El lumbersexual, el más buscado en los sitios de citas

Descubro que en el nuevo gabinete de la depiladora de mi barrio, escondida detrás del ventilador, hay una extensa lista de todas las zonas “depilables” que tiene el ser humano (y el precio de pelarlas, en pesos). Maigod, descendemos del mono, sin dudas, comenté en voz alta, ante la mirada lince de la señora que revolvía la cera caliente. Ante la duda, pues no sabiendo qué es la “tira de cintura”, pregunté… ¿acá depilan hombres? Sí, pocos, pero vienen, contestó la mujer.

Qué cosa. Ahora que está en su mejor momento el lumbersexual, léase, el señor de pelo en pecho (lumber del inglés “lumberjacket”, leñador), a algunos les da por extirparlo. Un sinsentido ya que la ciencia considera que naturalmente las mujeres ven el vello abundante como un rasgo de testosterónica masculinidad, y probado es el éxito de los barbudos en estos tiempos “hipsters”. De hecho en los sitios de citas, en especial los de Estados Unidos, el hashtag más empleado entre las usuarias registradas son “#hacha #camisadecuadros #osito #leñador”, denotando clara preferencia por ese look.

un lumber de verdad foto gza cubsoutloud

Bueno, los lampiños deberán esperar su turno. Un estudio publicado en la revista Evolution and Human Behavior señala que “las barbas de 10 días hacen que los hombres resulten mucho más atractivos para las mujeres ya que dan la imagen de fuertes, es decir, de ser más capaces para procrear, ser buenos padres y defender a su familia.” Otra investigación de los psicólogos de la Universidad de Northumbria, publicado en Personality and Individual Differences, concluyó que “las personas afeitadas tienen menos atributos de masculinidad y son más dóciles”, apreciación subjetiva, aclaremos, ya que esto depende del momento del ciclo femenino en que se encuentran quienes opinan.

La Universidad de Nueva Gales del Sur también consultó con 1453 mujeres y 213 hombres puestos a elegir entre imágenes de un señor rasurado y otro no para determinar cuál resultaba más sexy. Todos votaron al barbado. La ciencia cree que la fascinación por este rasgo viene de los antiguos griegos quienes la consideraban símbolo de sabiduría y, por eso, afeitarse era un castigo para los delincuentes. Cuestión es que estamos rodeadas de metrosexuales, porque a la barba no siempre la llevan por masculinos ni por sabios, sino por moda y, en último caso, para disimular rasgos e imperfecciones de la piel. Ningún atributo personal depende de una simple hebra de pelo, eso sí queda claro…

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