Oyoga, la versión más hot del yoga tradicional

La mejor manera de empezar bien la segunda mitad de este año extraño es apuntándose a las clases de yoga, en cualquiera de sus disciplinas (hatha, iyengar, kundalini, ashtanga etc.) No hay remedio más inocuo y efectivo para los males de la vida moderna que esta milenaria disciplina, de hecho la ciencia confirmó hace ya tiempo los numerosos beneficios que tiene, por ejemplo, en la vida sexual de las personas sanas. Entre los estudios más recientes que lo prueban figura el de la Escuela Médica de Harvard, que demostró que la repetición de ciertas posturas o “asanas” durante al menos doce semanas seguidas lograba despertar el deseo, la excitación, mejorar la lubricación y multiplicar los orgasmos en las mujeres de 22 a 55 años.

Las participantes que se prestaron al estudio no solo demostraron tener mejor ánimo y tono muscular al cabo de ese tiempo, sino que aquellas que bordeaban los 50 confesaron además sentirse estimuladas y haber conseguido varios orgasmos en una sola sesión. Otra investigación publicada en The Journal of Sexual Medicine mostró que el yoga también beneficia a los hombres ayudándolos a controlar la eyaculación precoz.

Si a todo esto le sumamos el advenimiento del “Oyoga”, podríamos pensar que estamos a un tris de encontrar el alivio a muchas de las disfunciones que hoy aquejan a hombres y mujeres de todo el mundo. Esta nueva vertiente que es furor en las algunas escuelas de yoga de los Estados Unidos combina técnicas de terapia grupal con la meditación, el tantra, el estudio del Kama Sutra, el baile y ciertos ejercicios que fortalecen el suelo pélvico y la excitación del clítoris. Según su creadora, Psalm Isadora, una conocida gurú de las relaciones de pareja, el objetivo del Oyoga no es solo conseguir “yogams” sino enriquecer la intimidad y fortalecer la mente, además de ayudar a superar tabúes y lograr estabilidad emocional en casos de mujeres que sufrieron algún episodio de violencia sexual.

Según algunos yoguis basta con hacer la posición loto y concentrarse en la respiración mientras se trabaja el suelo pélvico para alcanzar un orgasmo. Una investigación de la Universidad de Indiana, Estados Unidos, reveló que el 40% de las mujeres experimentaron orgasmos haciendo ejercicios abdominales, mientras que el 20% con el yoga.

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