Si, ya sé. Me van a decir que no es “serio” preguntarse estas gansadas. Pero la realidad es que más veces de las que puedo contar, alguien se me acercó y con un poco de picardía me confesó: “Yo a mis plantas les hablo”. El comentario nunca es inocente y suele venir acompañado de una búsqueda de complicidad, porque en su fuero interno todos esperan un “¡yo también!” para quedarse tranquilos de que no son los únicos locos que andan tuteando a los helechos. Algunos las bautizan y las llaman por su nombre, mientras que otros las saludan cada vez que las ven, con un cantarín “buen diaaaaa” igualito al que usan para saludar a los vecinos del edificio. Y siempre después de semejante confesión viene la ineludible pregunta: “¿Para vos sirve que les hable? Yo creo que desde que lo hago están más lindas.” Mi respuesta va al compás de una leve levantada de hombritos y de un: “Yyyyy… qué se yo”, porque honestamente, no hay estudios serios al respecto que avalen semejante afirmación.
¿Pero quieren saber lo que realmente pienso? Para mí sí sirve hablarle a las plantas, pero no por una cuestión de magia ni de gualicho. Hablarle a las plantas sirve por el simple hecho de que si llegaste al punto de entablar una conversación con ellas, es porque les estás prestando MUCHA, MUCHÍSIMA atención. Y la realidad es que la jardinería, ya lo hemos dicho varias veces en este blog, tiene algo de maña y mucho de observación. Si llegaste a ponerle un nombre a la bignonia es bastante probable que notes que le está faltando agua, o que en sus hojas se alojó un bichito insolente que de a poco la está dejando mustia.
Como todo en la vida, cuando nombramos algo no estamos más que reconociendo su existencia, y de alguna manera, poniéndole una cuota extra de compromiso al asunto, algo que las plantitas agradecen, y mucho. Esa atención que les destinamos nos permite detectar a tiempo problemas y hacer cambios necesarios (como correr la maceta a un lugar con más luz) antes de que el desenlace sea irreversible, e incluso hacer leves mejoras que traen beneficios extra, como sacar hojas marchitas para ahorrarle energía a la planta. Así que ya saben, cuando les preocupe pasar por locos por derrochar simpatía con el ficus, mi humilde recomendación es que se dejen llevar, total, nada malo puede salir de eso.
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]]>Así de lindas son las gírgolas…
Hace un tiempito y de pura casualidad, una amiga me mostró unas fotos muy interesantes en Facebook. “Mirá los hongos que cosechó un conocido. Los sacó de una cajita, ¿no es genial?”, me dijo. Y así sin más, me fui a enterar de que existían los chicos de Fungiar, una pyme llevada adelante por Claudio y Sandy, Licenciado en Dirección de negocios él y Doctora en Biología ella, quienes con mucha dedicación arrancaron con su proyecto de producción de hongos en 2015. Lo genial del emprendimiento es que, además de didáctico y entretenido ¡es delicioso! Yo hice la prueba y les aseguro que es todo un viaje esto de “criar” hongos. Sí, y digo criar porque me parece un verbo más adecuado, ¡es que uno se encariña tanto con todo lo que cultiva!
[See image gallery at blogs.lanacion.com.ar]Mi humilde experiencia cultivando hongos. AMÉ cada segundo.
En fin, vamos al punto ¿qué es Fungiar? Es un kit de cultivo de hongos hogareño, que te permite comer lo que cultivás en sólo 10 días y que además te da el beneficio de vivir a pleno la experiencia de verlos madurar desde cero. Pero mejor que les cuenten todo Sandy y Claudio, en esta mini entrevista:
¿De dónde surge su amor por los hongos?
Son muchos los beneficios de los hongos, más allá de los alimenticios. Para empezar, tienen una importancia ecológica vital: degradan materia orgánica y nos ayudan a procesar toneladas de desechos. Además se usan en la elaboración de vinos, licores, cervezas y algunos quesos, y gracias a ellos existen los antibióticos y muchos otros medicamentos. Para nuestro país tienen un beneficio extra, porque su producción está en desarrollo, e implica oportunidades de empleo y crecimiento económico con inversiones muy bajas. De ahí que nuestra misión es no sólo llevar los hongos a los hogares, sino también dar cursos y promover la producción a partir de capacitar a nuevos productores y de proveerlos de semillas e insumos.
Claudio y Sandy
¿Cómo surgió el proyecto?
Cuando nos conocimos, en 2011, la idea era crear una empresa productora de hongos, pero después nos dimos cuenta de que para generar mayor consumo había que acercarlos a la gente. Argentina no es un país que se caracterice por consumir muchos hongos y creemos que es más que nada por una cuestión cultural. Era fundamental familiarizar a los consumidores. La idea de los kits de cultivo de gírgolas no es nuestra sino que viene dando la vuelta al mundo. Claro que nadie te da una fórmula o te cuenta como lo hacen en su país, así que nosotros trabajamos por más de un año haciendo ensayos y desarrollando el formato que finalmente hoy tienen los kits.
