Cualquiera podrÃa pensar que los personajes que más me gustan son los más conflictuados (incluso los de series, como lo fue Cassie esta semana), y quizás no estarÃa tan errado. Pero existe algo asà como un valor agregado en el hecho de ver a un individuo (en la ficción o no) que lucha contra sus propios molinos de viento. Inevitablemente uno se pone de su lado (y a su lado) en una suerte de encarnación de Sancho Panza (eh…bueno…es viernes, sepan apreciar el divague). Todo esto me pasó con Kym. Más allá de que Anne Hathaway me guste en otro tipo de papeles (como en el de Jane Austen, o incluso en el de El amor y otras adicciones, pelÃcula chata donde ella sobresale de una manera asombrosa), lo que hace en Rachel Getting Married es valiente.
Creo que siempre recordamos a un actor por lo que nos generó en una escena, ese tipo de escenas predestinadas a perdurar. Para mÃ, la escena de Anne es aquella en la que, en la pelÃcula de Demme, se sienta a contar un trauma familiar denso y tortuoso. Su mirada y el temblor de su boca nos hacen querer abrazar a Kym y acompañarla en su cruzada quijotesca. Esa cruzada que implica superarse a sà misma y aceptar que, por momentos, ser la oveja negra, tener un encanto especial, una magia que la hace distinta al resto, no es necesariamente algo malo: es algo de lo que puede, sin lugar a dudas, sentirse muy orgullosa.
Mirá a Anne en una escena de Rachel Getting Married:
¿Cuál es su papel favorito de Anne Hathaway? ¡Buen Finde para todos! ¡Nos vemos el lunes!
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