El 27 de marzo último se cumplieron 20 años de un día trágico para el Turismo Carretera. En la misma fecha de 1994, uno de los máximos ídolos de Chevrolet por entonces, Osvaldo Morresi, se mató junto a su acompañante en el circuito semipermanente” 19 de Noviembre” de La Plata. Fue un golpe no sólo para los hinchas de la marca del moño y la categoría en general. Ese accidente, sumado al de Roberto Mouras, 15 meses antes, marcó el principio del fin de las carreras en ruta.
Como Mouras en Lobos ’92, Morresi venía en punta cuando su Chevy, preparada por Jorge Pedersoli (también preparador de la Chevy con la que se mató el Toro Mouras), dobló la cerrada horquilla que conectaba el tramo de la Ruta 36 con el Camino Costa Sud, en el circuito semipermanente “19 de Noviembre” de La Plata.
La Chevy aceleró a fondo hacia su destino… Un talud de tierra que la frenó de golpe, luego de una brusca salida de pista, tras pisar una mancha de aceite en la chicana Nro. 5 del circuito. La desaceleración y el impacto brutal hicieron el resto. Osvaldo Eduardo “Pato” Morresi murió ese mismo domingo a las 16, por un paro cardiorrespiratorio, mientras que Jorge Marceca, su acompañante, falleció dos días después. Todo, casi calcado con el accidente del “Toro” Mouras.
Cosas del destino. Todo pintaba bien ese día para el “Pato” de San Pedro, donde nació el 15 de agosto de 1952. Había ganado la primera serie por 9 segundos y pico sobre el Ford Falcon de Walter Hernández y casi 13 respecto del de Fabián Acuña. Las otras series las ganaron Emilio Satriano (Chevy) y Eduardo “Lalo” Ramos (Falcon).
La final era un paseo para Morresi, que vuelta tras vuelta dejaba cada vez más atrás, curiosamente, a sus escoltas de la serie, Hernández y Acuña. La Chevy inició el 10° giro llevándole 10 segundos a Hernández cuando sucedió el accidente. La carrera se detuvo con bandera roja y, mientras trasladaban a Morresi y Marceca al hospital, se dio por terminada la prueba con la clasificación de la vuelta 9, que declaró ganador post mortem al Pato.
Los destinos encadenados del Toro Mouras y el Pato Morresi (ambos con la veloces Chevy de Pedersoli), tuvieron otra consecuencia para el TC que amaban: el final de las carreras en los clásicos semipermanentes de asfalto que identificó a la categoría en la década del ’70 y, especialmente, en la del ’80.
Me tomo una pequeña licencia en el relato. Voy seguido por la Ruta 36 en la que, después de la última rotonda de La Plata viniendo desde la Autovía 2 (donde se armaban los boxes), todavía pueden verse la tres estrechas chicanas que tenía esa parte del circuito. Siempre siento un cosquilleo nostálgico cada vez que paso por ese suelo sagrado para los que alguna vez vivimos las carreras que se disputaron allí.
Apagándose de a poco
Si repasamos las carreras de 1992 y 1993, veremos que de las 16 fechas del calendario, la mitad de las pruebas se corrieron en ruta y la otra mitad en autódromos. El comienzo de 1994 alternó el semipermanente “Triángulo del Tuyú” de Santa Teresita con el autódromo de Balcarce, antes de llegar a la tercera fecha, en el semipermanente “19 de Noviembre” de La Plata, que terminó con el accidente de Morresi.
Ese accidente elevó el tono de muchas voces que ya se habían levantado en contra de las carreras en ruta tras el accidente de Roberto Mouras en Lobos. Como muchas otras veces, la muerte del “Toro” fue dura y generó muchas polémicas para la categoría, pero ésta pudo mantener la tradición de correr en ruta. Sin embargo, el accidente, sólo 15 meses después de otro referente como Morresi, puso a las carreras ruteras en vía muerta.