¿Cómo eligieron las variedades que venden?
Si bien las gírgolas son los hongos con los que decidimos iniciar la producción de kits para el hogar, por su facilidad de cultivo y las hermosas diferencias que presentan algunas de sus variedades (pardas, grises, rosadas y doradas), también trabajamos con shiitake, reishi (un hongo medicinal muy conocido y consumido en Asia), seta de cardo, champiñón y portobello. Ya estamos trabajando en nuevos kits para el hogar y esperamos también pronto sumar nuevas especies a nuestra oferta.
Gírgolas rosadas, doradas y pardas.
¿Cuál es el principal desafío que encontraron?
La comunicación. La mayoría de la gente nunca piensa en cómo crecen los hongos ni se imagina que se pueden cultivar en sus casas. Después obviamente estaba sostener la propuesta y la misión, siendo solo dos personas y contando con capital limitado. La respuesta de la gente nos llena el alma con energía para seguir adelante con todo. Realmente si no estuviéramos enamorados de nuestro proyecto esto no sería posible.
¿Cuáles son las propiedades de los hongos?
Tienen un alto contenido proteico, son ricos en fibra, minerales y vitaminas, y además son bajos en calorías, grasas y sodio. También refuerzan el sistema inmune y regulan los niveles de colesterol. Algunas especies tienen efectos antiinflamatorios, antihipertensivos y antioxidantes, e incluso actúan sobre los tumores y mejoran la asimilación de tratamientos oncológicos. Todo probado por la ciencia con estudios publicados en prestigiosas revistas científicas.
¿Cuál es LA clave para tener una buena germinación/cultivo?
Como en todo cultivo, la clave es conocer la especie con la que se trabaja y las técnicas y requerimientos. Todo esto combinado con la observación, nos convierte en expertos. No hay un libro o un curso que nos haga grandes cultivadores si no llevamos a delante la actividad con atención plena.
¿Su mejor receta con hongos es…?
Mmm… que difícil. Nosotros somos fanáticos y los comemos todas las semanas, varias veces, en distintas preparaciones. Si tuviéramos que elegir, serían los hongos gratinados con queso. ¡Nos encantan!
Cuéntenme un poco más sobre los cursos y para quiénes están pensados.
Actualmente estamos dando cursos de introducción al cultivo de hongos comestibles y medicinales donde enseñamos las herramientas básicas para iniciar un cultivo, focalizándonos en las especies que entendemos son mas sencillas para introducirse en la actividad, aunque también hablamos de otra gran variedad de hongos y explicamos los principales lineamientos de su producción. La particularidad de nuestros cursos es que los participantes se llevan a casa un primer bloque productor elaborado por ellos mismos, y les regalamos dos muestras de semillas para que continúen la experiencia de cultivar sus propios hongos bajo nuestra guía.
Los cursos a cargo de Sandy
En este momento estamos también desarrollando una modalidad del curso a distancia, y próximamente vamos a anunciar cursos con abordajes más específicos sobre el cultivo de algunas especies.
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Les presento a Cristina, una grande entre los grandes
Hace poco, en un evento de jardinería al que me invitaron, tuve el placer de conocer a una eminencia del paisajismo, nada menos que a Cristina Le Mehauté, de quien en sólo un rato pude aprender una barbaridad. En una charla divertidísima, Cristina nos transmitió a todos los presentes un inigualable amor por lo verde y una bocanada de alegría y optimismo. Porque ella no es sólo una paisajista, es además una profesional con más de 40 años de trayectoria, que participó en más de 14 ediciones de CASA FOA (el evento de diseño de interiores más relevante de la Argentina y en el que se llevó cualquier cantidad de premios), y que además se dedica desde hace años a diseñarle jardines y parques a innumerables personalidades de la farándula local, con una creatividad que nunca se agota. En su charla pudimos pispear los jardines que le diseñó a Marley (en este link) y a Alan Faena (en este link), entre muchos otros.
Les digo más: ¿saben qué es lo principal que aprendí en la charla con Cristina? Que el diseño de los espacios verdes (léase también de nuestros balcones y terrazas citadinos) no depende únicamente de tener plantas floridas, sino además de incluir elementos decorativos de todos tipo. Valen sillas y mesas de colores, macetas artesanales, elementos colgantes y disruptivos, en fin, lo que a ustedes más les guste, porque la realidad es que está en cada uno de nosotros innovar y aportarle al mundo el granito de arena creativo que el universo nos regaló. Pero eso sí, a olvidarse del deber ser y de los diseños preestablecidos, porque la gracia es innovar rebuscárselas un poquito.
Para que tengan una idea un poco más acabada de la maravillosa forma de pensar de Cris, les dejo un mini cuestionario que le hice. Las respuestas son cortas pero sustanciosas.
– ¿Cómo podemos incorporar diseño, de forma sustentable y económica, a un pequeño jardín o balcón?¿Qué materiales caseros podemos usar?
