Conferencia de Alaveteli o de cómo darle voz a la sociedad civil

 

 

Por Romina Colman*

Participar de la primera conferencia mundial de Alaveteli hizo que recordara por qué me dedico a promover el acceso a la información pública en mi país. En la Universidad de Oxford, sede del evento, nunca encontré a aquellos 50 delegados de 33 países que asistieron al encuentro, sino a un grupo de personas que, como yo, están convencidas de que sólo el trabajo en conjunto hará visible el derecho a preguntar entre las personas.

En ese lugar entendí de qué se trata Alaveteli. Definir este software de código abierto como una herramienta para crear sitios que permitan pedir información a los Estados, es por lo menos injusto. Alaveteli es, por sobre todas las cosas, una comunidad; un grupo de personas dispuestas a “correr la voz” para ayudar a la sociedad civil a mejorar su calidad de vida, a entender que pedir documentos públicos es un derecho y, como tal, debe ser respetado.

Esta es la meta de todo su equipo. Tarea desfiante si las hay. Sin embargo, ningún obstáculo parece detener a aquellos que deciden llevar adelante el proyecto. Durante el primer día de conferencia, un panel expuso la situación del acceso a la información pública en distintos países del mundo, y la conclusión general fue que aún queda mucho por recorrer: todavía existen territorios sin ley nacional en la materia, como nuestro caso, o lugares con tiempos de espera largos para la entrega de lo solicitado, inconveniente más que evidente en EE.UU., por ejemplo.

Con el almuerzo llegaron los breves encuentros en los que hablábamos de la situación en nuestros países, pero por sobre todas las cosas, las conversaciones terminaban con un “cuenten con nosotros para lo que necesiten”.

También me sorprendió gratamente conversar con Tom Steinberg, director de mySociety, ONG que diseñó Alaveteli, y ver que no era distinto a ninguno de los que estábamos en esa sala. Tom es de esas personas que cuando entra a un lugar, es imposible ignorar: su espíritu de estudiante y amateur contagia a quien se acerque haciendo imposible no sumarte al proyecto, porque es de los que cree en lo que hace y siempre escucha las críticas para entender cuál es la mejor manera de ayudar al otro.

Por eso, todos los talleres para los que somos activistas siguieron la lógica de la colaboración, el debate abierto y el trabajo en equipo. La sesión del lunes, a cargo de Daniela Silva, una de las caras de la plataforma brasilera de Alaveteli, destacó los principales problemas a los que se enfrentan quienes quieren impulsar el proyecto en sus países: la resistencia inicial de las autoridades y la no respuesta a los pedidos que la ciudadanía realiza por mail.

Más allá de esto, en las jurisdicciones donde Alaveteli ya está funcionando se lograron cambios positivos.

En Gran Bretaña algunos organismos están interesados en las posibilidades que brinda este software de código abierto. No es para menos. Alaveteli no es sólo tecnología al servicio de la transparencia, sino que plantea un nuevo tipo de relación entre los Estados y la sociedad civil. Cualquier avance tecnológico sin un cuerpo de actores sociales que lo promueva está destinado al fracaso antes de comenzar. Así, el que se proponga desarrollar la iniciativa, siempre, y sin excepción, tiene que convocar al sector público. Sólo un buen líder y referente de Alaveteli entiende que la plataforma no es contra los gobiernos. Por el contrario, es una oportunidad única para que la ciudadanía hable con ellos. La información pública en manos de las personas contribuye a que la democracia deje de ser visto como algo abstracto y pase a ser vivido por los individuos en la práctica como algo real. Este es el principal desafío que tenemos todos los que ya nos sentimos parte de la gran comunidad que mySociety reunió en la ciudad de Oxford a comienzos de esta semana.

Quizá por esta razón el día del cierre del evento se colgaron 3 cartulinas con un listado de mejoras que todos propusimos para Alaveteli. ¿Las más votadas? La posibilidad de que el sistema genere estadísticas de respuestas de las instituciones, pensar alguna clase de asesoramiento para los peticionantes a los que se no se les entrega la información o se les deniega y la posibilidad de generar mecanismos que faciliten el uso de estos sitios para los países en donde los pedidos deben presentarse en papel.

Mi participación en la conferencia, sin lugar a dudas, cambió mi concepción sobre lo que significa ser activista; palabra que muchas veces es cargada de significados negativos. En mi caso, ser activista por el acceso a la información es preguntar al Estado todas las semanas, caminar, tomar el subte y acercarme a la mesa de entrada de cualquier organismo para dejar mi pedido, regresar con mi copia sellada, sentarme a esperar, en algunos casos recibir alguna solicitud de prórroga y finalmente tener la respuesta en mis manos. Esto es lo que yo llamo “levantarse literalmente por el acceso a la información pública”. Porque como me dijo un excelente profesor de periodismo en la universidad, el trabajo del periodista no se hace desde el escritorio; el del activista por el acceso a la información, tampoco. Si queremos que nuestras voces sean escuchadas, hay que gritar fuerte, hasta que el eco sea tan intenso que no puedan ignorarlo. Alaveteli hace eso y mucho más: le da voces a los que no sabían que las tenían, permitiéndole preguntar a todos por igual, no sólo para conseguir una respuesta, sino porque aquello que entrega el Estado puede mejorar la vida de las personas. Y de hecho lo hace. Consultar por becas, planos de barrios, concesiones, entre otros ejemplos, es un derecho de todos, sólo que pocos lo saben. Esto es lo que Alaveteli potencia.

Por todo esto, reconozco que al cruzar la puerta de la universidad sentí un poco de nostalgia. Todas las personas que formaron parte de esta primera conferencia mundial de activistas y hackers demostraron que si verdaderamente uno está convencido de un proyecto como el de mySociety, se puede lograr. Lo más importante es encontrar el equipo que crea en esto tanto como el que lo quiere llevar adelante. El resto es secundario. Después de todo, en la comunidad de Alaveteli somos un par de locos que queremos cambiar el mundo del acceso a la información pública, nada más y nada menos. Un par de personas que nadie podrá ignorar.

Charla es español con Helen Darbishire de Access Info Europe

Más información sobre Alaveteli:

 

*Romina Colman (@Romina_Colman) es Estudiante de Comunicación de la Universidad de Buenos Aires, activista por el acceso a la información pública en Latinoamérica y delegada argentina en la primera conferencia de Alaveteli. Romina nos autorizó en forma expresa a publicar esta nota en el blog

[Nota del Editor] Armamos un Storify con el material recolectado en Twitter durante la conferencia y también con el contenido exclusivo remitido por Romina. ¡Incluye entrevistas en video a participantes como David Cabo y Seb Bacon!