Phubbing, el fin de la conversación romántica

Espectáculo triste si los hay es el de la pareja sentada frente a frente en la mesa de un restaurante sin cruzar palabra durante toda la velada, postal que mejor describe aquello de que “hay matrimonios felices y otros que duran toda la vida…” como dicen que dice Woody Allen. Cuántas veces nos repetimos que no quisiéramos jamás vernos en esa odiosa situación, la de estar con alguien sí, pero comiéndonos las orejas de un bostezo. Sin embargo, ahí estamos, a veces, sosteniendo la pose de la felicidad.

La versión contemporánea de esa soledad acompañada ha sido “redefinida” por la era del smartphone. Hoy el 90% de los usuarios conectados pasa gran parte del tiempo con la vista clavada en la pantalla del celular, fenómeno ahora conocido como “phubbing” (phone y snubbing, o “desairando”, en inglés) y que representa a esos seres obsesivos que, estando en una reunión social o con su pareja presente, le prestan más atención al teléfono que a lo que está sucediendo.

pará que mando un tweet y seguimos, eh msm.com

Lo peor es que el obse no está “arreglando el mundo” ni cumpliendo con una causa noble sino chequeando selfies y comentarios en su timeline de FB, Twitter o Instagram, y contestando WhasApps, es decir, está en cualquier parte menos aquí y ahora. Tal panorama confirma que la conversación romántica ha muerto, o agoniza, sin dudas.

Felizmente este fastidioso fenómeno ya no pasa inadvertido, al punto que recluta enemigos declarados que hasta han abierto sitios para hacer campaña contra esta práctica que amenaza con aislarnos más de lo que estamos. Al tiempo que se expande el hábito surgen portales “antiphubbing” que intentan llamar a la reflexión o en todo caso promover el equilibrio entre la realidad y la virtualidad de los usuarios. Según las cifras y datos de restaurantes consultados se detectan un promedio de 36 casos de “phubbing” en cada turno (de la cena) por noche, y advierten que así, sin diálogos reales, las relaciones amorosas se limitarán a un simple intercambio de mensajes de texto. No sé en que datos se basan pero según el movimiento Stop Phubbing se calcula que en Nueva York hay 19 millones de phubbers, le sigue Los Ángeles, Londres y París, en quinto lugar Hong Kong, Sydney y Tokio, en séptimo Seoul; en noveno lugar el DF de México y en décimo puesto, Bombay, todas metropolis superpobladas, por lo tanto, híperconectadas.

Un estudio sobre consumo de tecnología dice que, al desaparecer la conversación entre dos personas, esta nueva “patología a la larga genera depresión ya que estimula sentimientos de soledad y baja autoestima. Como si todo lo otro fuera poco! 

 

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El Museo de las Relaciones Rotas

De haber sabido yo que existía un “espacio cultural” donde donar las “sobras” materiales del divorcio, me habría ahorrado el depósito de muebles. Cuando me separé, aquella triste vez, la única “propiedad” que me dolió ceder fue mi gato Sandro, mi precioso y negro minino cuya tenencia hoy comparto buenamente con el santo de mi ex, que lo quiere y lo cuida tanto, o más que yo. Entonces cumplimos con la agobiante diligencia de repartir las pertenencias que habían adornado nuestra vida en común en menos de una hora, y sin pelear ni por un almohadón.

“¿Vos querés la mesita que compramos en las pulgas? ¡¡¡llevátela, cómo no!! Yo quiero ésta repisa, ah y la heladera”.

Así de fácil fue el trámite. Para los dos, esos trastos eran sólo “cosas”, daba igual tenerlas o no. Es más, en los últimos tiempos fui despojándome de lo que me había quedado, dejando mi mundo exterior reducido a un sofá, una mesa, un cactus (Manolito) cama, libros y compu…ah y 15 pares de zapatitos de tango.

via sft

al banquito te lo dejo para que recuerdes “cuánto” te quise… via sft via bigfun

Pero si vas a forcejear con tu ex por un florero o el juego de porcelana china que les regaló la abuela, y al final resuelven que para qué lo quieren, si no les trae más que malos recuerdos, pueden donarlo al Museo de las Relaciones Rotas que, aunque queda en Zagreb, Croacia, es un espacio “cultural” creado para exhumar el “legado emocional” de miles de separados de todo el mundo.

Sipi: hay de todo en este planeta nuestro de cada día…

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¿Cómo tener sexo después del divorcio?

A nadie le gusta estar solo, por eso, supongo, cuesta tanto separarse de alguien, mucho más, divorciarse. Estampar la firma en un papel con sello y autógrafo del juez tiene el peso del punto final, del no retorno. Del adiós…

En cualquier caso, romper con alguien que fue importante supone empezar de nuevo, y hete ahí que cada quién reacciona como puede: unos tiran el calzón y salen disparados a recuperar el tiempo “perdido” (si es que no lo estaban recuperando ya), otros anulan la líbido hasta pasado el duelo. Algunos hacen fiesta de divorcio, tipo la despedida de soltero, y entran al circuito del usado con un entusiasmo asombroso. Enseguida se ponen de “novios” con un semi-extraño, y saltan de una relación a otra igual de intensa como si tuvieran amnesia y no recordaran nada de la experiencia anterior, ni lo bueno ni lo malo. O tienen sangre de pato o han hecho cursos de supervivencia, porque se bancan cualquier monigote con tal de no estar solos.

melanierodriguez

todavía no me reconozco en mi nueva vida melanie rodríguez via ponyxpress

Pero…. ¿cúanto esperar para volver a tener sexo después de un divorcio?. Para Laura Berman, autora del libro For Women Only: A Revolutionary Guide to Overcoming Sexual Dysfunction and Reclaiming Your Sex Life, best-seller editado por The New York Times, si una persona divorciada no se repone pronto del fracaso sentimental, el sexo después puede hacerla sentir peor

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