Latas, computadoras, bidones de plástico, envases de pintura, tacitas, cafeteras, changuitos de supermercado y tanto más…
– ¿Qué es para vos ser vanguardista en términos “paisajísticos”?
Descubrir lo que el planeta precisa
– ¿Cuáles son las plantas que considerás un “caballito de batalla”?
Ophiopogon, jazmín del país, gauras, jazmín de leche, dietes.
– ¿Qué le dirías a alguien que recién empieza a incursionar en el mundo de las plantas?
Que observe.
– ¿Cuál es el mayor aprendizaje que te dejaron las plantas?
Que al tiempo no le gusta que hagan las cosas sin él.
– ¿Cuál es el error más común en materia de jardinería?
Plantar algo de mayor tamaño del lugar que hay y regar de más cuando ven triste una planta, que sólo se termina ahogando.
– ¿Qué cosas o situaciones son las que más te inspiran a la hora de diseñar?
La sensibilidad de los duseños de casa y la arquitectura.
– ¿Cómo te imaginás el futuro del paisajismo?
Paisajismo hecho sólo con basura.
– ¿Con qué materiales te gusta trabajar?
Con todos, especialmente con amor y pasión.
Cristina firmando autógrafos con su birome de “pastito”. Una genia.
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]]>Para recibir el año armé un especial honrando a la flor nacional argentina, y sumé una recopilación con las 5 flores nacionales del continente Americano que más me gustan. Es una selección y soy consciente de todas las que faltan. Razón de más para pedirles que me cuenten en los comentarios cuáles son sus flores nacionales predilectas. Soy todo oídos/ojos
La flor nacional de Argentina y Uruguay: la flor del ceibo (Erythrina crista-galli)
El pasado 22 de noviembre, en la Argentina, se celebró el día de la flor nacional, que no es más ni menos que la flor del ceibo, un árbol llamativo, miembro de la familia de las leguminosas, que se encuentra en el noreste y centro oeste de nuestro país. Es caduco (pierde las hojas), tiene un tronco fuerte, ramas retorcidas, hojas de un verde intenso y flores exóticas rojo bermellón. Yo los he visto a la vera de las rutas que van camino al norte (entre Salta Capital y Purmamarca) y sobre la 14, en Entre Ríos, y la verdad es siempre me parecieron espectaculares. Su inflorescencia fue declarada insignia floral nacional por el Poder Ejecutivo el 23 de diciembre de 1942, y desde entonces comparte el rango con Uruguay, en donde también le dieron ese estatus.
Hay una leyenda muy pintoresca asociada a este árbol, que tiene como protagonista a una muchacha guaraní llamada Anahí (la traducción al parecer es “bella como la flor del ceibo”) perteneciente a la tribu Guayaquí. Cuentan que la niña había sido agraciada con una voz muy dulce. Un día los conquistadores españoles la tomaron prisionera junto a varios miembros de su tribu, pero ella consiguió escapar, cercenando la vida a un guardia en el camino. No pasó mucho tiempo hasta que lograron capturarla, tras lo cual fue sentenciada a morir en la hoguera. El meollo de la leyenda es que en el mismo lugar en donde la pobre mujer sufrió en silencio el ardor de las llamas, los guardias encontraron a la mañana siguiente un árbol magnífico de flores muy vistosas: el árbol del ceibo.
Ahora sí, el resto de mi selección
La flor nacional de Cuba: la mariposa o caña de ámbar (Hedychium coronarium)
Si bien es oriunda de Vietnam, se convirtió en la flor nacional de la isla por su fuerte impronta histórica: las mujeres la usaban como código secreto durante las guerras libertadoras del siglo XIX. Tiene un perfume delicioso y fue distinguida con el nombramiento luego de que la Argentina hiciera un pedido formal en 1936 para que Cuba tuviera representatividad en el Jardín de la Paz de La Plata, un espacio que alberga a cada una de las flores nacionales de los países que tienen sede diplomática en nuestro suelo.
La flor nacional de Panamá: la flor del Espíritu Santo (Peristeria elata)
Como muchas otras orquídeas que asemejan a otros seres vivos (ya vamos a hacer un post al respecto…) la peristeria simula tener una palomita blanca en su interior. Desafortunadamente esta gracia ha hecho que se la saquee de su hábitat natural, pasando a encontrarse en peligro de extinción. Es epífita (crece colgada de alguna superficie) y se la puede encontrar al interior de los bosques húmedos.
La flor nacional de Perú: la cantuta (Cantua buxifolia)
Se la conoce también como flor sagrada de los incas, ya que fueron ellos quienes decidieron cultivarla y dedicársela al dios del sol “Inti” debido a su gran belleza. Es también una de las dos flores nacionales de Bolivia. Se da únicamente en las zonas andinas, entre los 1200 y los 3800 metros de altura, en la forma de un arbusto que puede llegar a medir hasta 3 metros de alto. Las flores pueden ser amarillas, rojas, rosas o blancas.
