Cuánto cuesta ser un hombre soltero

 

No quisiera ser hombre y mujeriego, de ésos que salen con dos a vez. Menos ganando un sueldo promedio, o siendo un emprendedor con una ex esposa tan demandante como la AFIP.

Mi amigo Luis está muy preocupado por su esparcimiento sexual. Desde hace un año forma parte del mercado del usado (léase, divorciados), pero ese estado que tanto idealizaba está hipotecándole la posibIlidad de ahorrar para las vacaciones con su hijo: sí, hace falta un presupuesto para cortejar a una mujer. Más si sos un chapado a la antigua que siente la obligación atávica de abonar la cuenta del restaurante, sea por generosidad, mandato o cortesía.

Corré que viene el mozo (Footman 606 via ponyexpress)

“Vos andá sumando: 50 pesos el cine, 250 la cena (con vino, sin postre), 40 la nafta, 30 el estacionamiento, 20 un café. Y si tuviera que ir a un telo más o menos decente, son 200 más” dice el galán afligido. 

Pero la culpa no es del chancho sino del que le dá de comer….

El modelo de hombre proveedor ha malcriado a una generación de mujeres que aún proclamándose independientes suele darse a la fuga cuando llega el mozo con el ticket en la bandejita. Cabe aclarar que no soy feminista ni lo otro: una cosa es que alguien te invite de vez en cuando y otra que te abuses de la masculinidad ajena.

El momento de pagar suele ser violento. Algunas chicas sacan cualquier tema de conversación mientras él analiza la cifra. Otras toman la cartera y…”ya vengo, eh, voy al toilette”. Y el grueso de las mortales (las más jóvenes, diría yo) amaga a abrir la billetera u ofrece dejar la propina, conscientes de que, aunque ganes bien, es un milagro poder pagar un alquiler, el seguro del auto, la cochera, la cuota alimentaria y el colegio, la obra social, el supermercado y la señora que limpia etc etc etc.

“Yo lo mínimo que espero después de semejante inversión, es mi cuota de sexo”, dice otro amigo, que tiene una visión más “comercial” que romántica de las relaciones sentimentales.

Sin dudas la economía conspira contra los encuentros amorosos. Pero conozco cientos de mujeres que prefieren un programa creativo al vino más caro de la carta. Es decir, señores, se trata de afinar la puntería y elegir mejor a la persona con la que compartir el tiempo. Aunque sea por unas horas.