La humillatrix, o el placer de ser insultado

Nunca hasta ahora había entendido el sentido de las prendas de látex y cuero que usan habitualmente en las prácticas de sadomasoquismo y bondage. Me refiero a esas máscaras tipo Hanníbal Lecter (les dicen “hoods”), catsuits, chalecos, pañales y demás modelitos confeccionados con materiales muy sexys pero que al cabo de un rato, en contacto con la piel, inducen la transpiración o sacan sarpullidos, si se es muy delicado.

Sin embargo la ropa fetichista alimenta el morbo de una elite que goza con ciertos juegos cercanos al sufrimiento físico o psicológico (juego consentido, vale aclarar). A los fans del látex, por ejemplo, les llaman rubbers (del inglés rubber, caucho), tienen su propia bandera (de “orgullo rubber”) y básicamente son de excitarse con solo ver alguien engomado. Claro, una cosa es verlo en una mujer (recuerden a Gatúbela), pues no debe existir algo más deserotizante que un hombre en bombachón y con los genitales asfixiados bajo el caucho. Cuestión es que mirando un reciente desfile de pret a porter íntegramente realizado en látex y dedicado a elevar el outfit del BDSM, entro en el laberinto de la disciplina y oh descubro un oficio novedoso: el de la humillatrix. “A los tíos realmente les gusta la idea de que les arruine la vida” dice Ceara Lynch, experta en denigrar y maltratar mediante insultos, palabras despectivas y escupitajos (spitting o “lluvia plateada”, según la jerga).

la dominatriz Kylie Jenner, Gza Steven Klein Interview Magazine 

 Qué maravilla! Sin dudas en este mundo hay que reinventarse para subsistir, o te come el hambre. Yo misma no me siento capaz ni de levantarle la voz al gato, mucho menos me veo látigo en mano y diciéndole frases hirientes a un señor en cuatro patas, pero el trabajito suena tentador para cualquier chica desempleada: no hay que desnudarse, podemos hacerlo desde casa, pues solo requiere abrir una cuenta de Skype y tener una cámara para grabar videos a medida de la fantasías del cliente. Es los países civilizados las humillatrices ganan hasta 200 dólares por el servicio online. Y digo que es terapéutico porque si te plantó la niñera o se rompió el lavararropas, bueno descargás la bronca y encima ganás dinero!

Lo mejor, es que nadie sale lastimado. Al contrario. Si al cliente lo tratás de “idiota” se calentará de placer, porque justamente es parte de un juego de dominación y sumisiónEl sumiso/a se siente bajo el control del amo/a que con la humillación afianza su poder sobre el/ella, explica un psicólogo en una revista especializada en BSDM. “El placer en estas situaciones tiene un claro componente psicológico, unido a la adopción de un determinado rol y está relacionado con el masoquismo. Las personas dominantes también pueden excitarse al despreciar al otro/a. Estos juegos se realizan dentro de un contexto de confianza, consentimiento y respeto donde cada una de las partes sabe lo que quiere. La humillación solo se practica en una determinada situación, para conseguir un ambiente concreto, dentro de un juego. La autoestima propia del sumiso/a, en una relación sana, no se ve afectada por estas situaciones en las que cada uno sabe que adopta un rol determinado” dice el texto.

Vale aclarar que el fetichismo (sentir atracción por algo que subyace al sexo, sean objetos o costumbres) no implica una patología. Existen clubs y comunidades donde se reúnen los rubbers y consiguen sus citas, pues convengamos que si no estás conectado es difícil dar con alguien afin al sexo no convencional. Respecto de la humillatriz, tan bien le va en el negocio que ya está juntando fondos parar filmar su primera película.

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Consejos útiles para practicar sexo en el agua

En los días fogosos no se me ocurre otra cosa que recordar las rosadas playas de Bahamas y fantasear con una piscina de aguas prístinas y frescas, llena de efebos estilo Vogue nadando de aquí para allá… y yo a cococho del más morocho. Sin dudas el calor (causa delirios, ya ven) liquida todo tipo de pulsión erótica, pues por mucho efebo y hapnn que se practique al final termina imponiéndose la quietud, a lo sumo, el autoplacer. Tampoco es cuestión de acabar deshidratados por algo que se evapora tan pronto como llega….

No quiero pincharles el globo pero hablando de los fluidos y la actividad física estival, por estos días sobran las recomendaciones dirigidas a quienes se exponen al sol, y a las que yo agregaría algunos consejos por si el plan incluye sexo en escenarios como la pileta, la playa y cualquier otro medio líquido, pues no me canso de repetir (advertir) cada verano que el agua es el peor lubricante de todos, e incluso barre con los lubricantes naturales de las regiones erógenas. Revolcarse en la playa supone pegarse arena en los genitales, cuya piel delicada puede lastimarse a la menor fricción, además de que el agua salada no es saludable para los órganos femeninos, así que mejor será tirar una toalla o buscar el pastito (con repelente puesto). En el caso de la pileta, el cloro irrita y cuando le echan mucho favorece la aparición de hongos, de modo que la alternativa menos urticante será el sexo oral al borde o bien usar lubricantes de silicona que, al no ser solubles en agua, resisten un poco más.

probemos con otro deporte? jayalvarrez

Lo más importante en cualquier caso es el uso del preservativo, inevitable, pero que en el agua se desliza y puede romperse por el exceso de fricción causada por la falta de lubricación, por lo que habrán de colocarlo y sacarlo fuera del medio líquido (y tratando de que no te vean). Lo que no se sabe aún es qué efectos químicos provoca en el látex el contacto con altas dosis de hipoclorito y de sal marina, la verdad sea dicha.

En fin, son muy estimulantes y contagiosas las postales de la gente queriéndose en el agua, pero son solo postales, una ficción como muchas que nos pintan para darle intensidad y esplendor a algo que en rigor puede resultar insalubre. En el liquido se reproducen infinidad de bacterias, sea el mar, rio, estanque, lago etc, algunos las toleran y a otros trae infecciones. Si la idea es probar algo nuevo de todos modos, diría que empiecen por la ducha. Es la posibilidad más segura, siempre que haya alguna manija para sostenerse y alfombrita antideslizante para evitar “caer” en la página de los policiales.

 

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