lugar al nacimiento del cubismo y a una nueva manera de mirar, representada en las obras de los cuatro pilares del arte moderno: Degas, Matisse, Renoir y Manet.

Al recorrer las salas el Grand Palais domina la idea de que allí está colgada la historia del arte moderno. En ese mismo lugar, cien años atrás, Matisse era rechazado por sus trabajos presentados en el Salón de Otoño de 1905, Mujer con sombrero , y por Desnudo azul , piedra del escándalo del Salón de los Independientes de 1907. Leo Stein compró las dos obras ignorando la opinión de la mayoría y escuchando su propia voz y la del historiador Bernard Berenson, amigo y asesor.

Alfred Baar, primer director del MoMA de Nueva York, decía de los Stein que “eran ricos, pero no tanto, para arriesgarse a lo nuevo”. Va como ejemplo la divina tela Muchacho con caballo , un Picasso rosa archiconocido, comprado por Leo Stein en 1907. Fue la primera vez que una obra del genio español se cotizó arriba de los 1000 francos. No hace falta imaginar lo que pasaría hoy si un cuadro de esa estirpe saliera a la venta. Sólo un dato: Muchacho con pipa , el Picasso con el que todos soñamos, también del Período Rosa, se vendió pocos años atrás en 104 millones de dólares. Un récord.

Hijos de un empresario que hizo fortuna con los tranvías de San Francisco, California, tras instalarse en París los Stein establecieron rápidamente un fuerte vínculo con artistas, escritores y músicos. Sus salones, en el 2 de la Rue de Fleurus, se convirtieron en punto de encuentro de la crema intelectual de su tiempo, cita obligada de los sábados por la tarde. Entre la concurrencia se mezclaban Hemingway, Scott Fitzgerald, Picasso, Matisse, Toulouse-Lautrec, Man Ray, Picabia, Dalí, Cole Porter, como tan bien los “pintó” Woody Allen en el film Medianoche en París , que resulta el retrato de una época.

Basta una sola pared del Grand Palais para entender lo que está gestando Matisse en su Desnudo azul, recuerdo de Biskra. El cuadro está colgado entre dos maravillas: un desnudo provocativo de Bonnard y otro retrato de mujer recostada de Vallotton. Sin embargo, ambas pinturas son, todavía, deudoras del gusto imperante y de los mandatos de la Academia. Matisse pinta su desnudo con trazos gruesos, libres y gestuales, contra un fondo decorativo.

Picasso estalla ante esta obra. ¿Celos? El malagueño mantendrá siempre recelo y distancia de los “hallazgos” de Matisse. “¿Qué ha querido hacer con este retrato?”, se pregunta Picasso, y la indagación no es más que el preludio de lo que vendrá. En ese cuadro, adquirido por Leo Stein, está el germen del cubismo, el giro copernicano registrado más tarde en Las señoritas de Avignon , obra mayúscula del malagueño, hoy colgada en el MoMA de Nueva York.

Gertrude Stein es un caso aparte. Una mujer con un ego descomunal, se rinde ante la personalidad de Picasso. Escritora de vanguardia, transgresora por naturaleza, lo conoce a fondo mientras él la retrata. Más de ochenta veces posó para el cuadro, quizás, el más icónico de toda la muestra. El retrato muestra a una mujer de rostro tallado como en madera, de ojos huecos y gesto pensativo, que rompe totalmente con los moldes de la época. Una máscara de intriga y obstinación. Criticado en la intimidad por su falta de parecido con la modelo, Picasso defiende la pintura con una frase que lo resume de cuerpo entero: “Ella terminará por parecerse al retrato”.

Y sí. Dos egos en pugna. Ese cuadro es hoy una postal del arte moderno y está en la muestra soberbia del Grand Palais. Fue pintado en 1906. Un año después, Picasso, ya lanzado a la estética cubista, deslumbra con Desnudo a la servilleta , resumen de sus búsquedas aliadas con el arte primitivo y las máscaras africanas. La obra fue parte de la colección de Gertrude (que falleció en 1946), quien terminó vendiéndola al marchand Kahnweiller para pagar los arreglos de su casa de la Rue de Fleurus, donde se instalará con su compañera de toda la vida, Alice Toklas.

