Sexo en el pallier de mi casa

 

-soy una mujer moderna, soy una mujer moderna, soy una mujer moderna… me repetía, cual mantra, el pasado sábado a la noche, mirando las “sobras” del espectáculo acontencido en el pallier de casa.

Desde que vivo en el último piso sé que el ascensor sube hasta el final sólo si subo yo, pues al frente vivía Angélica y Angélica ha muerto hace dos veranos, dejando su propiedad vacía de sí, llena de su fantasma. Es decir, estoy sola de vecinos, ahí arriba. Cuestión es que el sábado en horas tempranas de la noche escucho que el ascensor estaciona en mi susodicho piso. Dos siluetas en sombras, bajan

artislovely

bueno, acá nadie podrá vernos, o sí?… . artislovely via bigfun

y se dirigen en puntitas de pie a la terraza, siempre cerrada con llave, iluminada con esas luces perennes que se encienden cuando detectan cuerpos. Esa noche, no se prendieron

-qué raro, Pedro (el encargado) habrá olvidado poner el candado, pensé.

Pero no hay ruido de candados ni de cerraduras, y no consigo identificar los otros sonidos. Pasados 20 minutos de incertidumbre, y ante la posiblidad de que se cuele un hombre araña por el balcón, clavo el ojo en la mirilla de la puerta y veo, finalmente, pasar a las dos siluetas que ahora se deslizan rápidas hacia el interior de ascensor, y de ahí a la planta baja. Tomo coraje, abro la puerta y voy hasta el recoveco que une el pallier con la terraza. Y me encuentro con lo que ya imaginaba: dos profilácticos usados tirados en el piso… y medio pote de dulce de leche, abierto.

otra vez los adolescentes del quinto…

enchantmentliasions

acá no nos mira nadie enchantmentliasions via lavitaebella

Efestivamente, desde hace unos meses vive en el edificio una vecinita en edad de merecer (para mí que está un poco “adelantada”) e imagino que cuando viene a visitarla su noviete deben decirle a los padres que van “al quiosco por un chupetín” y en vez de eso, se las ingenian  para tener sexo en algún rincón oscuro del camino. No me he quejado, claro, no me escandalizo por tan poco. Pero Pedro el encargado está furioso, y tiene razón: no es de buen gusto dejar las “miguitas” del pecado desparramadas en el piso que él lustra a diario, con el sudor de la aspiradora.

Pero hagámos memoria, seamos honestos: el sexo en cualquier parte es divertido, y es un riesgo que todos deberíamos correr alguna vez en la vida. A muchos les encanta desafiar las convenciones de la cama y esconderse entre los arbustos de un parque, o en los baños de las discotecas o los aviones etc etc etc.  Yo tenía una amiga que cuando salían de viaje con el novio paraban en la ruta para tirarse en los yuyos, y así fue que una vez se revolcaron, sin querer, arriba de una ortiga…..

Lo único que no entiendo de estos menores es el morbo por dulce de leche, tan empalagoso, y un poco sólido como para untárselo. Deben haber quedado pegoteados, o quizá relamiéndose, como los gatos…