Libros sobre Datos para Periodistas

 

Todavía recuerdo cuando por primera leí vez el libro “Periodismo de Precisión” de Philip Meyer. La versión en español, traducida por José Luis Dader, era difícil de conseguir en Argentina. Hace 11 años tuve que pagar 62 dólares y esperar casi un mes para que la obra de Meyer llegara a mis manos. Fue, definitivamente, el primero de una sucesión de manuales y ensayos, capaces de cambiar la mirada a cualquier periodista interesado por el fascinante mundo de los datos numéricos.
El Blog de Datos del diario The Guardian, publicó hace pocos días, una línea de tiempo, elaborada por el experto holandés Henk Van Ess, en la que cronológicamente expone los libros que marcaron historia en materia de periodismo de precisión, periodismo asistido por computadoras y visualización de datos. En realidad, no es una colección unitemática: cada pieza aborda los métodos de diferentes disciplinas que en el presente contribuyen desde diferentes ángulos, a lo que hoy conocemos como Periodismo de Datos. El eje que las atraviesa es justamente la variable numérica sometida al análisis periodístico.

No es casual que la línea temporal mencionada haya comenzado con el libro de Meyer. Un periodista que no haya leído su libro, por ejemplo, nunca sabrá la importancia que tiene el número 384  para todo reportero interesado en encontrar noticias detrás de los números. Su lectura, definitivamente, marcó un antes y un después en mi carrera como periodista. E imagino que lo mismo le ocurrió a otros colegas.

De los libros que aparecen en la serie, además del citado, rescato uno  fascinante: “Cómo Mentir con Estadísticas“, de Darrel Huff e Irving Geis, acaso el único cuya versión en español puede leerse completa vía Web, mediante este enlace.

Los libros de John Allen Paulos, que siempre me resultaron un tributo a la exclencia periodística, (en especial el ensayo “El Hombre Anumérico”),  fueron traducidos al español, lo cual constituye una verdadera ventaja, aunque no es sencillo dar con ellos en una librería. Paulos, expuso por primera vez los problemas a los que se enfrentan (no solo los periodistas, sino los ciudadanos en general), para entender lo que la matemática representa en su vida cotidiana. Si ese concepto se comprendiera cabalmente, las sociedades, podrían estar mejor informadas. Una de sus mayores muestras de creatividad, la puso de manifiesto al introducir el concepto de anumerismo, palabra que inventó y remite a la incapacidad de las personas para asociar sencillos cálculos matemáticos a la vida real.

Las piezas de esta fabulosa colección, salvo excepciones, sólo están disponibles en inglés, como el título de Sarah Cohen, quien escribió “Números en la Sala de Redaccíón”, en 2001. Confieso que me hubiera gustado replicar su iniciativa, pero no fue posible. Entre 2002 y 2006 intenté publicar un texto titulado “Matemática para Periodistas”, adaptado a la realidad latinoamericana. Pero ninguna editorial se mostró interesada, lamentablemente.

La poca disponibilidad de libros en español sobre temas tan específicos como el que nos ocupa,  es una muestra clara de las diferencias de recursos que se observan entre los paises de habla inglesa y los hispanoparlantes. Esto marca un llamado de atención para educadores y educandos en el campo del periodismo: por un lado es imperioso que los periodistas y comunicadores egresen de las universidades leyendo un perfecto inglés. Del mismo modo, considerando que ese proceso podría llevar varios años más, quizá décadas, sería deseable que libros tan importantes fueran traducidos al español con cierta urgencia, como los referidos a Periodismo Asistido por Computadoras (PAC).

Lo que ocurre con los libros también se observa en herramientas digitales y aplicaciones sociales basadas en datos o destinadas a procesar datos: la mayoría no tiene correlato en español. Google Refine y Google Fusion Tables son dos recursos de sumo valor, que esperemos, sean traducidos a otros idiomas en el corto plazo.
La situación planteada viene marcando una brecha, cada vez más ancha, entre los periodistas que leen inglés, que en América Latina no son muchos, y quienes quedan al margen de estos conocimientos y tendencias. Lo cual definitivamente, no es bueno ya que el saber es directamente proporcional a la calidad de los contenidos periodísticos que reciben nuestras audiencias.

Finalmente, hay que reconocer que aunque la traducción es de imperiosa necesidad, no es suficiente. Se requiere además de una pertinente adaptación a los diferentes escenarios geográficos, sociales y culturales. Los contenidos sobre Periodismo de Datos que podemos leer en la actualidad exponen ejemplos brillantes, pero que no son replicables en América Latina por 3 condiciones de borde: la primera es la ausencia de datos abiertos en países como el nuestro; la segunda es la falta de leyes de acceso a la información; y la última, la escasa reacción de las instituciones ante la exposición de temas de interés social, como irregularidades en el manejo del dinero público.
Hay mucha tarea pendiente.

PD: 384 es el tamaño de muestra mínimo y necesario para encuestar a una población, cuando se desconoce su Universo, con un Índice de Confianza del 95 % y un margen de error del +/- 5 %. El dato es de sumo valor cuando se analizan encuestas de opinión pública y más específicamente, encuestas electorales, ya que tal muestra es considerada pequeña frente a la recomendada de 1.200 casos, con idéntico IC y error de +/- 3 %. Contrariamente a lo que muchos creen, el tamaño de la muestra no es tan relevante como su distribución, ya que ésta debe respetar la pirámide poblacional del grupo en estudio. Si tal condición no se cumple, la muestra podría no ser representativa del Universo en estudio y por ende sus  resultados no serían generalizables.

 

*Sandra Crucianelli es Knight International Journalism Fellowship de ICFJ. Integra como consultora el equipo de NACIÓN Data Blog.