Walter Hernández , nada menos que el campeón del TC en ese momento, fue uno de los que con mayor vehemencia se pronunció en contra de seguir corriendo en la ruta (lo que le costó una suspensión de dos fechas y el rechazo de casi todo el público teceísta). Lo cierto es que la Asociación Corredores de Turismo Carretera (ACTC) también sintió el impacto, no sólo de las disidencias internas, sino también del ambiente en general (parte del periodismo, la televisión, autoridades, etcétera).
El hecho es que, luego del accidente de Morresi, sólo se corrieron dos carreras en la ruta (Bolívar y Santa Teresita) y dos en los semipermanentes de la base aeronaval de Punta Indio y en Campo de Mayo (casi autódromos). El resto de las 16 fechas se corrió en los autódromos de Balcarce (4 competencias), Buenos Aires (3), Rio Cuarto (2) y Rafaela. Ya no hubo pruebas en circuitos tradicionales como Tandil, “El Panorámico” de Junín, Olavarría, San Lorenzo y Lobos, por mencionar los últimos que se usaron.
En 1995, el TC abrió la temporada en Santa Teresita, hizo las 3° y 6° fechas en el semipermanente “Jorge Martínez Boero” de Bolívar, y realizó una competencia en las pistas de aviación de Punta Indio (15° prueba del calendario). A los autódromos mencionados se sumaron dos carreras en Nueve de Julio. El siguiente año, 1996, correr en ruta fue extraño para el Turismo Carretera. Sólo la prueba inicial en Santa Teresita y, si se quiere, la de la Base de Punta Indio que, como se dijo, era casi un autódromo.
Punto final
Así, llegamos al 16 de febrero de 1997 en el Triángulo del Tuyú de Santa Teresita. ¡Qué casualidad del destino, justo el día del cumpleaños de Roberto Mouras, uno de los máximos ídolos y sinónimo del TC en los semipermanentes!
Aquel soleado día en la costa, la primera serie la ganó Roberto Urretavizcaya, con su Falcon auspiciado por el Correo Argentino, seguido por Tito Bessone (Falcon), Emilio Satriano (Chevy) y el campeón, Juan María Traverso (Chevy).
La segunda batería se la llevó Omar “Gurí” Martínez (Falcon) seguido por Luis Minervino (Chevy) y Carlos Garrido (Chevy). La última serie quedó en manos de Eduardo “Lalo” Ramos (Ford) con el “Tano” Vicente Pernía (Ford) y Guillermo Ortelli (ya con Chevrolet) a sus espaldas.
La Final fue un poco caótica porque los autos golpeaban las gomas que demarcaban las chicanas y curvas, y éstas quedaban desparramadas sobre el asfalto provocando todo tipo de maniobras evasivas por parte de los pilotos y no pocas roturas de neumáticos (dicho sea de paso, más acordes para los autódromos que para la ruta). En la ruta, al principio hubo una cerrada lucha por la punta entre Roberto Urretavizcaya y Lalo Ramos, hasta que el primero rompió un neumático.
Desde allí, salvo un esporádico paso a la vanguardia de Traverso en los relojes, el piloto de Mechongué dominó la prueba y se convirtió en el ganador de la última carrera de ruta del Turismo Carretera. Viéndolo en retrospectiva, quizás fue un justo premio para uno acérrimo defensor de este tipo de competencias, que ese día pasaron a la historia…

Héctor Petrucelli baja la bandera a “Lalo” Ramos en Santa Teresita 1997, poniendo punto final a las carreras de ruta
…A la nostalgia de una categoría que se sigue llamando Turismo Carretera, pero que hoy, para bien o para mal, poco tiene que ver con aquellas epopeyas ruteras que forjaron pilotos como Roberto Mouras y Osvaldo Morresi, el último que dio su vida por la pasión de las carreras en ruta.
Links
http://www.historiatc.com.ar/foro/index.php?topic=300.0
http://es.wikipedia.org/wiki/Osvaldo_Morresi