Excarcelaciones: reforma y polémica

El gobernador Daniel Scioli promulgó la polémica ley que limita las excarcelaciones a las personas que sean encontradas con armas de fuego en su poder y se resistan a operativos de control por parte de cualquier autoridad pública.

Una ley en el mismo sentido, había sido suspendida por la Suprema Corte de Justicia provincial ante un planteo de inconstitucionalidad.

Qué dice la ley:

La ley reforma del artículo 171 de la Ley 11.922 y establece que “en ningún caso se concederá la excarcelación, cuando hubiera indicios vehementes de que el imputado tratará de eludir la acción de la Justicia o entorpecer la investigación”. Sostiene que  “la eventual existencia de estos peligros procesales podrá inferirse de las circunstancias previstas en el artículo 148. El juez podrá considerar que concurren esos extremos cuando, en los supuestos de tenencia y portación ilegítima de arma de fuego de cualquier calibre, el imputado hubiera intentado eludir el accionar policial, evadir un operativo público de control o, de cualquier otro modo, desobedecer, resistirse o impedir el procedimiento”.

La normativa plantea una polémica fundamental: el sistema carcelario ya está de por sí sobrecargado. Lejos del respeto por las garantías constitucionales, más de la mitad de los presos están detenidos preventivamente, sin condena, es decir, para la Constitución, siguen siendo inocentes hasta que se demuestre lo contrario.

En una nota publicada en Infojus Noticias, Alejandro Mosquera, secretario ejecutivo de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), afirmó: “que la ley se haya corregido parcialmente es un reconocimiento de que los organismos de derechos humanos teníamos razón”.

De todos modos, Mosquera consideró que, si bien hubo algunas modificaciones, la medida sigue atacando garantías constitucionales: “Si bien se sacó la parte más inconstitucional que imponía la prisión preventiva, repite errores manifiestos porque crea una causal de prisión preventiva ligado a un causal penal, a un delito. Las causas para denegar la excarcelación deben estar ligadas al intento de eludir la justicia o entorpecer un juicio. Hay un criterio de inconstitucionalidad morigerado, pero sigue siendo inconstitucional”, sostuvo, según publica Infojus Noticias.

Esta nueva ley “no es una política de control de armas, es una política de endurecimiento de la encarcelación”, concluyó Mosquera.

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Los momentos clave del caso Ángeles Rawson

En apenas una semana, la investigación del crimen de Ángeles Rawson dio varios giros inesperados. Muerte, misterio y confesión: mirá en esta cronología* cuáles fueron los momentos clave desde la desaparición y posterior hallazgo del cadáver de la adolescente hasta la declaración del portero.

*Pasá el cursor sobre la cronología y hacé click sobre la flecha para ver cada una de las fechas 

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Cuando los medios condenan

El caso de Ángeles Rawson trae a colación la necesidad de reflexionar sobre ciertas prácticas periodísticas. No hace falta mencionar a ningún medio ni periodista en particular. Cada uno de los que ejerce esta profesión es consciente de la repercusión que puede tener todo lo que diga, publique, difunda.

En el caso del crimen de Ángeles sucedió que, en principio, la fiscalía, a mi entender, muy correctamente, decidió no difundir información sobre la investigación hasta no tener pruebas concretas sobre las cuales trabajar.

Era lógico que nosotros, como periodistas, quisiéramos tener acceso a la información. Es nuestro trabajo. Pero en estos días se han visto cantidades de informaciones falsas, erróneas, exageradas. Incluso no faltaron los periodistas que, ávidos de encontrar culpables, acusaron al padrastro, al hermanastro y a no sé cuántos familiares más.

Independientemente de cómo continúe esta investigación, resulta irresponsable y patético, además de peligroso, que los periodistas señalemos culpables que no ha señalado la Justicia, que es la única que puede condenar o absolver.

Este caso trae a la memoria otro hecho en el que sucedió algo parecido. Se trata del crimen de Solange Grabenheimer. En aquel caso, la fiscalía señaló desde un primer momento a Lucila Frend como la culpable del homicidio. Los medios  no tardaron en otorgarle una personalidad psicópata y tantos otros horrores que fueron desmentidos por las pericias. Muchos periodistas manifestaron sus “sospechas” de que ella era la responsable porque no la vieron llorar, o porque ante las cámaras se mostraba fría. La Justicia no puede condenar  a nadie por su falta de lágrimas o por su “actitud”. ¿Por qué algunos periodistas creen que pueden usar esos argumentos para condenar a alguien? Lucila fue absuelta por la Justicia. Es decir, para nuestra Constitución es inocente.

