Como madre de varones, muchos domingos de Fútbol de Primera abonan mi pasión por el fútbol que en esta edición del Mundial Brasil 2014 se tradujo en una catarata de tuits, patrón expresivo de multitudes.
Pegarle a la pelota es un arte, y atajar un penal en ese arco enorme que achicó Romero con sus manos, también lo es. Pero, ¿qué decir del momento en que Mascherano estira el pie pegado al palo y le saca a Robben un gol cantado?.
La estética del fútbol ha cambiado de manera sideral y basta con mirar los botines con lunares que parecen inspirados en una obra de la nipona Yayoi Kusama. Pero también hay otra estética en las camisetas adherentes, en los hipercuidados cortes de pelo, hechos para ser vistos por tevé.
Las cámaras ralentizan los movimientos y hasta pueden hacer del penal no cobrado del arquero alemán al delantero Higuain un registro para el recuerdo… de lo que no se debe hacer
Bill Viola, un maestro de la cámara lenta como identidad visual, se hubiera hecho un picnic con cualquiera de estas escenas. Con los abrazos después de cada gol, con la palomita de Messi o con la piña del Kun Aguero que dejó ensangrentada la cara del alemán en una de las pocas acciones que concretó en la final.
La cámara habla y dice cosas que el ojo no ve. Hasta se puede ver en el gesto el alcance de la intención.Dos imágenes me vienen a la mente y las dos tienen que ver con el Real Madrid, el equipo merengue de donde salió Raúl “el angel del gol”, tal vez uno de los más notables coleccionistas de fotografía de España, alentado por la gran galerista Helga de Alvear.
Primera imagen: la camiseta blanca del Real defendida altri tempi por la “saeta rubia”, el argentino Di Stefano. Dicen que fue dueño de un fútbol superlativo jugado cuando no había cámara lenta. El arte de jugar a la pelota. Nada más. En las fotos de la despedida publicadas en El País de Madrid se lo ve a Di Stefano embarrado hasta la mandíbula, con unos bombachudos de potrero y sin ninguna marca. No había llegado todavía la era de los sponsors, pero la saeta rubia acumulaba copas a sus pies.
La otra imagen ligada a los “merengues” es arte en estado puro. Y me refiero al video filmado por los artistas Douglas Gordon y Philip Parreno durante el último partido que Zinedine Zidane jugó en el Santiago Bernabeú. Fue contra el Villareal en abril de 2005. “Retrato del siglo XXI” se llama el documental, filmado en tiempo real, durante los 90 minutos del partido, con 17 cámaras sincronizadas que solo enfocaron los pies, la cara , el gesto y la bravura de un jugador impar que terminó su carrera con un cabezazo de película.
El video de Zidane se proyectó en el Estadio St. Jacques de Basilea, en 2006 , durante una edición de la ya célebre feria Art Basel. Los autores fueron saludados con aplausos tras 90 minutos de silencio y, luego, el film fue adquirido por el MOMA de Nueva York para su colección. El fútbol hecho arte según Zidane por Gordon y Parreno se puede ver en Internet Movie Database. Joya.