La flor nacional de Méjico: la Dalia (Dahlia)
Esta flor espectacular es originaria de Méjico y fue cultivada por los aztecas, quienes la llamaban xicaxochit, que en lengua náhuatl es algo así como “flor de camote”, un nombre que recibió por reproducirse mediante bulbos. Se hizo famosa en Europa gracias al botánico y médico español Francisco Hernández de Toledo, quien viajó a Méjico para estudiar su flora y fauna. En el viejo continente se realizaron hibridaciones de la flor, hasta lograr las espectaculares floraciones que conocemos. Su nombre se lo debe a un tal Andrés Dhal, discípulo del gran naturista sueco Linneo.
La flor Nacional de Paraguay: el Mburucujá o pasionaria (Passiflora caerulea)
Esta flor casi casi se convierte en la flor nacional argentina, siendo finalmente el ceibo quien se llevara la coronita. No obstante en Paraguay sí le dieron el podio, honrando su gran belleza. Se trata de una especie trepadora nativa de Sudamérica, más específicamente de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile ,Colombia, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela. Es muy fácil de cultivar y pertenece a la misma familia que la Passiflora edulis, que no es otra que la planta de donde sale el delicioso fruto del maracuyá.
La pasionaria también tiene su leyenda. Al parecer un sacerdote que había llegado al norte argentino para impartir enseñanzas en las misiones, en una de sus caminatas por la selva escuchó los gritos de una niñita que había sido cercada por un feroz yaguareté. Cuando acudió en su rescate, el pobre misionero atrajo la atención de la bestia, que se abalanzó sobre él son sus afilados colmillos y sus potentes garras, salvando la vida de la niña pero perdiendo la suya a cambio. En el el charco de sangre que dejó el felino nació después una planta de mbucuruyá o pasianaria, en recuerdo del valiente padrecito.
Como si esto fuera poco, su forma exótica fue asociada a la simbología cristiana. Los tres estigmas (o palitos en el centro) representan los clavos de Jesús en la cruz, el ovario representa el cáliz de la última cena, las cinco anteras representan las cinco heridas, la corola la corona, y los diez pétalos (cinco pétalos y 5 sépalos) los apóstoles (exceptuando a Judas y Pedro, uno por traicionarlo y el otro por negarlo). Además es una planta muy utilizada por la medicina alternativa: es sedante y sus infusiones sirven para apaciguar los nervios.
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Una de las tantas postales del Rosedal
El año pasado cumplió nada menos que 100 años. Es casi una abuelita ilustre, de esas que uno ve por la calle arregladísimas, llevando con gracia el glamour de antaño. Así veo yo al Rosedal. Y me imagino la época en la que estaba poblado de señoras de vestidos largos y sombreros de ala ancha, y señores de bigotín y bastón. Eran las épocas de mi bisabuela, de paseos largos cargados de distinción.
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Se trata de uno de los parques más emblemáticos de la ciudad, el que eligen múltiples quinceañeras y recién casados para ser telón de fondo de sus fotos y a donde acuden muchísimos enamorados a pasear abrazados. Y no es para menos: se trata de un jardín cuidado con esmero, en el que las rosas embelezan y perfuman todo el ambiente. Tan lindo es, que en 2012 recibió el “Garden Excelence Award”, un premio de reconocimiento internacional otorgado por la Federación Mundial de las Sociedades de Rosas (WFRS). Fue el primer jardín de Sudamérica en ganarlo.
Las rositas “cocktail” que me encantaron
Un poco de historia:
Diseñado por Benito Carrasco, discípulo de Carlos Thays y por entonces Director de Parques y Paseos de la ciudad, abrió sus puertas por primera vez al público el 24 de noviembre de 1914 con 14.650 rosales de 1189 variedades distintas. Hoy por hoy cuenta con unas 18 mil rosas de 93 especies diferentes, todas dentro de un radio de 3,4 hectáreas, que a su vez están ubicadas dentro del Parque 3 de Febrero. (El dato curioso es que este enorme espacio verde solía pertenecer a Juan Manuel de Rosas. Con su posterior caída del poder, las tierras fueron expropiadas y luego bautizadas por Domingo Faustino Sarmiento “3 de febrero”, en homenaje a la batalla de Caseros en la que el caudillo fue derrotado.)
[See image gallery at blogs.lanacion.com.ar]Si bien durante muchísimos años fue un espacio distinguido de nuestra ciudad, durante la década del 90 sufrió un prolongado período de descuido, que finalizó con el apadrinamiento de la petrolera YPF, quien financió en 2008 una gran remodelación y puesta a punto. En 2012, debido a la reestatización de la empresa, pasó nuevamente a manos de la Ciudad de Buenos Aires, quién ahora destina presupuesto para mantenerlo esplendoroso.
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El parque incluye rosas híbridas de té, floribundas, trepadoras y arbustivas y desde el 2011 tiene asegurado su aspecto original gracias a que la Legislatura de Buenos Aires lo declaró patrimonio histórico por considerar que hace a la identidad de la ciudad. Desde entonces cualquier restauración debe hacerse siguiendo su diseño original.