Sin embargo, su vida quedó arruinada por completo. No podía caminar por la calle sin que le gritaran asesina o cualquier otro insulto.

Se tuvo que ir del país.

También en la investigación sobre el crimen de Nora Dalmasso se difundieron informaciones erróneas, mal intencionadas y exageradas sobre la familia. Uno de los más perjudicados fue Facundo Macarrón. Los medios lo convirtieron en una especie de monstruo, lo acusaron de un crimen horroroso, hicieron un escándalo de su orientación sexual. El crimen de su madre nunca se resolvió y las sospechas sobre él fueron desestimadas. Pero el daño ya había sido causado.

El caso Pomar también es un ejemplo: antes de que la familia entera fuera encontrada muerta, víctima de un accidente de tránsito, se llegaron a decir barbaridades sobre ellos a través de los medios. Se aseguraba que el padre era alcohólico, abusador, golpeador.

Todas estas cosas que se difunden a la ligera, en parte por esa avidez de salir primeros o tener más data, en parte por la irresponsabilidad de algunos investigadores que filtran datos que son hipótesis sin sustento, no sólo generan confusión y desinforman, lo que va en contra de lo que creo son los objetivos de nuestra profesión, sino que también causan un daño irreparable a las familias de las víctimas, y a las personas que son acusadas de antemano, sin pruebas. Y también pueden llegar a entorpecer una investigación.

No digo que no haya que informar. Por supuesto que los periodistas cumplimos un rol fundamental en la cobertura de estos casos. Pero nuestro interés por informar no debe ser superado por el afán de llegar antes y primero como sea, sobre todo en un caso que está en plena etapa de investigación. La responsabilidad y la ética son las que tienen que llegar primero.

La condena –y también la absolución- debemos dejarla en manos de la Justicia.

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A dos años de la muerte del suboficial gay de la Prefectura, el crimen sigue sin ser resuelto

La semana pasada se cumplieron dos años de la muerte de Octavio Romero, el suboficial primero que trabajaba en Prefectura Naval Argentina y se iba a convertir en el primer uniformado de la fuerza en contraer matrimonio con otro varón.

Su pareja en el momento de la muerte, Gabriel Gersbach, su familia y cientos de amigos y conocidos realizaron una marcha y banderazo frente a la Facultad de Derecho, en la ciudad de Buenos Aires.

Gersbach dijo: “Se cumplen dos años del asesinato y hasta ahora ha sido durísimo, porque no hay un sospechoso”. Cuenta, como cada vez que habla de este caso que está impune, que su pareja “había sido amenazado por personajes de Prefectura, varias veces”.

El caso ocurrió poco tiempo después de que se aprobara la ley de matrimonio igualitario. No bien salió la ley, Romero pidió permiso a sus superiores para casarse con Gersbach, la persona con quien convivía desde hacía 12 años. La fecha prevista era diciembre, pero eso no llegó a concretarse: poco tiempo después, Romero desapareció de su casa y a los seis días encontraron su cadáver, desnudo y golpeado, en las aguas del Río de la Plata, a la altura del partido de Vicente López, paradójicamente, las márgenes que él tenía que custodiar.

Para conocer la historia completa de Romero, hace click acá.

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De maestro Shaolin a ¿asesino serial?

El caso de Juan Carlos Aguilar, autoproclamado el único maestro shaolin occidental, genera conmoción entre la población de Bilbao.

Aguilar es el dueño del gimnasio Zen 4, donde se encontraron restos óseos y ahora se sospecha de asesinatos en serie.

Aguilar fue detenido por agredir brutalmente a una prostituta en su gimnasio. Luego habría confesado que mató y descuartizó a otra mujer.

La policía cree que el supuesto maestro shaolin manejaba una especie de secta, en la que se hacían rituales.

Según informó el sitio 20minutos.es, la policía caracteriza a Aguilar como un auténtico psicópata manipulador.

“Además es un farsante. Solo tiene judo, ni es monje shaolin ni maestro de una disciplina muy poco conocida, el Wing Tsun, algo de lo que también presumía”, dice la policía local.

El allanamiento al gimnasio y a la casa de Aguilar fue realizado luego de que encontraran en su interior a una mujer brutalmente agredida y atada de pies y manos.

Los restos óseos hallados estaban dentro de bolsas cerradas, pero la policía aseguró que no estaban escondidos y fue fácil localizarlos.

