Quién paga la cuenta en la primera cita

Le explico a una amiga que está convaleciente en la terapia intensiva de un sanatorio, a propósito del tránsito intenso de médicos con inmaculado guardapolvo (que ironía más poética), que los hombres están como desinflados. O habíamos idealizado demasiado su fortaleza o en menos de un lustro cambiaron drásticamente su manera de relacionarse con las mujeres, pese a que nunca como hoy les fue tan fácil conseguir sexo. Sin dudas la economía ha transformado para siempre el escenario sentimental del futuro, mucho más que la tecnología. Hoy el bolsillo define cuántas citas al mes puede tener, y con quién.

Cómo es eso, me pregunta ella, acomodándose la cánula del suero.

Hace un tiempo cuando le quise presentar alguien a un conocido mío que estaba soltero, éste me aclaró que aceptaba solo si la candidata era “par”. Par, económicamente. Estaba pasando por una crisis financiera importante y no podía invitarla a un buen lugar, y se sentía disminuido por eso. Como un león sin dientes. La cita fracasó antes de que pudiera consumarse, al menos por chat. Ella vive una vida acomodada y no tenía problema en salir con alguien en bancarrota. Insistí, sin suerte.
Es cierto que todavía el grueso de las mujeres elige hombres por su cuenta bancaria, pero leyendo hace poco las proyecciones eromateriales que describe el economista Martin Tetaz en su libro Pshychonomics, la situación podría revertirse en menos de 25 años. Entonces serán los hombres los que elijan a las mujeres por su posición económica y las mujeres quienes seleccionen a sus parejas por su aspectos físicos, “pues la brecha de educación entre ambos géneros se está cerrando, y es muy probable que próximamente se invierta, haciendo que por lo tanto pasen a ganar mejores salarios las mujeres que los hombres” plantea la teoría de Tetaz. Esto vendría a ser una versión contemporánea de la “dote”, costumbre que se mantuvo en muchas sociedades hasta entrado el siglo XX, cuando las solteras para poder casarse debían aportar unos billetes al comienzo del matrimonio.

Ay, me olvidé la billetera..noopfacce via sunshine 

Pero mientras nada de eso ocurra, el modelo ancestral del varón proveedor seguirá dejándonos solteros, al menos en estos desastrosos países del tercer mundo. No digo sin sexo, digo solos. Para un divorciado con hijos hoy una cita a la “antigua” supone, de movida, $1500. Si es un tipo inquieto, de esos que salen con varias amigas al mes, el costo se duplica. “Vos andá sumando: cine, cena (con vino, postre), nafta, estacionamiento, un trago en un bar. Y si tuviera que ir a un telo más o menos, ya se complica” decía un cuarentón en una mesa de café, tiempo atrás, cuando me dedicaba a escuchar conversaciones ajenas. “Hoy esperan que les pagues todo” se lamentaba mi último date

Un estudio de la Universidad de Chapman, California, realizado en 2013 sobre el tema (“Research on Which Gender Pays for a Date Shows Changing – but Also Resistance to Changing – Conventional Gender Norms”) y publicado en este diario el año último, revisó la actitud de 17.000 personas en una primera cita, y concluyó que a la hora de pagar seguimos en las cavernas:

– el 84% de los hombres dijo que suele correr con todo el gasto en la primera y en las siguientes citas
– el 64% dijo que le gustaría pagar a medias.
– el 44% dijo perder el interés hacia una mujer que ni amaga a compartir, por lo menos, la mitad de la cuenta.
-el 76% que aceptó compartir la cuenta confesó sentirse culposo o incómodo más tarde
-el 57% de las mujeres ofreció pagar la mitad o la totalidad de la cuenta, pero en el 39% de ellos rechazó la propuesta y pagó todo.