Queda en Avenida Infanta Isabel al 900, y no puedo más que recomendarles que vayan a conocerlo. Es una delicia. ¿Fueron ya? ¿Qué fué lo que más les gustó?
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Mi hortensia en primavera, antes de florecer.
¡Hola Jardineros! Tanto tiempo… mis disculpas por la prolongada ausencia. Varios compromisos (laborales/personales, etc) me tuvieron alejada del blog, no obstante lo cual, pude mantener actualizada la página de Facebook de Jardín (algo es algo, vió) que pueden encontrar AQUÍ si aún no son fans.
El tema que les traigo hoy me toca especialmente. Hace unos cuantos meses me mudé y tuve que reacondicionar mi balcón. Hete aquí el problema: pasé de vivir en una casa con una terraza con orientación noroeste y 12 horas de aniquiladores rayos de sol, a uno con orientación sureste y unas escasas 5 horas de sol diarias (con suerte). ¿Conclusión? No me pude llevar todas mis plantas y tuve que conseguir nuevas, unas que se adaptaran a esta nueva situación, la MEDIA SOMBRA. No me voy a cansar nunca de repetirlo: las plantas vienen de distintos puntos del planeta. Algunas son originarias de desiertos, otras de valles fértiles y otras de la selva, en donde suelen vivir bajo la sombra de enormes árboles. Teniendo esto en cuenta podemos intuir que sus necesidades difieren ampliamente.
¿Algunos ejemplos de lo que pasó en mi caso? Los bulbines de flores anaranjadas y amarillas que tan bien se daban en la otra terraza empezaron a morir apestados por los hongos. Menos horas de sol implican generalmente más humedad, una condición necesaria para que aparezcan estas plagas. Lo mismo les sucedió a mis fresias… no les gustó el cambio y no prosperaron, se volvieron a esconder en sus bulbitos. Peeeero… hubieron otras plantas que en mi anterior balcón sobrevivían (contra todas las predicciones) y que aquí están más que felices: fucsia, peonía (pobrecita, vivía escondida atrás de una palmera enorme que le daba sombra), gardenia y hortensia (que allá se le quemaban las hojas por el sol y acá no) y otras que ahora sí me pude permitir tener y que corrí a comprarme: camelia, alegría del hogar y azalea, por ejemplo.
Me di cuenta incluso de que si colgaba macetas de las barandas (siempre mirando hacia adentro, por favor evitemos accidentes innecesarios) tenía algunas horas más de sol , por lo que me di el lujo de sembrar tomates cherrys, que vienen prosperando bastante bien (los tomates necesitan mínimo 7 horas de luz directa).
Para los que están pasando por una situación similar a la mía, les dejo un mini listadito de mis plantas preferidas para la media sombra, y sus requerimientos básicos. Todas tienen una floración espectacular.
GARDENIA O JAZMÍN DEL CABO: florece entre noviembre y diciembre. Necesita un sustrato rico, ácido, húmedo y que drene bien.
Gardenias, vía Willrad
FUCSIA: florece en primavera y verano. Necesita suelo fértil y humedad constante. Es NATIVA.
Unas flores de aljaba o fucsia, vía The JRB
AZALEA: necesita suelo ácido (podés dárselo con pinocha o turba, por ejemplo), mucha materia orgánica y riegos abundantes. Florece a fines del invierno y en la primavera.
Azalea, vía Charles Bell
PEONÍA: suelos sueltos, que drenen bien y que tengan mucha materia orgánica. Riego abundante. Florece en primavera.
Peonía, vía Meimie
HORTENSIA: suelo ácido, riegos copiosos y una buena poda cuando termina la floración. Y listo. Es un gran caballito de batalla que florece desde la primavera hasta principios del otoño.
Hortensia, vía Tam Tam
ALEGRÍA DEL HOGAR: ¡da flores todo el año! Necesita humedad constante y suelo bien fértil, así que no te olvides de abonarlas.
Alegrías vía SerresFortier
CAMELIA: suelo ácido y húmedo, pero sin encharcar. Tolera muy bien el frío y florece en primavera. Ojo con las podas, porque las yemas del extremo de sus ramas son las responsables de dos años seguidos de floración. Si las cortás te quedás sin flores.
DE YAPA, algunos conceptos:
Sol pleno: implica como mínimo, 6 horas de luz directa.
Media sombra: entre 3 y 6 horas.
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]]>Hormigas negras podadoras: solo podan las plantas que no están bien nutridas.
¡Hola Jardineros! Hoy tenemos en el blog una invitada muy especial. Se trata de Adriana Celli, Técnica en producción vegetal orgánica de la UBA, quien en uno de sus cursos más recientes me transmitió un verdadero entendimiento de porqué es necesario cultivar de forma orgánica nuestras plantas. Le pedí a Adriana que nos lo contara para el blog y ella muy gentilmente accedió. Espero que esta información les sirva y les guste tanto como a mí.