¿Se trata, entonces, de un asesino serial disfrazado de maestro budista? Por el momento no hay mucha información sobre el caso y la investigación dará para largo rato, según estima la propia policía.

 

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Rodrigo Simonetti, 11 años, asesinado. A un año de su muerte, no hubo avances

Rodrigo Simonetti tenía 11 años. El 4 de junio de 2012 fue hallado muerto en un callejón cercano a 526 y 15, en la ciudad de La Plata. Estaba desnudo. Lo habían asesinado a golpes.

Su caso es uno de los seis que motivaron al defensor del Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil de La Plata, Julián Axat, a hacer una presentación ante la Suprema Corte de la provincia de Buenos Aires, reclamando que se impulsen las investigaciones de las muertes de menores que tienen varios aspectos en común: son todos chicos de zonas marginales, todos habían denunciado previamente hostigamiento o persecución policial, todos tenían registrados varios ingresos a institutos de menores.

En el caso de Rodrigo no se sabe quién fue el asesino. No hubo muchos avances en la causa. Hoy, a un año de su muerte, familiares y amigos del menor cortarán la calle frente a la fiscalía, de 7 entre 56 y 57, entre las 12 y las 14 horas, reclamando por el esclarecimiento del crimen.

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Lectura recomendada: Beya, Le viste la cara a Dios

La lectura recomendada de hoy es la novela gráfica Beya (Le viste la cara a Dios), de Gabriela Cabezón Cámara e Iñaki Echeverría, editada por Eterna Cadencia. Beya es la historia de una joven atrapada en una red de trata. Una historia cruda y dolorosa que relata los terribles tormentos a los que son sometidos millones de mujeres en el mundo.

A continuación, una entrevista con la autora:

Contanos cómo surgió la idea de escribir Beya:
Gabriela Cabezón Cámara (GCC): Fue idea de mi amiga la escritora, editora y periodista Cristina Fallarás, hoy una de los portavoces más importantes de los desahuciados españoles. En 2011 decidió lanzar un sello digital, sigueleyendo.es, con una colección de cuentos infantiles reversionados para adultos. A mí me tocó “La bella durmiente”. Primero no me gustó demasiado, ¿qué se puede decir de una chica atada a una cama, completamente pasiva, presa de una maldición? Como pasa a veces, encontré la respuesta en la misma pregunta que me había hecho: cuando me detuve a pensarlo, eso de atada a una cama sin poder escapar me llevó rápídamente a pensar en una chica en situación de trata. Con esto quiero decir: secuestrada, torturada, violada, desparecida.
-Cuando se habla de trata en la Argentina, siempre hay referencia al caso Marita Verón. ¿Lo usaste para inspirarte?

(GCC): No, de ninguna manera: este libro no se inspira en el caso de Marita Verón. Lo que sí usé para entender mejor el tema fueron las declaraciones de las chicas que su mamá, Susana Trimarco, logró rescatar. Y el impacto emocional que me causó todo: la desaparición de Marita, la búsqueda heroica de su mamá, los testimonios aberrantes de las chicas que lograron salir de ahí.

-Por qué la elección de la segunda persona para narrar?

(GCC): No es sólo el narrador: un problema importante en cualquier texto de ficción es una cuestión más elemental todavía, la persona que usa; primera, segunda, tercera. En este caso, Beya es un personaje cuyo único recurso, por lo menos al comienzo, de resistencia, es un grado de alienación altísimo: se siente lejos de su propio cuerpo. Sabe dónde está y quién es e incluso qué le están haciendo, pero no siente dolor, cree que su alma está lejos, en brazos de Dios. Además, la segunda persona pone al lector en el lugar de la protagonista inmediatamente y la idea era que se generara empatía. Cualquiera, o casi cualquiera, depende de las vueltas de la Historia -le tocó incluso a reyes- puede ser víctima de secuestro y tortura.

-La elección del vocabulario directo, sin eufemismos, ¿fue intencional?

