Atención blogers agregué dos fotos nuevas tomadas con mi Samsung Galaxy me parecen impresionantes. Son las dos primeras de este post. La manga-escultura en primer plano, y el giro del matador, ¡¡tan guapo !!
Gracias a los blogeros por solicitarme los créditos de las primeras fotos incluidas en el post, según detalle de comentario enviado son :
www.blocdemoda.com / www.lulufernandez.com.ar
Blogeros comparto texto del desfile de Pablo Ramírez publicado en LN del último sábado.
Si hay que pensar en un broche de oro para coronar el BAF WEEk ese fue el desfile de Pablo Ramírez ayer al mediodía en el Salón Dorado del Teatro Colón. Marco perfecto para una colección que ubica al diseñador con base en San Telmo en el terreno exigente de la alta costura, donde la ropa responde al gesto del creador de una obra única. Como el artista frente al lienzo en blanco.
En eso estaba pensando probablemente Pablo Ramírez cuando puso en marcha su sistema de asociaciones para regalar en la espléndida pasarela del salón barroco, coronado por arañas imponentes y filigranas de molduras, un do de pecho.
En blanco y negro, o en negro absoluto, las siluetas subrayadas por chaquetas de corte estricto evocan el eterno femenino de maestros de la talla de Balenciaga y Givenchy, a quienes Ramírez debe haber escaneado con su mente.
La colección es un muestrario del repertorio estilístico de la España profunda, dramática y lorquiana; de “Yerma” a “La Casa de Bernarda Alba”, actualizado por la mirada contemporánea del diseñador. Pablo Ramírez conoce el imaginario que tanto amaba Cristóbal Balenciaga, flor y nata del diseño español, nacido en Guipúzcoa a fines del siglo XIX, pero tiene los pies plantados en el siglo XXI.
Los tocados altísimos, los guantes de mosquetero y los abrigos ceñidos enfundan los cuerpos de toreros y matadoras. Hay faldones superpuestos sobre vaporosas enaguas y, en el remate, una levita que celebra los aciertos de un taller sin fisuras.
Pablo Ramírez dio ayer una clase de moda y de arte. Allí estaban para confirmarlo las voces autorizadas de Felisa Pinto, Susana Saulquin, Dalila Puzzovio y Marcial Bello.
La partitura de “Carmen”, de Bizet, esa música que suena con imágenes,, resultó el libreto inspirador de una colección personal, coherente y afinada. Y el Salón Dorado, como el Louvre, en París; el Met, en Nueva York, o las gradas de Piazza di Spagna, en Roma, prestó la grandiosidad de su arquitectura para la celebración del talento argentino.