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¿Se han preguntado alguna vez, porqué las hormigas cruzan todo el jardín de nuestro vecino, y recorren un camino zigzagueante entre nuestras plantas, solo para “comerse” una planta de manera exclusiva, y una vez podada, se retiran sin más, dejando al resto de sus posibles víctimas intactas? Si creen que la respuesta a esa pregunta es: “porque les gusta esa planta”, lamento comunicarles que las hormigas no comen plantas, sino que se alimentan de un hongo que cultivan dentro de sus hormigueros, creando un ambiente húmedo propicio gracias a los pedacitos de plantas que depositan allí.
Un científico llamado Francis Chaboussou, allá por los años 60, trabajaba en un laboratorio que producía agroquímicos (venenos) para el control de plagas, y notó que su uso hacía que las plantas las padecieran cada vez más. Su investigación de más de 20 años culminó en una teoría que hoy le da base científica a la agricultura orgánica, natural, o agroecológica: la Trofobiosis (trofo: alimento o comida, y biosis: existencia de vida), que en otras palabras quiere decir que la vida puede desarrollarse solo si tiene al alcance el alimento adecuado.
Foto de mi huerta: larvas de vaquitas de san antonio comiendo pulgones. Control biológico natural que muchas veces pasa inadvertido.
La teoría de la trofobiosis podría resumirse así: “La planta o una parte de la planta sólo será atacada por una plaga cuando tenga en su savia exactamente el alimento que el insecto requiere.” Pero entonces, cabe preguntarse: ¿qué comen los insectos? Vamos por partes. Lo primero que tenemos que entender es que, cuando una planta está creciendo, necesita formar o construir proteínas. Vamos a comparar a las proteínas con un tren. Para formar ese tren (proteínas), la planta necesita los vagones, que son los aminoácidos, y además necesita los enganches de esos vagones, que son las enzimas, formadas a su vez por minerales, que las raíces absorben del suelo. Si faltaran esos minerales en el suelo, la planta no podría formar proteínas, y por lo tanto en su savia solo habría aminoácidos libres, sueltos.
¿Y a que no saben que comen los insectos? ¡Correcto! Los insectos se alimentan de aminoácidos y por lo tanto son capaces de detectar esa comida en la planta. Si vamos caminando por la calle y sentimos el aroma a garrapiñadas en el aire, ¿somos capaces de encontrar al garrapiñero revolviendo su ollita de cobre? ¡Sí! Para los insectos es igual, son capaces de detectar dónde está su alimento, ya que de eso depende su supervivencia.
Entonces, en vez de preguntarnos “¿qué le pongo a esta planta para matar a la plaga que la ataca?”, deberíamos preguntarnos “¿qué hice mal con esa planta para que tenga en su savia la comida que la plaga busca?” La aparición de una plaga es el indicador de que la planta, o una parte de la planta, no puede formar proteínas para crecer, y por lo tanto, tiene en su savia los aminoácidos libres que los insectos comen.
Hormigas pastoreando pulgones. Los cuidan y transportan para que se alimenten bien y después se los comen. ¿Les resulta conocido?
¿Qué debemos hacer para que una planta no tenga plagas?
1º – Fundamental: nutrir de forma balanceada a la planta con los minerales que necesita, tanto los macronutrientes (nitrógeno, fósforo, potasio, etc.) como el resto de los micronutrientes (molibdeno, hierro, zinc, etc.) necesarios para enganchar los vagones de los aminoácidos que hacen que nuestra planta pueda formar el tren de las proteínas que le permite crecer. Una planta mal nutrida es lo que las plagas están esperando, su plato de comida servido, ¡con mantel y todo!
2º – No usar agroquímicos: los venenos sistémicos (los que ingresan a la savia de la planta) aumentan la cantidad de aminoácidos libres en la planta, atrayendo así a las plagas que se alimentan de ellos.
3º – No usar fertilizantes químicos con exceso de macronutrientes (nitrógeno, fósforo, potasio) ya que estos dificultan la entrada a las células de los micronutrientes necesarios para formar las proteínas.
Mantis religiosa o tata Dios, gran devoradora de insectos perjudiciales para nuestras plantas. Si aparece en tu jardín ¡cuidala!
Tenemos que entender que nuestra mirada debe cambiar, que nuestras plantas (y nosotros mismos) formamos parte de un todo y que es necesario ver de forma integral a los elementos que componen un ecosistema (aunque sea uno creado por nosotros) en el que todos los elementos se encuentran completamente integrados, como una red.
Si entendemos eso, entonces podremos ver que las hormigas, que creíamos nuestras enemigas, eran nuestras maestras y nos estaban enseñando algo que no éramos capaces de ver.
Adriana Celli
Técnica en producción vegetal orgánica-UBA
http://cursosdehuertaorganica.blogspot.com.ar/
http://cultivo-organico-de-cactus-y-crasas.blogspot.com.ar/
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¡Hola Jardineros! Hoy tenemos un aporte por demás interesante: hace poco me encontré en Facebook con la noticia de que Nuria Bascialla, amiga y ex compañera de facultad, estaba haciendo un curso de Kokedamas. Me encantaron las fotos que subía de sus progresos y le pedí que compartiera el proceso de armado de este arte en el blog. Nuria gentilmente accedió, y este es el resultado. Espero que les guste tanto como a mí, y que les sirva para poner manos a la obra.