 (GCC): Sí. Si hubiera utilizado palabras como “laceración” o “objeto punzante” o “vagina” el referente, que es el dolor extremo de la tortura que es la violación, hubiera quedado muy distante y siempre tuve la intención de que se sintiera cercano, casi en la propia carne.
-La primera versión de Le viste la cara a Dios no incluía las ilustraciones de Iñaki. ¿Qué pensás que le sumó haber hecho el cuento en formato de relato gráfico?
 (GCC): La riqueza de otro lenguaje: Iñaki es un gran talento, el supo cómo agregarle, jugando con los planos y la línea, en blanco y negro, por momentos rozanco la abstracción, todo el poder de lo visual. Supo, además, cómo contar el dolor de esta historia sin caer nunca en la pornografía. No es que no podamos hacer una novela erótica, quién sabe, tal vez la hagamos, pero en el caso de Beya hubiera sido una bestialidad.
-En tu relato, la protagonista logra vengarse, pero no recomponerse del todo ¿Pensás que hay una posibilidad de empezar de nuevo para las mujeres que sufren algo tan terrible como la explotación sexual?
 (GCC):No sé: no soy una especialista en estrés postraumático, sólo una escritora. Así que opino medio salvajemente: se me ocurre que dependerá de la contención que reciba cuando salga de ese campo de concentración que es el prostíbulo. Contención de toda índole, sobre todo de parte del Estado: psicológica, económica, educativa, habitacional. Todo eso necesita alguien para recomponerse de algo tan traumático.
-Uno de los lemas que impulsó el caso Marita Verón fue “sin clientes no hay trata”. ¿Adherís? ¿Te gustaría que tu libro sirva como mensaje para generarle consciencia a los consumidores de prostitución?
 (GCC):Me encantaría. De todos modos, esa consigna me suena siempre un poco sospechosa: puede ser que sin clientes no haya trata, pero hay que atacar a los tratantes y a sus cómplices en todos los poderes del Estado. Los “clientes” son unos hijos de puta, por supuesto, unos abusadores seriales. Pero los tratantes y sus cómplices son los autores principales del delito.
-Cuáles son tus tres escritores favoritos?
 (GCC): Uh, es difícil. Tengo muchísimos. Vamos a los más antiguos: Homero, Sófocles y Eurípides.
-Tres libros que recomendarías?
 (GCC): Recomiendo tres nuevísimos, para compensar la antigüedad de la respuesta anterior:
Ladrilleros, de Selva Almada.
El gran surubí, de Pedro Mairal.
El mosto y la queresa, de Mario Castells.

Sobre la autora

Gabriela Cabezón Cámara nació en Buenos Aires en 1968. Publicó La Virgen Cabeza (Eterna Cadencia, 2009) y Le viste la cara a Dios. Es editora de Cultura en Clarín.

Las ilustraciones  de Beya fueron realizadas por Iñaki Echeverría, que nació en Balcarce en 1974. Publicó Negro el 10 en coautoría con Santiago Maisonnave y Muffins. Publica tiras en Página/12 y Fierro e ilustra libros.

 

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Quién se beneficia con las muertes de la ciudad más violenta del mundo

Contar las historias detrás de las violentas muertes que causa el narcotráfico en México es un oficio peligroso. Marcela Turati, una gran periodista mexicana, becaria de la Fundación Prensa y Democracia de México, es una de las mejores cronistas que he leído, por eso elegí la siguiente nota, que publicó en la revista Etiqueta Negra, para compartirles. En esta crónica, Marcel Turati cuenta cómo es el negocio que se arma a partir de las víctimas de la guerra narco que está afectando cada vez más violentamente a su país.

Los buitres de la ciudad más violenta del mundo.

Por Marcela Turati

Cuatro buitres observan atentos el cadáver de un joven asesinado. Mezclados entre los mirones toman notas, se cuchichean frases en clave. Acechan a sus presas: una rubia que llora a gritos al ver el auto rojo rafagueado y el esposo que la abraza fuerte para que no enfrente a los soldados que cierran el paso a donde se desangra su hijo.

El narcotráfico ha convertido a Ciudad Juárez en el lugar más violento del mundo

Los carroñeros siguen expectantes. De pronto, en una jugada arriesgada, el buitre más hábil se adelanta a los demás y se cuela en la escena entre los deudos, charla con un familiar lejano del difunto, comenta algo con el primo; se desliza junto al papá del joven acribillado, le extiende la mano, se presenta. «Funerales Ríos está para servirles», dice mientras le da una tarjeta de presentación decorada con una cruz.
Antes de que el señor reaccione le arranca la promesa de reencontrarlo dos horas después en Averiguaciones Previas, donde –le informa– tiene que identificar el cadáver. Allá intentará cerrar el trato para que su funeraria preste los últimos servicios al joven y ganar una comisión por la venta.

