Cómo hablamos cuando hablamos de sexo

 

No sé porque, pero cuando hablamos de sexo a todos nos cuesta llamar a las cosas por su nombre. De la más pudenda infancia traemos a nuestro presente adulto un abultado glosario de diminutivos, abreviaturas, eufemismos, metáforas y sinónimos, propios y universales, para sustituir vocablos o expresiones incómodas de pronunciar. Decimos “chochi”, “pilín”, “popó” y otras tantas estupideces para evitarnos el pene, vagina, caca etc etc. Tal vez en la intimidad algunos giros “linguísticos” funcionen para prender la mecha, aunque no a todos les encienden las mismas cosas, ya lo sabemos.

 

via lavitaebella… tengo una biblioteca de palabras para decirte al oído


Cuestión es que el argot sexual es riquísimo, y casi siempre tiene origen en la necesidad inconsciente de encubrir o atenuar la fuerza de las palabras tabú. Así es como un catedrático de la lengua hispana ha encontrado que existen exactamente 269 términos para referirse al pene, 68 para el pecho femenino, 47 para el “culo”, 81 para los testículos, cerca de 100 para nombrar a la vagina y más de 300 para hablar de prostitutas. La felación tiene 38 sinónimos en su haber, los prostíbulos 35, y hay 33 maneras diferentes de expresar que una pareja convive, según sostiene Féliz Rodríguez,  investigador de la Universidad de Alicante que se ha tomado el trabajo de recopilar y publicarlo todo en un Diccionario del sexo y el erotismo que acaba de salir a la venta en España.

Como dije, la arqueología del lenguaje erótico (recuerdo que hace muchos años, cuando empezaba a trabajar de esto, encontré haciendo una nota para la sección cultura de una revista semanal un diccionario de las expresiones procaces de la literatura del Río de la Plata, ni les cuento la creatividad verbarl de aquellas gentes) tiene antecedentes lejanos, dice Rodríguez. Un ejemplo es el clásico “echar un polvo” que además está construído con el lexema “polvo” (“coito”, en buen castellano). Para el autor la frase viene del siglo XVIII, y es la reinterpretación de un código al que apelaban los amantes clandestinos en medio de una reunión social para sugerirse uno al otro “salir a sorber un poco de rapé” es decir, tener relaciones sexuales. Lo que no sé es porqué “rapé”, que en francés quiere decir rallado…