“Nunca tuve en mi casa más que un potus y un palo de agua (regalados ambos) y la realidad es que siempre preferí las plantas que se cuidaban solas y a las que no había que prestarles mucha atención. Hasta que un buen día se me dio por hacer un curso de kokedamas. ¿Por qué? Porque me encantan y porque son bastante caras. Así que en lugar de salir como una frenética a comprarme 3 o 4 y fundirme, decidí invertir y tirarme a la pileta haciéndolas yo misma. Veía los kokedamas por todos lados … si, LOS veía … y hago esta aclaración porque casi todos se refieren a ellos en femenino (lo que resulta comprensible cuando uno piensa que su traducción literal es “bola de musgo ” en japonés) cuando en realidad lo apropiado es referirse a ellos en masculino.
En este momento me encuentro en plena etapa de práctica, regalándole ejemplares a familiares y amigos y llenando mi casa de bolitas de musgo, tanto que al día de hoy mi depto parece showroom.
Para hacerlas necesitamos estos materiales:
– Una planta enraizada
– Un recipiente donde hacer la mezcla
– Barro arcilloso
– Mezcla de tierra
– Rociador
– Hilo/tijera
Ahora sí, el paso a paso.
Antes que nada tenemos que elegir una planta enraizada.
El siguiente paso es hacer la “maceta de tierra”. En un recipiente cómodo hay que poner barro arcilloso con una mezcla de tierra (tipo compost). Tenemos que amasar como si estuviéramos en la cocina, dándole con fuerza y ganas para poder lograr que se unan bien los ingredientes. En mi caso la meta de mi esfuerzo era hacer souvenirs para el cumpleaños de mi mamá, por eso necesité una gran cantidad de material y de plantas.
Una vez lograda la consistencia deseada, se limpia el plantín para poder hacer la bola. De a poco y con paciencia se van cubriendo las raíces con mucha delicadeza para no estropearlas.
Luego se va armando la forma que uno quiere… no siempre se puede lograr una bola perfecta. También depende del tamaño y peso de la planta, así que a no desanimarse y seguir intentando si no queda como uno lo ve en los viveros o florerías.
Terminado este paso, hay que dejarlas descansar un poquito, pueden ser un par de horas o toda una noche, depende del tiempo del que dispongan.
Después ya se puede incorporar el musgo. Primero hay que limpiarlo bien y luego, con ayuda del rociador, hay que ir pegándolo.
El detalle final es el hilo (es recomendable el de algodón, para que sea más natural) con el que debemos sujetar el musgo a la bola, un paso muy necesario en los primeros tiempos.
¡Y eso es todo! Parece muy sencillo, pero en realidad precisa bastante tiempo, paciencia y dedicación. Después es pura práctica y definición del estilo de cada uno. Hay gente que le pone hilos de color y otra que se anima a hacerlas más cuadradas. Incluso hay algunos que les ponen mucho hilo resultando en que el musgo casi ni se ve, y otros que prefieren poner poca cantidad y que quede con un look más desprolijo… Para mí lo ideal es animarse para descubrir cuál es el estilo que va mejor con cada uno. “
Eso es todo amigos, ¡gracias Nu por tu aporte! Les dejo de yapa una galería de cómo quedaron los “kokedama souvenirs” en la casa de los convidados al festejo. La verdad que son una alegría para la vista estas bolitas.
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Adoro la paleta de colores del otoño… (foto vía Frazerweb)
El verano ya se fué… y si bien muchos tienden a pensar que con la huída del calor se acabaron los trabajos de jardinería, no hay nada más lejos de eso. La idea de este post es contarles algunas de las cosas que pueden hacer para poner el jardín, el balcón, el patio o la terraza en condiciones. Después de todo, lo lindo es tener un espacio florido todo el año, que cumpla el cometido de alegrarnos la vista y el corazón.
Yo ya sembré mi amapolas de este año… ¿y usted? Foto vía PBernardz
Si tu intención es tener algo de color en invierno, en esta época podés sembrar conejitos, violas, amapolas, caléndulas, alelíes, arvejillas de olor, adormideras, alyssum, anémonas, claveles y clavelinas, dedaleras, crisantemos, gerberas, lobelias, lupinos (para los que están en el sur), manzanillas, pensamientos, prímulas y verbenas.