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Grafología Forense: la escritura nos delata

¿Qué se puede deducir de lo que escribe una persona? Muchas cosas. Desde la caligrafía, hasta la estructura de un texto, las frases, las referencias y el estilo pueden delatarnos.

Muchos criminales de todos los rubros han quedado expuestos por sus escritos. Tal es el caso de Ted Kaczynski, conocido como el Unabomber, un hombre que enviaba cartas bomba a distintos puntos de los Estados Unidos. Luego de haber causado terror durante años, Kaczynski decidió enviar un largo manuscrito al New York Times en el que manifestaba su cruzada contra las nuevas tecnologías y prometía dejar de enviar bombas si publicaban su texto. Fue el propio hermano del Unabomber quien reconoció el estilo del texto y alertó al FBI. Kaczynski fue arrestado en 1996.

El escrito les permitió a los investigadores saber muchas cosas sobre este personaje. Tal como cuenta un artículo de la revista Muy Interesante, los lingüistas forenses comparan los escritos con las bases de datos de textos disponibles en busca de hábitos lingüísticos similares. Esto incluye la identificación del vocabulario, argot, jergas profesionales, regionalismos e incluso la puntuación.

En el caso del Unabomber,  el hermano de Kaczynski reconoció una frase que utilizaba muy seguido, entre otros datos del estilo que lo delataban. La frase era “you can’t eat your cake and have it too” (“no puedes comer tu torta y tenerla también”). El dicho en realidad es “You can’t have your cake and eat it too.”  (no puedes tener tu torta y comerla también). Pero su hermano solía decirlo al revés, y eso le llamó la atención, junto a muchas otras similaridades en la forma de hablar y escribir que le hicieron sospechar, para su propia sorpresa, que el famoso Unabomber era Ted.

El grafólogo forense Pedro José Foglia explica que los estudios grafopsicológicos pueden ayudar a detectar intoxicaciones, drogadependecia, alteraciones mentales, violencia y delitos sexuales, entre otras cosas.

Foglia analizó los escritos de varios criminales, conocidos y no conocidos. Entre ellos, los textos de Ted Bundy, el famoso asesino serial. En estos manuscritos, el grafólogo señaló la tendencia a iniciar la formación de palabras con un movimiento recto ascendente, partiendo de la zona inferior, en diagonal, con muchos arpones o ganchos. La interpretación del estilo de escritura es que la persona tiene una actitud combativa, una apetencia por lo hedónico, alejamiento e indiferencia por los que le rodean, agresividad.  Las letras “t” con barras altas y aceradas hablan de una persona autoritaria, soberbia y de personalidad conflictiva.

Foglia describe varios aspectos que pueden identificarse de la escritura de los criminales.

Por ejemplo, los asesinos seriales, suelen tener escritura lenta, pequeña o mediana, horizontal, con oscilaciones y espaciada. Sus textos suelen presentar intervalos en blanco dilatados, movimientos predominantes en curva.

Un abusador, en cambio, según explica Foglia en su libro Grafología forense, tiene una escritura complicada de dimensión sobrealzada, con trazos invasivos en la zona superior e inferior, finales rectos, agresivos, horizontales, descendentes. Presión firme, margen izquierdo pequeño. También suelen presentar algunas anomalías gráficas: temblores, sacudidas, brisados, congestiones.

Este tipo de análisis de la escritura puede hacerse tanto con victimarios como con víctimas. Claro que la particularidad de cada persona puede llevar a diferentes interpretaciones, pero hay algunos aspectos generales que permiten detectar indicios tanto de un comportamiento violento como de una agresión sufrida.

Mirá los gráficos de Foglia que explican algunos de estos aspectos de la escritura:

 

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Lectura recomendada: Diamond Gerace y El Edificio del Sol, de Javier Aguirre

La lectura recomendada de hoy es un libro de Javier Aguirre, periodista, guionista y fundador de la Revista Barcelona. El libro se llama Inspector Diamond Gerace y El Edificio del Sol, de Editorial Galerna. Un policial entretenido, que tiene de protagonista a un detective borracho que sólo manifiesta amor por el brandy.

En una breve entrevista, Javier Aguirre nos cuenta algunos detalles sobre el libro:

Cómo surgió el personaje de Diamond Gerace?
Javier Aguirre: Nació en la revista Barcelona, como una sección fija, en cada número el inspector enfrentaba casos muy breves, de resolución en pocas líneas: enigma-sospechosos-quién fue-cómo lo supo. Así como Barcelona parodia el discurso periodístico, el Inspector Diamond Gerace parodiaba el de los policiales clásicos ingleses y franceses. Habrán sido alrededor de 200 casos, me divertí mucho escribiéndolos, siempre tuvo buena recepción en los lectores de la revista, y me dieron ganas de probarlo en formato de novela corta.