En fin. Unos pagan para sostener su masculinidad y otras quieren novio pero no sueltan ni la propina, es decir, hemos caído en la trampa de la evolución. La figura el hombre proveedor ha malcriado a una generación de mujeres que, aunque con buenos salarios e independientes, se fuga cuando llega el mozo con la cuenta. “Vos fingí demencia, o mirá el Whatsapp” suele decirme una amiga cuando le explico que me conduelo la rentabilidad sexual de sus salidas. Es que, o nos aggiornarnos, o a llorar como las chinas…

Sin comentarios

Consejos básicos para una cita exitosa

No se puede estar en todos los detalles. Uno es un ser humano ocupado, aunque cuando se trata de una cita siempre conviene esforzarse con la pulcritú para evitar que una hilacha nos arruine la imagen glamorosa que queremos sostener ante nuestra “presa”. Leyendo el librito encantador, regalo de mi amiga Mun, me descostillo de risa con los consejos y sugerencias de la autora, tan atinadas y desopilantes que quiero compartírselos hoy viernes, noche primaveral de Buenos Aires que invita a pecar con quien aparezca en el horizonte. Hay que tomárse los consejos con humor… pero no tanto, ya que si bien son obviedades muchos seres humanos olvidan las cuestiones elementales del protocolo erótico. Van resumidos algunos párrafos tomados del libro Sexejercicios, de Sophie Troff(más abajo hay un post con la data del libro)

– Los días de sexo es mejor estar ligero de barriga. Uno no puede solucionar los excesos de las semana en un día, pero si estás inflamado o estreñido, “un supositorio de glicerina o laxante puede ayudar a reducir el volumen abdominal, aunque ojo, las purgas suelen tener consecuencias devastadoras”. Conviene aplicarlas la noche anterior, “para evitar estallidos embarazosos” durante la cita.

…¿còmo? no venís, después de todo lo que limpié?!! Natasha Goudermane

-Si la noche vas a tener sexo, o eso intentarás, no conviene tomar cerveza en el almuerzo “ya que infla la barriga y da un aliento de hiena”. Café tampoco, porque en el caso de los hombres tiene efectos contrarios al sildenafil.

– Prestar mucha atención a la higene. En la ducha “enjabonar bien zonas olvidadas como los dedos de los pies y el ombligo”, luego “enjugarse con abundante agua porque a nadie le gustan los olores fuertes, ni el sabor a jabón”. (“Y no olvidar limpiar el jabón si la cita tendrá lugar en casa”).

Seguir leyendo

Sin comentarios

Un hombre gratis por un par de zapatos

Los zapatos son una debilidad, pero mirando las vidrieras del otoño encuentro que un par de diseño simplón no baja de 500 pesos, lo que me parece un afano a mano armada por algo que quizá ni es de cuero. Sin embargo, si el mismo modelo estuviera en la vidriera de un shopping en Malasia, por ahí… lo miro distinto. En un negocio de calzados para dama de aquel exótico país han implementado una “promo” muy curiosa: un par de zapatos y una cita con un chico al que le guste el modelo elegido, todo al precio de uno…

¿te gustan mis “Lobutin”? stockingobsessed via bigfun

Un hombre gratis por un par de zapatos… la cosa huele a prostitución encubierta, aunque muy bien encubierta, pues cualquiera pensaría que la oferta es ingeniosa y el saldo muy aprovechable, con los precios como están y con lo difícil que es dar con un hombre disponible…

Seguir leyendo

Se mira y no se toca (Sexo en NY III)

No hace dos días que volví y ya añoro Nueva York, la primavera brotando en el Central Park  (abajo hay video) y las tertulias con mi amigo Tulio en esas terrazas iluminadas por la luna y el neón (si van, suban a la del Hotel Península, o a la del Standard). Una noche, de las tantas que quisiera eternizar, instalados en la mesa de un restaurante italiano de 3 Av y 77 st, la conversación se desvió hacia una pareja vecina que conversaba seductoramente, quizá, en su primera “date”. Era tan bella que no podíamos dejar de contemplarla.