Por las manos de esta familia fuera de serie pasaron más de 600 cuadros que son el origen de las vanguardias y del arte moderno. La dispersión de la colección original fue enorme, según se ve en la procedencia de las obras, sin contar con que el grueso de las pinturas integra la colección de la Fundación Barnes, de Filadelfia, y las del Museo Hermitage, de San Petersburgo.
//

Sin comentarios

Patrimonio & hoteles en Buenos Aires

De la mejor manera Buenos Aires ha sacado partido de su patrimonio arquitectónico al asociarlo al turismo de alta gama. Los buenos ejemplos están a la vista y fascinan a los miles de turistas que este fin de semana levantaron el nivel de  ocupación de los reductos top. Como sucede con el Duhau (arriba) y el Four Seasons (abajo). En esta casa de arquitectura ecléctica, ex Palacio Alzaga,  vivieron Félix de Alzaga y su mujer Elisa Peña. Una edición de Casa FOA le dio destino hotelero y fama, más allá de las fronteras porteñas,  por las celebrities que allí se alojaron, como Madonna, por decir alguien.  El Palacio Duhau, hoy Park Hyatt, fue construido por encargo de Luis Duhau para sus hijos, con un elegante frontis griego. El  jardín que engalana  la barranca hacia Posadas es hoy el mejor lugar de Buenos Aires para comer bajo las estrellas. Como sucede con Le Bristol en París, el vecindario  está poblado de galerías de arte y de embajadas. La estrategia de sumar patrimonio y alta hotelería no solo es un buen negocio, resulta la mejor manera de hacer sustentable el patrimonio. Cuando muchos piensan que la piqueta debe terminar con las lindas casas que hicieron de Buenos Aires la París de Latinoamérica otros descubren la llave de mandala en el legado indiscutido de nuestra bèlle époque. Basta recordar que en aquellos tiempos, para referise a la fortuna de una persona se usaba el cliché: “il est riche comme un argentin” (es rico como un argentino) . Hoy la comparación sería con un jeque árabe o con un jerarca ruso.

 

 

 

 

Votá el artista del año

De todo lo que viste en 2011, ¿ qué fue lo que más te gustó? Me encantó esta instalación (foto) de Pilar Albarracín en la Fiac de París. En Buenos Aires: la araña de Bourgeois en Proa y la muestra de Cruz Diez en el Malba, copada la instalación de luz.

Este fue uno de los temas en gratísimo almuerzo de hoy, petit comité, con tribu de arte en Happening, como siempre se come muy bien y la clientela es carnívora y masculina. En la mesa se habló, obvio , de arte,  lo que pasó este año, la Bienal de Lyon de Vicky Noorthoorn, su amistad (íntima con la princesa Máxima de Holanda, ambas ex Northlands) ) y tema candente del plagio o no plagio.  También  del calendario 2012 que será espectacular para las artes visuales. Lean el anticipo en adn próximo, también balance del año impar 2011. Lindo regalo.

Abrazo y FELIZ NAVIDAD!!!

Liz y sus vestidos, otro récord

De no creer. El vestido que Liz usó para el baile de Guy de Rothschild en su casa de campo, el Chateau de Ferrieres, en Brie , Francia, tenía una estimación de 4000 dólares y se vendió en 362.500 verdes. Fue comprado por un museo americano que sabe lo que pesa el nombre de Liz Taylor al lado de la marca Christian Dior. En la misma subasta un par de aros de cristal de roca de Gucci valuados en 1000 dólares cambiaron de manos por 74.500 U$ y el comprador fue un coleccionista de la costa oeste cuya identidad no fue develada. Una chaqueta-bolero de Versace, fechada en 1992, estimada en 15.000 dolares se remató en 128.500: el comprador fue un coleccionista asiático.  ¿Chino, tal vez?

 

 

 

 

Sin comentarios

Las joyas de Liz fueron récord

Estaba cantado y fue tema de este blog semanas atrás:  nada mejor que el aura de Liz Taylor para sumar ceros  a las joyas rematadas  en las salas de Christie’s por un total de 114.932.000 dólares. Anoche explotaba la sala de la rematadora en Rockefeller Center,  en la que puede considerarse una sesión histórica y récord. Mucho tuvo que ver el  glam de madame Burton para llegar a estas espectaculares cifras. Van algunos ejemplos:

1) un par de aros de perlas naturales diseñados por Bulgari: 1,9 millón de dólares

2) La Peregrina , espectacular perla considerada un ícono : 11, 8 millones de dólares

3) Broche de brillantes y esmeraldas diseñador por Bulgari de 23, quilates, 6,5 millones de dólares (280.000 dólares por quilate)

4) Taj Mahal, collar de origen indio, 8,8 millones de dólares

5) Anillo de rubí de Van Cleef & Arpels 4,2 millones de dólares , récord de dólares pagados por un quilate de rubí

Sin comentarios