Por qué ese nombre?
J.A: Aunque la primera mirada remite a dos policías reales de un caso famoso, la verdad es que con lo que tiene que ver es con el juego entre el mundo del policial anglo (que resuena en “Diamond”) y la realidad más argentina, real, del apellido de inmigrante italiano “Gerace”. El inspector, en su psicodelia de brandy,  vive y se siente un detective de policial negro, como de serie de TV norteamericana, incluso él habla y piensa como si se tratara de una traducción neutra hecha en un incierto país centroamericano. Pero los demás personajes hablan en “porteño”, puesto que la acción transcurre en Buenos Aires.

Cómo fue el proceso de creación de la historia de la explosión del Edificio del Sol?
J.A: Originalmente era un cuento, que mutó y creció. Quería que el debut novelero del inspector Diamond Gerace fuera grandilocuente, un gran caso, exagerado, excesivo, que justificara el salto de formato. ¿Y qué más grandilocuente que un rascacielos que se viene abajo? Tiene que ver con la locura de las grandes ciudades modernas, donde puede pasar cualquier cosa, pero cualquier cosa: hasta que un rascacielos vuele en mil pedazos. Estas cosas, en la prehistoria no pasaban…

En qué te inspirás para armar los relatos?
J.A: Para mí, el relato policial de ficción es un juego, un entretenimiento. No me interesan la verosimilitud extrema, la oscuridad o el horror, sino la adivinanza: está el caso, están los sospechosos, están las conjeturas… al lector le toca hacer su parte. Y me tiene que resultar divertido a mí. Por eso es que el humor está entrando y saliendo todo el tiempo. ¿Cómo no va a haber humor en un juego, en una adivinanza?

Participaste en la creación de los dibujos? Era así como te imaginabas a Gerace, como queda definido en los dibujos?
J.A: En sus aventuras en la revista Barcelona el inspector nunca había tenido cara, ni imagen alguna, así que fue muy entretenido ver cómo lo imaginó la ilustradora, Daniela Acerbi.  Lo que charlamos era apuntar a los viejos policiales baratos, en los que en cada capítulo había una ilustración, una viñeta de alguna escena.  Creo que los dibujos van muy en sintonía con el tono del libro. ¡Me encanta cómo quedaron!

Pensás hacer una serie de libros que tengan como protagonista a Diamond Gerace?
J.A: ¡Claro! Por eso el título “Inspector Diamond Gerace y el Edificio del Sol”, que abre la puerta al recurso clásico de “Inspector Diamond Gerace y…” tal o cual cosa. ¡Lo que sobran son crímenes!

Por qué la elección de hacerlo un alcohólico empedernido? Te imaginás al inspector dejando la bebida?
J.A: No la puede dejar. El brandy es su diablo, su bastón, su arma secreta, su musa, su guía. Diamond Gerace le entra al brandy como Popeye a la espinaca. Es un bebedor sobreactuado: nadie puede tomar varios litrillos de brandy en una mañana y pretender, no sólo no ir al hospital, sino hasta llevar una vida más o menos normal. ¿Nadie se da cuenta? Es la duda del adicto. Y forma parte de la caricatura del detective del policial negro, ese personaje de impermeable, alcohólico, duro, gris. Sólo que llevado al paroxismo.

Quiénes son tus escritores policiales preferidos?
J.A: ¡Mis Beatles policiales! Arthur Conan Doyle, Georges Simenon, Maurice Leblanc, H.Bustos Domecq (Borges & Bioy Casares), Agatha Christie, Wilkie Collins, Gastón Leroux, Henning Mankell…

Tres libros que pensás que no hay que dejar de leer?
J.A:“Retrato de Dorian Grey”, de Oscar Wilde; “Cuentos sin plumas”, de Woody Allen; “Ficciones”, de Jorge Luis Borges. Y un bonus track: cualquiera de cuentos de Roberto Fontanarrosa.

Sobre el autor:

Javier Aguirre nació en Floresta, Buenos Aires, en 1974. Es periodista y guionista, fundador de la revista Barcelona, donde trabaja. Colabora en Página/12. Es coautor de los libros Diccionario del rock argentino, Ucronías argentinas, El libro negro del Bicentenario y Puto el que lee.

 

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