dame un minutooo

no me desarmes el peinado Louie Banks via ponyxpress

La chica era una morocha impresionante, salida de una tapa de revista. El, idem. Pero Tulio sugirió que afináramos la vista, y así es que aunque estábamos medio maltrechos por los Bellinis, descubrimos que ella no era ella, sino una lograda imitación de la mujer que aspiraba a ser: extensiones de pelo, pestañas postizas, plataformas, uñas recortadas a la perfección, labios un poco inflamados y lolas, creímos, de procedencia quirúrgica. Seguir leyendo

“¿Querés subir?” II (segunda parte)

A estas alturas, ya no sé si “subir” es o no una provocación para “tener sexo“, pero fueron tantas las hipótesis que despegaron del post del viernes pasado que decidí levantar el teléfono y preguntarle a mi amiga cómo había terminado el episodio del candidato que aquella noche arrugó redepente, despúes de haberle aceptado seguir la velada en su casa.

Efectivamente, del sujeto, ni noticias. Pero como María A. quiso cerrar el capítulo y pasarlo a mejor vida, llamó al celestino que los había presentado. El desaire le estaba quitando el sueño. ¿Qué pudo salir tan mal, si ese día ella había barrido, cambiado las sábanas… y hasta el gato olía a Woolite de tan limpio?.

¡Y yo que había ordenado todo!.   Satoshi Saikusa

-¿y tu amigo, que dijo?, pregunté con algo de morbo

– nada, que “quizá ese día el tipo no estaba preparado”

Seguir leyendo

“¿Querés subir?”

A María A. le presentaron un chico que ya por teléfono le resultó un encanto. Salieron, y efectivamente el príncipe no destiñó en toda la noche, lo que no es poco a esta altura de la soirée, dar con alguien que de entrada te guste. Después de una velada muy animada en un restaurán de Palermo Viejo, entre riñoncitos al vino blanco y música estimulante, él la acercó en auto hasta su casa. Había señales de que el hechizo era mutuo.

A pocas cuadras de llegar, ella abrió la cartera para sacar las llaves…y él empezó a bostezar. Uff, no le gusté, fue lo primero que pensó. Pero, no.

La volvió a llamar.

Disculpá el desorden… ¿querés un cafecito?

A la segunda salida la reciprocidad era tan obvia que más tarde, ya en la puerta del edificio, como él seguía dándole charla y estaba fresco, la enlujuriada de mi amiga lo invitó a subir. Subieron. Arriba (controlando sus demonios) le mostró el departamento, encendió la cafetera, y mientras buscaba un cidí de Coltrane para poner el clima él se despachó con un “muy linda tu casa, pero disculpame, ya es tarde”.

-¿Para qué aceptó? se pregunta, desflorando todo tipo de teorías

Y, le digo yo, ¿desde cuándo “querés subir” es sinónimo de “vamos a tener sexo”?

Seguir leyendo

Sexo en la primera cita

Nunca tuve mucha vocación por la antropología sexual. Me refiero a que soy poco afecta a investigar la cama de un desconocido en la primera cita. Lo que no quiere decir que en ciertas circunstancias me haya negado de plano a una experiencia así de nutritiva, porque en la vida es natural que aparezcan seres magnéticos destinados a la fugacidad, como en Antes del amanecer (¡qué linda película!).

Igual, rara vez empatizo tan rápido.

via ponyxpress

Distinta es mi amiga Marilú, una experta en el trabajo de campo: se llevó al sobre cuanto hombre le vino fácil. Porque ella piensa que los “fáciles” son ellos. Y es verdad…..

Las consecuencias de tales arrebatos fueron variadas: a veces aclaró de entrada que no quería compromiso, y en otras ocasiones el sujeto rompió el hechizo y prefirió perderlo a volver a verlo. De otras sesiones de lujuria casual surgieron amigos muy queridos, y amantes para el invierno. Y en cuantiosas oportunidades a los señores se los tragó la tierra y Marilú terminó fosilizada al pie del teléfono, esperando ese mensajito que llene el vacío. ¡Cuánta maldá para con alguien tan generoso!.

Seguir leyendo