Obra maestra del arte nacional, Sin pan y sin trabajo integra la colección del MNBA. Un homenaje a todos los argentinos en el día de los trabajadores. En 1902 el cuadro ingresa en la colección del museo por compra directa a Ernesto de la Cárcova (1866-1927). Esena doliente, realista y conmovedora, la que reconstruye Sin pan y sin trabajo fue presentada en 1894 en el 2º Salón del Ateneo. El hombre se asoma a la ventana como buscando una salida a la situación de marginación y pobreza que lo tiene atado sin esperanza con su familia en las cuatro paredes de la vivienda humilde. La luz le da en el rostro y vuelve al personaje eje central de la pintura que puede verse en la planta baja de nuestro museo mayor, Lugar de privilegio en la relectura de la colección realizada por Guillermo Alonso cuando fue su director, en colaboración con el historiador y curador Roberto Amigo. La fuerza de la actitud crítica está en la mano cerrada sobre la mesa, señal de tensión y frustración.
Como en las pinturas del Pio Collivadino, que traslada la escena de sus pinturas del campo a la ciudad, De la Carcova pinta los bordes de la naciente urbe, donde comienza a crecer la metrópolis de manera despareja y vertiginosa. La obra participó del envío argentino a la Exposición Internacional de Saint Louis, Estados Unidos, en 1904, en la que obtuvo el Gran Premio de Honor.
De la Cárcova comenzó a pintarla en 1892, en Roma, cuando tenía 26. La finalizó en Buenos Aires, en 1893. Un año después, la expuso en el II Salón del Ateneo con excelente repercusión. El cuadro da cuenta del modo en que, durante su larga estancia en Europa, el joven artista asimiló las preocupaciones sociales que conmovían al Viejo Continente. Ese clima de agitación se traducía en la búsqueda de formas expresivas distantes de las fantasías románticas o la exaltación del pasado clásico.
Tomás Espina reeditó la obra en una cita que lo muestra desnudo en el lugar de la mujer.