A la hora de sembrar no te olvides de preparar con anterioridad el sustrato, rompiendo los masacotes de tierra o añadiendo compost rico en nutrientes y bien blandito, en donde las raíces puedan desarrollarse “a piacere”. Además tenés que tener en cuenta el tamaño de las semillas. Cuanto más pequeñitas sean a menor profundidad tenés que enterrarlas. Y si son muy muy chiquitas (por ejemplo las de amapolas) las tenés que sembrar al voleo, removiendo apenas la tierra con los dedos. La regla general es que siembres a una profundidad del doble del tamaño de la semilla en cuestión. Una vez que hayas sembrado tratá de mantener el sustrato siempre húmedo, teniendo cuidado de no echar un chorro de agua directamente sobre el cantero/maceta, mandando a volar todas las semillas que acomodaste tan primorosamente. Lo mejor es usar una regadera que tenga una flor (la parte ancha en la punta de la regadera) con agujeros bien pequeños. Lo mismo corre para los plantines que recién empiezan a salir: son bebés y hay que tratarlos con cuidado.
A mayor calidad de las semillas, menor índice de frustración Foto vía Derya
Un último dato: prestale atención a la calidad de las semillas. Fijate que vengan de un buen vivero / semillería / proveedor, porque de lo contrario te vas a quedar suspirando, mirando los canteros y esperando a que salgan las plantitas. Lo mejor es ir experimentando y anotando mentalmente cuáles fueron las que nos dieron mejor resultado.
¿No son preciosos los muscaris? Foto vía Liz West
Podés empezar a poner en tierra alliums, amaryllis, anémonas, azucenas, calas, begonias, fresias, gladiolos, hemerocallis, iris, jacintos, junquillos, marimonias, muscaris, narcisos, peonias, ranúnculos, y tulipanes. Algunos los verás florecer en el invierno y otros en la primavera.
Los repollos además de ricos son lindos… foto vía Aroma a libertad seca
Algunos tomates bien cuidados pueden aún estar dando frutos, seguí regándolos y quitando ramitas y hojas secas. No es mi caso porque a mis lindos tomates cherrys los mató el calor… no hubo caso. Sabé que además estás en época de plantar repollos, acelgas, apio, arvejas, brócolis, cebollas, coliflores, hinojos, lechuga, perejil, puerros y zanahorias.
Todavia hay que seguir controlando las hierbas, que ya no crecen tan profusamente como en la primavera pero ahí están.
Todo lo que los caracoles tienen de lindo, lo tienen de dañinos… vía Alexander Cosek
Como siempre, tenemos que seguir controlando hormigas, babosas y caracoles, aplicando plaguicidas o remedios caseros. Lo mismo con los hongos que aparecen en esta época del año por el exceso de riego. Los calores fuertes ya pasaron por lo que hay que ir disminuyendo el riego en frecuencia y cantidad.
Todavía estas a tiempo de hacer las últimas fertilizaciones antes de que tus plantas entren en reposo. Algo que yo suelo hacer es añadir una capita de compost o de humus de lombriz a mis macetas, removiendo con cuidado el sustrato. También podés optar por usar fertilizantes químicos, que vienen en bolitas o líquidos.
Pocas plantas tan gauchitas como los agapanthus, se lo bancan todo. Foto vía Heather
En esta época ya se pueden empezar a dividir las matas de las plantas que se estuvieron multiplicando con el calor, como es el caso de los agapanthus. Además podés hacer gajos de muchas herbáceas y semileñosas, como el romero y la lavanda. Fijate que los esquejes no sean ni muy tiernos ni muy duros, y que el sustrato en donde coloques las ramitas sea estéril (perlita, vermiculita y turba). Si querés podés usar un poco de hormona de enraizamiento para acelerar el crecimiento de las raíces.
Aprovechá para hacer esas pequeñas podas de limpieza que cada tanto hacen falta. Sacá ramas secas, partes feas, etc. Además podés empezar a planificar las podas de invierno para que tus arbustos y árboles vayan tomando la forma adecuada. A medida que se marchitan por la acción del frío, también podés podar las achiras y las hortensias.
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¡Hola a todos! Hoy les escribo con un pedido muy especial: hasta el 26 del corriente está abierta la convocatoria para postular blogs para los Weblog Awards (comunmente apodados los “Bloggies”), uno de los certamentes de blogs más importantes del mundo que premia a los mejores blogs en varias categorías: business (negocios), education (educación), lgbt (Comunidad Gay e identidad de género), religion (religión), politics (política), health (salud), travel (viajes), photography (fotografía), art/craft (arte y manualidades), food (cocina), pet (mascotas), parenting (paternidad/maternidad), book (literatura/libros), entertainment (entretenimiento), fashion (moda) y topical (temáticas específicas). Los premios se otorgan a pedido del público (algo así como los People´s Choice Awards de Hollywood), reconociendo la labor de muchos blogs alrededor del mundo.
Si considerás que este blog merece estar nominado, podés ingresarlo en la categoría “Topicos o temáticas”, simplemente ingresando el nombre y la url (dirección web) de Jardín de Bolsillo junto a otros dos blogs que te gustaría sean tenidos en consideración (si o sí hay que nominar 3). Los “Bloggies” existen desde 2001, y son un “mimo para el alma” de los que se dedican sin tregua a escribir sobre distintas temáticas.
Les dejo la inquitud, y desde ya, quieran o no postular este blog, les agradezco infinitamente.
¡Saludos!
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