La imagen sexista de las botineras del Mundial

 

Yo estoy bastante desconectada de los chismes de la farándula. No distingo entre Lali y niña Loli, del Bailando ni sé quién es quién…pero en cambio retengo la imagen de las mujeres que decoran la vida de los fulbolistas, voluptuosas féminas casi siempre subidas a plataformas y con la carterita de marca colgando del acalambrado antebrazo. Rubias, rubísimas, o castañas pelilargas. Más o menos “refinadas”, lo cierto es que a por estos días a casi todas (hay grandes excepciones) se las distingue a lo lejos, en las tribunas mundialeras.

Pero tienen su mérito, las botineras.  Aunque de las ciudades del mundo solo conocen las tiendas y los aeropuertos, ellas acompañan a sus hombres como perfectas Susanitas del siglo XXI, y sabemos que no es fácil dejarlo todo (no sé qué será todo, en su caso) para seguir a un amor.

la botinera más famosa de Inglaterra Foto Getty

No podría ser cruel con ellas, por eso prefiero compartirles este texto de Iñaki Laguardia, publicado en el El País de España donde se describe con menos piedad la imagen sexista que ofrecen las damas del fubol. Para mí no son más que inofensivos productos del tiempo que nos toca vivir. Lean, plis:

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En los últimos años las novias y las esposas de los futbolistas se han convertido en protagonistas destacadas del negocio del balón. Tan notable es el papel que desempeñan que en los años 90 los británicos acuñaron el acrónimo WAGS (wives and girlfriends of sportsmen) para referirse a ellas. Esta subcategoría profesional no integra a todas las mujeres que acompañan la vida de los jugadores de primera división, sino a cierto perfil mayoritario que comparte estilo de vida y fachada. A riesgo de generalizar, se trata de mujeres exuberantes y de talentos desconocidos cuyas vidas sirven de entremés para los aficionados del fútbol. Priorizan las carreras profesionales de sus maridos y novios por encima de las suyas y los secundan dócilmente en sus periplos internacionales. Así las define Kathy Lette, escritora y periodista del diario The Daily Telegraph, quien acaba de abrir el debate sobre la idoneidad del mensaje que transmiten estas mujeres a la sociedad en general y a las jóvenes en particular.

Las cualidades de las WAGS “se limitan a poco menos que un falso bronceado y unos dientes” y su modus vivendi lo vertebra el poder “de unas buenas tetas”, asegura Lette. La periodista incide en lo pernicioso de un mensaje poco edificante: “A las WAGS se las conoce por su afición a beber cócteles hasta acabar con la cabeza desplomada en el guacamole, que la levantarán 24 horas después para enfrentarse a los calzoncillos de un portero agotado”. El comentario es francamente áspero, pero la vehemencia que emplea descansa en el convencimiento de que esas actitudes contravienen los principios de igualdad y dignidad que tanto cuestan apuntalar. “Vivir a la sombra de un hombre no te convierte en una it girl, sino en una chica que caducará muy pronto. La apariencia es un bien perecedero, y el futbolista te sustituirá a la primera de cambio por un modelo nuevo y de mejores prestaciones“, asegura.

Bolsos de marca, parte del adn de una botinera Foto Cordon Press

 Obviamente Lette se refiere a ciertos jugadores y ciertas acompañantes, las mismas a las que el seleccionador británico Roy Hodgson ha vetado su presencia en el Mundial de Brasil. El Reino Unido es muy fértil a la hora de alumbrar estos biotipos que a fuerza de escándalos hacen la vida más fácil a los editores de los tabloides. Muchas veces las WAGS reciben más atención que sus propios maridos o novios. En 2002 la cadena inglesa ITV empezó a emitir la serie Footballers’ Wives (Esposas de futbolistas), inspirada en los aquelarres que sacuden los vestuarios de primera división. Durante seis temporadas la audiencia avaló esta singular apuesta cuyos personajes recordaban sin demasiado disimulo los perfiles de David Beckham, John Terry o Wayne Rooney. Los temas que trataban son reproducciones de historias relatadas por la prensa: drogas, infidelidades, divorcios y placeres de nuevos ricos.

La escritora Natasha Walters, autora del libro Muñecas vivientes: El retorno del sexismo, advierte una “preocupante tendencia en algunos periódicos” cuando insisten en que “es mejor ser la esposa de un futbolista que ser la novia, y que es mejor ser la mujer de un buen jugador que la de un mal jugador”. Walters, que también ha escrito el best seller El nuevo feminismo, destaca que se deben superar las viejas políticas que subrayan la necesidad de hacer pedagogía en el ámbito privado –”cómo hacerse respetar, cómo amar, cómo ser económicamente independiente”–, y cambiarlas por lo que ella denomina “nuevo feminismo”, que consiste en extender esa lucha al ámbito social, político y financiero. Las WAGS, en palabras de la escritora, constituyen una aberración, pues el antifeminismo que predican lo hacen de forma pública pero con temas relativos a su vida en pareja….